Movilización contra las expropiaciones del Gran Canal

Por Melchor Benavente

Desde hace muchos años, como producto de la derrota de la revolución (1979-1990) Nicaragua es una extraña excepción en Centroamérica. El reanimamiento económico del último periodo ha despertado algunas expectativas, casi no hay luchas de los trabajadores o estudiantes por sus reivindicaciones.

Pero dentro de esta enorme inercia social, la posible construcción del megaproyecto conocido como el “Gran Canal Interoceánico de Nicaragua”, está generando reacciones diversas. A nivel de las masas populares, una reciente encuesta confirma que más del 70% de la población considera que la construcción del Canal sería beneficiosa para el país. Los empresarios agrupados en el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) se frotan las manos por los negocios que generaría el Gran Canal.

Frotándose las manos

Sin embargo, en este mar de expectativas, de discusiones a favor y en contra, sobre los posibles daños ecológicos en el Lago de Nicaragua o la entrega de la soberanía nacional a un desconocido empresario chino, hay un tema espinoso que está creando un creciente malestar social en las zonas por donde se construiría el Canal: las expropiaciones.

Quienes dieron el campanazo de alerta sobre el tema de las expropiaciones fueron los grandes empresarios organizados en el COSEP. Ellos quieren un mejor pago por sus tierras. Se oponen a que sean pagadas al valor catastral, presionan por un “precio de mercado”, un “precio justo” que no es otra cosa que un precio de especulación por el incalculable valor de las únicas tierras por donde se construiría el Canal.

No obstante, estas inquietudes se han disipado temporalmente, por las buenas relaciones con el gobierno, y por el hecho de que ellos participarían en todos los negocios relacionados con el abastecimiento y construcción de las obras. Quienes se muestran sumamente inquietos son los campesinos y pequeños propietarios en las zonas por donde se construiría el Canal.

Censo y protestas

El gobierno sandinista ha comenzado a realizar censos sobre la cantidad de personas, fincas e infraestructura actualmente existente dentro de la ruta del Canal. Mientras crecen las expectativas de la población por los posibles beneficios económicos que traería la construcción del Canal, los pequeños propietarios se aferran a sus propiedades.

El censo realizado por funcionarios de la empresa HKND, con apoyo de la Policía y el Ejercito, desató las primeras protestas a finales de septiembre, en el departamento de Rivas, en la costa del Pacifico, en una zona donde la construcción de hoteles y el boom del turismo ha provocado un alza desproporcionada de precios de las tierras.

Ante la protesta de los pequeños propietarios, Telémaco Talavera, principal vocero gubernamental sobre el Canal, declaró: “(…) estamos seguros que todos los pobladores que están en la ruta y fuera de la ruta, en la medida que vayan conociendo las características particulares van a apoyar este proyecto porque es de beneficio para todos (…), tenemos la certeza que toda la gente va a respaldar al final este proyecto”. (La Prensa, 20/9/2014)

Pero estas declaraciones conciliadoras no calman la situación tensa. Las movilizaciones también se han producido en el departamento de Río San Juan, y en la zona central, pero donde han sido más fuertes es en Nueva Guinea, una zona opositora, antiguo bastión del ejército contra.

Las protestas reflejan un justo sentimiento de los pequeños propietarios que defienden el valor de sus tierras, y también una manipulación por parte de los ONGs y partidos de derecha que se oponen a la construcción del Canal. En las pancartas bien elaboradas se notan consignas reaccionarias: “Qué quieren los campesinos, que se vayan los chinos”.

Permutas y justa indemnización

Todavía no es seguro que se construya el canal pero ya se sienten sus efectos sociales. Lo ideal sería que el Canal sea construido por el Estado, y que todos sus beneficios sean aprovechados por Centroamérica, pero esta no es la realidad actual. La concesión a favor de la empresa china HKND fue onerosa y la soberanía nacional de Nicaragua y Centroamérica fueron entregadas al naciente imperialismo chino.

No podemos oponernos a la construcción del Canal, porque es una necesidad económica, pero los socialistas centroamericanos luchamos para que sean los trabajadores y las comunidades quienes controlen esta mega obra. Existe una enorme contradicción entre la construcción del Canal y el destino de los pequeños propietarios que serían expropiados.

Esta lucha de pequeños propietarios contra la expropiación de sus tierras no es necesariamente anticapitalista o antiimperialista, sino democrática. Siempre debemos diferenciar a los pequeños de los grandes propietarios. En las actuales condiciones defendemos el derecho de los pobladores a decidir su propio futuro, y que no sea el gobierno, mediante una concesión onerosa, quien decida o cambie sus vidas o forma de producir.

Por ello demandamos una justa indemnización o permuta de tierras, en iguales o mejores condiciones, para que la vida de estas comunidades no sea alterada. La permuta debe ir acompañada de financiamiento y apoyo económicos para establecer sus nuevas vidas.

Por Diego Lynch  

El martes 23 de septiembre se cumplieron siete años de lucha de la Unidad Nacional del Adulto Mayor (UNAM), quienes con sudor y sangre han conseguido poco a poco ir mejorando sus condiciones de vida; sin embargo aun están lejos de vivir de manera digna como se lo merecen.

La UNAM aglutina a más de cinco mil ancianos, los que han logrado conseguir algunos beneficios tales como atención médica (de mala calidad y con muy pésima atención); una canasta básica muy reducida y una pensión reducida proporcional a las semanas cotizadas para aquellos que no lograron cumplir con el mínimo de semanas cotizadas que establece nuestra legislación nacional.

Marcha Nacional

La UNAM celebró su séptimo aniversario con una marcha nacional encabezada por Porfirio García (Presidente de la Unidad Nacional del Adulto Mayor). En ella se pudo observar la presencia de los ancianos de todos los departamentos del país, así como la presencia y fiscalización del Gobierno Central a través de la Juventud Sandinista (JS), juventud que hace un año agredió brutalmente a estos mismos ancianos y a un grupo de jóvenes que apoyaba la justa lucha que aquéllos sostenían con un plantón pacífico en las afueras del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).

“La Unidad Nacional del Adulto Mayor (UNAM) celebra este martes el séptimo aniversario de su fundación con una marcha y actividades culturales, con más de 5 mil afiliados de toda Nicaragua que celebran sobre la Avenida Bolívar en Managua… La marcha en celebración, saldrá desde la rotonda Hugo Chávez hasta el puerto Salvador Allende, así lo confirmó Porfirio García, presidente de UNAM. Además dijo que los adultos mayores continuarán con la lucha para cumplir las demandas que presentaron al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) el 17 de junio pasado… Entre los adultos mayores se puede observar a varios miembros de la Juventud Sandinista. La Policía Nacional mantiene resguardo y las vías desde la rotonda Hugo Chávez hasta los semáforos de la Asamblea Nacional se encuentran cerradas”. (La Prensa 23/09/14).

Esta marcha es una muestra y ejemplo de lucha, la UNAM ha sido el único movimiento social que se ha mantenido en constante lucha contra las políticas burguesas del Frente Sandinista, quien al no poder luchar contra los adultos mayores y tras haberles dado de golpes, ahora opta por salir como un gobierno que los apoya al acompañarles durante la marcha. Sin embargo solamente entregan migajas a estos ancianos para calmarlos y no resuelven la verdadera necesidad y el hambre de los mismos.

Nuevas Demandas

Durante el pasado mes de junio del corriente año la UNAM entrego un pliego de demandas al INSS, sin embargo éste no se ha pronunciado al respecto y las necesidades continúan afectando a los adultos mayores. Entre estas demandas podemos destacar como las más importantes la solicitud de una pensión reducida igual al salario mínimo, así como una pensión de viudez a las ancianitas, esto sin menoscabo de la pensión que ya reciben.

“García, quien funge como presidente de la UNAM, aseguró que los adultos mayores han logrado algunos beneficios luego de la huelga de hambre que realizaron en junio de 2013, sin embargo, aún existen demandas… Nuestras demandas son: primeramente pensión igual al salario mínimo, que a 1,300 ancianas se les entregue la pensión de viudez como manda la ley y sus pensiones propias. Exigimos al seguro social que nos entreguen medicamentos que no están en el Ministerio de Salud, Minsa, y que afuera son caros y escasos, y, por último, que a los adultos mayores de 60 años y que tienen por lo menos 200 cotizaciones se les entregue pensión reducida, y que de allí mismo paguen hasta alcanzar las 250 cotizaciones, aseguró el presidente de la UNAM”. (El Nuevo Diario 22/09/14).

Por la revalorización de las pensiones

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) felicitamos y nos unimos a la UNAM tanto en su séptimo aniversario como en su lucha; exigimos al gobierno de Ortega y el Frente Sandinista que deje de manipular y jugar con las necesidades y el hambre de estos ancianos, es hora de dar respuestas y de manera inmediata. Es necesario crear un fondo para los adultos mayores, no solo los aglutinados en la UNAM sino para todos. Tomando en cuenta la carestía de la vida y la devaluación de la moneda, la pensión debe de ser por lo menos igual al salario mínimo y que sea revalorizada cada seis meses al igual que el salario; también exigimos que se entreguen las pensiones reducidas y pensiones por viudez. Solo de esta forma podremos ir dando solución a las necesidades de nuestros adultos mayores, así como una atención médica exclusiva y de calidad.

El Presidente Nicolás Maduro quiere seguir el ejemplo del Presidente Daniel Ortega

Por Melchor Benavente

A finales de Agosto salió publicada en El Nuevo Diario y en La Prensa, una importante aunque corta noticia que fue recibida con indiferencia por los lectores. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y heredero oficial del chavismo, anunciaba que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ayudaría a formar una escuela de cuadros en Venezuela.

Concretamente Maduró declaró: "Hoy estuvimos hablando hace apenas hace unos minutos con el presidente Daniel Ortega (...) allí nos pusimos de acuerdo en la cooperación que nos está dando el Frente Sandinista para montar la escuela de formación de cuadros y dirigentes socialistas de Venezuela". (Nuevo Diario, 27/8/2014).

Hace algunos años, cuando los vibrantes discursos antiimperialistas del coronel Hugo Chávez estremecían a la izquierda en América Latina, el chavismo se había convertido en una fuente de inspiración revolucionaria, superando incluso el ejemplo de la revolución cubana que pasaba por momentos difíciles y grandes penurias materiales. Las nuevas generaciones de izquierdistas veneraban más la figura de Hugo Chávez que la de Fidel Castro, a pesar que el primero se declaraba públicamente como admirador del segundo.

Y es que con el auge del mercado de materias primas, y cierto “boom” de las economías en América Latina, la riqueza petrolera de Venezuela, bajo el control del chavismo, contribuyó a mucho a crear la gran ilusión de que el “Socialismo del Siglo XXI” era posible sin necesidad romper abruptamente con el capitalismo y el imperialismo norteamericano, ni pasar por los traumas y escaseces de la revolución cubana.

Bajo el apogeo del chavismo se creó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de las Américas (ALBA), como una nueva alternativa revolucionaria. La ideología dominante o hegemónica era el chavismo. Los petrodólares ayudaron mucho a la consolidación de este proyecto de integración de la burguesía emergente, hasta que la crisis económica mundial se encargó de acabar con estas ilusiones reformistas.

Al estancarse los precios internacionales del petróleo, el modelo de capitalismo de Estado en Venezuela, asentado fundamentalmente en la renta petrolera, entró en crisis casi al mismo tiempo del fallecimiento prematuro del coronel Hugo Chávez.

El chavismo se ha logrado mantener por más de quince años en el poder (1999-2014) utilizando la renta petrolera para financiar programas de asistencia social que le han garantizado los votos necesarios. Al no realizar las profundas transformaciones revolucionarias en la economía, los petrodólares fueron utilizados para importar alimentos y casi todos los productos que Venezuela consume. Este modelo funcionó hasta hace poco. Actualmente la crisis de Venezuela es más que evidente, provocando constantes ofensivas de la derecha que presiona para negociar y, si es posible, recuperar el poder.

Antes el sandinismo era un ferviente seguidor del chavismo. Venezuela era la fuente de inspiración. El convenio con PETROCARIBE proporcionó al gobierno sandinista los fondos necesarios para que el sandinismo consolidara el poder. Pero a diferencia del discurso estridente del difunto Hugo Chávez, quien fustigaba de manera verbal pero permanente al imperio norteamericano, el presidente Daniel Ortega manejó un discurso ajustado a sus propias necesidades políticas de sobrevivencia y de consolidación del poder. En algunos momentos, Ortega acompañó al chavismo, en otros guardo cierta distancia y en otros momentos sencillamente guardó silencio, dejo de aplaudir.

Debido a que Nicaragua no contaba con los millonarios recursos petroleros, la estrategia del sandinismo fue más pragmática: aprovechó al máximo los recursos del convenio petrolero, promovió alianzas con los empresarios del COSEP (a los cuales confiscó durante la revolución), aplicó las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) mitigando el ajuste con programas de asistencia social financiados con fondos venezolanos.

En materia de lucha contra el narcotráfico el gobierno sandinista mantiene excelentes relaciones con Estados Unidos, aprovecha al máximo al tratado CAFTA-DR para expandir las exportaciones, y maneja una prudente política de alianzas con Rusia, China y cualquier gobierno al que pueda sacar provecho.

Y esta estrategia de aplicar un crudo neoliberalismo con remedios sociales le ha dado ciertos resultados al FSLN, al grado que la economía nicaragüense crece moderadamente, superando largos años de estancamiento. Esta relativa mejoría económica ha permitido al FSLN imponer un régimen bonapartista y mantener una clara hegemonía política.

El presidente Maduro ahora quiere imitar al presidente Ortega en todo. Los roles se han invertido. El chavismo bajo la conducción de Maduro está desarrollando un giro a la derecha en relación a su mentor Chávez, y el principal obstáculo que tiene son las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que fueron educadas en el esplendor del chavismo.

Maduro quiere que la escuela de cuadros que montará el FSLN en Venezuela, ayude a cambiar la mentalidad de los cuadros del PSUV, y los prepare para tomar un rumbo parecido al que el FSLN ha aplicado desde que recuperó el poder en el año 2007.

Eduardo Montealegre del PLI y María Haydee Osuna del PLC firman acuerdos de unidad

Por Sebastián Chavarría Domínguez

Nuevamente el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y el Partido Liberal Independiente (PLI) se encuentran navegando juntos, en aguas turbulentas, embarcados en un incierto proceso de unidad de cara a las elecciones presidenciales del año 2016.

Esta no es tarea fácil, pero las bases de ambos partidos liberales presionan cada vez más fuerte para lograr la unidad del liberalismo. La unidad se ha convertido en la panacea. Las bases del liberalismo siempre tienen el sentimiento de culpa, ya que la división de los votos antisandinistas permitió el retorno del FSLN al gobierno en el año 2007.

Efectivamente, así fue. En el año 2006, el PLC y el PLI presentaron candidatos por separado. Después de una fugaz experiencia de unidad electoral en las elecciones municipales del año 2008, en el año 2011 volvieron a separarse, con la salvedad que en esta oportunidad el PLC se derrumbó estrepitosamente mientras que el PLI logró convertirse en la segunda fuerza electoral, pero a un costo muy elevado: no logró impedir la reelección de Daniel Ortega y el control total del FSLN sobre la Asamblea Nacional.

Diferentes intereses sociales y políticos

La división del liberalismo no fue producto exclusivo de las ambiciones personales de Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre, sino que fue el reflejo directo de diferentes grupos sociales. El fenómeno del ascenso meteórico del PLC debe entenderse en su contexto. En el año 1996, el ex alcalde Arnoldo Alemán, cuando el país todavía no se había recuperado del trauma de la revolución, se apoyó en amplios sectores populares, agitando hábilmente la bandera del temor al sandinismo, y de esta manera ascendió al poder en enero de 1997.

Pero al estabilizarse la economía del país, resurgieron algunos de los viejos grupos económicos y surgieron otros nuevos. Ambos se mostraron recelosos de la voracidad de Alemán y sus allegados, que saqueaban abiertamente al erario público. A pesar de la elevada corrupción que se dio bajo el gobierno de Alemán, amplios sectores de la burguesía toleraron y hasta financiaron al PLC para contener siempre un posible retorno del FSLN al gobierno. Pero el pacto entre el FSLN y el PLC en 1999, cambió esta percepción. Si el FSLN recuperaba el poder, ya no era necesario el PLC, los empresarios preferían entenderse directamente con el FSLN.

El PLC ganó dos elecciones presidenciales (1996 y 2001), pero fue bajo la administración de Enrique Bolaños, cuando perdió el control del poder.

El surgimiento de nuevos grupos económicos, con intereses políticos, y la división en torno a cómo enfrentar al sandinismo, es la verdadera causa de la división del liberalismo. El grupo de Eduardo Montealegre (primero Movimiento Vamos con Eduardo (MVE) y después como PLI) refleja a este nuevo sector empresarial y a la clase media, mientras que el PLC refleja solo al reducido grupo de Alemán, que no logró construir una nueva burguesía, y a los sectores plebeyos clientelistas. Desde el punto de vista de sus bases sociales de apoyo, y por el hecho de que las cúpulas se han enriquecido desde el poder, el PLC y el FSLN son hermanos gemelos, por eso pactaron en 1999 y por eso tienden a cerrar filas contra el grupo de Montealegre que se ha atrincherado en el PLI.

La crisis del PLI

El PLI se convirtió en la segunda fuerza electoral, pero sus 27 diputados (incluyendo al MRS) no tienen peso alguno en la Asamblea Nacional contra los 61 votos del FSLN. En la última elección de magistrados para la Corte Suprema de Justicia, el PLI no obtuvo la cuota que correspondía proporcionalmente a sus votos.

El Movimiento Renovador Sandinista (MRS) se ha distanciado discretamente del PLI por las veleidades negociadoras de la conducción de Montealegre; al mismo tiempo, un sector que refleja los rencores y reclamos de los ex contras (diputado Santiago Aburto y Edgardo Matamoros, ex candidato a Alcalde en Ciudad Darío), han pasado a organizar un nuevo movimiento llamado Unidad con Dignidad (MUD).

El MUD inició como una disidencia interna, como un abanderado de la unidad del liberalismo para combatir al gobierno de Daniel Ortega, pero en poco tiempo se ha transformado de hecho en un nuevo partido político, que ha comenzado a realizar trámites para obtener la personalidad jurídica.

El domingo 6 de julio el MUD organizó una marcha de protesta en Managua, reuniendo varios miles de personas provenientes de todos los rincones del país. Este hecho sorprendió a las cúpulas del PLC y del PLI. Las primeras reacciones fueron de condena. Cuando los partidos de oposición carecen de fondos, el MUD mostró capacidad de movilización, y ello obligatoriamente implica recursos.

Alberto Lacayo, vicejefe de la Bancada del PLI, caracterizó al MUD como un nuevo “Caballo de Troya”: “Esta es una movida del Frente Sandinista porque ellos temen a una verdadera unidad, ya que si todos nos unimos en pro de los colores patrios será el fin de (Daniel) Ortega.” (La Prensa, 21/8/2014).

Presión sobre el PLC y el PLI

El surgimiento del MUD se debe al enorme descontento de las bases del liberalismo. Otro aspecto a analizar es si la creación de un nuevo partido liberal le hace el juego al bonapartismo de Daniel Ortega. Mucho antes que el MUD anunciara la posibilidad de constituirse en otro partido, las cúpulas del PLC y el PLI se vieron forzadas a reiniciar pláticas en aras de lograr la unidad de cara a las elecciones presidenciales del 2016.

Las diferencias políticas entre el PLC y el PLI no serán superadas tan fácilmente, porque tienen raíces sociales diferentes y reflejan distintos grupos económicos y de poder. Por el momento algo los une: el temor a sufrir una tercera derrota electoral a manos del FSLN, que los convierta a ambos en enanos políticos. El temor los une, nada más.

Pero detrás de la firma de documentos, de las sonrisas y de los discursos unitarios, hay grandes diferencias: mientras el PLC plantea que la unidad debe ser de arriba hacia abajo, los del PLI plantean que debe ser de abajo hacia arriba. Arnoldo Alemán no soltará nada mientras no se haya asegurado alguna importante cuota de poder, mientras que Montealegre apuesta a terminar de fagocitar al PLC en este nuevo proceso unitario. Por los intereses ocultos, este proceso de unidad está lleno de altibajos.

¿El FSLN abrirá las compuertas?

Viendo hacia atrás, no cabe la menor duda que el FSLN utilizó la Ley Electoral del año 2000 para institucionalizar un sistema bipartidista, pero no se conformó con lo establecido y siempre presionó para tomar todo el poder. El error fatal de Alemán fue creer que el FSLN, que viene de la escuela de conspiración revolucionaria, se conformaría solo con una parte del pastel.

Contradictoriamente, la actual Ley Electoral no le impidió al FSLN imponer el régimen bonapartista, pero el problema es que ya no existe el otro componente del bipartidismo. La hegemonía del FSLN en la Asamblea Nacional, las alcaldías y las instituciones del Estado muestran claramente que pueden gobernar solos sin negociar con nadie, por el momento. El FSLN aspira a perpetuar esta situación en el tiempo.

Para evitar nuevos bloques antisandinistas que representen un peligro para la continuidad en el gobierno, el FSLN se prepara para reformar la actual Ley Electoral. Todo indica que el FSLN se prepara para abrir las compuertas, desmantelando el sistema bipartidista que todavía prevalece en la Ley Electoral del año 2000, aprobando una nueva Ley Electoral que le permita legalizar e institucionalizar su hegemonía, revitalizando el pluralismo político, dispersando los posibles bloques en su contra, que fueron la causa de sus derrotas electorales en 1990, 1996, y 2001.

Con cierto olfato político, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), desde el año 2013 ha venido insistiendo en una reforma de la Ley Electoral, no para democratizar la sociedad, sino para hacer creíbles los procesos electorales. En la sociedad nicaragüense se acumulan muchas tensiones, por el agravamiento de la crisis económica y por el régimen bonapartista del FSLN. Los empresarios temen a una nueva revolución, y por ello abogan por reformas democráticas que alarguen la vida al régimen actual que garantiza sus negocios y ganancias.

Luchemos por la democratización del sistema político.

Las autoridades del Consejo Supremo Electoral (CSE) han dado a conocer que hay dos nuevas solicitudes de constitución de partidos políticos: el Partido Popular Cristiano (PPC) y Partido Autonómico Liberal (PAL) que se convertiría de regional a nacional. Todas estas nuevas agrupaciones deben enfrentar el desafío de la antidemocrática Ley Electoral.

Independientemente de las maquinaciones de los partidos liberales en su afán por recuperar el poder, se requiere democratizar el sistema electoral y de partidos políticos, el cual sufrió un golpe mortal con la aprobación de la Ley Electoral del pacto Alemán-Ortega en el año 2000. Los partidos de izquierda fueron los más golpeados en este proceso de liquidación masiva de partidos políticos.

Se requiere destruir los requisitos prohibitivos de la Ley Electoral, para que se organicen los partidos de manera libre y sin condiciones, y que todos puedan competir en un plano de igualdad. Pero sobre todo, debemos recuperar el derecho de los trabajadores y el pueblo a presentar candidaturas a cargos públicos sin necesidad de estar afiliado a un partido político determinado. Debemos acabar con el monopolio de los partidos políticos sobre la actividad electoral. Se deben restituir las candidaturas independientes o por suscripción popular, de manera que los trabajadores pueden presentar libremente sus propias candidaturas, con requisitos mínimos que garanticen el ejercicio de los derechos políticos.


Por Sebastián Chavarría Domínguez

A finales de julio, en la prestigiosa revista Forbes apareció un artículo firmado por Pierre-Marc René, titulado: “Nicaragua: el milagro de una economía en crecimiento”. El artículo agitó las pasiones en Nicaragua.

Los medios de comunicación controlados por el gobierno repitieron en coro que eso era una prueba más de que la política económica de establecer consensos con los empresarios, impulsada por el presidente Daniel Ortega, es acertada. Los dirigentes de la oposición burguesa, y en particular el diario La Prensa, minimizaron el hecho y tiraron piedras contra la revista Forbes.

Forbes se aproxima a una parte de la realidad

El análisis del periodista Pierre-Marc René no está alejado de la realidad. En los últimos años la economía de Nicaragua ha experimentado una recuperación en relación al caos económico heredado de la guerra civil (1982-1990). Este proceso fue muy doloroso, porque para lograr la actual estabilidad macroeconómica, las masas trabajadoras debieron soportar inclementes planes de ajustes, que golpeaban a los asalariados y a la clase media.

Esta macroeconomía estable no es gratuita, la disciplina fiscal tampoco es un regalo, continúa representado una alta cuota de sacrificio para las masas obreras y populares. El segundo gobierno de Daniel Ortega, iniciado en el año 2007, lejos de romper con el modelo neoliberal impulsado en el periodo 1990-2006, confirmó el rumbo neoliberal pero con una pequeña variante: la implementación de planes de asistencia social a los sectores más pobres, financiados con los dólares del acuerdo de PETROCARIBE.

Citando al economista RongQian, del Banco de Nicaragua, la revista Forbes confirma que “la pobreza del país cayó desde 50% a principios de 2000 a 42.5% en 2009. La reducción fue mayormente en el área rural. A su vez, la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, también cayó de 50 a 39.1% en 2009” (www.forbes.com.mx).

Las condiciones han sido casi perfectas para el crecimiento de la economía capitalista: la clase trabajadora continúa desorganizada, dispersa, todavía no se recupera de la derrota histórica que significó el desplome de la revolución de 1979. Lo anterior implica mano de obra joven, abundante y barata. El salario mínimo más bajo de Centroamérica está en Nicaragua.

Explotando el clima de seguridad

El gobierno sandinista aplica una política de seguridad y de combate implacable a las bandas criminales del narcotráfico, convirtiendo a Nicaragua en un lugar atractivo y seguro para las inversiones extranjeras. No es casual que muchas empresas maquiladoras de Honduras, El Salvador y Guatemala trasladen sus operaciones a Nicaragua.

Pero no solo hay crecimiento de maquiladoras, sino también en la industria del turismo; ha aumentado la construcción de hoteles de todo tipo. El crecimiento de la industria de la construcción ha permitido la creación de fuentes de empleo, y cierta dinamización del mercado interno.

La seguridad es el atractivo más importante de la inversión turística, y ha tenido un efecto en el conjunto de la economía. El gobierno de Nicaragua se jacta de ser el país más seguro de Centroamérica. Mientras en Guatemala, Honduras y El Salvador, el llamado “triángulo del norte”, la zona más violenta del mundo, los empresarios gastan millones de dólares en seguridad privada, en Nicaragua se movilizan sin escoltas por los bares y restaurantes.

La real evolución del PIB

A partir del año 2007, cuando el FSLN recuperó el gobierno, el Producto Interno Bruto (PIB) mantuvo una tendencia leve hacia el alza. En el año 2006 fue de 4,2%, en el año 2007 fue de 5,0%, en el año 2008 volvió a descender hasta el 4.0%. En medio de la tempestad de la crisis mundial del capitalismo, en el año 2009 se desplomó al -2.2%, en el año 2010 subió al 3,6%, en el año 2011 subió al 5,4%, en el año 2012 descendió levemente al 5,2% y en el 2013 volvió a descender al 4,6%. Las proyecciones del año 2014 no parecen superar la cifra del año anterior.

El promedio de crecimiento bajo el segundo gobierno sandinista ha sido de 3,4%, un poco inferior al llamado periodo neoliberal (1994-2006), cuya tasa de crecimiento promedio del PIB fue de 4,1%. Indudablemente, si comparamos globalmente el periodo de 1994-2013, tenemos una leve sensación de mejoría económica, que en el último periodo ha sido mayor por un relativo crecimiento de la económica, a nivel de volúmenes de exportación y de alza en los ingresos en millones de dólares; tampoco puede subestimarse los intensivos programas de asistencia social aplicados por el gobierno sandinista

A pesar de esta sensación ilusoria, en el sentido que Nicaragua ha salido del fondo del barril donde se encontraba, los rezagos sociales siguen siendo enormes, sobre todo en el campo, donde se concentran la mayoría de pobres.

La continuidad eficiente del modelo neoliberal

El modelo económico actual no es una invención del presidente Daniel Ortega, sino que es una eficiente continuidad de la política neoliberal impulsada por los gobiernos anteriores.

Los empresarios han estado felices y contentos por la buena marcha de sus negocios. La burguesía sandinista se fortalece y comienza a controlar de manera hegemónica áreas vitales de la economía como hidrocarburos y energía eléctrica, intermediación y exportación de casi todos los productos agropecuarios, hasta de abastecimiento de los comerciantes locales.

No ha habido mayores contradicciones con la oligarquía financiera, que controla todo el sistema bancario y financiero. La luna de miel con los empresarios ha sido prolongada. Las contradicciones se arreglan amistosamente.

El COSEP parece un ministerio más del gobierno sandinista. Todo eso ha sido posible, hasta el momento, porque ha existido una combinación de factores económicos y políticos, a nivel nacional e internacional, que han permitido al menos que no se produzca un deterioro de la economía, como anunciaban los críticos de la oposición burguesa.

La misma débil estructura económica

El segundo gobierno sandinista, inaugurado en el año 2007, coincidió con algunos factores favorables. A pesar del estallido de la burbuja financiera en el año 2008, que causó una grave crisis del capitalismo, hubo tres factores extremadamente benéficos: el flujo de millones de dólares del convenio petrolero con Venezuela, el alza de los precios de los principales productos agrícolas, y el creciente flujo de remesas que los trabajadores nicaragüenses en el extranjero envían a sus familiares.

En el año 2013, las remesas hacia Nicaragua representaron la suma de 1.1 mil millones de dólares, un 9,7% del PIB y cerca del 40% del valor de las exportaciones. Estos datos dramáticos reflejan la precariedad del llamado “milagro” económico bajo el segundo gobierno sandinista.

Se ha producido una expansión de la industria maquilera que ahora ocupa unos 130,000 trabajadores, en su mayoría mujeres jóvenes. Es la clase obrera del siglo XXI, desorganizada, sin tradiciones sindicales, pero muy espontánea al momento de las pequeñas luchas.

El talón de Aquiles del llamado “milagro” económico del gobierno sandinista, señalado por la revista Forbes, es que la estructura económica de Nicaragua se ha mantenido invariable en los últimos 150 años: producción y exportación de café, carne, azúcar, oro, con el agregado de las maquilas y los servicios turísticos. Nicaragua no sale del hueco donde la metió el imperialismo norteamericano, asignándole el rol de proveedora de productos agrícolas.

El rápido agotamiento del “milagro”

El relativo crecimiento de la economía agroexportadora se debió, en parte, a que Venezuela compraba a precios favorables una buena parte de los productos agrícolas. Ese privilegio está llegado a su fin por la crisis del gobierno de Maduro, que busca desesperadamente cómo utilizar de manera más eficiente los recursos que tiene, comprando los mismos productos a los vecinos más cercanos, como Colombia.

La desaceleración de la economía ha sido aceptada por los principales funcionarios del gobierno, entre ellos el asesor económico, Bayardo Arce Castaño. Y esto influye directamente en las finanzas públicas.

En los últimos siete años la inversión extranjera directa (IED) ha crecido aceleradamente, al pasar de 282,3 millones de dólares en 2006 a 1.500 millones en 2013, lo que equivale a un crecimiento de 431.3%. Pero todas estas inversiones se realizaron bajo el régimen de exoneraciones fiscales, no se traducen en más impuestos. En abril de este año el fisco recaudó 3,864.2 millones de córdobas, un monto menor a los 4,054.9 millones de córdobas ingresados en el mismo mes de 2013.

El presupuesto del año 2014, siempre muy austero, será reformado próximamente porque el fisco nuevamente no logró recaudar el dinero suficiente para hacerlo sostenible, aun con las donaciones internacionales. Los sectores más perjudicados serán siempre los gastos sociales y la inversión pública.

Estamos en un proceso de transición hacia una mayor crisis. Está finalizando el periodo de estabilidad, de “amor y paz”, alimentado por el dinero de PETROCARIBE. Aunque el convenio con Venezuela no se romperá en el corto plazo, cada vez escasean más los recursos líquidos. El panorama económico se muestra incierto.

El espejismo del Gran Canal

Cuando las alertas comienzan a encenderse, por el oscuro túnel de la economía sin rumbo, el gobierno sandinista está haciendo una gran campaña en relación a la construcción del Gran Canal Interoceánico, cuya concesión por 100 años fue otorgada en tiempo record a una desconocida empresa capitalista de China.

Todo indica que el gobierno de China, el nuevo imperialismo emergente, está detrás del proyecto del Gran Canal, el cual no sabemos todavía si se construirá. Esta puede ser la tabla de salvación del gobierno sandinista. Si no logra ejecutar ese megaproyecto, Nicaragua dejará de ser la excepción de Centroamérica, la crisis económica y el déficit fiscal afectarán la estabilidad del régimen bonapartista, y la crisis del Estado será inevitable.

Más artículos…

Hemeroteca

Archivo