Luis Guillermo Solís será el futuro presidente de Costa Rica... cumplirá sus promesas?

Por Ramón Sibaja

El Partido Acción Ciudadana (PAC) obtuvo 1.314.327 votos válidos (77,81%), mientras que el Partido Liberación Nacional (PLN) obtuvo 374.844 votos (22,19%). La debacle del PLN no tiene antecedentes: en las elecciones del 6 de Febrero obtuvo 610.634 votos, para abril perdió 235.790 votos.

Pero el triunfo de Luis Guillermo Solís más bien parece una victoria pírrica, ya que el abstencionismo fue del 43%, el más alto desde las elecciones de 1953. Contrario a lo que pretenden vender los grandes medios de comunicación, el gobierno del PAC es quizás el gobierno más débil de las últimas décadas, sin control de la vital Asamblea Legislativa, y bajo la enorme presión de la ilusión democrática de las masas costarricenses, que anhelan una rápida mejoría en su nivel de vida.

Crisis y resurgimiento del PAC

Desde su primera aparición pública en las elecciones del año 2002, Ottón Solís Falla, su fundador y sempiterno candidato presidencial, obtuvo la respetable suma del 26,19% de los votos. En las elecciones presidenciales del año 2006,Ottón Solís perdió la elección en segunda vuelta por menos del 1% de los votos ante Oscar Arias. El PAC estuvo en su máximo apogeo, pero en las elecciones del año 2010, sufrió un grave retroceso. En esa ocasión, Ottón Solís obtuvo el 25,06% de los votos perdiendo por tercera vez la elección presidencial, esta vez ante Laura Chinchilla (46,91%).

La crisis del PAC tuvo su origen en el acercamiento y coqueteo de Ottón Solís con el gobierno de Laura Chinchilla, en un aparente abandono de su tradicional discurso socialdemócrata, antineoliberal. Esta crisis interna del PAC y el desgaste de la figura de Ottón Solís, crearon un enorme vacío político que permitió el surgimiento de un nuevo liderazgo encabezado por Luis Guillermo Solís Rivera

Luis Guillermo Solís Rivera fue funcionario de la Cancillería bajo los gobiernos de Óscar Arias (1986-1990) y José María Figueres Olsen (1994-1998), llegando ser secretario general del PLN hasta el año 2005 cuando renunció. Pero fue hasta el año 2008 que ingresó al PAC. Incluso, para tener derecho a ser postulado como precandidato ante la Asamblea Nacional del PAC, tuvieron que reformar los estatutos de esta organización: solo quienes tuviesen 8 años de militancia podían optar a la candidatura presidencial.

“Hasta aquí la política tradicional (…) Proclamo, como presidente electo, el inicio de una era de acción ciudadana (…) No lo digo con estridencia ni afán populista. La democracia representativa (tradicional) no es suficiente para colmar lo que el pueblo demanda (…) Esta es la suma y el patrimonio de todas y todos (...). Convoco a la unidad nacional” (La Nación 7/4/2014).

Araya propugna por la unidad nacional

Johnny Araya Monge, candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), con tono de amargura ha reconocido “que el pueblo votó por un cambio (…) No hay duda de que el desgaste de dos gobiernos consecutivos pasó factura (…) Somos una sociedad políticamente fragmentada. No es posible que la hegemonía de un solo partido político pueda ser exitosa en la conducción de nuestro país (…) Este es el tiempo de superar los rencores. Este el tiempo de superar los odios. Este es el tiempo de superar la confrontación. Este es el tiempo de unir a Costa Rica y nos ponemos a la orden de ese esfuerzo de unir a Costa Rica por encima de las banderas partidarias”(La Nación 7/4/2014).

Araya conmocionó a Costa Rica cuando renunció a presentarse en la segunda vuelta electoral. Esta renuncia tuvo su origen en el abierto boicot del Arismo que controla el aparato y las finanzas del partido, y también por el hecho de que representaba el surgimiento de una nueva corriente renovadora, que por sus posiciones tiende a coincidir más con el PAC que con la corriente dominante dentro del PLN.

Araya ha tratado de asimilar la estocada por la espalda, y con un lenguaje conciliador ha planteado la necesidad de colaborar con el nuevo gobierno del PAC: “Este es el tiempo de superar odios y rencores, de vencer la confrontación y a partir de hoy es el momento de unir a Costa Rica (…) Independientemente de cuál sea la posición en que los costarricenses nos ubiquen (oposición o gobierno), con toda humildad vamos a estar trabajando para unir a Costa Rica, ese va a hacer nuestro norte(Extra 7/4/2014).

Otros no quieren perder el tren

 

El expresidente Luis Alberto Monge ha coincidido con el planteamiento de unidad nacional que ha levantado su sobrino Johnny Araya: “(…) los problemas del país son tan graves que no es posible que un solo partido los trate de enfrentar, es necesario un gobierno de coalición, donde se escojan los mejores hombres preparados para los puestos respectivos (…) debemos volver a encontrar los rumbos que llevan al desarrollo sostenible con justicia social” (Extra, 7/4/2014).

Aunque los expresidentes no tienen mayor influencia política, reflejan corrientes de pensamiento dentro del PLN. El arayismo es una corriente que propugna por un gobierno de unidad nacional con el PAC, y aquí es donde se topa con la resistencia del Arismo.

El derechista Movimiento Libertario sufrió un grave revés en las pasadas elecciones, lo que ha profundizado el giro oportunista de su líder Otto Guevara, quien ahora maneja un discurso moderado, esperando colarse en el futuro gobierno: “Nosotros vamos a jugar un rol importante en la Asamblea Legislativa para contribuir con el próximo gobierno. En este barco estamos todos. Si a la próxima administración le va mal, nos va mal a todos, y la idea es que con ese pensamiento y convicción seamos todo lo que esté a nuestro alcance para colaborar” (Extra 7/4/2014).

La pelea por la Asamblea Legislativa

Aunque el PAC ha ganado la Presidencia de la República, no tiene mayoría dentro de la Asamblea Legislativa, por ello ya comenzó la pelea por el control de la misma. Las posibilidades del éxito de un gobierno del PAC pasan obligatoriamente por conquistar una mayoría parlamentaria que apruebe el paquete de leyes que se encuentra estancado en el volátil parlamento. Y aquí es donde comienza el forcejeo de las alianzas.

Conforme la tradición política costarricense, el candidato del PLN que gana la postulación presidencial, también impone a sus fieles seguidores en la lista de candidatos a diputados. Bajo el norte de su política de unidad nacional y de colaboración con el futuro gobierno del PAC, Araya ha dicho: “En lo que yo pueda influir en la nueva fracción (legislativa), no les quepa la menor duda de que será para hacer una oposición constructiva (…) “Todo tiene su tiempo. Este es el tiempo de superar los rencores, de superar los odios, de superar la confrontación y de unir a Costa Rica (…) El liderazgo no se asume por decreto y, por eso, digo que voy a mantener la relación con ellos (los diputados liberacionistas) y tratar de influir en todo lo que me sea posible, pero yo no puedo reclamar un liderazgo por decreto. Me lo tengo que ganar” (La Nación 7/4/2014).

Hasta hace poco, Araya estaba seguro de que los diputados electos del PLN le serían fieles en la derrota y la adversidad, y que desde ese baluarte podría incidir en la conformación del nuevo gobierno. Pero la situación ha cambiado abruptamente. La venganza del Arismo no se limitó solo a obligarlo a renunciar, sino que ahora pretende liquidarlo políticamente, disputándole el control sobre la importante bancada del PLN en la Asamblea Legislativa.

Bernal Jiménez, presidente del Comité Ejecutivo del PLN, ha aclarado que los 18 diputados del PLN no seguirán los planteamientos políticos de Johnny Araya sino las directrices del Directorio Político del PLN, es decir, de la cúpula Arista. Jiménez ha dicho que “evidentemente (el liderazgo de Araya) queda debilitado, sin duda alguna. El Directorio Político es el que dictará la pauta a la próxima fracción. De por sí, don Johnny, como excandidato, tiene un asiento en el Directorio(La Nación 8/4/2014).

Mal comienzo del Frente Amplio

La derrota del otrora imponente PLN está generando todo tipo de reacciones. Ya hemos visto el giro oportunista del ultraderechista Movimiento Libertario, pero desde la izquierda y los sindicatos también hay síntomas preocupantes.

El Frente Amplio (FA) logró capitalizar por la izquierda el enorme descontento social de las masas costarricenses, obteniendo un 17% de los votos en las elecciones de febrero de este año. Pero durante la campaña electoral el FA tuvo una actitud zigzagueante en relación al PAC. Primero intentaron construir una gran alianza, la cual fracasó. Después, José María Villalta reconoció que durante la campaña el “PAC empezó a reproducir discursos violentos y de intolerancia (…) Estamos a la expectativa, no sabemos con cuál PAC vamos a lidiar, si con el PAC que compartió luchas o con el PAC que acogió la campaña del miedo”. (La Nación, 7/2/2014).

Posteriormente, en relación a la segunda vuelta, aunque no llamó a votar abiertamente por el PAC, si llamó a votar libremente “de acuerdo a como les indique su conciencia”. (El País 14/2/2014).

Pero ahora que se ha consumado el triunfo electoral del PAC, el FA ha vuelto a girar hacia éste, solicitando que “que gobierne para las grandes mayorías dando prioridad a las personas empobrecidas, explotadas y discriminadas; que respete y defienda los derechos de las personas trabajadoras y avance en el cumplimiento de los derechos humanos; que respete y defienda la sustentabilidad ecológica. En todo lo que haga en esta dirección de progreso, podrá contar el nuevo Gobierno y don Luis Guillermo Solís siempre con el respaldo del Frente Amplio”. (El País, 8/4/2014).

Es un mal comienzo, porque el FA está arriesgando todo el capital político que ha logrado acumular durante el proceso electoral. Aunque el discurso electoral del PAC sedujo a las masas costarricenses, es muy poco probable que el gobierno del Luis Guillermo Solís cumpla sus promesas electorales, debido a los compromisos que está adquiriendo con las cámaras patronales y las fuerzas de derecha.

Una cosa es emplazar al futuro gobierno del PAC a que cumpla sus promesas, y otra es creer que las cumplirá. Si el FA apoya al gobierno del PAC desde la Asamblea Legislativa corre el riesgo de perder todo lo que ha conquistado. Las bases del FA deben discutir esta orientación de su dirección que amenaza con destruir al FA como fuerza electoral de izquierda.


Por Ramón Sibaja

La huelga nacional realizada el pasado 20 de marzo no tuvo el mismo nivel de participación que la pasada huelga y marcha nacional del 25 de febrero. Este último movimiento fue exitoso porque participaron, a pesar de las diferencias, de manera conjunta casi todas las organizaciones sindicales. Pero en la huelga y marcha del 20 de marzo prevaleció la división y el desánimo.

A pesar de la división, unos 3000 trabajadores del sector público marcharon hacia la Casa Presidencial en Zapote, organizados por el Bloque Unitario Sindical y Social

El recule de ANEP

La Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP) fue la primera organización sindical que dio marcha atrás en relación a la convocatoria del 20 de marzo. En el último periodo la ANEP ha estado al frente de algunas luchas importantes en las municipalidades, de los empleados de la policía penitenciaria y de Migración, solo para señalar las más importantes. Estos sectores son los más golpeados por la crisis fiscal, y son quienes más sufren los recortes de las conquistas laborales obtenidas en el periodo anterior.

Entonces la ANEP vive una enorme contradicción: bases sindicales que quieren y han pasado a dar la palea, con una dirección que tiene contradicciones con los gobiernos de turno, pero que en última instancia tiende a conciliar. La ANEP recibe la saludable presión de sus bases, que quieren pasar a la lucha por la defensa del salario, pero no podemos obviar el rol de contención que juega Albino Vargas, secretario general de la ANEP, quien es la cabeza visible del equipo de dirigentes sindicales que mantienen un control burocrático sobre tan importante organización.

La participación de la ANEP en la huelga y marcha del 25 de febrero fue muy importante, pero inmediatamente después vino la puñalada. Antes de las votaciones del 2 de febrero, Albino Vargas se acercó y coqueteó políticamente con Luis Guillermo Solís, candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC), lo que originó dimes y diretes con Johnny Araya.

Este acercamiento parece haberse transformado en una santa alianza política a favor del PAC. Por ello Albino Vargas y la dirigencia de ANEP procedieron a desmontar el paro nacional del 20 de marzo.

Desde inicios de marzo, Albino Vargas comenzó a girar de manera benevolente hacia el PAC: "Los escenarios cambian, allá los sindicatos que no lean cómo varía la realidad política, la realidad era contra un gobierno oficial, ahora es un gobierno que va de salida (…) Nosotros le entregamos (a Luis Guillermo Solís) más de 15 estudios (sobre el tema salarial), sabemos que es difícil lo que viene para el PAC porque deberá demostrar que es capaz de dar el cambio que el país quiere". (La República, 5/3/2014).

Días después, en declaraciones a la prensa, el pasado 12 de marzo, Albino Vargas reconoció la repentina división y justificó el levantamiento del paro nacional: “No se trata de levantar pancartas por levantarlas sin ofrecer ningún tipo de propuesta. No encontramos motivos para la huelga del próximo 20 de marzo. Además, ellos no comparten el tema de desenganche salarial de los médicos. Somos dos bloques de sindicatos y no formamos parte de ellos (…) Sí, somos dos grupos sindicales. Nosotros tenemos propuestas claras; a ellos habría que preguntarles.” (La nación 12/3/2014).

Sin embargo, para que las bases no participaran en el paro nacional del 20 de marzo, la dirigencia de ANEP realizó un “Encuentro Nacional Municipal” el viernes 21 de marzo, en las instalaciones de la Federación de Organizaciones Voluntarias (FOV), con el objetivo de mantener cohesionadas a sus bases en las municipalidades, que es el sector que más ha luchado contra los efectos de la crisis fiscal.

El FIT-ICE también retrocede

Pero no solo ANEP retrocedió, sino que también lo hizo la importante organización sindical Frente Interno de los Trabajadores del ICE (FIT-ICE).

Fabio Chaves, dirigente del FIT-ICE hizo una radiografía de la división de las dirigencias sindicales ante la marcha del 20 de marzo: “En el movimiento sindical hay tres bloques: uno muy radical donde están la Unión Nacional de Empleados de la Caja (Undeca), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) y otros sindicatos que son de la tendencia de la Federación Sindical Mundial, que quieren hacer la revolución desde un escritorio pero no son los que ponen los muertos. El otro bloque es el de la ANEP, que es más mesurado, y es de propuestas. Nosotros y la mayoría de los sindicatos estamos en el centro en este sánguche y debemos analizar muy bien lo que hacemos. Esta división no se puede ocultar más (…) La silla presidencial está vacía, entonces no sabemos para qué una huelga en estos momentos”. (Extra 12/3/2014).

La descripción gráfica de Chaves no es errónea. Existe un ala conservadora y burocrática en el movimiento sindical cuya máxima expresión es la actual dirigencia sindical de ANEP, pero no se limita a esta organización, otros sindicatos que giran constantemente para los lados, que procuran mantener posiciones de centro, y un ala izquierda que agrupa a la vanguardia sindical.

El Bloque Unitario Sindical y Social

Este último sector es todavía minoritario, pero muy combativo, y está agrupado en el Bloque Unitario Sindical y Social, conformado por sindicatos magisteriales como la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), Sindicato de Educadores y Educadoras Costarricenses (SEC), Sindicato Patriótico de la Educación (SINPAE), Sindicato de Profesionales de Orientación (SINAPRO), el Sindicato de Empleados de la Universidad de Costa Rica (SINDEU) y la corriente sindical Magisterio en Acción; por el sector salud participan la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (UNDECA), la Asociación Nacional de Profesionales en Enfermería (ANPE), el Sindicato de Profesionales en Ciencias Médicas de la C.C.S.S. e Instituciones Afines (SIPROCIMECA), el Frente Nacional por la Seguridad Social (FRENASS), el Sindicato de Trabajadores de Farmacia de la Caja Costarricense de Seguro Social (SINTAF), Sindicato de Asistentes de Salud (SINASS), el Sindicato de la Salud y la Seguridad Social (SISSS), la Asociación Nacional de Profesionales en Enfermería (ANPE); otros sindicatos de empleados públicos como la Asociación Nacional de Trabajadores y Técnicos en Telecomunicaciones del ICE (ANTTEC), el Sindicato de Profesionales, Técnicos y Similares del Banco Popular (UNPROBANPO), el Sindicato de Trabajadores de Japdeva (SINTRAJAP), el Sindicato Independiente de Trabajadores Estatales Costarricenses (SITECO) y sindicatos minoritarios como SITRACTUZ, SEBANA, ACODENU.

También participan centrales sindicales como la Unión Nacional de Trabajadores y Trabajadoras (UNT), Confederación Costarricense de Trabajadores Democráticos (CCTD), Comisión Nacional de Enlace (CNE), Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN), Central General de Trabajadoras y Trabajadores (CGT). Y otras organizaciones populares y combativas como el Foro Nacional, Foro Alajuelense, Foro de Guanacaste y Foro de Occidente.

La peligrosa política del “Diálogo Social”

En realidad, las divergencias no surgieron hasta el 11 de marzo sino que vienen de antes. El 24 de Febrero, un día antes del paro del 25 de ese mismo mes, un sector de la dirigencia sindical, como la Central Sindical “Juanito Mora Porras” (CSJMP), el Sindicato de Trabajadores Petroleros, Químicos y Afines (SITRAPEQUIA), el Sindicato Nacional de Enfermería (SINAE), la Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria y Afines (FENTRAG), ANEP, el FIT-ICE y un conjunto de cooperativas de pequeños y medianos empresarios, presentaron a Luis Guillermo Solís, candidato del PAC, un documento titulado: “Manos a la obra: Hacia una Costa Rica inclusiva y solidaria”, que resume un programa de reivindicaciones económicas y sociales que dichas organizaciones presentaron ante el virtual presidente.

En relación al tema salarial, ese documento plantea la necesidad de “construir los acuerdos sociales y políticos que permitan lograr una reforma fiscal progresiva”. Sobre el candente tema salarial “un futuro Gobierno debe asumir dentro de sus proyectos prioritarios un proyecto de ley que logre el denominado “desenganche” de los salarios de los profesionales en ciencias médicas de los salarios de otras categorías salariales”.

Y para que no quepan dudas, el documento concluye que “(…) creemos firmemente que, tanto antes como después de las próximas elecciones nacionales, el diálogo social debe ser el método de trabajo por excelencia (…)”.

Indudablemente, que este sector sindical ya definió la política de no luchar contra el casi seguro gobierno del PAC, sino promover el “diálogo social”. Estos son cantos de sirena, porque los trabajadores se ven obligados a luchar en las calles porque los gobiernos de turno se hacen los sordos y ciegos ante los reclamos salariales. No es que a los trabajadores les guste la lucha en sí misma, sino que no queda otro camino, sobre todo cuando los gobiernos han decidido políticas que restringen o destruyen las conquistas laborales.

Claudicación y oportunismo

Este sector de la dirigencia sindical ha claudicado mucho antes que Luis Guillermo Solís asuma la Presidencia de la República. Todos sabemos que la difícil situación fiscal del Estado en Costa Rica no es culpa de los trabajadores, sino que es una consecuencia directa de los tratados de libre comercio que reducen los aranceles y los ingresos del Estado, además de la política de exenciones a las transnacionales, maquilas y grandes empresas nacionales y extranjeras.

Existen muchas ilusiones democráticas en las masas costarricenses sobre el futuro gobierno del PAC. Muchos creen que será completamente diferente a los gobiernos del PLN, y que los salarios y el nivel de vida mejorarán, pero la realidad nos indica que no será así. Una cosa son las genuinas ilusiones democráticas de las masas y otra, muy diferente, el oportunismo de este sector de la dirigencia sindical que contribuyó a la desmovilización del paro nacional del 20 de marzo, y que desde ya se prepara, sino para ocupar puestos en el futuro gobierno del PAC, al menos para contribuir a desarticular las luchas que inevitablemente surgirán como producto de la crisis capitalista

Johnny Araya renuncia y se despide

Por Ramón Sibaja

La sorpresiva renuncia de Johnny Araya, candidato presidencial del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), no ha sido un rayo en cielo sereno. Es el último acto de la prolongada agonía del régimen político instaurado con la Constitución de 1949, de la enorme crisis que sacude al PLN, --el principal sostén del Estado burgués en Costa Rica--, cuya mayor expresión ha sido el caótico gobierno de Laura Chinchilla.

El giro hacia la izquierda y el centro

Araya comenzó la campaña electoral como el seguro ganador de los comicios, pero en el transcurso de la campaña las cosas cambiaron abruptamente. El Frente Amplio (FA) se catapultó como el partido que a nivel nacional capitalizaba por la izquierda el descontento de masas, pero por el efecto negativo de la “campaña del miedo”, orquestada por los empresarios, no acumuló la fuerza suficiente para llegar como finalista a la segunda vuelta.

El Partido Acción Ciudadana (PAC), que venía de sufrir una grave erosión, se recuperó en el transcurso de la campaña y fue quien más capitalizó la crisis del PLN. De conjunto podemos decir, sin temor a exagerar, que se operó un viraje a la izquierda del electorado costarricense: Un sector importante (17%) rompió con los partidos patronales y se inclinó por la izquierda reformista del FA. Otro sector importante abandonó la extrema derecha del Movimiento Libertario (ML) giró hacia el centro, es decir, apoyó al PAC. Y la propia base electoral del PLN también giro hacia su izquierda y votó al centro por el PAC.

Este giro hacia la izquierda y el centro es una consecuencia directa de la crisis capitalista, de los constantes recortes a los beneficios sociales, del aumento de la pobreza, en un país que hasta hace poco era considerado el reino de la felicidad.

Crisis del bipartidismo sacude al PLN

La crisis del bipartidismo en Costa Rica comenzó con la irrupción del PAC, desprendimiento del PLN, en las elecciones del año 2002, recién ocurridas las luchas contra el Combo del ICE

Pero al mismo tiempo que entraba en crisis el bipartidismo, también se aceleró la propia crisis del PLN, acentuando el pleito entre sus corrientes internas. En este proceso la corriente liderada por los hermanos Oscar y Rodrigo Arias, cuya principal bandera ha sido la aplicación del neoliberalismo, terminó copando el aparato del PLN, desplazando a otras.

La crisis del bipartidismo primero derrumbó al Partido de Unidad Social Cristiana (PUSC) y ahora acaba de golpear duramente al PLN. La casi desaparición del PUSC permitió al PLN sobrevivir holgadamente a su crisis, pero presionado electoralmente por la escisión representada por el PAC, el cual reclama volver a los viejos planteamientos socialdemócratas del Estado benefactor.A pesar de su crisis el PLN sigue siendo una formidable maquinaria electoral, que ha logrado imponer dos gobiernos consecutivos (Oscar Arias y Laura Chinchilla).

La candidatura de Johnny Araya y el boicot de las otras corrientes

Johnny Araya fue durante 22 años alcalde de los 11 distritos que componen el área metropolitana de la capital San José. Es hermano de Rolando Araya, derrotado candidato presidencial del PLN en el año 2002. Los hermanos Araya son sobrinos del expresidente Luis Alberto Monge (1982-1987) y representan una corriente abiertamente adversaria del Arismo.

En las elecciones municipales del año 2010, la cúpula del PLN controlada por el Arismo, boicoteó solapadamente la campaña de Araya, quien se reeligió en el cargo por escaso margen. No estamos solo ante odios personales, sino ante una lucha palaciega por el control del aparato del PLN, entre dos corrientes que representan proyectos con diferencias de matices

En las elecciones internas del año 2013, Rodrigo Arias fue forzado a renunciar a la pretensión de encabezar la candidatura presidencial del PLN, bajo la fuerte presión de otros grupos de poder, que lo acusaron de actos de nepotismo y corrupción. Este hecho le abrió el camino al entonces alcalde Johnny Araya, quien con un discurso renovador obtuvo mayoría de delegados en la convención del PLN, conquistando la postulación presidencial para las elecciones del 2014. Pero una cosa es ganar el voto de los delegados y otra, muy distinta, la de los grupos de poder que financian las campañas electorales. Fue una victoria pírrica para Araya, quien había sido derrotado en las elecciones internas del 2010, ante la candidata del Arismo, la actual presidenta Laura Chinchilla, la cual terminó distanciándose de los hermanos Arias, agudizando la crisis interna del PLN.

Oscar Arias no participó en la campaña electoral a favor de Araya, en una evidente actitud de boicot. Araya representaba un corriente olvidada del PLN, que en cierta medida buscaba como distanciarse del giro neoliberal encabezado por el Arismo, acercándose con ello peligrosamente a las posiciones del PAC pero este acercamiento ideológico no logró cuajar por los bemoles propios de la campaña electoral. Incluso, Araya en su desesperación de ganar apoyo entre las masas, se atrevió a criticar públicamente a la conducción del PLN y la desastrosa gestión de Laura Chinchilla:“(…) Tiene su cuota de responsabilidad, la presidenta y nuestro propio partido. Yo he venido hablando de una renovación del Partido Liberación Nacional (PLN), tiene que renovar sus compromisos, sus ideas, sus liderazgos, recuperar su proyecto socialdemócrata (….) Tenemos que ser capaces de hacernos una autocrítica porque, a pesar de ser Gobiernos nuestros en Costa Rica, ha habido un estancamiento de la pobreza, un crecimiento de la desigualdad y hemos tenido hechos de corrupción (…) un ajuste en el modelo de desarrollo, pues el actual, en el que priman la diversificación de las exportaciones y la captación de inversión extranjera directa, “ha generado crecimiento económico, pero no desarrollo social (…) Creemos que no se trata de abandonar ese modelo exitoso (de las exportaciones), sino de hacer un ajuste para que podamos darle un mayor impulso a lo que nosotros llamamos la otra turbina de la economía, que es el sector de la economía tradicional” (EFE, 16/11/2013).

Estos postulados de la corriente de Araya fueron muy tenues, pero indicaban que representaba un sector burgués distinto a la corriente predominante del Arismo. Por eso los odios personales se transformaron en odios de fracciones de clase burguesa. Tenemos muy poca información de los pleitos palaciegos en las alturas, pero como un destello Diario Extra informó que las corrientes Arista y Figuerista dentro del PLN, se habían puesto de acuerdo en boicotear al candidato Araya en la segunda vuelta. La coincidencia se debe no solo a que comparten el proyecto neoliberal, sino a las pretensiones tanto del expresidente José María Figueres Olsen, hijo del caudillo liberacionista, y de Rodrigo Arias, quienes se postularían para el periodo 2018-2022. Lo que si queda claro es que el candidato Araya no refleja los intereses ni la confianza política de los grupos económicos más importantes.

Detonante de la crisis: la encuesta de la UCR

Producto del amplio descontento social, de la crisis del PLN y del pleito entre los grupos de poder, finalmente Araya fue derrotado en la primera vuelta por el PAC, que obtuvo 25,045 votos más que el candidato del PLN. Algo nunca visto estaba ocurriendo en la pacifica Costa Rica. La derrota de Araya en primera vuelta desencadenó la ofensiva en su contra. Jorge Sánchez, ex viceministro de Vivienda, fue el primero en solicitar la renuncia de la candidatura de Araya.

Posteriormente, la prensa burguesa publicó la encuesta de la UCRcon fecha 4 de Marzo del año en curso, cuyos pronósticos eran demoledores: el candidato del PAC ganaría la segunda vuelta con un 64,4% de los votos, mientras que Araya seria derrotado con un 20,9%. El voto de los otros candidatos durante la primera vuelta, terminaría apoyando al PAC en la segunda vuelta.

La renuncia de Araya

La encuesta de la UCR reflejó un fuerte sentimiento popular contra de la continuidad del PLN en el gobierno. Al día siguiente, Araya anunció que se retiraba de la contienda. Esto es algo curioso, porque el artículo 138 de la Constitución Política impide a los candidatos presidenciales retirarse de la contienda: No pueden renunciar la candidatura para la Presidencia o vicepresidencias los ciudadanos incluidos en una nómina ya inscrita conforme a la ley, ni tampoco podrán abstenerse de figurar en la segunda elección los candidatos de las dos nóminas que hubiera obtenido mayor número de votos en la primera".

Este aspecto fue señalado inicialmente por el diario La Nación, pero inmediatamente guardó silencio. Todos derramaron lágrimas pero nadie cuestionó el hecho. Araya justificó su renuncia en los siguientes términos: “He comprobado la existencia de una voluntad inclinada más y más por el relevo del partido en la gestión del Gobierno. La campaña hacia la segunda ronda de votación se presenta muy difícil y llena de obstáculos (…) Los recursos y el tiempo son tan limitados como inmensa es la tarea de revertir la tendencia contraria. Por razones éticas, es inaceptable el recurso a tácticas innobles en el afán de variar las percepciones políticas (...). La prudencia aconseja no gastar millones de colones en propaganda, reuniones y movilizaciones. Acatamos las normas constitucionales aplicables, pero me abstendré de cualquier actividad electoral” (La Nación, 6/3/2014).

Oscar Arias se lava las manos

Ya hemos visto que el Arismo mantuvo una actitud de abierto boicot al candidato Araya, por representar otros intereses. Al ser entrevistado, Oscar Arias, en lenguaje ambivalente, dijo: “Johnny por supuesto no me consultó lo que pensaba hacer, no tenía por qué hacerlo, pero si me hubiera consultado, mi consejo hubiera sido que no renunciara. Las luchas que uno emprende en la vida, debe terminarlas”, expresó.

(…) Yo se lo manifesté al mismo Johnny hace tan solo unos pocos días; la opinión pública no quiere que Liberación continúe en el gobierno. El camino es muy empinado, porque después de este gobierno, es imposible que alguien quiera que el partido responsable por el gobierno de Laura Chinchilla se mantenga en el poder” (La Nación, 6/3/2014).

Antonio Álvarez Desanti, jefe de campaña del PLN, admitió que: “Hay en el país un sentimiento que el continuismo es malo, y que ese continuismo se manifiesta con un tercer gobierno del mismo partido, esto no es un rechazo contra Johnny, creemos que el país pasa una factura” (Extra, 6/3/2014).

El argumento que el continuismo es malo es solo una justificación ante la opinión pública, para que admita la renuncia de Araya sin mayor conmoción.

Clavándole las banderillas al PAC

Los grupos de poder dentro del PLN se han reagrupado y han preferido un triunfo del PAC antes que una dura e insegura pelea por la segunda vuelta. Con esta espectacular maniobra defensiva quieren deslegitimar una victoria electoral del PAC, obligándolo a realizar alianzas y adoptar políticas conjuntas que terminarán distanciándolo de los originales postulados socialdemócratas de esta escisión del PLN. Sin una mayoría dentro de la Asamblea Legislativa, por muy conciliador que sea el discurso del PAC a favor de la unidad nacional y la concertación nacional, no podrá realizar ninguno de sus planteamientos de campaña electoral. Al realizar alianzas, tendrá que ceder posiciones antes sus aliados. Si te corres te mato, si te paras te tiro. En realidad, aunque el PAC ya ganó las elecciones, todo indica que será el gran perdedor. Ni la situación económica a nivel nacional e internacional, ni la composición de la Asamblea Legislativa favorecen a un gobierno del PAC.

Las dirigencias sindicales oportunistas, como la que representa Albino Vargas, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), ya han se han deshecho en elogios a favor del gobierno del PAC, incluso han llamado a la desmovilización de la huelga nacional convocada para el 20 de Marzo, en protestas por los bajos salarios.

Vamos a un periodo de conciliación e ilusiones democráticas, pero la crisis fiscal y el desempleo harán que estas ilusiones desaparezcan rápidamente.


Por Ramón Sibaja

El pasado 11 de febrero, cuando los trabajadores todavía no se recuperaban de la borrachera electoral, el gobierno de Laura Chinchilla, mediante decreto ejecutivo decidió aumentar en un 0,43% el salario de los empleados públicos para el primer semestre del año 2014. Este “Decretazo” nos hizo despertar y volver a la dura realidad.

En esa ocasión, Laura Chinchilla justificó el raquítico aumento de salarios de la siguiente manera: "Nosotros lo único que hemos pedido es comprensión de los trabajadores del sector público y lo único que hemos venido pidiendo, de manera reiterada por más de un año, es que los sindicatos se sienten con el Gobierno a negociar la seria situación del déficit fiscal y el empleo público" (EFE)

Durante la administración Chinchilla, se produjeron reiterados ataques contra los pluses salariales y las conquistas laborales de los empleados públicos, so pretexto de combatir la crisis fiscal que carcome las finanzas públicas. En algunos casos, el gobierno impuso su agenda, en otros las constantes movilizaciones de los trabajadores públicos lo hicieron retroceder parcialmente.

Chinchilla entregará el gobierno el próximo 8 de Mayo, pero a manera de despedida ha asestado la última estocada: el Decretazo del 0,43%

El benéfico efecto del llamado unitario

La marcha del 25 de febrero no fu convocada por todas las centrales y sindicatos, como ocurrió en otras ocasiones, sino por un grupo de asociaciones de empleados públicos

La marcha agrupó a más de siete mil trabajadores y fue posible por el llamado unitario de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), por el Frente Interno de los Trabajadores del Instituto Costarricense de Electricidad (FIT-ICE), la Asociación de Trabajadores de Acueductos y Alcantarillados (ASTRAA), otros sindicatos y agrupaciones de izquierda.

Las asociaciones sindicales habían exigido en la mesa de negociaciones un aumento salarial del 3,62 %, pero la repuesta de Chinchilla fue el ridículo aumento salarial del 0,43%, utilizando una metodología de cálculo que el gobierno logró imponer a los sindicatos en el año 2007 y que ya no corresponde a la realidad. El aumento de salarios debe compensar el costo de la vida y la inflación.

El machete del déficit fiscal

Cada vez que hay reclamos salariales el gobierno de turno desenfunda el machete de la crisis fiscal y amenaza con cortar la cabeza a la clase trabajadora. Costa Rica registró en el año 2013 un déficit fiscal del 5,4 % de su Producto Interno Bruto (PIB), una cifra realmente alarmante, pero este cráter en las finanzas públicas no es culpa de los trabajadores sino que es producto del pago desigual de los impuestos.

Las políticas neoliberales han creado múltiples exenciones a los grandes empresarios y las empresas transnacionales, mientras el gobierno prácticamente asalta a la clase media y a los asalariados, clavando impuestos a quienes tienen menos ingresos. Además, con la implementación del CAFTA-DR hay menos recaudación, debido a que los productos importados no pagan determinados aranceles.

El resultado es una vorágine que carcome las finanzas públicas. Por ello la lucha por la defensa del salario de los empleados públicos, está ligada directamente a la lucha por combatir el plan fiscal de los empresarios y del gobierno. Y esto se debe a que los salarios de los empleados públicos, y se financian con el presupuesto.

Se requiere un plan de lucha común

Han sido varias las experiencias unitarias exitosas, pero al poco tiempo vuelve a prevalecer la división y los intereses sectoriales sobre los intereses generales de la clase trabajadora.

Lo primero que debemos plantearnos es la lucha conjunta de empleados del sector público y del sector privado. En Costa Rica más de 600, 000 trabajadores del sector privado no ganan el salario mínimo, ni tienen derecho a organizarse en sindicatos, a pesar de las aparentes bondades de la democracia burguesa costarricense.

La pobreza aumenta de manera galopante en Costa Rica. Debemos luchar por defender los pluses y por un aumento de salarios cada vez que suba el costo de la vida, por el congelamiento de precios de los servicios básicos. Los servicios públicos deben estar en manos del Estado, bajo el control de los trabajadores. Las asociaciones de trabajadores de servicios públicos debemos tener injerencia en la definición de las tarifas o precios

El Frente Amplio es ahora una poderosa fuerza electoral de izquierda

Por Orson Mojica

Los resultados de las elecciones generales del pasado 2 de Febrero representan un tsunami político en Costa Rica. Las encuestas pronosticaban una segunda vuelta entre el gobernante Partido Liberación Nacional (PLN) y el Frente Amplio (FA), un partido reformista de izquierda, pero al final los resultado fueron diferentes: Luis Guillermo Solís, candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC) quedó en un primer lugar con el 31% de los votos, en el segundo lugar quedó Johnny Araya, candidato del PLN, con el 29,6% de los votos , y en el tercer lugar quedó José Maria Villalta, candidato del partido Frente Amplio con un 17% de los votos. Al no obtener el 40% de los votos ninguno de los candidatos, se realizará una segunda vuelta electoral el próximo 6 de abril.

¿Qué pasó?

Las encuestas reflejaron parcialmente la realidad. El crecimiento del FA obedeció a un fenómeno por medio del cual las masas, duramente golpeadas por la crisis, rompen políticamente con los partidos patronales tradicionales. Este fenómeno es altamente progresivo, sobre todo en un país de tradiciones muy conservadoras, como Costa Rica.

Ante el inusitado crecimiento del FA en las encuestas, la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP), el estado mayor de la burguesía, sonó las alarmas e inició una “campaña de miedo” con un claro objetivo: evitar que la voluble clase media, especialmente del Valle Central o Gran Área Metropolitana (GAM), permitiera que el FA quedase en segundo lugar durante la primera vuelta.

Igual que el memorando de Kevin Casas, durante la pelea por referéndum sobre la ratificación del CAFTA en el año 2007, la campaña del miedo cumplió sus metas principales: restó votos al FA, que bajó del 23% de intención de votos a un real 17%, sacándolo del juego electoral ante una casi segura segunda vuelta. Sin lugar a dudas, la campaña del miedo le restó votos al FA, pero no anuló el fenómeno político electoral que éste representó en las pasadas elecciones, sobre todo en sectores de trabajadores y clase media baja.

Paralelamente, se produjo otro fenómeno político: ante el temor de que el FA pasase a disputar el gobierno en una segunda vuelta, bajo la influencia del desgaste del PLN, un importante sector de su electorado tradicional, especialmente de la clase media, giró asustado hacia el PAC, el hermano bastardo del PLN, permitiendo la resurrección política de aquel, que venía de sufrir una grave erosión. Entonces, el crecimiento electoral del PAC es producto de la combinación de estos dos fenómenos políticos, lo que vuelve muy inestable las bases sociales de un posible gobierno del PAC.

El vacío de un Frente de izquierda lo terminó ocupando el FA

En Costa Rica existen seis grupos o partidos que se reclaman del trotskismo, pero solo dos lograron inscripción electoral: El Partido de los Trabajadores (PT) logró el registro a escala nacional, y el Nuevo Partido Socialista (NPS) solamente a escala provincial en Heredia.

En agosto del 2013, cinco meses antes de las elecciones, planteamos la urgente necesidad de que se realizara un frente electoral de izquierda, a partir de esa enorme conquista que representaba el registro del PT a escala nacional. En esa oportunidad dijimos lo siguiente: “El 1 de agosto venció el plazo para la constitución de alianzas electorales. Pero no todo está perdido. Es posible todavía impulsar una unidad electoral a partir del registro nacional del PT, pero sin imposiciones burocráticas. Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a la realización de una Conferencia Nacional Abierta de todos los luchadores, que incluya a los más prestigiados dirigentes sindicales, cuyo boleto de entrada sea el respaldo verificable de sus bases. En esta Conferencia Nacional deben participar todos los sectores sindicales o del movimiento campesino y popular, partidos o grupos de izquierda, especialmente aquellos que se reclaman del trotskismo, para escoger democráticamente al candidato presidencial y candidatos a diputados. Lo más conveniente es que Héctor Monestel deponga su candidatura, para iniciar la discusión y elección democrática del candidato más idóneo. Este proceso debe ser extensivo para los otros tipos de elección”. (El Socialista Centroamericano No 161).

Nuestro llamado unitario cayó en costal roto. La actitud del PT fue de canibalismo sobre los otros grupos, imponiendo su hegemonía a cualquier costo, desechando activistas y aliados vitales en cualquier campaña electoral. Los principales candidatos a diputados del PT no eran dirigentes sindicales representativos, sino sus propios afiliados que con heroísmo militante han conquistado puestos sindicales, salvo el caso del compañero Freddy Rodríguez, que no era militante del PT y que representaba a un importante sector social como es el sindicato de pescadores de Puntarenas (su votación de 6,71% de los votos no es una casualidad, confirma nuestro análisis y nuestra critica).

Las masas trabajadoras no esperaron a que los grupos trotskistas saldaran sus discrepancias. Cuando los revolucionarios no tienen la capacidad de prever los acontecimientos, otras fuerzas ocupan el vacío. Parte del fortalecimiento electoral del FA se debe a que la izquierda trotskista fue incapaz de superar sus diferencias para dar paso a un frente electoral, desde la base de los sindicatos, que podía constituirse si el PT abría sus listas a los principales dirigentes de la clase trabajadora.

Repuesta sectaria ante el fenómeno progresivo del FA

Tanto el PT como el NPS reaccionaron sectaria y equivocadamente ante el fenómeno electoral progresivo alrededor del FA.

En una Declaración con fecha 20 de Enero del 2013, el NPS caracterizó que “(….) el carácter de la votación de Villalta es políticamente confuso, reflejando así el límite “anti neoliberal (…) El voto a Villalta expresa una cierta aspiración al regreso del nivel de vida de Costa Rica de los 60 y 70, por parte de capas medias y de sectores más populares (e incluso obreros) (…) su candidatura ( representa) un muy marcado carácter conciliador y conservador, al punto que Villalta ni siquiera ha apoyado el aborto y hace un esfuerzo permanente para parecer un candidato confiable a la burguesía (…) desde el NPS señalamos claramente que con Villalta el dominio burgués no se detendrá, sino que probablemente se hará insostenible, ya que Villalta quiere hacer sostenible aquello que se deteriora rápidamente: el Estado burgués costarricense (…) Por estos motivos no podemos acompañar la campaña de Villalta, porque nos parece que su perspectiva tímidamente reformista…”.

La conclusión del NPS fue llamar a votar críticamente por Héctor Monestel, candidato presidencial del PT, y lógicamente llamó a votar por sus candidatos a diputados en la provincia de Heredia.

Por su parte el PT caracterizó que existe un progresivo giro de un amplio sector del electorado que no quiere ver un nuevo gobierno del PLN. Sin embargo, esta ruptura (que es altamente progresiva) tiende a quedarse a medias (…) Consideramos que el Frente Amplio ha dejado de ser un partido independiente de las cámaras empresariales y gobernaría para mantener vigente todo el modelo impuesto por el TLC con Estados Unidos y la dictadura empresarial en el sector privado que impide la libre organización de los trabajadores (reconocemos que el FA es) una organización independiente de las cámaras empresariales y que eran la única organización política nacional (excepto el PT), que no tenía empresarios dentro de su partido. (...) Es muy evidente que Villalta y la dirección del Frente Amplio, tiene un pacto político por defender los pilares del modelo que se impuso en los últimos 30 años desde los PAES (…) Desde el PT estamos convencidos que este programa del FA obedece a un acuerdo con la oligarquía y el imperialismo para verse confiable y que le permitan ser gobierno” (Socialismo Hoy No. 60, Enero 2014).

En sus publicaciones y en la página web del PT podemos encontrar miles de citas parecidas, que no podemos reproducir por motivos de falta de espacio. El eje de la campaña electoral del PT fue la autoproclamación como un partido clasista, el ataque contra el programa reformista del FA, descuidando que el eje central siempre tiene que ser contra el gobierno de turno.

Programa versus dinámica de las masas

La participación del NPS y del PT en las pasadas elecciones, reviven un viejo debate sobre el método del Programa de Transición, elaborado por León Trotsky antes de su asesinato, y que constituye la base metodológica de las organizaciones que se reclaman del trotskismo.

Como se puede apreciar, a pesar de las diferencias, tanto el NPS como el PT, coincidieron en criticar el programa reformista del FA, lo cual es correcto, pero le dieron la espalda al fenómeno altamente progresivo que se nucleaba alrededor de la candidatura de Villalta. Priorizaron la pureza del programa socialista en abstracto por encima de la dinámica de las masas.

El programa socialista, aunque deviene de la realidad objetiva, en sí mismo no es revolucionario, si no prende en la conciencia de las masas, si éstas no lo hacen suyo. Tiene que existir una relación entre el programa socialista y las masas. Tanto el NPS como el PT no emplazaron a Villalta y al FA a retomar tales o cuales puntos del programa socialista que decían defender, sino que el eje fue la denuncia de la candidatura del propio Villalta, convirtiéndose objetivamente en el ala izquierda de la campaña del miedo.

Una política y un método diferentes

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), cuya sección costarricense ha comenzado a construirse, planteamos una política y un método diferente: llamamos a votar críticamente por los candidatos del FA, por considerar que reflejaban una altamente progresiva dinámica de ruptura de las masas con los partidos patronales, pero criticando el programa reformista. Los desastrosos resultados del NPS en Heredia, que obtuvo solamente 256 votos, y los bajísimos porcentajes de votación obtenidos por el PT a nivel nacional (0.25% para la presidencia y 0.63% para diputados), fueron productos de una política electoral sectaria y autoproclamatoria.

Es hora de discutir un balance sobre la pasada campaña electoral, entre los grupos de izquierda en Costa Rica, y al mismo tiempo cerrar filas en el llamado a votar nulo en la segunda vuelta electoral.

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