Por Victoriano Sanchez
Poco a poco se van aclarando los nublados del día. Ahora queda más claro que la intensificación de la represión por parte del gobierno de Roberto Micheletti, el cerco militar sobre la embajada de Brasil, en donde se encuentra refugiado el presidente Manuel Zelaya, el cierre de medios de comunicación independientes como Radio Globo y el Canal 36 de TV, así como la publicación del decreto ejecutivo que suspendió las libertades y garantías constitucionales, no era una parte de un plan para aplastar a sangre y fuego la resistencia de las masas populares, sino que más bien era un reacomodo dentro de la estrategia de negociar en un mejor correlación de fuerzas.