Por Diego Lynch

El día 7 de mayo del corriente año, cuando finalizaron las vacaciones del calendario universitario, una parte de los estudiantes universitarios retornaron a sus diferentes recintos, pero no asistieron a clases, sino que inmediatamente se unieron a las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega, en apoyo de quienes se habían refugiado en las instalaciones de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI).

Posteriormente, otro grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) decidieron tomarse el Recinto Rubén Darío (RURD) en Managua, exigiendo el respeto a la autonomía universitaria y la renuncia inmediata de todos los dirigentes burocráticos de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), quienes son fieles servidores de Ortega y además viven del presupuesto que el Estado otorga a las universidades.

Ante la inminente generalización de la lucha hacia los colegios de secundaria, obligó al gobierno a ordenar a las autoridades universitarias a suspender de manera indefinida las clases. La Universidad Centroamericana (UCA) recibió amenazas y los jesuitas decidieron también suspender clases, pero por motivos diferentes: para garantizar la seguridad de sus estudiantes. El resultado fue que se inició la desmovilización general del sector juvenil, que ha sido vanguardia de la lucha democrática.  Una parte de esa vanguardia quedó, contradictoriamente, aprisionada en las tomas de la UPOLI y la UNAN-Managua. El gobierno aprovechó la desmovilización de las masas estudiantiles, para iniciar ataques selectivos contra los principales dirigentes, rodeando y cercando los recintos tomados.

Tres meses de larga lucha

Los estudiantes que estuvieron en las tomas de la UPOLI (fue abandonada por la labor destructiva de los infiltrados) y en la UNAN-Managua, lograron resistir un sinnúmero de ataques durante casi tres meses. El asedio gubernamental se realizó mediante ataques armados: balazos, explosiones, etc. Estos ataques nocturnos tenían el objetivo de desgastar física, psicológica y emocionalmente al destacamento de vanguardia que encabezaba las tomas. A muchos nos tocó ver morir a nuestros compañeros, otros fueron secuestrados y encarcelados. Los infiltrados reunían la información que permitía ataques precisos, en los lugares más vulnerables. Con ello crearon condiciones para el asalto final.

Mientras se iniciaba una negociación para entregar las instalaciones, el gobierno arrogante quiso hacer una salvaje demostración de fuerza. Fue así que llegó el criminal ataque del fatídico viernes 13 de julio, la vanguardia estudiantil debió replegarse en desorden, hacia una Iglesia, bajo la incesante lluvia de balas. La dictadura Ortega-Murillo quiso escarmentar a los estudiantes universitarios. Desde entonces, tenemos una situación dolorosa: una parte de los estudiantes esta desmovilizada, otra parte, la dirigencia, está siendo perseguida, encarcelada y enjuiciada penalmente. Una situación de repliegue total del movimiento estudiantil, ese mismo movimiento que demostró ser capaz de derrotar a la corrupta dirigencia de UNEN.

Gobierno llama a reiniciar clases, pero …

Con el afán de crear la sensación que Nicaragua ha vuelto a la normalidad, el gobierno Ortega-Murillo ordenó la reanudación de clases, pero esta orden no se ha cumplido. En la UNAN-León, una parte de los estudiantes se declaró en rebeldía, salieron a marchar a las calles, y las clases no se han podido normalizar. La mayoría de las aulas permanecen vacías.

Lo mismo ha ocurrido en otros recintos de la UNAN a nivel nacional, muchos estudiantes no asisten en solidaridad con los compañeros muertos o perseguidos, otros por temor a los ataques de la Juventud Sandinista y de la cúpula de UNEN.

Vencimiento del mandato de las autoridades de la UNAN-Managua

En la UNAN-Managua se vive una situación particular. El mandato de las actuales autoridades finalizó el mes de mayo, cuando estaba el pico más alto del ascenso estudiantil. El RURD estaba tomado, y por la tanto no se podía hacer la elección de nuevas autoridades. El 28 de Julio, días después del criminal desalojo de los estudiantes, la rectora Ramona Rodríguez fue nombrada nueva presidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU), el organismo que administra el 6% del presupuesto nacional para las universidades, en sustitución de Telémaco Talavera, se realizó cuando ya se la había vencido el periodo para la que fue nombrada.

Con justificada razón, el dirigente estudiantil Jonathan López declaró que “ese es el pago que se le está dando a Ramona Rodríguez por haber permitido el ataque a los atrincherados en la UNAN-Managua” (END, 28/07/2018)

La elección de nuevas autoridades, cuyos mandatos se vencieron en mayo de este año, no podían ser electas, no por los efectos de la toma del RURD; sino porque también se les había vencido el periodo a los corruptos dirigentes de UNEN. La UNAN-Managua quedo acéfala en medio de la toma.

Conforme el artículo 38 de la Ley No 89, Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior, primero se deben elegir los Consejos de Facultad, mediante un Asamblea Electoral “compuesta por todos los profesores titulares, asistentes, auxiliares y adjuntos de la respectiva Facultad, que le dediquen a la Universidad al menos un cuarto de tiempo, tres directivos del Seccional del sindicato de Trabajadores no Docentes, los representantes estudiantiles de grupo de la respectiva Facultad, los Presidentes estudiantiles de Escuela y el Presidente estudiantil de la Facultad”.

En pocas palabras, deben participar profesores, sindicato de trabajadores, y los representantes estudiantiles. Muchos profesores de la UNAN-Managua no han estado de acuerdo con la represión del 13 de julio, existe mucho malestar porque los docentes consideran que se han violentado flagrantemente la autonomía universitaria, por el hecho que un ejército de paramilitares agredió a los estudiantes, matando a varios, y tomó el control de la universidad.

La mayoría de los estudiantes está en contra de los corruptos dirigentes de UNEN. Al vencerse el periodo de estos, lo más lógico es que los estudiantes iban a elegir nuevos dirigentes, y a crear nuevas organizaciones estudiantiles. Existe un vacío de autoridades dentro de la UNAN-Managua. Ramona Rodríguez ya no es rectora, tampoco puede ser presidenta del CNU.

Para que Ramona Rodríguez puede reelegirse como rectora de la UNAN-Managua se requiere primero la conformación de los Consejos de Facultad, después la conformación del “Colegio Electoral para la elección del Rector y del Vice-Rector General el que estará integrado por los miembros propietarios de cada uno de los Consejos de Facultad de la Universidad y el Presidente estudiantil de la Universidad o Recinto y el Secretario General del Sindicato de Trabajadores no Docentes”.

Ramona Rodríguez ha encabezado una cacería de brujas contra docentes que han estado apoyando o han manifestado simpatías por la lucha estudiantil, iniciando una ola de despidos que violentan la estabilidad en el trabajo que contempla el Convenio Colectivo, y los derechos adquiridos conforme las leyes laborales. La razón es muy sencilla: no quieren que los estudiantes voten a favor de estos docentes.

Ahora tiene más sentido comprender porque, a pesar que los estudiantes estaban dispuestos a devolver las instalaciones, se produjo el criminal asalto del 13 de julio en la UNAN-Managua. La dictadura Ortega-Murillo sabían que no podían reelegir en los cargos a los militantes del FSLN, porque tiene a la mayoría de los estudiantes en contra. Por eso necesitaban retomar la UNAN-Managua sin oposición estudiantil, ni oposición de los profesores dignos, para proceder a organizar en las sombras las elecciones de autoridades y las elecciones estudiantiles, sin la presencia de la mayoría de los estudiantes.

¿Es conveniente regresar a clases?

Esta es una pregunta que se hacen muchos estudiantes. Unos se preocupan por el año lectivo, otros porque sienten que se ha bajado la lucha contra la dictadura, y que es necesario hacer algo. Otro grupo, los que estuvieron involucrados en las marchas y tomas, temen, con justa razón, las posibles represalias en su contra.

Si las aulas permanecen vacías, la UNEN va a organizar elecciones fraudulentas en todos los recintos. Sin estudiantes que se les opongan, se van a despachar con la cuchara grande. Por eso, aunque el gobierno ha dicho que deben reiniciarse las clases universitarios, tenemos la sospecha que en el fondo quieren lo contrario, por algún tiempo más. La dispersión de los estudiantes es, por el momento, un factor que favorece a la dictadura.

Evidentemente que, si la mayoría de los estudiantes tomase la decisión de regresar a clases, se debe estar claro que es para dar una pelea contra los burócratas corruptos de UNEN, para democratizar al movimiento estudiantil, y para reagrupar a los estudiantes con el objetivo de retomar las movilizaciones en las calles.

Es necesario discutir si es conveniente regresar a las universidades o no. La respuesta no es fácil, porque hay fuertes argumentos a favor y fuertes argumentos en contra. La única manera de superar las dudas es organizar grupos de discusión, recontactar a todos los compañeros dispersos, e incorporarlos a esta vital discusión, para tomar las decisiones más acertadas.

Debemos discutir y tomar una decisión rápida, el tiempo apremia.


Por Sebastián Chavarría Domínguez

El acto de celebración del 19 de julio, fecha de la victoria popular contra el somocismo, esta vez adquirió una connotación especial: Daniel Ortega, el gran usurpador, el gran sepulturero de la revolución de 1979, lució victorioso, rugió y amenazó en su discurso, después que su pequeño ejército de paramilitares enmascarados había masacrado a los luchadores democráticos, quienes luchaban desarmados, destruyendo tranques y barricadas.

El cambio en la correlación de fuerzas, impuesto a balazos, ha sido aprovechado por el gobierno para reagrupar a las bases del FSLN, iniciando marchas y caminatas por todo el país, intentando retomar la iniciativa política, pero a duras penas solo logran movilizar a su voto duro y a los empleados públicos que por temor a perder su trabajo asisten a dichas movilizaciones.

Una fase de reacción

Se ha cerrado, al menos temporalmente, la fase de ascenso revolucionario de las masas que, con sus oscilaciones, se inició después de la masacre estudiantil del 19 de abril. Al no poder contener la creciente insurrección desarmada, el gobierno Ortega-Murillo utilizó métodos de guerra civil contra las masas desarmadas, obligándolas a retroceder y replegarse.

En los hechos, se impuso un Estado de Emergencia, se suspendieron casi todas las garantías constitucionales y derechos fundamentales, pero sin emitir el Decreto respectivo para no arriesgarse a sufrir un mayor aislamiento en el plano internacional. El gobierno no tuvo necesidad de recurrir formalmente al Ejercito Nacional, sino que improvisó la creación de un instrumento criminal con el ejército móvil de paramilitares encapuchados, siendo muchos de ellos militares en retiro que conforme la legislación nicaragüense siguen siendo parte de las fuerzas armadas

Las gigantescas marchas opositoras fueron dispersadas a balazos, ya no hay tranques y barricadas, ni universidades tomadas por los estudiantes. El gobierno Ortega-Murillo se ha apresurado a cantar victoria, todo “ha vuelto a la normalidad”, “los golpistas han sido derrotados” exclama Rosario Murillo en sus solitarias letanías diarias. Se ha restablecido la normal circulación por las carreteras, bajo la mirada amenazante de los encapuchados, el terror impuesto surtió el efecto deseado.

Linchamiento judicial

Es importante comprender que se ha abierto una fase de retroceso temporal de la lucha de las masas, de profunda reacción, donde la contrarrevolución se enseñorea por las calles de Nicaragua, caracterizada por una feroz persecución contra los principales líderes estudiantiles y populares, obligándolos a pasar a la clandestinidad o irse al exilio, los que son capturados no solo son golpeados y torturados, sino que sufren un linchamiento judicial. Todo esto ocurre en presencia de las delegaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que, aunque no puede contenerlas, al menos si puede registrar y documentar las violaciones de los derechos humanos.

Los casos más emblemáticos son los de los líderes campesinos, Medardo Mairena y Pedro Mena, y de Cristian Fajardo y su esposa Maria Adilia Cerrato, líderes del Movimiento 19 de abril en la ciudad de Masaya, todos acusados de terrorismo y otros delitos igualmente inventados. El sociólogo Oscar René Vargas tuvo que esconderse ante la búsqueda de la Policía Nacional, solo por expresar sus análisis en público. El control absoluto del poder judicial se ha convertido, desde el pacto Alemán-Ortega en 1999, en el principal instrumento de poder y represión de la nueva dictadura. Los formalismos de la democracia burguesa ya no existen en Nicaragua. La dictadura Ortega-Murillo amenazó con represalias a todas las embajadas acreditadas en Managua, si otorgaban asilo o protección diplomática a los perseguidos. Todos los gobiernos aceptaron el ultimátum de la dictadura, por esta razón, a pesar de la inclemente represión, no hay un solo asilado en Managua.  Por esta misma causa, Carlos Mejía Godoy, el gran cantor de la revolución de 1979, tuvo que exilarse en Costa Rica, para evadir las constantes amenazas de muerte.

Una fase de represión y resistencia

Sin embargo, es importante diferenciar la esencia de la apariencia. Tenemos la ilusión óptica, muy dolorosa, por cierto, de una pírrica victoria de la dictadura sobre las masas. Esa es la apariencia, porque en la realidad está ocurriendo otro fenómeno: a pesar de tener más de 450 muertos y casi igual cantidad de desaparecidos, esta enorme sangría no ha significado la derrota o el aplastamiento de las masas, sino que, independientemente del terror impuesto, continúan los brotes de resistencia en todos lados.

Casi todos los días hay pequeñas marchas en los pueblos y ciudades, con un volumen menor de marchistas que en el periodo anterior, pero estas nuevas marchas, que desafían al terror, constituyen los embriones de la resistencia que por el momento es reducida, pero que amenaza con convertirse nuevamente en manifestaciones multitudinarias contra la nueva dictadura.

Efectos colaterales: se agudiza la crisis económica

La situación en Nicaragua ya no volverá a ser la misma. El largo romance entre el gobierno y los empresarios del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) había llegado a su fin con la reducción de los ingresos del convenio petrolero con Venezuela. El pastel se había achicado desde el año pasado, “ya no había cama para tanta gente”. La crisis del INSS fue el detonante, pero en realidad la crisis económica se venía gestando en el periodo anterior.

El diputado Jacinto Suarez, miembro del circulo de hierro de la dictadura, reconoció sin ambages que: “(…) aquí vino mucha plata por parte de Venezuela. (…) Era un trato preferencial que le dio mucho dinero a la oligarquía. En el caso del ganado y de la carne, ese contrato terminó a comienzos de este año. Se agotó. Ya no venden nada. Toda esa plata que les estaba produciendo se cayó producto de la situación venezolana y, con ello, la alianza que tenían con el Gobierno nicaragüense”. (El Faro, 06/07/2018)

Según el Banco Central, antes de la rebelión de abril, el gobierno había calculado una irreal tasa de crecimiento entre 4,5 y el 5%. El pico más alto de la rebelión estudiantil y popular se produjo en los meses de abril y mayo, en un punto muerto de la economía, porque el ciclo agrícola comienza a finales de mayo e inicios de junio. No obstante, la insurrección popular fue un cómodo pretexto para desinflar de una vez por todas el globo de la economía. La proyección de la tasa de crecimiento se redujo drásticamente. El 21 de mayo, cuando solo habían transcurrido 34 días de crisis, la proyección de crecimiento se redujo al  3 y 3.5 por ciento; el 27 de junio, tras 71 días de rebelión, el Banco Central la rebajó a entre 0.5 y 1.5 por ciento. Lo anterior implica una tasa de crecimiento de casi cero. Los problemas de la nueva dictadura están apenas comenzando.

Ovidio Reyes declaró que “El crecimiento del PIB lo estamos estimando en 1.0 por ciento, un rango entre 0.5 por ciento y 1. 5 por ciento de crecimiento, como les decíamos, después de haber esperado un 4.9 por ciento. Y la pérdida asciende a 13,548 millones de córdobas, esto significa 430 millones de dólares de pérdidas a la economía. Entonces, el daño es global, que hemos estimado nosotros para el año 2018”. (La Prensa, 28/06/2018)

La crisis ya venía desarrollándose y la insurrección popular lo que hizo fue poner al descubierto el maquillaje que el Banco Central había hecho sobre las cifras económicas. Incluso, si hubiese existido un bienestar económico, como aseguraba el gobierno, probablemente la insurrección no se hubiese producido. Fue la combinación de factores económicos y políticos lo que produjo el estallido de la insurrección popular.

Represión contra médicos y plan de ajuste contra empleados públicos.

La cuenta regresiva de las finanzas públicas ha comenzado. El despido masivo de médicos en el Hospital Escuela de León y en otras ciudades, bajo el pretexto de curar y atender a los rebeldes heridos, destapó el viejo plan del Ministerio de Salud (MINSA) de reducir la planilla estatal en el área de salud. Este plan de ajustes había sido planificado para ejecutarse de manera gradual en todo el Estado, pero la insurrección popular precipitó los acontecimientos.

Ahora se utiliza la fidelidad política al FSLN como filtro para decidir quién se queda trabajando y quien será despedido, pero todo esto parte del mismo plan global de reducción de la cantidad de empleados públicos. Los despidos son extensivos a las alcaldías. Con ello de desnuda la nueva dictadura: las instituciones del Estado, el Ejército Nacional y la Policía Nacional están en manos del FSLN.

La ruina de los pequeños negocios

Lo más dramático de la actual crisis económica es la ruina de decenas de miles de pequeños negocios. El Estado de Emergencia en los hechos, el terror impuesto por las noches, ha hecho quebrar a miles de pequeños bares, restaurantes, almacenes y talleres, porque el consumo se ha restringido abruptamente.

Las bancos y financieras han tenido que tomar medidas de emergencia, dispensando intereses moratorios, porque miles de clientes han entrado en mora. La economía es una bomba a punto de estallar: aumento del desempleo, recesión económica y ruina de decenas de miles de pequeños negocios.

Se mantiene el rechazo al gobierno Ortega-Murillo

A pesar de la propaganda gubernamental que todo antes iba de maravillas, la mayoría de las personas están indignadas con las masacres y solo esperan la oportunidad para manifestar su repudio contra el gobierno, el cual se encuentra aislado a nivel nacional e internacional, con un creciente déficit fiscal y con una crisis económica que no puede revertir.

Las condiciones objetivas maduran para provocar un nuevo estallido social. Es cuestión de tiempo, no sabemos cuándo será, pero todos los síntomas están ahí presentes.


Por Melchor Benavente

La llamada lucha contra el terrorismo sigue de moda. Ahora le tocó el turno al dictador Daniel Ortega, quien mandó a aprobar una ley contra la financiación del terrorismo en tiempo record. La Ley No 977, “Ley Contra el Lavado de Activos, el Financiamiento al Terrorismo y el Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva” fue aprobada en menos de una semana, ya fue publicada en La Gaceta, está vigente.

Control estricto y amanezas sobre las ONG

Su nombre rimbombante oculta muchas disposiciones legales cuyo principal objetivo es criminalizar la protesta social y mantener a mecate corto a los ONG que han jugado un papel relevante en la enorme protesta social que termino en un proceso insurreccional. Bajo el pretexto de combatir el terrorismo se aplicarán mayores medidas de control financiero sobre los “organismos sin fines de lucro (OSFL)”, es decir, sobre las ONG, creando un nuevo concepto legal que antes no existía.

Nuevos tipos penales

Además, y esto es lo más grave, reformó las definiciones anteriores sobre los tipos penales relacionados con el terrorismo, creando nuevas definiciones sobre “terrorismo” y “financiación del terrorismo”.

La Ley No 977 reformó el artículo 394 del Código Penal sobre la definición de terrorismo: “Quien individualmente o actuando en conjunto con organizaciones terroristas realice cualquier acto destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a cualquier persona o a destruir o dañar bienes o servicios públicos o privados, cuando el propósito de dichos actos, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población, alterar el orden constitucional u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo, será sancionado con pena de quince a veinte años de prisión."

Cualquier lucha social que pretenda que el gobierno cambie una medida o una decisión, es catalogada como acto terrorista. Incluso, a como quedó redactado, un pleito de vecinos puede ser un acto terrorista, lo mismo una marcha de protesta contra el gobierno o una petición puede ser considerada un acto de terrorismo

Cualquier persona que realice cualquier acto destinado a causar la muerte o lesiones graves a otra, ya es un terrorista. Lo anterior implica que, si en una marcha que es atacada por paramilitares, los marchistas se defienden a pedradas, estos son considerados terroristas. Si en el intercambio de garrotazos y pedradas, un policía sale herido, entonces a los marchistas les aplicaran penas de 15 a 20 años de prisión.

La reforma del artículo 395 del Código Penal creó nuevas definiciones sobre la financiación del terrorismo, pero lo que más sobresale es un párrafo que dice lo siguiente: “(…) Para que un acto se constituya en financiamiento del terrorismo no será necesario que los fondos se hayan usado efectivamente para ejecutar los propósitos numerados en el párrafo anterior, ni que los fondos estén vinculados a un acto terrorista específico. (…)”

Lo anterior implica que los fiscales y jueces pueden iniciar causas penales, aunque el dinero utilizado no haya servido para cometer los presuntos actos terroristas. Los juristas llaman a esto un tipo penal abierto, con eso pretende la dictadura orteguista atemorizar a los ONG y detener la rebelión en su contra.


Por Leonardo Espinoza

Los días viernes 13 son de mal augurio, un presagio de que cosas malas que pueden ocurrir. Nosotros, los estudiantes atrincherados en la UNAN Managua, la tensión que ocasionaba el hostigamiento de los paramilitares nos habían vuelto un poco supersticiosos. Sin saberlo, las tradiciones de nuestro pueblo se hacían presentes en los compañeros que hacíamos guardia en las barricadas. Personalmente no me considero crédulo, y me he negado a creer que el destino fuese gestado por algunos artilugios que administren el devenir. Sin embargo, como se ha afirmado tantas veces, la realidad supera a la ficción, debo añadir yo, con muchas creces.

La noche anterior a ese dantesco viernes 13, muchos compañeros nos habíamos reunido en una sala. Se había vuelto una buena costumbre, platicábamos los problemas que se gestaron en más de 2 meses de protestas. Recuerdo esta conversación por una sencilla razón, muchas cosas de esa charla se verían plasmadas ese fatídico viernes 13. Uno de los chavalos, que no estaba atrincherado pero que nos apoyaba, nos decía: “fue un error irnos contra el gobierno, nuestra lucha es contra UNEN”. No pasaron ni dos segundos cuando nuestros rostros se nublaron: “loco, aquí estamos por cosas que van más allá de los problemas de nuestra universidad”. Los presentes asintieron en su mayoría, y James continuó: “si le preguntamos a todos los presentes en la toma, ninguno dirá que están aquí por luchar solo contra UNEN, estamos aquí porque ese dictador no escucha a su pueblo, ese hijueputa es un asesino, tenemos que cambiar el país, debemos luchar contra la dictadura, aunque muramos. Estoy dispuesto a dar la vida por Nicaragua, pero que sepa que este hijueputa va a caer” La emoción se extendió en la mesa, me levanté a buscar un vaso de agua, escuché como otro compañero, al que le llamábamos el Troll, alzaba una mano y ponía las cosas en perspectiva: Pero muchachos, ¿estamos claros que jugamos contra el reloj?

El silencio no se hizo esperar, todos sabíamos que al igual que el mito griego de Cronos y su prole, el tiempo nos estaba devorando. Las caravanas de la muerte recorrían el país, habían masacrado compañeros por toda Nicaragua. En Carazo, compañeros con la voz hinchada de indignación, relataban su tragedia, ya estaban en la clandestinidad. En Nicaragua, la dictadura no perdona ser joven y levantar la voz, menos la búsqueda de una sociedad en que todos tengamos derecho a opinar. Todos sabíamos de primera mano que la dictadura no nos iba a perdonar nuestra rebelión, que cobraba caro, y nos cobró la vida de muchos jóvenes, mujeres y hasta niños. De a poco esa charla se tornó acalorada, el fervor de la lucha estaba presente, sin embargo, yo sabía que nos estaban cercando y la tendencia estaba cambiando, pero no era sólo yo, todos lo sabíamos, pero no queríamos romper con nuestros ideales. Así fue que una compañera, respiró profundo y nos dijo: “hay que tomar los toros por los cuernos, no le demos mas vueltas al asunto” y pregunto: “¿si hoy nos atacaran cuanto tiempo podríamos resistir?”

La mirada de la Ale era honesta, tiró a la mesa aquella verdad que, como una granada a punto de explotar, todos deseábamos sortear. Por gracia, o mejor dicho, por desgracia, me había tocado lo peor de los ataques en esos meses. Recordé, a Pata, al Chele, al Flaco, a los doctores y tantos chavalos más. Todos habíamos dado cuanto teníamos intentando defender la toma del recinto. Antes de esto, ninguno había escuchado el gemido de una bala, menos de un AK 47, fue el dictador y su sequito quienes nos mostraron lo inexpugnable que es la muerte. Nos enseñaron que para sortear las balas había que tirarse pecho a tierra, que teníamos que hacer barricadas para sortear un fusil, que el sonido de un fusil AK 47 es diferente al de un dragonov, que usaban los francotiradores. Eran como la muerte que pasaban susurrándote al oído y congelándote el alma.

Por eso entendí que las palabras de la Ale nos llevaban a la realidad. James contestó: “podremos aguantar muy poco, hay pocos morteros y aunque demos todo, no podremos aguantar más de tres horas”. ¿Más de tres horas?, se levantó casi riendo otro chavalo, que dijo: “cuidado poco menos de media hora”. El romanticismo chocaba con la realidad, ya era hora de tomar medidas para buscar la integridad física de todos los compañeros. Ese viernes 13 hubo reuniones importantes.

La mañana estaba soleada. Como era costumbre, dormimos poco, las noches eran eternas a la espera de algún ataque. Muchos líderes de facultades nos congregamos para discutir la posible entregar el Recinto, terminar con la toma e incorporarnos a las marchas callejeras. La tarea era una odisea, ya que tendríamos que convencer a nuestros compañeros y a nosotros mismos que aquella decisión era correcta. La prioridad era que todos los atrincherados saliesen con vida, replanteándonos la lucha en otros espacios. Éramos conscientes de los problemas organizacionales y de seguridad que significaba tomar esa decisión. A las once de la mañana, comenzamos a conversar el principal problema: la seguridad de todos los atrincherados. Uno de los principales problemas que debíamos resolver era como luchar contra la persecución sistemática que el gobierno desataría contra nosotros. En ese momento mi mente viajó en el tiempo. Era como un cuento, nunca nos había tocado vivir eso, nuestros padres o abuelos contaban como era un delito ser joven en la época de Somoza. La historia se repite, pensaba, con Daniel Ortega, el hijo ilegítimo de Somoza.

Una noche a nuestro grupo, dentro de la rotación, nos tocó hacer guardia en la rotonda Rigoberto López Pérez. Los chavalos y chavalas miraban la estatua y preguntaban ¿quién era ese hombre inmortalizado? La repuesta era sencilla, sin embargo, pero muy extensa. Muchos quedaron perplejos. Al rato, Jorge leía un fragmento del poema transcrito en un pilar, aquel que el asesinado Edwin Castro, el padre del abyecto del sempiterno diputado del FSLN, Edwin Castro,  le dedicó a sus hijos. Nadie entendía a Edwin Castro hijo, cómplice de este terror junto al dictador. Nos costaba entrar en esa mente tan ruin, a la que su padre le dejó estas hermosas estrofas: “Mañana, hijo mío, todo será distinto. Sin látigo, ni cárcel, ni fusil que supriman las ideas.

Al final es el dinero, los privilegios, los viajes, la pleitesía, no dejan de ser millonarios y su dinero depende del Estado, dijo con voz aguda 07. Pasada la madrugada, una lechuza rompió el silencio de la noche, surcó aguda con su graznido, un chavalo se levantó asustado y dijo: “¡hay que correrla! ¡hay que putearla!”  Nadie la paró bola, en buen lenguaje nica. Sin embargo, le pregunte ¿que pasaba si no la corres, si no la puteas?. Habrá un muerto, me dijo muy triste. Ese misma noche murió asesinado Chester, que cometió el atroz delito de darle de comer a un indigente mientras pasaban los perros de Herodes. Lo cazaron rápido y sin piedad alguna.

 Aquellas dos reuniones las recordaré por mucho tiempo. Las cosas estaban aclarándose por si mismas. Caminábamos a la reunión con los enlaces de la comisión de verificación y seguridad, con la cual estábamos negociando la devolución de los edificios de la UNAN, pasamos por unas muestras de rocas y Hermes, con aquella sonrisa sarcástica tan propia de él, miró una muestra: “ese es el famoso diamante que UNEN y el gobierno dicen nos robamos”. ¡Queee! ¿hay un diamante aquí? – “Ese es, niño ese es un diamante en bruto, no está pulido, ahí está ese jodido” – Nunca había visto un diamante, así que perdí valiosos minutos, y efectivamente ahí estaba, tan inerte, sin vida, sin valor para mí.

La jornada de trabajo era fuerte, había tantas dudas, al fin y al cabo, la experiencia solo la da el tiempo, y a todos los presentes sintetizamos años en solo tres meses. Preparábamos una asamblea general de los atrincherados para decidir si abandonaríamos la toma o no, preparábamos nuestras posiciones individuales, pero también preparábamos el dialogo con las mal llamadas autoridades, porque la autoridad la habían perdido desde que vendieron su dignidad por un salario, por dinero vestido de sangre, cuando vendieron lo más valioso de una universidad, su razón de ser, los universitarios, al cadáver fétido del dictador Ortega.

La china preguntó a uno de los enlaces, ¿Quién nos asegura que ellos cumplan y no nos ataquen en tanto abramos  la mesa de negociación con las autoridades? Notamos como Oli se acomodaba dónde estaba sentada, nos miró, movió los brazos y puso mucho énfasis al hablar: “ellos están dispuestos a matarlos y sacarlos a balazos, no respetan nada, ni a los curas, quieren conservar el poder y sus privilegios a toda costa, en este momento cancillería sabe que estamos aquí y es probable que no ataquen, pero les quiero dejar claro que no hay garantías de nada”. Oli fue sabia al no empeñar su palabra por alguien que no la tiene. Media hora habría transcurrido cuando aquel sonido tan común para nosotros se alborotaba cuan avispero. Comenzó el ataque, aquel ataque fatídico del viernes 13 de julio. Comenzó con una batería corta de AK 47, luego me daría cuenta que las transmisiones de televisión habían sido quitadas para que nadie se diese cuenta del genocidio que intentaban perpetrar. Los chavalos que estaban en las barricadas salieron a defender, mortero en mano repelieron el ataque de manera, gallarda, pero cronos nos cobraba, era cuestión de tiempo. Los francotiradores, que ya estaban apostados tiraban sus incandescentes y crueles saetas, los tiros de AK 47 y M16 pasaban por todos lados, las balas de los Dragunov silbaban y no respetaron vidas. Lo que tanto temíamos y discutíamos ya se estaba gestando: los morteros no compiten con armas de repetición y menos con esa batería pesada de lo viles cobardes que se vanagloriaron de vencer a estudiantes armados de valor con morteros y unas cuantas armas hechizas, las que en su mayoría no funcionaron. Valientes fueron los estudiantes y jóvenes que no se rindieron y tuvieron que replegarse para dar la lucha mañana.

La orden de replegarse se dio con dolor, pero fue necesaria. En ese momento se impuso una retirada, se  intentó salvar la vida de todos los que estábamos en el recinto,. En medio de la balacera, como toda Nicaragua sabe, buscamos refugio en la Iglesia de Jesús de la Divina Misericordia, la que no fue respetada por las hordas sanguinarias del dictador, sedientas de mancillar el valor de esta juventud que ha dado nuevos brillos y gloria a la historia de Nicaragua. La iglesia fue ametrallada de manera inclemente, fuimos rodeados toda la noche, cercaron al área para que no pudiésemos escapar. Las gestiones de la Iglesia Católica y de la CIDH permitió que pudiésemos salir con vida. Hoy, los que salimos vivos y no fuimos apresados, estamos en la clandestinidad. La Policía nos busca por todos los rincones, quieren montar una venganza judicial. Sin embargo, jamás nos sentiremos derrotados, aún corre por nuestra sangre la nueva Nicaragua, que tiene la fragosa necesidad de saber que luchamos contra un engendro igual al somocismo. Seguiremos luchando hasta que esta pesadilla de la dictadura orteguista termine.

 

Por Orson Mojica

El pasado 19 de julio se celebró en Nicaragua el XXXIX aniversario de la insurrección popular sobre la dictadura de Somoza, acontecimiento que abrió la posibilidad de liberar y reunificar la dispersa nación centroamericana bajo un estado federal socialista. Actualmente todos los activistas de izquierda coinciden en afirmar que la revolución iniciada en 1979, ya no existe, pero son muy pocos los que discuten las causas de semejante fracaso. La ofensiva permanente del imperialismo y de los capitalistas contra los trabajadores tiene el objetivo, entre otros, de borrar de nuestras mentes la experiencia acumulada. Por esta razón hemos considerado conveniente abrir una discusión sobre cómo y por que fue derrotada la revolución nicaragüense y centroamericana, para que la nueva generación de revolucionarios aprenda esta dura lección, que costó tanta sangre y sacrificios.

Leer más…NICARAGUA: 39 años después, ¿Cómo y por qué fue derrotada la revolución (1979-1990)?

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