Por Sebastián Chavarría Domínguez

Es un hecho incuestionable. La fórmula presidencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), encabezada por el sempiterno candidato Daniel Ortega y ahora acompañado por Rosario Murillo, su influyente esposa, formaliza muchos de los cambios que en los hechos se operaron en el régimen político desde el 2007 en adelante.

Concentración de poder

La concentración del poder en manos de una sola persona, Daniel Ortega, por encima de otras personalidades y corrientes dentro del FSLN, no es un hecho nuevo. Es un proceso que arrancó desde 1990, cuando el FSLN perdió el gobierno, pero conservó importantes cuotas de poder dentro del Estado, especialmente en el Ejército y la Policía.

En un sinuoso y complejo proceso político, repleto de pugnas internas y conspiraciones palaciegas, de reagrupamientos y rupturas, la figura de Daniel Ortega se convirtió en el eje de poder dentro del FSLN y, por lo tanto, en la principal figura con la cual debieron negociar los gobiernos del periodo neoliberal (Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños).

Este proceso fue facilitado por un hecho objetivo, la crisis del FSLN después de la derrota electoral de 1990. Daniel Ortega se encargó de controlar los sellos y el aparato del partido FSLN, y desde esa posición mantuvo la estrategia de recuperar el poder por pedazos, manteniendo la cuota de poder de los diputados dentro de la Asamblea Nacional, que le permitía vetar leyes; recuperando poco a poco el número de alcaldías, desde de donde fortalecía y ampliaba su clientela electoral; retomando el control de las instituciones, atrincherándose de manera privilegiada en el poder judicial.

La astucia política se combinó con una prodigiosa habilidad para realizar componendas y maniobras, como el famoso y criticado pacto Alemán-Ortega en 1999, que le permitió obtener el 50% de las cuotas de poder en las instituciones del Estado. ¿Cómo puede un individuo llegar tan largo? En realidad, no se trata de un individuo aislado. Daniel Ortega es el máximo representante de un grupo económico y de poder que surgió de la derrota de la revolución, la burguesía sandinista, que tiene como núcleo central a la alta oficialidad del Ejercito y de la Policía y que se ha convertido en la burguesía hegemónica.

El rol de Rosario Murillo

La concentración de poder pegó un salto de calidad en 2007, cuando, habiendo dividido al liberalismo, logró ascender limpiamente al poder. En este proceso, Daniel Ortega se había quedado prácticamente solo, acompañado únicamente por Bayardo Arce y Tomas Borge, pero estos estuvieron realmente alejados de las principales decisiones políticas.

El retorno de Daniel Ortega al poder en 2007, elevó al estrellato político a una nueva figura, su esposa Rosario Murillo, quien hasta ese momento se había desempeñado como maestra de ceremonias de los actos sandinistas. El rol de Rosario Murillo ha sido parte de este proceso de concentración de poder.

Rosario Murillo ha sido, de hecho, una primer ministro que maneja al gabinete de gobierno, aunque siempre subordinada a las decisiones del comandante Ortega. Murillo se transformó en la nueva ideóloga del FSLN, dándole un nuevo rostro al sandinismo en el poder, cambiando los colores rojo y negro por el rosado chicha, desechando el discurso antiimperialista por letanías a favor del cristianismo, la solidaridad y “socialismo”.

En el periodo 2007-2016 se produjeron intensas luchas por el control del FSLN, caracterizada por el avance sistemático de la corriente de Murillo, que gozó siempre del apoyo de Daniel Ortega, y el desplazamiento de líderes históricos como Bayardo Arce y Lenin Cerna y otros.

El reclutamiento de jóvenes, una necesidad en cualquier partido, se convirtió en una fuerza de choque contra la vieja guardia guerrillera. El FSLN de tradiciones guerrilleras no existe, ahora tenemos un aparato electoral que mastica las tradiciones de lucha del sandinismo pero que obedece al nuevo grupo de poder dentro del FSLN.

El inicio de la sucesión

El nombramiento de Rosario Murillo como candidata a la vice presidencia de la Republica, indica claramente que se ha abierto la sucesión de poder dentro del FSLN. Daniel Ortega, con 71 años de edad, muy enfermo, comprende que éste próximo periodo presidencial puede ser el último. Nadie es eterno.

A diferencia de Hugo Chávez, que a última hora nombró a Nicolás Maduro como sucesor político, Daniel Ortega viene preparando su sucesión desde hace muchos años, y la elegida es Rosario Murillo, la “eternamente leal” como dijo el propio Ortega en el acto de celebración del 19 de julio. Esta elección no es casual, si los otros dirigentes históricos del sandinismo han sido desplazados, lo único que queda es la sucesión dinástica.

La candidatura de Murillo disipa cualquier duda, si acaso existían. Inmediatamente el subconsciente nos lleva al somocismo, es decir, la sucesión dinástica del poder. Este es un tema polémico dentro del sandinismo y la sociedad nicaragüense. Todo indica que la vicepresidencia de Murillo, ante una factible muerte repentina de Daniel Ortega, será una regencia del poder, que seguramente le abrirá el paso a uno de los hijos, probablemente Laureano Ortega Murillo, iniciando una dinastía orteguista.

El problema es que la sucesión se inicia en vida y al lado de Daniel Ortega, en momentos en que existe un agotamiento del modelo sandinista después de 11 años de gobierno, cuando el valioso aporte de la ayuda petrolera venezolana está finalizando y cuando el panorama internacional se oscurece ante una probable presidencia de Donald Trump en Estados Unidos.

El remate de la oposición

Antes de dar a conocer la fórmula presidencial del FSLN, el gobierno sandinista asestó dos golpes demoledores a la oposición burguesa liderada por la Coalición Nacional por la Democracia (CND), conformada por el Partido Liberal Independiente (PLI) en alianza con el Movimiento Renovador Sandinista (MRS).

El primer paso fue la sentencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que resolvió un recurso de amparo que disputaba la representación legal del PLI, arrancándosela a Eduardo Montealegre para entregarla a Pedro Reyes, un desconocido dirigente de la minoritaria corriente del expresidente Virgilio Godoy. De esta manera, la CND se quedó sin casilla electoral, y de repente otro sector tiene la bandera y los sellos del PLI, dejando fuera de la pelea electoral al sector de Montealegre en alianza con el MRS.

La razón de ser de los partidos burgueses es la participación electoral, del resultado de las elecciones depende en gran medida ascender al gobierno u obtener cuotas de poder. Bayardo Arce justificó la decisión de la sala Constitucional por el hecho que, al parecer, Montealegre tenía planes de retirarse en medio de la campaña electoral, para restarle legitimidad a un casi seguro triunfo del FSLN.

El sector de Montealegre había montado una gran campaña nacional e internacional a favor de elecciones libres, vigiladas por la OEA y la ONU, un tema muy sensible para el sandinismo.

El segundo paso fue la reciente destitución de 28 diputados del PLI (16 diputados propietarios y 12 suplentes), electos bajo la bandera del PLI que dirigía Montealegre. Pedro Reyes, el nuevo presidente del PLI, en abierta alianza con el FSLN, demandó que los diputados le fueran fieles a las nuevas autoridades, basándose en la reforma constitucional del año 2014, que modificó el artículo 131 de la Constitución, de la siguiente manera: “(…) Los funcionarios electos mediante sufragio universal por listas cerradas propuestas por partidos políticos, que se cambien de opción electoral en el ejercicio de su cargo, contraviniendo el mandato del pueblo elector expresado en las urnas, perderán su condición de electo debiendo asumir el escaño su suplente”.

Pedro reyes denuncio a los diputados del PLI de “transfuguismo”, y el Consejo Supremo Electoral (CSE), bajo absoluto control del FSLN, le dio la razón y ordenó la destitución de aquellos que permanecían fieles a Montealegre.

Obviamente, hay un truco legal de parte de Pedro Reyes. Los diputados del PLI fieles a Montealegre no cambiaron de opción electoral, no se fueron a otro partido, no hicieron transfuguismo, sino que fue la dirección del PLI la que cambio de manos. Entonces, observamos toda una maniobra política con el objetivo de liquidar a la más importante opción electoral de la oposición burguesa.

Pero esta maniobra es totalmente antidemocrática, porque los diputados del PLI (incluidos los del MRS) recibieron 800,000 votos que reflejan la voluntad de un sector la población en las pasadas elecciones generales. este sector votó por una opción derechista contra del FSLN, pero ahora el gobierno sandinista los despoja a sus representantes, aunque nombre a los suplentes. Independientemente de que hayan votado por una opción derechista, se debe respetar la voluntad popular hasta las nuevas elecciones. Quien debe destituir a los diputados debe ser el pueblo, y no el gobierno y sus instituciones, amparados en un falso legalismo. El bonapartismo sandinista ha concentrado todo el poder, incluida la Asamblea Nacional.

Detrás de los golpes contra Montealegre y el MRS, lo que está haciendo en realidad el sandinismo es demoliendo principios básicos de la democracia burguesa, como es el respeto a la voluntad popular expresada en la votación.

Debe quedar claro cuál es nuestra posición. No defendemos a la derecha, mucho menos a Montealegre y al MRS. Pero alertamos sobre la evolución del régimen político concentrado en manos de la familia Ortega-Murillo.


Por José Rene Tamariz

El 17 de julio del año 1979 el último dictador de la dinastía de la familia Somoza, Anastasio Somoza Debayle, huye de Nicaragua hacia Miami debido al inminente triunfo de la insurrección popular y la contundente derrota de la guardia nacional (GN), cuerpo militar represivo y sanguinario, creado por el imperialismo yanqui en el año 1927. La destrucción del ejército y los demás cuerpos represivos significó, prácticamente la destrucción del Estado burgués en Nicaragua.

El 19 de julio de ese mismo año, entraban triunfante a Managua las tropas guerrilleras y masas revolucionarias y la dictadura de los Somozas, hija del imperio estadounidense, había sido destruida por una poderosa y violenta insurrección, acaudillada hábilmente por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), organización guerrillera formada en el año 1961.

Nicaragua y las intervenciones imperialistas

La historia de Nicaragua del siglo pasado, en gran parte, está determinada por las diferentes formas de intervenciones del imperialismo estadounidense en los asuntos internos del país. La posición geopolítica de la Nación; los permanentes conflictos intestinos entre liberales y conservadores, élites oligárquicas-burguesas entreguistas de la soberanía nacional y la extrema debilidad del proletariado nicaragüense, posibilitaron las ocupaciones del imperio yanqui.

Las características de las clases dominantes de esa época son el producto de las debilidades estructurales del desarrollo del capitalismo nicaragüense. Los intentos y medidas del régimen del general y cafetalero liberal, José Santos Zelaya (1893-1909), por promover cierto desarrollo nacional y modernizar Nicaragua, obtuvo la virulenta oposición de los conservadores, porque esas medidas favorecían el fortalecimiento de la facción liberal en detrimento de la fracción conservadora.

A finales del año 1909, renuncia el general Zelaya, producto del alzamiento militar de los conservadores en la zona atlántica y las presiones imperialistas. Entonces, “La era Zelaya llegó a su fin como resultado de una revuelta del Partido Conservador, en alianza con un grupo de liberales desafectos, y apoyados por el gobierno de los Estados Unidos. El intento de Zelaya de impulsar la construcción del canal sin participación estadounidense, la negociación de importantes préstamos con consorcios europeos, sumados a su intromisión en los asuntos internos de Honduras, motivó al secretario de estado Philander Knox a apoyar a los enemigos políticos del dictador liberal para lograr su derrocamiento…”. (Knut, 2004: 32).

El derrocamiento del régimen de Zelaya, marca el inicio de las sucesivas intervenciones militares y de todo tipo de intromisión del imperialismo yanqui en Nicaragua. De esta forma, la nación se transforma de un país semicolonial a neocolonial, mejor conocido en la historia nacional como “protectorado” (1910-1932). Cuenta Pío Bolaños, quien fue secretario personal del general Zelaya y cónsul en Nueva York, que en octubre de 1910 llegó a Managua, el agente del imperialismo yanqui, Thomas Dawson, a suscribir convenios de sujeción de los gobernantes de turno a los dictados de los Estados Unidos de América. Nuevamente en noviembre del año 1911 llegó a Nicaragua, el agente financiero imperialista Ernest Wands, para profundizar la entrega de Nicaragua al imperio estadounidense. De esa forma “Prácticamente, hoy día, los banqueros Brown Bros y J. & W. Seligman & Co., de Nueva York, son los dueños de las rentas y propiedades de la República de Nicaragua…”. (Bolaños, 1984: 17). Entonces, a partir del año 1910, se inicia la formación del protectorado del gobierno de los Estados Unidos sobre Nicaragua, el cual asume el control total del país: financiero, fiscal, económico, político y gubernamental.

Para mantener el control del nuevo colonialismo en Nicaragua, el imperialismo yanqui, realiza sucesivas intervenciones militares, además de las anteriores señaladas, en los años 1912-1925 y 1926-32. Contra esta última intervención imperialista es la que lucha el general Cesar Augusto Sandino. Al retirarse las tropas estadounidenses en el año 1925, se inicia una revuelta militar de los liberales en contra del gobierno de Adolfo Díaz, gobierno que le fue transferido a este por el golpista, general conservador, Emiliano Chamorro, que había derrocado al gobierno libero-conservador de Sacasa-Solórzano.

El general Augusto Cesar Sandino, militar liberal, luchaba al lado del ejército liberal para restituir a ese gobierno, electo mediante elecciones. Producto de esta sublevación militar, regresan nuevamente las tropas imperialistas a poner el orden en su protectorado. Imponen la rendición al ejército liberal mediante el pacto Stimson-Moncada en 1927, mejor conocido como pacto del espino negro. A esta rendición se opone el General Sandino. No entrega las armas y comienza la lucha guerrillera en las montañas del norte de Nicaragua en contra de las tropas ocupantes.

Surgimiento de la dictadura de la familia Somoza

La dictadura de Anastasio Somoza García (1936-1956), surge como el producto de la combinación de varios factores. En primer lugar, el desarme de los ejércitos de las fracciones burguesas, liberales y conservadores, producto del pacto del espino negro, la conformación de la guardia nacional y el posterior nombramiento de Anastasio Somoza García, como jefe director de las fuerzas armadas, contribuyen a darle mucho poder a este testaferro del imperialismo yanqui.

En segundo lugar, el fusilamiento del General Sandino y de sus seguidores, que habían negociado un acuerdo de paz con el Presidente Sacasa, a manos de la guardia nacional, facilitan que Somoza se erija como única fuerza militar decisiva en el escenario nacional. En tercer lugar, el hábil manejo por parte de Somoza de las divisiones entre liberales y conservadores, así como el débil gobierno de Sacasa, sumado al deterioro de la situación económica de esa época, su suman como elementos que, al final, conducen a Somoza a dar el golpe de estado contra Sacasa y, posteriormente, erigirse como candidato presidencial único en las elecciones del año 1936.

De ese modo surge la dictadura de la familia Somoza que se perpetúa a lo largo de 43 años. EL viejo Somoza García, padre de la dictadura dinástica, es ejecutado por Rigoberto López Pérez en el año 1956. Siendo su hijo mayor, Luis Somoza Debayle, presidente del Congreso, es electo Presidente interino y, posteriormente, mediante unas elecciones fraudulentas en el año 1957, se hizo Presidente de Nicaragua por el periodo 1957-1963. Una vez terminado su mandato, Luis Somoza que se presentaba como un “modernizador” y “reformista”, hizo elegir a un títere, René Schick, como candidato a la Presidencia de la República la cual ganó, mediante fraude electoral.

Para las próximas elecciones, el tercer dictador de la familia dinástica, Anastasio Somoza Debayle, se hizo nombrar candidato a la Presidencia, la cual, nuevamente, mediante fraude electoral, ganó en el año 1967, manteniéndose, mediante la represión sanguinaria y elecciones fraudulentas sucesivas con la complicidad del partido conservador, en el poder hasta su derrocamiento violento en 1979.

El triunfo de la revolución

El 19 de julio del año 1979 triunfa la revolución nicaragüense. La victoria de la insurrección y revolución nicaragüense fue el producto de la combinación de factores nacionales e internacionales que, la dirección sandinista, logró comprender y aprovechar para colocarse a la cabeza y dirigir ese poderoso y glorioso ascenso del movimiento de masas. Para finales de los años 70, la dictadura de la familia Somoza se encontraba en franca crisis económica, pero, principalmente, en una terrible crisis política.

La dictadura se encontraba agotada y las masas la odiaban. Las familias consideraban a la dictadura una amenaza para la sobrevivencia de sus familias, ya que la guardia somocista y sus demás organismos de represión asesinaban a diestra y siniestra a todos los jóvenes, por considerarlos potenciales guerrilleros, independientemente de que fueran o no sandinistas. Aquí el factor social y político se convirtió en un elemento objetivo. Por otro lado, los hijos de las familias de clases medias y ricas, se incorporaban masivamente a las filas de diferentes tendencias del sandinismo porque se habían radicalizado, en parte, por las contradicciones económicas que esas familias tenían con los sectores burgueses surgido del somocismo. Este factor explica las grandes movilizaciones cotidianas, tomas de iglesias, huelgas estudiantiles en secundaria, enfrentamientos armados e insurrecciones espontaneas que se produjeron a lo largo de los años 1976, 1977, 1978 y 1979.

Sobre este poderoso movimiento espontáneo de masas, la dirigencia del FSLN logró cabalgar y dirigir para encuadrarlo bajo su conducción. He aquí, precisamente, donde se encuentra la habilidad política y comprensión correcta de los fenómenos sociales y políticos, por parte de la dirigencia del FSLN, principalmente de la tendencia insurrecional, que se producían en Nicaragua. A su vez, estos factores nacionales coincidieron a nivel internacional con cierta debilidad del imperialismo yanqui, producto de su contundente e histórica derrota en Vietnam en el año 1975, lo cual condujo al imperio yanqui a variar su política de apoyo incondicional a la dictadura de la familia Somoza.

A su vez, la socialdemocracia internacional y otros gobiernos latinoamericanos, comenzaron a dar apoyo político, económico y militar al FSLN, pero obviamente, con la intención de influir y decidir sobre el curso y final de los acontecimientos y la inminente caída de la dictadura somocista. Es importante destacar, en este apartado, para hacer honor a la verdad que la organización del FSLN fue un enemigo irreconciliable de la dictadura de los Somoza, de la cual siempre buscó su destrucción, por la vía armada.

No obstante, se debe señalar claramente los límites de la conducción del FSLN, en sus distintas variantes. El sandinismo combinaba a nivel político-ideológico el nacionalismo del general Cesar Augusto Sandino con algunas nociones del socialismo burocrático y deformado del stalinismo y el castrismo. Esta amalgama contradictoria, confusa y equivocada, combinada con el carácter y composición social de las clases medias y altas de la dirigencia de las distintas corrientes del sandinismo, aunque tuviera una base plebeya, la condujo finalmente a lo que conocemos del sandinismo actual, tanto del FSLN en el poder actualmente, convertido en una burguesía emergente, como del MRS que se encuentra en la oposición, pero totalmente a la derecha y en alianza con las fuerzas más reaccionarias del país.

La conversión de una organización revolucionaria en un partido burgués y una nueva burguesía, no es nueva en la historia. Sin embargo, la transformación del FSLN como ejemplo histórico más moderno es importante y educativo para preparar a las nuevas generaciones de revolucionarios en lo que no se debe hacer. Sin duda alguna, forzando a la genética humana en una explicación social y política, podríamos decir que la transformación del FSLN en partido burgués y nueva burguesía, se encontraba en los “genes” del FSLN, pero que en su etapa ascendente eran “genes recesivos” que se ocultaban y enmascaraban y, en su fase decadente, esos “genes” se manifestaron y transformaron en “genes dominantes”.

La revolución nicaragüense y su influencia en Centroamérica  

Dado que los países centroamericanos, constituyen en los hechos, una unidad geográfica, económica y cultural, ese triunfo revolucionario en Nicaragua abre una situación revolucionaria a nivel de toda la región centroamericana, combinados con los factores económicos de relativa crisis internacional. El triunfo revolucionario en Nicaragua estimula y fortalece al movimiento popular y sus organizaciones a nivel regional. El Salvador en el 1979 también se encontraba en una profunda situación de crisis política con fuertes oleadas de huelgas, movilizaciones, acciones guerrilleras y todo tipo de acciones. Prácticamente, ese país estaba al borde de la guerra civil a inicios del año 1980.

Es por ello, que cientos de combatientes nicaragüenses con sus armas cruzan las fronteras y se dirigen a apoyar militarmente la revolución en El Salvador, para extender la revolución. Obviamente este es un proceso espontaneo y que se produce por fuera de la línea oficial del FSLN. Es por esta razón que la dirigencia sandinista reprime ese proceso espontaneo y luego lo canaliza de forma burocrática. A su vez, Guatemala, también se encontraba en una situación de fuertes enfrentamientos militares entre el ejército y las organizaciones guerrilleras, movilizaciones y huelgas. Sin embargo, en este país las fuerzas represivas del ejército logran tener una política de tierra arrasada y un combate más efectivo en contra de la guerrilla a la cual logran golpear.

Sin embargo, es evidente que, en Centroamérica, entre los años 79 y 81 el orden establecido por el imperialismo yanqui, mediante dictaduras militares, se encontraba en proceso de derrumbamiento y colapso. Si todo ese orden, al final, no se viene totalmente abajo se debe a la conducción del castrismo y el sandinismo que, producto de una política nacionalista, no tienen una política de extensión de la revolución región centroamericana. Castro aconseja a la dirección del FSLN no seguir el ejemplo de Cuba de expropiación total de la burguesía y, a su vez, la dirección sandinista no apoya totalmente, con hombres y armas, a las organizaciones de El Salvador y Guatemala, evitando con ello el triunfo revolucionario en esos países y, por ende, que termine imponiéndose la contrarrevolución y el imperialismo. Al final, esta política se vuelve en contra de la revolución nicaragüense que, en términos de 10 años, termina siendo derrotada por la política imperialista.

Las conquistas de la revolución nicaragüense

En el año 1979 y 1982 se emiten una serie de decretos y medidas altamente progresivos por parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), integrada por mayoría sandinista, Daniel Ortega, Sergio Ramírez y Moisés Hassan y dos representantes burgueses, Violeta de Chamorro y Alfonso Robelo. Se disuelve formalmente, aunque ya estaba destruida por la insurrección triunfante, la guardia nacional; se confisca todos los bienes de la familia Somoza que constituían el 20% de las tierras, explotaciones agrícolas, fábricas y otros negocios; se nacionaliza el sistema financiero; se nacionaliza el comercio exterior; se abole la pena de muerte; se reducen drásticamente los alquileres de casas, asestando un duro golpe a los dueños de casas; se declara la gratuidad de la educación universitaria; se realiza la alfabetización masiva de la población a lo largo y ancho del territorio nacional y muchos otros de gran importancia.

En el terreno de la salud, Nicaragua era el ejemplo a seguir en el tercer mundo sino también de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Leamos lo que se decía en aquella época: “Nicaragua es un caso especial. Los adelantos en la atención de salud realizado por el actual gobierno han mejorado significativamente las vidas de muchos nicaragüenses. En 1982, la Organización Mundial de la Salud designó a Nicaragua como el “país modelo” del Tercer Mundo en atención de la salud. En agosto de 1979, un sistema nacional de salud único unió a las 23 instituciones separadas existentes bajo el gobierno prerrevolucionario, y el sistema en su conjunto ha llegado a ser más eficiente y extensivo. El presupuesto de salud del país subió un 50% en el primer año después de la revolución…”. (Freiberger, 1989: 227). Obviamente, actualmente ninguna de esas conquistas existe, sino que más bien lo que existe es un profundo retroceso en todos los terrenos, a pesar de una relativa mejoría en relación a años anteriores.

Por otro lado, la sindicalización de los trabajadores entre julio del año 1979 a diciembre del año 1982 fue espectacular, pasando el número de sindicatos de 138 a 1200. ¡Un incremento de casi el 900 por ciento!! Pero, no solo se trataba del aumento numérico, sino que dentro de muchas fábricas se establecía un poder dual, ya sean que los dueños fueron privados o bien los gerentes fueran representantes del gobierno sandinistas. Los trabajadores en las fábricas sancionaban y despedían a los jefes, sometiéndolos a los dictados y resoluciones de las asambleas de los trabajadores que, a mano alzadas, imponían sus posiciones. En las fábricas y empresas existían de forma generalizada comisariatos que vendían a precios bien baratos los productos básicos a todos los trabajadores. Así sucesivamente, también sucedía en los barrios, haciendas y otros lugares.

Es importante destacar que, dentro de este proceso revolucionario altamente móvil e inestable, la izquierda revolucionaria se desarrolló e impulsaba la revolución hacia adelante, exigiendo la expropiación de todos los grandes capitalistas, la ruptura de las alianzas gubernamentales del FSLN con burguesía y el apoyo de los procesos revolucionarios en los demás países centroamericanos como una forma de fortalecer y extender la revolución nicaragüense.

La contrarrevolución y su desarrollo

Desde el año 1981, fecha en que asume la presidencia de los Estados Unidos, Ronald Reagan, comienza un ataque de este hacia la revolución nicaragüense. Este gobierno suspende préstamos tanto de ellos como de instituciones multilaterales, se desarrollan campamentos contrarrevolucionarios en la Florida; se autorizan operaciones militares encubiertas contra el gobierno sandinista; en el año 1983 se realiza ataque contra puerto Corinto y para los años posteriores, inician sus operaciones militares la guerrilla contrarrevolucionaria en contra de la revolución nicaragüense.

En esos años, el gobierno sandinista instaura el servicio militar obligatorio conocido patriótico (SMP). Producto de la guerra, la mayor parte del presupuesto de la República se destina a gastos de guerra; los EE.UU imponen el bloqueo económico a Nicaragua; se produce el desabastecimiento generalizado; se produce una gigantesca hiperinflación del 14 mil por ciento, la más grande del mundo; los ataques contrarrevolucionarios destruyen la infraestructura en diversos poblados; miles de jóvenes combatientes mueren los frentes de guerra y se producen otros males producto de la guerra contrarrevolucionaria. En síntesis, los efectos de la guerra someten a la población a una gran penuria, escasez, pobreza, miseria, hambre y muerte. Es un panorama dantesco el que produce la guerra contrarrevolucionaria.

El surgimiento de la contrarrevolución como la contraparte de la revolución era un fenómeno inevitable, sin embargo, el desarrollo de la contrarrevolución como un fenómeno de masas era evitable con políticas sociales, económicas y estructurales hacia sectores sociales claves, como eran el campesinado y las minorías nacionales de la costa atlántica. Debido a la naturaleza social y política de la dirigencia del FSLN, se cometen graves errores contra estos sectores como el reasentamiento forzado de los misquitos, la violación de sus costumbres, de su lengua y sus tierras, así como la no entrega de la tierra al campesinado pobre. Entonces, el crecimiento de la contrarrevolución con estas fuerzas sociales muy importantes, minorías nacionales y campesinado, trasforma las operaciones y actividades contrarrevolucionarias de las huestes somocistas en una guerrilla de masas que, posteriormente, conllevan a capitulaciones en las negociaciones y a la derrota de la revolución en las elecciones del año 1990.

La derrota de la revolución nicaragüense

La derrota electoral del FSLN a manos de la derechista y pro-imperialista Unión Nacional Opositora (UNO) en el año 1990 es el resultado y producto de una combinación de factores. La guerra civil contrarrevolucionaria de los últimos años de la década de los 80 diezmó no solo la capacidad económica para sostener el país, sino también la energía y los recursos humanos, los combatientes, para enfrentar exitosamente a la contrarrevolución.

Las familias y la población ya no aguantaban más los estragos de la guerra, estaban cansadas de la guerra. Las masas hambrientas, empobrecidas y con uno o varios hijos muertos en los combates, encontró, por la vía de las elecciones del año 1990, la forma de detener la guerra y votó masivamente en contra del FSLN. Este proceso subterráneo y soterrado, el FSLN no logró entenderlo y se confundían con las encuestas que le daban el triunfo y con las grandes movilizaciones que lograban en las ciudades y poblados, a pesar de la guerra. Fue un fenómeno político y social altamente contradictorio. Lo que pasa en las calles no se corresponde con lo que está pasando en la conciencia de las amplias masas que no se movilizan.

La derrota de la revolución condujo a graves retroceso a todos los niveles. Miles de nicaragüenses, producto del crecimiento de la pobreza, emigraron a Costa Rica, los Estados Unidos y otros países. Se desmontaron todas las conquistas sociales, políticas, sindicales y demás que aún quedaban, a pesar de las políticas de reacción de la dirigencia sandinista.

De aquella dorada época no queda nada, solo viejos personajes políticos y empresarios, muchos de ellos transformados en nuevos ricos y políticos burgueses, otros convertidos en tránsfugas políticos, viejos empresarios y millonarios, como los Pellas, que de ser expropiado en 1988 de su insigne empresa el Ingenio San Antonio, ahora es consultado y tomado en cuenta, junto con empresarios del COSEP, en la mayoría de las tomas de decisiones por el gobierno de Ortega. Continua intacto el sistema capitalista, a pesar de los duros ataques que sufrió en el proceso revolucionario. Este sistema ha demostrado su capacidad de sobrevivencia y su capacidad de fagocitar a los que, en algún tiempo, fueron revolucionarios.

El Bonapartismo corporativo de Ortega y el FSLN

Actualmente, después de 37 de la poderosa insurrección y revolución nicaragüense, se encuentra en el poder el FSLN. En los discursos oficiales todavía se habla de la revolución. Sin embargo, esas son palabras nada más. El FSLN es un partido y su régimen es uno de los pocos en América Latina que cumple al pie de la letra los dictados y las políticas oficiales de los organismos financieros internacionales como el FMI, el BM y otros.

El FSLN y un sector de sus miembros, representan hoy una nueva burguesía con intereses económicos en diversas actividades empresariales, agropecuaria, energía, finanzas y otras. Muchos acusan al régimen de Ortega, incluido el MRS, como una dictadura. Otros como el politólogo José Dávila como un régimen de “híbridocracia”. Sin embargo, nosotros caracterizamos al régimen de Ortega como bonapartista, pero de tipo corporativistas.

Bonapartista porque es un “régimen personal” que pretende elevarse por encima de la sociedad, pero que al final defiende y protege los intereses de las clases dominantes. El término corporativo se le asigna, porque en la Constitución Política en uno de sus artículos incorpora a los empresarios como órgano de consulta y toma de decisiones para su régimen político. Lo anterior, no significa para nada que no tengan contradicciones con el sector corporativo de su régimen, los capitalistas y sus cámaras empresariales.

Las lecciones de la revolución nicaragüense

A nuestro juicio, existe una enseñanza fundamental para construir una teoría de la revolución centroamericana a partir de la revolución nicaragüense. No es posible sostener una revolución victoriosa en uno de los países centroamericanos en los estrechos marcos nacionales. La existencia y sobrevivencia de esta revolución solo sería viable si se extiende al resto de los países centroamericanos y se convierte en una revolución a escala regional.

Dado los lazos económicos, vasos comunicantes y la interdependencia entre los países centroamericanos la revolución en Centroamérica será centroamericana o no será posible sostenerla, incluso si la revolución triunfa siendo dirigida por un partido revolucionario socialista. Es cierto que la dirección sandinista con sus desaciertos y sus políticas colaboracionistas y la contrarrevolución imperialista condujeron a la derrota de la revolución, sin embargo, las posibilidades de resistir la ofensiva contrarrevolucionaria se hubieran compensado con el apoyo de los demás países, así como poder haber resistido al bloqueo económico y demás efectos negativos provocados por la guerra contrarrevolucionaria.


Por Sebastián Chavarría Domínguez

Los efectos de la crisis económica, y la reducción de los montos de la ayuda petrolera venezolana, comienzan a hacerse sentir en el plano político, especialmente en el desarrollo de la campaña electoral.

No hay observación electoral

El gobernante Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) acaba de finalizar su Congreso, en donde los delegados resolvieron postular nuevamente a Daniel Ortega como candidato presidencial, dejándole la opción de escoger a todos los candidatos a diputados, alcaldes, diputados del PARLACEN, incluida la designación del candidato a la vicepresidencia.

El pleito interno dentro del FSLN, sobre la posible postulación de Rosario Murillo, quien maneja el gobierno y el aparado del FSLN, como candidata a la vicepresidencia, quedó momentáneamente pospuesto, dejando a Daniel Ortega tan importante decisión. De tomar este paso, una candidatura presidencial Ortega-Murillo, cierra el ciclo del control familiar sobre el FSLN y colocaría a Murillo como primera designada en la línea de sucesión.

Pero la noticia más impactante de este Congreso fue el discurso de Daniel Ortega, cerrando toda opción de observación electoral: “Observadores sinvergüenzas. Aquí se acabó la observación, que vayan a observar a otros países (…) Ahí no hay observación, ni Unión Europea ni OEA, que se vaya a pronunciar… Ellos saben que en Nicaragua se enfrentan a un pueblo que tiene vocación antimperialista” (La Prensa, 04/06/2016)

La bandera de la “observación electoral” ha sido una exigencia de Estados Unidos, a través de las declaraciones de Laura Dogu, embajadora norteamericana en Managua, quien declaró lo siguiente: “Yo he dicho muchas veces que es importante traer observadores de fuera de Nicaragua para las elecciones… Esto es parte de un proceso democrático en cualquier país. Tenemos elecciones en los Estados Unidos, dos días después de las elecciones en Nicaragua y hemos mandado invitaciones a varios grupos, uno de los grupos es de Europa y países como Rusia, ellos pueden venir a hacer observaciones a los Estados Unidos, es una práctica completamente normal tener elecciones democráticas en cualquier país”. (La Prensa, 18/05/2016)

También ha sido el eje político de ataque de la oposición burguesa, representada en la Coalición Nacional por la Democracia (CND), conformada por el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y otros partidos minoritarios.

Las declaraciones de Daniel Ortega cierran toda posibilidad de observación electoral, por el momento, complicando el panorama para la participación de la CND en la campaña electoral, quienes han denunciado reiterados fraudes en su contra.

El agotamiento del modelo asistencialista

El sandinismo está reaccionando con agresividad ante el colapso de su modelo de capitalismo salvaje con asistencialismo social, que estuvo construido en la última década con base en la ayuda liquida de la cooperación petrolera venezolana. La crisis económica y política en Venezuela, donde el gobierno de Nicolás Maduro pende de un hijo, los cambios de gobierno en Argentina y Brasil, la crisis mortal del proyecto del ALBA, es un factor internacional adverso al FSLN.

A lo anterior debemos agregar el fenómeno de Donald Trump, quien se perfila como un candidato de los grupos monopólicos de Estados Unidos, una nueva versión de Ronald Reagan, en momentos de profunda crisis de Estados Unidos. Una posible presidencia de Donald Trump amenaza con traer cambios violentos en la relación de Estados Unidos con el resto del mundo. Este es un factor que la dirigencia sandinista toma muy en cuenta al momento de tomar decisiones políticas.

A nivel interno, aunque la economía mantiene su ritmo moderado de crecimiento, ya hay síntomas de crisis. El sandinismo ha encendido las alarmas, y ha tomado medidas discretas, no visibles al público, como recortar el gasto público y mantener un moderado endeudamiento. La mejoría en la economía en la última década, no calma a las masas, las que no se conforman, sino que estas piden siempre más y mejores niveles de vida, sobre todo los asalariados y la clase media. Estos dos últimos sectores sociales son quienes más resienten la política cambiaria de deslizamiento del córdoba del 6% anual en relación al dólar, lo que hace que los salarios se esfumen y los negocios de la clase media sufran las consecuencias

Entonces, bajo estas circunstancias nacionales e internacionales, el FSLN ha decido endurecer posiciones, tomando en cuenta que la administración Obama está debilitada, y que todavía existe una incertidumbre si el próximo presidente de Estados Unidos será demócrata o republicano, pero deciden adelantar posiciones en torno a cualquier opción futura.

Otro golpe a Montealegre y la CND.

Desde la desaparición del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) como opción electoral antisandinista, la corriente del banquero Eduardo Montealegre se venía perfilando como una opción de recambio.

Cuando Montealegre fue expulsado del PLC, se refugió en la casilla No 9 de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), y bajo esa bandera fue candidato presidencial en 2006. Pero en 2008, el sandinismo maniobró y logró arrebatar la personalidad jurídica de ALN, otorgándosela a la corriente Eliseo Núñez padre, adversaria de Montealegre, despojándolo de la personalidad jurídica y de los sellos de ALN. Entonces fue cuando Montealegre llegó a un acuerdo con el ex vicepresidente Virgilio Godoy e ingreso al PLI, tomando rápidamente el control de las estructuras, desplazando a la vieja guardia de clase media, que se sentía molesta por las imposiciones del banquero Montealegre.

El PLI históricamente ha sido un partido pequeño burgués, de clase media, que se opuso a la dictadura de Somoza García y al control de éste sobre el Partido Liberal. Durante los años de la dictadura, la militancia del PLI colaboraba con la guerrilla del FSLN. Después de 1979, el PLI formó parte de los primeros gobiernos de Unidad Nacional hasta 1984 cuando Virgilio Godoy, ministro del trabajo, rompió con el FSLN, realizando un giro hacia la derecha, llamando al boicot electoral.

Godoy no pudo ser candidato presidencial de la UNO en 1990, conformándose con la vicepresidencia. Después de 1990, se convirtió en el enemigo principal del FSLN en la oposición, hasta que el ascenso del entonces alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, opacó al PLI. Durante la campaña presidencial de 1996, el PLC de alemán se atrajo a casi el 90% de las estructuras del PLI, dejando en harapos a esta organización.

La vieja guardia del PLI, desplazada por el sector de Montealegre, se siente el legítimo representante de las tradiciones del liberalismo independiente, por haber resistido las embestidas de la dictadura somocista, del sandinismo después, y recientemente de Arnoldo Alemán.

Y así surgió el conflicto por los sellos del PLI. Durante la campaña del 2011, el PLI levantó la candidatura presidencial de Fabio Gadea Mantilla, aún bajo la incertidumbre del pleito legal por los sellos del PLI. En esa ocasión, el PLI de Montealegre quedó como segunda fuerza electoral, pero dentro de una Asamblea Nacional copada por la mayoría absoluta del sandinismo, sin más opciones que desgañitarse dentro del parlamento, sin posibilidades de aprobar leyes ni de hacer nada.

Este pleito durmió el sueño de los justos durante cinco años, para ser resuelto el pasado 7 de junio cuando la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia dictó sentencia, otorgándole la representación legal del PLI al sector de Virgilio Godoy, representado por Pedro Reyes.

La sentencia que resolvió la Litis dentro del PLI obedece a un cálculo frio de la conducción sandinista, que deja a la CND sin casilla electoral, puesto que el MRS también fue despojado de la personalidad jurídica en junio del 2008. Ante este panorama, la CND solo tenía dos opciones: negociar la participación en las elecciones con el PLI en manos de Pedro Reyes, o usar la casilla del Partido Anticorrupción (PAC) de Moisés Hassan. La primera opción fue rechazada tajantemente por Montealegre, quien paso a organizarse como “ciudadanos por la Libertad”. La segunda opción también fue liquidada por la Sala Constitucional, al decidir mediante otra sentencia, sobre la existencia de un pleito interno dentro del PAC, que ninguno de lo sectores en conflicto tenía la representación legal de esa organización.

De esta manera, sin violencia ni encarcelamientos, con dos sentencias leídas por los magistrados, el sandinismo ha dejado por fuera del proceso electoral a la CND, por no tener representación legal ninguno de los sectores que lo componen.

Todo indica que el sandinismo va a jugar con las fracciones del liberalismo. Mientras el PLC de Arnoldo Alemán, desgastado y desprestigiado, se prepara para la campaña electoral, el sandinismo ha dado oxígeno al sector olvidado de Virgilio Godoy, enemigo acérrimo del PLC, para dividir y equilibrar las fuerzas de sus opositores, impidiendo que cualquiera de estas canalice el descontento popular.

Ganar fácilmente las elecciones

El sandinismo está acostumbrado a presionar para negociar, pero todo indica que, aunque retroceda en algunas medidas en el futuro, tiene la meta de realizar las elecciones sin una opción política que le cuestione el poder.

La estrategia del FSLN es causar desasosiego entre el voto independiente, que es la mayoría, para promover la abstención. Estamos ante una situación similar a 1984 cuando, en medio de la guerra y la agresión imperialista, el FSLN hizo todo para que la Coordinadora Democrática Nicaragüense (CND) no participara en las elecciones, de manera que tal que tuvo plena libertad para asignar escaños para la Asamblea Nacional Constituyente que redactaría la Constitución.

Ahora, aunque la coyuntura es diferente, debido al agotamiento del modelo sandinista, el FSLN no se arriesga a una sorpresiva derrota electoral, y prefiere pasar una difícil coyuntura internacional endureciendo posiciones a lo interno, para mantener el control del poder ante los años difíciles que se avecinan.


Por Sebastián Chavarría Domínguez

Finalmente, después de un largo periodo de silencio, el Consejo Supremo Electoral (CSE) ha convocado a elecciones generales, que se realizaran el primero domingo de noviembre del año 2016.

A comienzos de este año, el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) envió confusas señales sobre una posible negociación con la oposición, que exigía cambios en el CSE. En ese momento, la oposición llegó a plantear, como medida de presión, la posibilidad de no participar en el proceso electoral si el gobierno no accedía a sus peticiones. El FSLN no ha hecho la más mínima concesión política, cambio algunos magistrados, pero conserva las mismas altísimas cuotas de poder, y ya echó a andar su maquinaria electoral.

Factores a favor y en contra

La burguesía sandinista tiene algunos factores estratégicos a su favor. La política de alianzas y consensos con los empresarios del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) ha dejado huérfana a los partidos de la oposición, y sin fondos para enfrentar una campaña electoral. Este factor incide en la fragmentación de los partidos liberales, que son incapaces de unificarse ante el adversario común.

En estos diez años de segundo gobierno sandinista, el FSLN ha logrado recomponer su base electoral. Las encuestas le dar un 63% de los votos a favor de Daniel Ortega. El control absoluto de las instituciones del Estado, los recursos que manejan, fortalecen la capacidad electoral del FSLN.

Sin embargo, hay factores que comienzan a incidir en sentido contrario. Si bien es cierto la economía nicaragüense ha logrado recuperarse de la postración, aumentando su capacidad exportadora, parte de este relativo bienestar está asociado directamente a la ayuda petrolera venezolana, que está llegando a su fin como producto de la crisis del modelo instaurado por el chavismo en Venezuela.

El dinero generoso que ayudó a los programas sociales, se está agotando rápidamente. Siempre los efectos de la economía tardan un poco en manifestarse. El FSLN está llegando con las completas al fin del segundo gobierno de Daniel Ortega. La austeridad y el ahorro de recursos comienza a sentirse en las instituciones del Estado. La crisis del chavismo incide directamente en Nicaragua y El Salvador.

Ahora bien, la crisis de los países del ALBA, así como la reversión de los gobiernos populistas de izquierda en Argentina y Brasil, crea un efecto político que la dividida oposición burguesa intenta aprovechar.

La debilitada oposición

En Nicaragua no hay oposición de izquierda. Con el pacto Alemán-Ortega de 1999, se reformó la Ley Electoral haciendo desaparecer a los partidos de izquierda. La única oposición electoral al FSLN es de derecha.

Hasta el momento existen tres alianzas electorales. La primera es la alianza denominada Coalición Democrática Nicaragüense (CDN), liderada por el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), más otros partidos pequeños.

La segunda, es la Unidad Liberal, Sindical y Republicana (ULSR) liderada por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán, más otros partidos y centrales obreras minoritarias.

La tercera es la Unidad Democrática (UD), una alianza de partidos que encabeza el Partido Conservador (PC), que ahora lidera el ex cabecilla de la contra, Alfredo Cesar Aguirre.

La alianza CDN ya oficializó la candidatura de Luis Callejas, médico de la contra, diputado del PLI, y la de Ana Margarita Vigil, del MRS, ambos políticos nobeles. Noel Vidaurre renunció a la candidatura presidencial del PLC, sin que por el momento haya sido sustituido

La alianza Unidad Democrática (UD) levantó una fórmula presidencial compuesta por el Erick Cabezas y Virginia Montoya Tellería, ambos totalmente desconocidos en el ambiente político.

Ninguno de los dirigentes políticos de la oposición está encabezando las candidaturas, lo que implica un reconocimiento tácito que el FSLN tiene mucha ventaja electoral.

Presiones por la observación electoral

Con el inicio de la campaña electoral también se han iniciado las presiones políticas por la observación electoral. Durante un año el PLI ha organizado pequeñas protestas los días miércoles demandando cambios en el CSE y que haya observación electoral por parte de la OEA.

La embajadora norteamericana en Managua, Laura Dogu, ha declarado: “Yo he dicho muchas veces que es importante traer observadores de fuera de Nicaragua para las elecciones… Esto es parte de un proceso democrático en cualquier país… Los grupos que tienen que hacer observación necesitan venir antes para ver todo el proceso de las elecciones. No es un proceso, una actividad solamente para los días de elecciones, pero por todo este sistema de elecciones es importante recibir una invitación del Gobierno a tiempo. No podemos hacer nada con una invitación un día antes de las elecciones. Yo sé que la Unión Europea también está preparada para tener un grupo aquí, el embajador ha hablado de esto varias veces y creo que ellos necesitan tiempo para traer su equipo también

Es muy probable que, presionados por Estados Unidos y la Unión Europea (UE), y para obtener mayor legitimidad, el gobierno sandinista maniobre y acepte parcialmente a última hora la observación electoral internacional.


Por Alessandro Escobar

Año con año los estudiantes de medicina deben de realizar horas de servicio social en los hospitales públicos del país, esto como parte de sus clases prácticas y aprendizaje, y como un requisito indispensable para obtener su código del Ministerio de Salud (MINSA) y poder ejercer como médicos.

La Universidad Americana (UAM), es la primera universidad privada en ofertar esta carrera (Medicina), y siempre ha firmado convenios con el MINSA para que sus estudiantes puedan realizar sus prácticas en los hospitales, convenio que esta vez ha sido rechazado.

La UAM es la primera universidad privada en abrir la carrera de Medicina y la primera graduación de doctores fue en el año 2000. En el pasado, firmó 9 convenios con el MINSA y el último se venció en septiembre de 2015. Según el rector, la firma de este documento siempre se daba de manera automática, hasta ahora. (Confidencial; 2 de Marzo del 2016).

CNU y Gobierno no apoyan

El Consejo Nacional de Universidades (CNU), es el órgano rector de todas y cada una de las universidades del país, y es el encargado de velar por el buen funcionamiento y cumplimiento de los lineamientos que una universidad debe de cumplir para con sus estudiantes, así como facilitar y apoyar para resolver todo tipo de conflictos que surjan como en este caso. Cabe señalar que el CNU es el órgano que durante muchos años el Frente Sandinista utilizó como brazo armado de su partido para obligar a los Gobiernos de Derecha a negociar, era el brazo armado de Ortega. No obstante, las buenas relaciones existentes con el Gobierno, estos no han dado apoyo a los estudiantes de medicina de la UAM, y el Gobierno se ha hecho de la vista gorda.

“No concibo que este problema no se resuelva, porque no hay razones aparentes para que esto suceda. En el escenario más catastrófico habría que cerrar la carrera de Medicina, pero es insólito que no tengamos respuesta”, expresó Medina, quien además narró que ya ha intentado realizar gestiones a través de Telémaco Talavera, presidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU), sin que estas tampoco hayan tenido eco en el Estado… La junta directiva de UAM es presidida por el coronel Félix Palacios Bragg, representante del accionista mayoritario, el Instituto de Previsión Social Militar (IPSM). (Palabras del Rector Ernesto Medina; Confidencial, 29 de Febrero del 2016).

Excusas incoherentes

El tema de la salud en Nicaragua es un tema muy delicado, es por todos sabido que la atención médica es mala, tanto en atención profesional como el trato que los galenos le brindan a la población. Los hospitales se mantienen sucios, jamás hay medicamentos, falta de personal (enfermeros y médicos), sin contar las ofensas a las que se debe exponer la población por parte del personal administrativo, quienes piensan que por brindar un servicio “gratuito” pueden insultar y menospreciar a la población, quien con sus impuestos y cotizaciones pagan los salarios de todas estas personas.

No obstante, lo señalado, el MINSA ha querido burlarse de los estudiantes de la UAM formulando excusas incoherentes del por qué les han cerrado las puertas a estos jóvenes que se preparan para brindan un servicio médico de calidad a la población, aduciendo que no hay espacios para ubicarlos; sin embargo, durante 15 años sí hubo.

El Ministerio de Salud (MINSA) sigue sin aprobar el convenio con la Universidad Americana (UAM), que permite a los estudiantes de Medicina hacer sus prácticas médicas y el internado rotatorio en hospitales y centros públicos del país. La explicación oficial, comunicada a través del presidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU), Telémaco Talavera, es que no existe capacidad para albergar a los alumnos de este centro de estudios…El rector de la UAM, Ernesto Medina, dijo hoy en una reunión con estudiantes y padres de familia, que el MINSA aduce que el crecimiento en la matrícula en la carrera de Medicina pasó de 2,288 alumnos a 3,422 en todo el país, y que por lo tanto no puede renovar el convenio con esa universidad (Confidencial; 2 de Marzo del 2016).

Igualdad para todos los Estudiantes

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) denunciamos estos tratos desiguales para los estudiantes de la UAM; no podemos permitir que se quiera privilegiar a un sector, en detrimento de otro, esto significaría el cerrar carreras en otras universidades. Es necesario mejorar la calidad y la atención médica en todos y cada uno de los Hospitales; el Estado y el Gobierno de Ortega y el Frente Sandinista no pueden estar utilizando el poder para manipular a su gusto y antojo todo el sistema de salud del país.

Que se firme de inmediato el convenio que permita a los estudiantes de medicina de la UAM realizar sus prácticas profesionales en los hospitales públicos, es en éstos donde existe mayor demanda y donde se necesitan más médicos que brinden sus servicios a la población.

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