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Por Victoriano Sanchez

Poco a poco se van aclarando los nublados del día. Ahora queda más claro que la intensificación de la represión por parte del gobierno de Roberto Micheletti, el cerco militar sobre la embajada de Brasil, en donde se encuentra refugiado el presidente Manuel Zelaya, el cierre de medios de comunicación independientes como Radio Globo y el Canal 36 de TV, así como la publicación del decreto ejecutivo que suspendió las libertades y garantías constitucionales, no era una parte de un plan para aplastar a sangre y fuego la resistencia de las masas populares, sino que más bien era un reacomodo dentro de la estrategia de negociar en un mejor correlación de fuerzas.

El problema de la negociación

Si hiciéramos una encuesta sincera entre el pueblo de Honduras, probablemente la mayoría se pronunciaría por no establecer ningún tipo de negociación con el gobierno golpista, se pronunciaría por el juicio y castigo de los que violentaron el orden constitucional.

Sin embargo, independientemente de las pasiones humanas, los socialistas centroamericanos debemos reconocer que, en cualquier huelga, lucha obrera y popular, enfrentamiento de la lucha de clases, guerra civil, etc., en determinado momento se puede producir algún tipo de negociación entre los bandos en pugna. Negar esta verdad histórica equivaldría a intentar tapar el sol con un dedo.

El problema siempre es el mismo: cuando negociar, cómo y con quien negociar y que el resultado de las negociaciones no ponga en peligro el objetivo de la lucha. Esta dialéctica de las negociaciones debe ser discutida y comprendida para evitar una derrota de la lucha contra el golpe de Estado.

En la segunda Declaración del 5 de julio del año 2009, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) caracterizó que el golpe de Estado del 28 de Junio era "un golpe de Estado preventivo, diseñado como un mecanismo de repuesta ante el intento del presidente Manuel Zelaya de modificar el statu quo del poder a través de la encuesta de la Cuarta Urna”. Los hechos confirman que tanto el golpe de Estado preventivo, como el endurecimiento de la represión del gobierno golpista, estaban diseñados para mejor posicionarse en el proceso de negociación que irremediablemente se produciría.

Los golpistas hubieran llegado mucho más largo sino ha sido por la heroica resistencia del pueblo de Honduras, que en muchas ocasiones les obligó a cambiar el libreto previamente establecido.

La movilización en función de la negociación

El Frente Nacional de Resistencia (FNR) contra el golpe de Estado fue una justa repuesta de unidad en la acción de todos los sectores sociales para luchar contra el golpe de Estado. En este organismo participan la Coordinadora de Resistencia Popular (CNRP), las centrales obreras, los poderosos colegios magisteriales, las agrupaciones de izquierda, pero también participan sectores burgueses del Partido Liberal que apoyan al presidente Manuel Zelaya.

Aunque la izquierda y los movimientos populares han sido quienes han encabezado las movilizaciones, en la práctica se ha impuesto la política claudicante de lograr la concretización del Acuerdo de San José, propuesto por el presidente Oscar Arias, que permitiría la reinstalación del presidente Manuel Zelaya en el poder, en los últimos meses de su mandato. Por enarbolar esta política claudicante de privilegiar las negociaciones por encima de la movilización popular, fue que nunca se logró desatar la huelga general, a pesar de la enorme fuerza social que demostró la Resistencia.

Mientras Micheletti golpeaba duro para negociar en una mejor condición, el FNR descartó la huelga general y la insurrección y con ello debilito su propia posición.

Las actuales negociaciones secretas

Indudablemente, que los golpistas soñaban con triunfar en toda la línea: mantener a Manuel Zelaya en el exilio, realizar las elecciones amañadas y cerrar el capítulo del golpe de Estado del 28 de Junio. La resistencia de las masas arruinó los planes y obligó a negociar en una condición de debilidad del régimen golpista, aislado nacional e internacionalmente.

El agotamiento de los golpistas es más que evidente. El empresario Facusse, autor intelectual del golpe de Estado, declaró recientemente que se debe reinstalar a Manuel Zelaya en la presidencia. La Iglesia Católica ha dado un giro oportunista y ahora se pronuncia por la reconciliación. Todos estos bandazos de los golpistas constituyen, en cierta medida, un triunfo de la resistencia de las masas, pero a medias, porque el giro que han dado los golpistas a favor de la negociación es para desvirtuar la lucha por la democratización de Honduras.

Las negociones secretas no producen nada bueno, porque se realizan a espaldas de las masas que han luchado heroicamente contra el golpe de Estado.

Desmovilización y salida electoral

Las negociaciones secretas entabladas entre el presidente Manuel Zelaya y el régimen golpista, han conducido a la desmovilización de las masas, han creado enorme ilusiones de que las cosas se pueden arreglar por esa vía. Si las masas se desmovilizan, los golpistas en cualquier momento pueden realizar un giro imprevisto, prolongar el enfrentamiento, y después será mucho más difícil reiniciar la lucha.

Por la debilidad del gobierno de Micheletti, todo indica que la gran estrategia de los golpistas es calmar a las masas, para que estas participen en el proceso electoral. Por eso están negociación con el presidente Zelaya. En esas condiciones, la reinstalación de Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras será una gran derrota en la victoria.

Seguir adelante

La situación de retroceso voluntario del movimiento de la Resistencia debe ser superada. Invitamos a todos los activistas de la izquierda de Honduras y de Centroamérica a discutir la actual situación. Nuestra posición debe ser interpretada como un punto de vista diferente para superar el actual estancamiento.

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a todos los activistas de la izquierda de Honduras a que exijamos que se hagan públicas las actuales negociaciones secretas entre el presidente Manuel Zelaya y el gobierno de Micheletti.

El presidente Manuel Zelaya no debe firmar ningún acuerdo con los golpistas, previamente debe informar, desde la embajada de Brasil, a las asambleas del Frente Nacional de Resistencia (FNR), a la Coordinadora de Resistencia Popular (CNRP), las centrales obreras, los poderosos colegios magisteriales y las agrupaciones de izquierda, el contenido de las negociaciones, y solamente cuando estas organizaciones y el pueblo exprese su punto de vista, de manera democrática, hasta entonces el presidente Zelaya debe hacer lo que su pueblo le ordena.

Por nuestra parte, como Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) nos oponemos tajantemente a que las corruptas y antidemocráticas instituciones del Estado burgués, dominadas ahora por los golpistas, sobrevivan con un arreglo entre cúpulas.

El pueblo de Honduras debe decidir su futuro de manera democrática, y esto solo es posible con la inmediata convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, libre y soberana. El único gobierno que puede convocar a este tipo de Asamblea Constituyente es un gobierno provisional de la Coordinadora de Resistencia Popular (CNRP), las centrales obreras, los poderosos colegios magisteriales y las agrupaciones de izquierda. Por ello, estas organizaciones que participan dentro del FNR deben independizarse políticamente, constituirse en un gobierno provisional revolucionario que encabece la huelga general y la insurrección contra los golpistas. Este es el camino de la victoria. La izquierda de Honduras tiene la palabra.

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