Por Diógenes Castillo

Los días 18, 19 y 20 de abril del 2018 quedarán registrados en la historia como el periodo en que el gobierno Ortega-Murillo realizó una espantosa masacre, para contener el levantamiento popular en su contra. Si bien es cierto que los asesinatos de los francotiradores lograron contener por algunos días el empuje de las masas en lucha, el proceso insurreccional se reanudó después de la masiva marcha nacional del 9 de mayo.

El catalizador: la represión gubernamental

La represión gubernamental, sea por medio de las tropas de la Policía Nacional o por medio de las fuerzas de choque del FSLN, ha sido el elemento catalizador. Cada oleada de asesinatos y represión realizados por el gobierno, ha desatado una repuesta más poderosa del movimiento de masas, reiniciando con ello el proceso insurreccional que fue contenido momentáneamente, a sangre y fuego, en abril.

A este intenso proceso de levantamiento popular le hemos denominado la “insurrección desarmada”. Se caracteriza por una incorporación masiva de importantes destacamentos de la juventud (estudiantes y jóvenes de los barrios), que han roto el control vertical de las organizaciones sandinistas, y son apoyados por vecinos y familiares, quienes se toman las calles, levantan barricadas, brindan solidaridad a los familiares de las víctimas, organizan una cocina popular, y cierren filas contra las embestidas de la Policía y las fuerzas de choque.

Una insurrección desigual

A pesar del vigoroso levantamiento popular, en realidad las masas se enfrentan desarmadas, con el pecho descubierto, contra las balas asesinas.  A esto se debe el elevado número de víctimas (ya superan los 120 muertos) y de heridos (más de 1,000) Retomando un poco las tradiciones de la insurrección contra Somoza en 1979, rápidamente los jóvenes comenzaron a fabricar morteros, incluso algunas armas hechizas (que nunca superaran a las armas convencionales).

Este proceso insurreccional es desigual, es decir, no es general en todo el territorio nacional. Los focos más álgidos se concentran en las ciudades de la costa del pacifico. Antiguos bastiones del sandinismo, como Masaya y León, se han rebelado. La marcha del 20 de mayo el León, contra el gobierno Ortega-Murillo, fue apoteósica. La insurrección del barrio indígena de Monimbó, en Masaya, es la vanguardia del proceso insurreccional. En Masaya, por la intensidad de los combates, se han desarrollados comités que asumen funciones de doble poder, ante el repudio de la población a las instituciones del Estado. Masaya sigue siendo la excepción a la regla, debe convertirse en la regla general, para que triunfe el levantamiento popular.

Estelí, en la zona norte, antiguo bastión del sandinismo, también se ha sublevado, aportando una dolorosa cuota de muertos y heridos.

En Managua, donde se han producido 4 enormes marchas masivas (23 y 29 de abril, 9 y 30 de Mayo), el levantamiento se concentra alrededor de los recintos universitarios. En el día, la capital muestra cierta normalidad, rota por los adoquines de las barricadas que han sido destruidas, pero por la noche las calles están vacías, los negocios y bares sin clientes, predominan el temor y la cautela ante el accionar de las fuerzas de choque que se movilizan en las camionetas gubernamentales

La zona oriental, compuesta por los departamentos de Masaya, Carazo, Granada y Rivas, desarrollan un proceso mas o menos general, con algunos ritmos diferentes.

La zona central, que comprende los departamentos de Boaco y Chontales, antiguos baluartes el ejercito contra, contradictoriamente, no se han levantado probablemente porque la mayoría de la población rechaza al gobierno, pero es la zona donde han proliferado los tranques.

Los tranques: bloqueo de carreteras

Durante el mes de mayo, se desarrollaron tranques en casi todas las principales carreteras. Estos bloqueos no son totales, sino parciales. Los muchachos y la población que les apoya, dejan pasar los vehículos particulares y de carga, cada cierto lapso de tiempo, causando inconformidad en algunos y alivio en otros. Estos tranques flexibles explican porque los mercados y supermercados permanecen abastecidos. A veces esta percepción de normalidad va en contra del impulso mismo del levantamiento popular.

Los tranques más masivos e importantes se han instalado en la carretera al Norte y al atlántico, en los municipios tradicionalmente anti sandinistas. En algún momento, los tranques se convirtieron en símbolos de la lucha y la resistencia. Pero, si lo analizamos fríamente, los tranques son barreras defensivas, trincheras en las carreteras, que si bien pueden contener el envió de tropas del gobierno, mantienen focalizada o paralizado el proceso insurreccional dentro de los territorios. Esta situación puede crear un equilibrio por algún tiempo, no pasan las tropas de la Policía, pero tampoco avanzan la insurrección. Pero este equilibrio debe ser roto a favor del levantamiento popular a corto plazo, de lo contrario el gobierno intentará hacerlo.

Pero los tranques no pueden sustituir por largo tiempo a la necesidad de convocar a un Paro Nacional. Este es el crea las condiciones favorables para la incorporación masiva de la población a la lucha. Aunque la dinámica de la insurrección paraliza muchas actividades, es el paro nacional o huelga general, lo que crea todas las condiciones favorables para la lucha contra el gobierno. Debido a esta insuficiencia, es que actualmente la insurrección desarmada se desarrolla de manera desigual en unos municipios, y con relativa calma social en otros, lo que favorece el contra ataque del gobierno. El Paro Nacional nunca será convocado por los temerosos empresarios del COSEP, sino que debe ser convocado e impulsado de manera independiente por las organizaciones estudiantiles, de trabajadores y de los campesinos.

Ausencia de una dirección centralizada

La gran debilidad de esta insurrección desarmada es que no tiene una dirección centralizada. Parece un contrasentido hablar de insurrección, cuando en realidad asistimos a una enorme cantidad de procesos de levantamientos locales, que no tienen conexión unos con otros. Este es el talón de Aquiles. Todo proceso insurreccional implica cierto grado de centralización y coordinación, que actualmente no existe. Los diferentes tranques se mantienen informados de lo que ocurre en su departamento, por los medios de comunicación independientes.

El gobierno Ortega-Murillo ha percibido esta debilidad, y se ha dotado de una táctica inteligente para aplastar la insurrección. Casi todos los principales cuadros del Ejercito y la Policía Nacional provienen de la guerrilla, y dominan el arte de la insurrección, pero en este caso utilizan su experiencia para intentar aplastar la insurrección popular contra ellos. En 1979, cuando el FSLN jugaba un rol revolucionario, era la conducción centralizada que conducía a las masas al combate. Ahora juega el rol contrario: es una dirección centralizada, con experiencia militar, para aplastar la insurrección.

Al estar descoordinados todos los levantamientos, la información de inteligencia proporcionada por el Ejército y la Policía, les permiten concentrar tropas en un solo punto de ataque, como lo ha hecho recientemente en Masaya o Estelí. Aunque las ofensivas militares del gobierno han sido rechazadas, el costo en vidas es altísimo para los sectores populares.

¿Insurrección sin armas?

Toda insurrección implica una lucha de masas por tumbar al gobierno de turno y tomar en sus manos el poder. Esta es la otra debilidad esencial. Los levantamientos populares en las localidades son espontáneos, se enciende la rebelión popular contra la brutal represión gubernamental, pero no tienen un plan siquiera para instaurar el poder popular en la localidad. Esta falta de objetivos claros es una lógica consecuencia de la ausencia de una dirección centralizada.

Ahora bien, de manera instintiva, los jóvenes han comprendido que necesitan al menos morteros para enfrentarse a las balas de la policía y las fuerzas de choque del FSLN. La principal tarea en las actuales circunstancias es la organización de Brigadas de Autodefensa, a nivel de cada territorio o localidad, una especie de milicia popular, que se apoye en la movilización popular, y que debe dotarse de cualquier tipo de armas para rechazar los ataques de la Policía y los grupos paramilitares.

¿Adelanto de elecciones o caída del gobierno?

Existe una enorme contradicción entre la dinámica insurreccional, en una buena parte de los municipios del país, que es de enfrentamiento violento para defenderse de los ataques del gobierno, y la política de negociaciones que la Alianza Cívica por Justicia y la Democracia (ACJD) impulsa dentro del Dialogo Nacional.

Ya hemos explicado que la agenda de democratización que la ACJD planteó en el Dialogo Nacional, así como la solicitud de elecciones anticipadas, es un abandono de la consigna de exigir la renuncia de Daniel Ortega y Rosario Murillo, porque traslada la decisión final a la realización de unas posibles elecciones. Si bien es cierto que las elecciones, en condiciones de democracia y libertad, pueden llegar a ser un mecanismo para que el pueblo decida democráticamente su futuro, no se plantea como tarea inmediata tumbar al gobierno Ortega-Murillo. Hay una bifurcación de caminos: por un lado, la dinámica insurreccional que objetivamente plantea la necesidad de tumbar al gobierno Ortega-Murillo; y por el otro lado, la ACJD se concentra en pelear el adelanto de las elecciones.

Entonces, no solo tenemos el grave problema de la ausencia de una dirección revolucionaria centralizada, sino que la ACJD camino por un camino distinto al de la insurrección popular. En las decisiones de la ACJD tienen una gran injerencia y capacidad de decisión los empresarios del COSEP, quienes abiertamente han dicho que pelean por un adelanto de las elecciones.

Algunas sugerencias para superar las debilidades

Para superar esta contradicción, lo primero que se requiere es construir una dirección centralizada, pero desde abajo. Cada tranque, cada barricada, cada barrio, debe organizar un comité cívico que, entre sus principales tareas, se plantee el abastecimiento de la población, mantener el orden en los barrios (El gobierno ha retirado la Policía para que los ladrones y lúmpenes impongan el terror y la inseguridad en los barrios), garantizar la seguridad de los pequeños negocios, es decir, que asuman las labores de gobierno surgido del pueblo.

Cada comité debe elegir un delegado, para convocar a una Asamblea de Delegados de los Comités Cívicos, con el objetivo que asuman el control de sus territorios.

Debemos evitar que las turbas quemen los vehículos y edificios públicos, los comités cívicos deben tomar todos esos bienes públicos bajo su control. En pocas palabras, debemos crear zonas o territorios liberados, como Monimbó en Masaya, en donde los comités cívicos ejerzan el poder.

Debemos impulsar Brigadas de Autodefensa(BA) en todos los territorios, que sean las encargadas de repeler los ataques de la Policía. Estas BA deben requisar el armamento en cada territorio, y centralizarlo de manera tal que ayude a la defensa de la población.

Esta fue la experiencia de la insurrección popular en 1979 contra la dictadura somocista, ahora debemos retomar esa valiosa experiencia y aplicarla a la realidad actual.

De esta Asamblea de Comités Cívicos, compuesta por estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas y demás sectores populares en lucha, es que debe salir el nuevo gobierno, encargado de convocar inmediatamente a elecciones para Asamblea Nacional Constituyente, libre y soberana, que reorganice el país en beneficio de las grandes mayorías.


Por Sebastián Chavarría Domínguez

Los tiempos de las sonrisas, los brindis y las fotos para la propaganda, han quedado atrás. En Nicaragua, los grandes empresarios casi siempre no emiten declaraciones, ni gustan del protagonismo político. Ellos prefieren que sus empleados o agentes hagan el trabajo. Pero los últimos acontecimientos revolucionarios en Nicaragua, los ha obligado a salir de sus mansiones y fortalezas, y en un hecho inusual, los jefes de los principales grupos económicos y financieros, han comenzado a brindar opiniones y declaraciones sobre la crisis que vive el país.

Entres estos empresarios, anteriormente mudos, se destacan Carlos Pellas, presidente del Grupo Pellas; Piero Coen, presidente del Grupo Coen; Ramiro Ortiz Gurdián, presidente del grupo financiero Promerica; José Antonio Baltodano, presidente de Merco Coffee Group o CISA AGRO.

En menos de 48 horas, los jefes de los principales grupos económicos, han emitido sendos criterios sobre la crisis actual, de manera individual, incluso de manera conjunta, algo que no se miraba desde el año 1974 cuando todos los grupos empresariales condenaron la competencia desleal de la familia Somoza.

Los criterios vertidos por estos capos de la burguesía nicaragüense no fueron sobre la economía, sino que de manera coincidente se pronunciaron, con algunos matices (dejando de lado la exigencia de la renuncia del gobierno Ortega-Murillo)  sobre la necesidad de adelantar las elecciones, como una forma de solucionar la crisis política que sacude a Nicaragua, invitando a la OEA y la ONU a que sean garantes del proceso de democratización. Las entrevistas no requieren mayores comentarios, ya que las declaraciones son breves, concisas y precisas.

Las declaraciones de Carlos Pellas

En una entrevista al diario La Prensa, Carlos Pellas manifestó que “El modelo que traía el país se agotó… (…) En Nicaragua no se puede vislumbrar ninguna salida a la situación actual que no pase por una profunda transformación institucional y porque se restablezca la democracia como uno de los pilares fundamentales en la organización del país. (…) Desde mi punto de vista, y es algo que compartimos plenamente en el sector privado, hay que encontrar una salida ordenada, dentro del marco constitucional que implique reformas que conlleven un adelanto de elecciones en Nicaragua, para una fecha acordada entre la Alianza Cívica por la Justicia y Democracia y el Gobierno, que permitan elegir por medio de un proceso libre y transparente a nuevas autoridades. Tal como lo dijimos en el comunicado de todo el sector privado: se requiere, a lo inmediato, la renuncia de todos los miembros del Consejo Supremo Electoral. (…) Asimismo, habrá que realizar otros cambios acordados en el proceso de diálogo, para ir depurando las instituciones a fin de que vayan adquiriendo un perfil auténticamente nacional, no partidista, y que exprese la realidad de la separación de poderes propia de un sistema democrático. (…) Hay que trabajar y pensar mucho en la mecánica de la transición para que esta sea duradera, sostenible y dentro de un marco legal, que permita enrumbar de nuevo al país por una senda de crecimiento y justicia. Considero que la Organización de Estados Americanos puede coadyuvar como acompañante y garante del proceso, en apoyo a la labor extraordinaria que realiza la Conferencia Episcopal de Nicaragua”. (La Prensa 30/05/2018)

Las declaraciones de Piero Coen

En una entrevista al programa televisivo “Esta semana” del Canal 12,, que dirige el periodista Carlos Fernando Chamorro, y que fue reproducida de manera impresa en el semanario Confidencial, Piero Coen dijo lo siguiente: “Creo que el Gobierno, al igual que muchos nicaragüenses, se enfocó en un modelo que consideraba únicamente los buenos resultados económicos. Jamás se percibió el grado de descontento que existía en muchos sectores de nuestro país por medidas que fueron, de una u otra forma, debilitando la independencia de los poderes del Estado y cerrando espacios políticos. (…) Todos tenemos claro que un golpe de Estado no se lleva a cabo en una mesa de diálogo. El concepto mismo de diálogo desacredita el de golpe de Estado. Yo sigo creyendo que un Diálogo accesible de parte del Gobierno es la mejor opción para resolver las demandas de la población (…) Lo que el Pueblo quisiera no es un Golpe de Estado, sino que una salida constitucional, democrática y pacífica (…) La relación del sector privado empresarial con el Gobierno ha venido deteriorándose pues es un modelo que por definición no era sostenible para siempre y que como todo modelo sufre al no ser revisado”. (Confidencial, 30/05/2018)

Las declaraciones de Ramiro Ortiz Gurdián

Al día siguiente, el banquero Ramiro Ortiz Gurdián publicó una entrevista en El Nuevo Diario, de su propiedad, en la que expuso lo siguiente: “(…) es imperativo que en el seno del dialogo nacional se acuerden las reformas necesarias que permitan adelantar las elecciones, pero de una manera ordenada y bajo un proceso justo, claro, transparente y supervisado. No puede haber otra manera de salir de esta crisis que no sea a través de elecciones incluyentes y constitucionales y a través del diálogo que resulte en un ambiente de convivencia pacífica para todos los nicaragüenses. Creemos que es esencial que se tomen las acciones para que se incorpore la OEA al dialogo nacional, que es la organización que más camino ha recorrido en este campo y que ha hecho las recomendaciones más integrales y profundas para sanear el sistema electoral nicaragüense”. (El Nuevo Diario 31/05/2018)

Las declaraciones de José Antonio Baltodano

El diario La Prensa publicó otra importante entrevista a José Antonio Baltodano, en que expresó lo siguiente: “(…) Sin duda alguna, urge adelantar elecciones y cambiar magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE), pero también se deben crear opciones para poder elegir en libertad. Estos son solo los primeros cambios, se tiene que reconstruir la institucionalidad de este país y esto no podemos hacerlo de un día para otro. Debemos priorizar adelantar las elecciones, cambiar a sus magistrados y contar con observadores electorales nacionales e internacionales. Los nicas debemos encontrar una salida ordenada a la crisis que tenemos actualmente, debemos cuidar el país y el empleo. No por correr vamos a avanzar. Recordemos que debemos cambiar a los siete magistrados del CSE y a sus tres suplentes; debemos darle tiempo a la ciudadanía para que se organice políticamente y pueda presentar candidatos y opciones. (…) debemos enfocarnos en el Diálogo Nacional. El paro no es una varita mágica que traerá la paz y la democracia. El paro tiene implicaciones serias que afectan, principalmente a el empleo de miles de nicaragüenses por lo que esta medida es una opción y debemos usarla en el momento adecuado. Lo mejor para Nicaragua hoy es enfocarnos en el Diálogo Nacional y las protestas pacíficas, tener confianza en los participantes de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y en la Conferencia Episcopal. (…) Como hemos dicho en reiteradas ocasiones, el modelo de trabajo impuesto por el gobierno se agotó, que consistía en consensuar leyes económicas dirigidas a crear inversión y empleo para todos los nicaragüenses. Pero para crecer sosteniblemente debemos tener libertad, justicia y democracia (…)”.  (La prensa 31/05/2018)

La Carta conjunta de los jefes de los principales grupos empresariales

Los criterios expresados de manera individual por estos capos de la burguesía nicaragüense, fueron expresados de manera conjunta, no solo por ellos, sino también por todos los presidentes de las cámaras afiliadas al COSEP. Un inusual documento que reunió a todos los empresarios, incluidos la oligarquía financiera.

La carta con fecha 30 de mayo esta dirigida a Daniel Ortega y pretende convencerle de la necesidad de adelantar las elecciones e implementar un conjunto de reformas democráticas.

En su parte medular, la carta expone lo siguiente: “(…) consideramos urgente imple mentar las reformas necesarias, que permitan adelantar las elecciones de una manera ordenada y con un Consejo Supremo Electoral renovado, ambas fechas a ser determinadas en el diálogo nacional entre los representantes de su gobierno y de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.(…) para procurar la agilización de los mecanismos de diálogo y negociación y salvar a nuestra nación, creemos conveniente invitar a que se involucren como asesores y garantes de la implementación de los acuerdos a representantes de organizaciones internacionales como la OEA y la Unión Europea (…)”. (La prensa 30/05/2018).

Juzgue el lector las intenciones de los empresarios: no quieren la renuncia del gobierno Ortega-Murillo, sino que este, en conjunto con la OEA y la ONU, aplique un paquete de reformas democraticas para adelantar las elecciones, pero para evitar que triunfe la insurreccion popular sobre el regimen. Quieren cambios graduales que no pongan en riesgo sus negocios, no desean el triunfo de una verdadera revolucion democratica, y en este punto vuelven a coincidir con Daniel Ortega.


Por Aquiles Izaguirre

Hace más de un mes que se iniciaron las protestas en contra de las reformas al sistema de seguridad social, estas se desplazaron rápidamente en la lucha contra una represión como pocas vistas en la historia de Nicaragua, el gobierno, intentó sofocar la resistencia a punta de bala y asesinato, de a poco el régimen entendió que su actitud había desencadenado una lucha defensiva que impulso una insurrección urbana por los barrios orientales de Managua. Su solución fue aplastar y luego ver que salvaba, la capacidad sangrienta de la policía fue de proporciones dantescas, en pocas horas decenas de asesinatos, jóvenes desaparecidos y asesinados, sin contar con las torturas que se realizaron en el chipote y en la penitenciaría nacional. Las garantías constitucionales desaparecieron, fueron destruidas por la dictadura que utilizaba metodología fascista para sustentar su poder y privilegios.

La realidad que vivió Nicaragua fue cruda, nos jugamos entre el fascismo y la revolución popular, y hubo un impase, singularmente la valentía de los jóvenes impidió abrió una etapa compleja dentro del país. Sin embargo, el gobierno está claro que el país se le salió de las manos, y en su lucha por conservar sus privilegios no escatima esfuerzos ni hay honor, en pocos días establecieron grupos paramilitares con funciones especiales, entre ellas sofocar las protestas por el país, y en casos especiales asesinar selectivamente a los dirigentes campesinos, comunales y estudiantiles. De la noche a la mañana en Nicaragua, relativamente pacifica se ha visto envuelta en una ola de violencia selectiva que intenta sofocar los vestigios de rebelión popular.

En la ciudad de León, grupos paramilitares sofocaron un tranque y secuestraron a estudiantes que estaban protestando en el mismo, por si fuese poco, atacaron un hospital en Chinandega llamado AMOGSA, en donde atendían a los heridos que estos grupos paramilitares habían atacado. La más reciente víctima fue un estudiante universitario que apareció con claros signos de tortura en la cuesta del plomo, y que era conocido con el nombre de lucha King.

El gobierno y el Estado se hace de la vista gorda, mientras los grupos paramilitares asesinan selectivamente a las personas que consideran un peligro o que saben, su asesinato, amedrentará a los círculos de lucha. La policía está aplicando los métodos de sofocación utilizados en la década de los noventas en contra de los grupos rearmados. Recordemos que el ejército en esa época infiltraba las organizaciones y se encargaban de asesinar a los dirigentes y su segundo al mando, con la certeza que esto lograría desarticular las organizaciones. Hoy en día, pareciera que el gobierno utiliza estos métodos contra de las protestas civiles, en contra de ciertos dirigentes, al mejor estilo de los grupos fascistas en Honduras, Guatemala y El Salvador.

No nos podemos dejar amedrentar, debemos reforzar nuestras medidas de seguridad, y sobre todo estar claros que hoy más que nunca la única forma de juzgar a los genocidas del gobierno y la policía pasa por un Paro Nacional que comience la caída del Orteguismo.

 
Este el listado de las victimas de la represión del gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. La mayoría de los compañeros fueron asesinados en el período del 18 de abril al 28 de Mayo, pero aclaramos que esta listado es provisional porque a diario asesinan a más  compañeros. Casi todos eran estudiantes que murieron heroicamente en la lucha callejera, desarmados, victimas de la accion criminal de francotiradores que apuntaban solo a la cabeza o directamente al corazon. Su entrega y su sacrificio no seran en vano!!
Alejandro Tomás Hernandez (Ciudad Belén)
Álvaro Conrado (Managua) 15 años
Álvaro Gómez (Masaya) 23 años
Alvis Molina (Managua) 35 años
Ángel Gaona (Bluefields) 42 años
Ángel Reyes (Managua) 16 años
Apolonio Díaz (León)
Axel Bonilla (León) 27 años
Bismarck Badilla (Estelí)
Bismarck Chavarria (Managua)
Carlos Aguilar (Siuna) 26 años
Carlos Bonilla (Managua) 17 años
Carlos Flores (Managua) 19 años
Carlos Miranda (Managua) 19 años
Carlos López (Masaya) 42 años
Carlos Solís (León)
Celso Díaz (Mateare) 19 años
César Castillo (Estelí) 42 años
Christiam Cadenas (León) 23 años
Danny Rivas (Managua) 25 años
Darwin Medrano (Managua) 22 años 
Darwin Urbina (Managua) 29 años
Eduardo Sánchez (Managua) 27 años
Edwin Gómez (Managua) 33 años
Eliécer Aguirre (Sébaco) 20 años
Erick Cubillo (Managua) 36 años
Ezequiel Hernandez (Siuna) 41 años
Francisco Rodríguez (Managua) 33 años
Francisco Sobalvarro (Sébaco) 24 años
Franco Valdivia (Estelí) 24 años
Gerald Campos (Managua) 28 años
Gerardo Castillo (Managua) 42 años
Hammer Garcia (Tipitapa) 19 años
Harlinton López (Managua) 18 años
Henry Arauz (Matagalpa) 
Heriberto Rodríguez (Masaya) 45 años
Hilton Manzanares (León) 33 años
Holman Zeledón (Matagalpa) 26 años
Humberto Parrales (Managua) 40 años
Ismael Pérez (Managua) 32 años
Jaime Reyes (herido desde 9 de Mayo)
Jairo Hernández (Masaya) 23 años
Javier Munguía (Managua) 19 años
Jayson Chavarria (Ticuantepe) 24 años
Jerson Flores (Managua) 25 años
Jesner Rivas (Managua) 16 años
Jimmy Paiz (León) 53 años
Jimmy Parajón (Managua) 35 años
Jonathan Valerio (Managua) 20 años
Jorge Palacios (Boaco)
José Abraham Amador (Masaya) 17 años
José Bone Díaz (Managua) 30 años
José Israel Cuadra (Managua) 49 años
José David Morales (Managua) 34 años
José Andrés Pérez (Tipitapa) 33 años
José Alfonso Ramírez (Managua) 30 años
José Daniel Sánchez (Ciudad Sandino) 33 años
José David Oviedo (Managua)
José Urróz (Matagalpa) 29 años
Juan Carlos López (Ciudad Sandino) 24 años
Juana Aguilar (Managua) 19 años
Keller Pérez Duarte (Managua)
Kevin Dávila (Managua) 23 años
Kevin Rivas (Managua) 19 años
Kevin Valle (Managua) 18 años
Lesther Martínez (Managua)
Lester Vindell Picado (Managua) 37 años
Lester Flores (Managua) 19 años
Luis Arias (León)
Luis Ramón Cruz (Chinandega) 30 años
Lilliam Martínez (Boaco) 18 años
Manuel Antonio Montes (Managua) 44 años
Manuel de Jesús Chávez (León)
Marco Antonio Samorio (Managua) 30 años
Marlon Manases (Managua) 20 años
Marlon Orózco (Managua)
Michael Cruz (Managua) 30 años
Moroni López (Managua) 22 años
Nelson Téllez (Managua) 35 años
Nesken Velásquez (Mateare) 27 años
Noel Calderón (Managua) 19 años
Orlando Pérez (Estelí) 23 años
Ramón Rodríguez (Managua) 43 años
Richard Pavón (Tipitapa) 17 años
Roberto Carlos García (Managua) 40 años
Rudy Chávez (Managua)
Wilder Reyes (Matagalpa) 36 años
Yader Castillo (Ciudad Belén)
Yamil Obregón (Río San Juan) 47 años.


Por Aquiles Izaguirre.

El pasado 7 de mayo, los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) deciden hacer una movilización interna en contra del gobierno y las atrocidades cometidas por el mismo en su intento de reprimir la insurrección urbana acaecida los días 19 y 20 de abril. Esta movilización no fue fortuita, fue la respuesta al intento de desmovilización que intentaron hacer las “autoridades universitarias” y la posición aberrante de los directivos de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN). La respuesta de la comunidad universitaria a la represión del dictador se expresó en dos vertientes, una que buscaba derrotar políticamente a la burocracia de UNEN y la segunda, exigir la renuncia del dictador Ortega, principal responsable de las masacres de abril.

Desgasta desmoviliza y vencerás.

Desde los primeros focos de lucha estudiantil en contra de las reformas al INSS, el gobierno y las autoridades universitarias han demostrado estar aliadas. La táctica del gobierno fue aplicada con astucia por las autoridades universitarias en todos los recintos, se trataba de desmovilizar a los estudiantes, la vanguardia de la lucha en contra la dictadura. Suspendieron clases en casi todos los locales que no estaban tomados, a excepción de la UPOLI, liberada por los estudiantes en búsqueda de refugio para defenderse contra la cruda masacre del gobierno.

La táctica fue simple, intentar apaciguar las aguas y tantear si podían controlar la indignación estudiantil, hacer una especie de catarsis en las aulas, donde los estudiantes desahogaran psíquicamente sus frustraciones en contra del régimen. Pero en la UNAN su primer intento fracasó, los estudiantes se movilizaron y respondieron instintivamente, a eso de las 2 de la tarde, al ver que no les funcionó su catarsis, las autoridades universitarias intentan volver a su maniobra original, suspendieron clases a sabiendas que, si la tónica seguía, la inmensa masa estudiantil podría articularse con fiera fuerza en contra de la dictadura. Los estudiantes movilizados entendieron la maniobra y decidieron tomarse el recinto, sin lugar a dudas una respuesta rápida, pero que no permitió hacer una toma más política y con cimientos democráticos sólidos, por decirlo así, se necesitaba trabajar el tema de las asambleas estudiantiles por carrera y facultades como herramientas de lucha democráticas en contra de la tradición bonapartista y caudillista impuesta por la burocracia de UNEN.

La toma de la UNAN está por completar tres semanas, junto con la de la UPOLI y Agraria son los tres recintos universitarios que están en pie de lucha contra el régimen de Daniel Ortega. Es obvio que el régimen está intentando por todos sus medios desgastar la lucha, golpeando por la madrugada en incursiones selectivas disparando a los estudiantes cuando están cansados, mandando mensajes sugestivos haciéndoles creer que los grupos paramilitares les atacaran a toda hora, mandando docentes encubiertos junto a personeros de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC)C para desmontar las barricadas defensivas, pero sobre todo, este gastaste busca optimizar la desmovilización de la inmensa mayoría de los estudiantes que no están en los recintos.

La vanguardia de la lucha contra Ortega.

La lucha estudiantil, rápidamente se transformó en un símbolo político en el país. Nicaragua entera vio con inspiración a esta generación universitaria que se levantó contra la ignominia, cuan mayo del 68 miles de jóvenes se han movilizado, teniendo un parto político abrupto, rescatando instintivamente las tradiciones de lucha estudiantiles sepultadas por la burocracia aburguesada de UNEN y el FSLN. Para tragueadas quedaron los dirigentes guerrilleros con la mística revolucionaria, ahora son un simple remedo de dirigentes que se alegran con repartirse los bienes del pueblo, esa es la tragedia de UNEN y en parte la lucha que tiene que entablar esta generación.

Las tomas de los recintos, más que definir una guerra militar contra Ortega, son símbolos de lucha, en los que el pueblo ve la aurora, un nuevo amanecer de la penumbra en que nos ha sumergido el Orteguismo, por ende, hay que mejorar muchas aspectos políticos y estratégicos.

Por una parte, los estudiantes tenemos que romper con esos viejos esquemas del caudillismo y prestigismo, no podemos permitir que ese germen de la dictadura corroa nuevamente los cimientos de esta nueva generación. Debemos democratizar los espacios, dejar de ver a las bases de las tomas como simples peones, hay que enseñarles a los dirigentes que ellos deben estar supeditados a sus bases y no lo contrario, sino gestaremos nuevos comandantes que sean vistos como divinidades todopoderosas y distantes a sus bases y la realidad del país. Las asambleas deben de decidir la política de la toma, ELEGIR DEMOCRÁTICAMENTE A SUS REPRESENTANTES Y ÓRGANOS DE PODER, sin este simple ejercicio democrático, nuestra lucha pierde la fuerza que nuestro tiempo y sociedad nos exige. Asimismo, hay que politizar a los compañeros en las tomas, educarnos sobre cuales son los objetivos de la lucha y como se articulará, esta no es una simple lucha militar, es una lucha política por derrocar un régimen genocida. Por ende, es necesario también coordinar y supeditar a los compañeros que representan a la juventud y las universidades en las negociaciones que estén o vengan con el gobierno. Ellos han jugado un papel importante, pero aquí no se trata de personas, sino de miles de jóvenes que deben ser escuchados y que exigen la salida del ahora dictador Daniel Ortega.

Luchar, reflexionar y discutir

Los jóvenes debemos comprender que nuestra lucha no es sólo por derrocar a Ortega, sino que pasa por refundar nuestro país con cimientos fuertes, en donde los gobernantes no decidan arbitrariamente el destino del pueblo, sino que ellos estén supeditados a las leyes y al soberano. Nuestra Constitución quedó transformada en una vulgar copla, reservada para las arengas leguleyas, en los hechos estamos en estado de sitio, con paramilitares que asedian y asesinan al pueblo, al parecer el gobierno de Ortega copia muy bien el modelo de desaparición de su homólogo Juan Orlando Hernández y compañía. Por ende, los recintos debemos agarrar el toro por los cuernos, y hacer un llamado al COSEP, los sindicatos, la sociedad civil y el pueblo en general a hacer un paro nacional de 24 horas para iniciar la caída del dictador y llamar inmediatamente a una asamblea nacional constituyente que cambie las estructuras de poder en donde el Orteguismo se quiere refugiar. El panorama es complejo, pero somos los estudiantes lo llamados a abanderar esta nueva lucha contra la dictadura de Daniel Ortega.

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