Por Victoriano Sánchez
La forma en que la dictadura Ortega-Murillo está haciendo frente a la pandemia de coronavirus, ha dejado impávidos a todos. En el mundo, China, Italia, España, Corea, Estados Unidos e Inglaterra, se han visto obligados a decretar cuarentenas parciales y totales, para contener la pandemia. Los gobiernos de América Latina han tenido que hacer lo mismo, incluyendo a Cuba, a pesar de su frágil situación económica. Pero la dictadura en Nicaragua camina en sentido inverso, desafiando al virus con los pulmones abiertos.
¿A qué se atienen?
En Nicaragua, como todos sabemos, la dictadura Ortega-Murillo actúa bajo un hermetismo completo, en conspiración permanente contra el pueblo, sin dar a conocer sus políticas, para que no sean cuestionadas o criticadas.
La dictadura no suspende clases ni decreta una cuarentena obligatoria, como recomiendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque teme profundamente que una paralización pasiva de las actividades económicas se convierta rápidamente en un paro nacional activo, indefinido. Intenta, a cualquier costo, dar la apariencia de normalidad.
La dictadura Ortega-Murillo es el único gobierno del mundo que no ha tomado una sola medida para aliviar las consecuencias económicas, ya no digamos de salud, que inevitablemente terminarán golpeando a las masas populares empobrecidas- ¿saben por qué? Porque no quiere perjudicar ni asustar a los empresarios. Se hace de la vista gorda, para que estos resuelvan el problema de la mejor manera posible, sin intervención del Estado. Tomar medidas económicas en esta coyuntura, provocaría una ruptura de los tibios acercamientos políticos entre los antiguos aliados.
Cautela de los empresarios
El Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) se ha limitado llamar al “gobierno que implemente a lo inmediato una campaña educativa para crear conciencia en la ciudadanía sobre la importancia del lavado de manos, y tomar las medidas oportunas para evitar su propagación, proteger a las personas y trabajadores de la salud, y salvar vidas, y evitando tomar acciones que frenen la actividad económica”. (12/03/2020)
Por su parte, la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AMCHAM), fue un poco más allá: “Exigimos que el gobierno explique en detalle su política y actúe con carácter de urgencia para combatir la propagación de la pandemia en el país”. (22/03/2020)
Los empresarios están cautelosos, no quieren hacer olas y están preocupados por el enorme huracán que se avecina.
La posición de la ACJD y la UNAB.
En un comunicado, la cúpula de la UNAB se limitó a recomendar la aplicación de las medidas de higiene propuestas por la OMS, a “cerrar temporalmente el tráfico de personas en las fronteras terrestres, marítimas y aéreas: suspender las clases, y tomar medidas de distanciamiento social, cancelación de eventos culturales y deportivas. (…) Los empleadores privados reforzar sus medidas de higiene y valorar el teletrabajo, los casos en los que no se pueda por las características de los cargos, hacer turnos diferenciados con el fin de evitar aglomeraciones de personas”. (18/03/2020) ¡Ni una sola palabra de exigencia a la dictadura!
Por su parte, la ACJD planteó tímidamente: “Suspender clases y actividades recreativas, cerrar temporalmente las fronteras (…) disminuir las tarifas de agua, energía eléctrica y los precios del combustible, conforme la reducción de los precios del petróleo y suspender por tres meses los cortes de servicio de agua y energía eléctrica domiciliares, prorrogar el cobro del Impuesto de Bienes Inmueble (IBI) por tres meses, (…) congelar temporalmente el cobro de los créditos hipotecarios, personales, tarjetas de crédito, capital de trabajo y de emprendimiento a familias con personas afectadas. Crear Programa de respaldo a las empresas para sostener los empleos. (20/03/2020)
Para sorpresa de muchos, en esta ocasión la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), al menos en el papel mantuvo una posición mucho más avanzada que la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Pero es, como se dice popularmente, un saludo a la bandera.
Los comunicados de la ACJD y la UNAB son papel mojado sino reflejan políticas para movilizar a la población. Ambas se han limitado a ser cajas de resonancia de las orientaciones de la OMS, sin tener políticas propias. La campaña “quédate en casa” impulsada por la ACJD y la UNAB es parcialmente correcta, porque necesitamos frenar la expansión del virus, pero la enorme debilidad de la oposición quedó reflejada en el hecho que no plantean una solución inmediata a los problemas económicos relacionados con la estabilidad laboral, la defensa de las pocas conquistas laborales, etc.
Lo mas grave es que se olvidan de la enorme masa de gente que trabaja por cuenta propia, que vive el día a día, y que no tiene ingresos para hacer frente a la pandemia.
Tenemos que exigir a la dictadura el otorgamiento de una renta básica para estas personas, la que se puede financiar con impuestos progresivos a los banqueros y las grandes empresas rentables.