Por Carlos M. Licona

Gran alboroto ha ocasionado en el país el nombramiento de Max Alejandro González Bonilla como nuevo director de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), la perplejidad de la población por tal nombramiento se da principalmente por que el joven tiene como principal mérito el haber sido cantante de música del género reggaetón y, además, ser activista y miembro del Partido Nacional. Además del muchacho en cuestión también se nombraron 5 funcionarios más.

Corrupción en plena crisis

Ya no es extraño en esta dictadura que personas que profesionalmente están formadas en alguna área sean nombradas para dirigir ministerios ajenos a su especialidad, los ejemplos más cuestionados por los reiterados desórdenes ocasionados son el de una licenciada en pedagogía que es ministra de salud y el de un ingeniero agrónomo que es ministro de educación. Pero, a decir verdad, el problema mayor no es que ignoren la temática en sí del sector que dirigen, si no más bien la gigantesca corrupción que se ha dado desde que inició la cuarentena ocasionada por la pandemia desde mediados del mes de marzo. El involucramiento de varios funcionarios en escandalosos casos de corrupción como el de los hospitales móviles y que luego ha sido motivo de reiteradas sustituciones ha sido la constante en estos ocho meses de confinamiento y en la cual la población ha rebasado los límites de la miseria.

La enorme corrupción en esta crisis se suma a los escandalosos casos del desfalco hecho al seguro social o a otras dependencias del estado en los cuales sigue triunfando la impunidad o en el menor de los casos, hacen circo para el pueblo y un chivo expiatorio termina con toda la culpabilidad. De ahí que, aunque sean profesionales traídos desde universidades famosas del exterior, al final terminan siendo embarrados o salpicados por la abominable corrupción que es la característica principal de este régimen. Entonces, ya no importa a quien nombren al frente de un ministerio si el objetivo que llevan siempre es el mismo; saquear el erario.

Así que, mientras el régimen sigue haciendo fiesta a manos llenas con el dinero que se roban, el pueblo se asfixia en la miseria ante la falta de empleo y de oportunidades para existir con los niveles mínimos requeridos de calidad de vida. El nombramiento del tal personaje en COPECO nos evidencia de forma sintomática una posible realidad que aqueja al régimen: el temor de muchos profesionales a ser contagiados de lepra. Aunque no se dice, pero es una posible realidad, que ya muchos de los allegados y defensores a ultranza de Juan Orlando Hernández comienzan a despegarse y ocultan el temor de contagiarse por el virus de la corrupción.

¿Y cuándo se unificará la oposición?

Hay algo que muchos obvian, y es que si hay algo que oxigena a esta dictadura es la falta de voluntad de los referentes de los diferentes sectores para unificarse alrededor de un proyecto político que tumbe al régimen, se combinan muchas cosas, pero la que más se impone es la línea ordenada desde el imperio del norte y que les ocasiona alergia; no darle la conducción al Partido Libre de una posible alianza de oposición. Hay personajes sectarios o radicales que manifiestan que no existe oposición, pero sin duda alguna que si existe en cada individuo que rechaza y condena enérgicamente a la dictadura, y somos la mayoría de la población. Lo que no hay es voluntad de los diferentes liderazgos para conformar un proyecto enorme y que aplaste un posible fraude electoral en el 2021, la razón es mezquina u oportunista de los que pretenden encabezar, tal es el caso de Salvador Nasralla, Luis Zelaya del partido Liberal, o en menor medida la doctora Suyapa Figueroa -prestigiosa dirigente del Colegio Médico-. Pero estos tres personajes tienen un denominador común: obedecen la línea de la embajada estadounidense.

Así que, aunque la crisis de la pandemia desenmascara al régimen al vivo retrato de Dorian Gray, podrido a más no poder, lo que más le permite respirar a la dictadura es la falta de voluntad de los que lideran las organizaciones y partidos políticos que dicen ser de oposición. Si fueran objetivos deben aceptar y reconocer que en esto momentos la estructura más grande con militancia es el Partido Libre y es quien debe encabezar la unidad, los intereses personales y mezquinos deben ser hechos a un lado para iniciar un proyecto en base a puntos álgidos y de beneficio a las grandes mayorías.

Cualquier político que se haga llamar líder de alguna estructura y ponga condiciones o pretextos para no unificarse en un proyecto de tumbar la dictadura, es el que oxigena al régimen y es el más dañino que el mismo DJ Killa, actual director de COPECO.

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