Por Victoriano Sánchez.
El 5 de junio del 2018 se cumplieron treinta y nueve años de la inolvidable fecha en que las masas populares nicaragüenses, especialmente la juventud de las barriadas obreras y populares, desafiando la represión y los tanques del somocismo, paralizaron completamente el país, dando origen a una poderosa huelga general insurreccional convocada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
La revolución de 1979-1990 ya no existe: abrió las posibilidades de reunificar Centroamérica, pero al final terminó siendo derrotada por una combinación de factores externos e internos, como fueron el bloqueo y la agresión militar del imperialismo norteamericano y los garrafales errores de la Dirección Nacional del FSLN. De la derrota de la revolución nació una nueva burguesía, encabezada ahora por Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes se convirtieron en la negación de los revolucionarios que entregaron su vida para que Nicaragua fuera libre de la dominación imperialista
Este 5 de junio lo conmemoramos en medio de una nueva lucha por la libertad, pero esta vez contra los antiguos guerrilleros que lucharon contra Somoza, pero que ahora representación la opresión y el nuevo genocidio.
En un afán de rescatar las tradiciones revolucionarias, queremos rendir homenaje a los miles de compañeros y compañeras que murieron combatiendo a la dictadura somocista, y también a los que actualmente ofrecen sus vidas por la libertad y la democratización de Nicaragua.
Comenzó como una pugna inter burguesa.
La crisis de la dictadura somocista produjo una profunda división en las filas de la burguesía, acostumbrada a crecer económicamente sin huelgas ni manifestaciones populares. Desde 1974, un sector burgués, liderado por el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), se quejaba que Somoza y sus allegados les hacían “competencia desleal". En efecto, después del terremoto de 1972, utilizando el aparato del Estado, los somocistas comenzaron a absorber todos los negocios, especialmente en el sector de la construcción y las finanzas, provocando la airada repuesta de las cámaras patronales. El otro sector de la burguesía, ligado directamente a Somoza, estaba compuesto en su mayoría por altos oficiales de la Guardia Nacional y por funcionarios del corrupto régimen somocista.
El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro el 10 de enero de 1978 dejó a la burguesía sin su más lúcido dirigente político. El sector burgués "opositor" comenzó a ser liderado por Alfonso Robelo, presidente del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE); se preocupaba mucho por la buena marcha de sus negocios, pero también se sentía preocupado por enorme descontento popular que se venía gestando en todo el país contra la dictadura y que amenazaba en convertirse en una poderosa revolución. Presionados por la competencia económica del clan somocista y temerosos de que las masas trabajadoras llevaran a cabo su propia revolución, la burguesía "opositora" intentó varias veces realizar un cambio pacífico de la dictadura, utilizando para ello la mediación de la Iglesia Católica y las presiones diplomáticas de la burguesía latinoamericana (México, Venezuela, Colombia y Panamá) y de la administración Carter.
La burguesía latinoamericana coincidía en afirmar que si Somoza permanecía en el poder, la revolución social era inevitable y por eso se encargaron de presionar al tirano para que renunciara al poder. El problema fue que Somoza se resistió a abandonar, la fuente se sus privilegios y riqueza. Así, mientras la oposición burguesa interna hacía denodados intentos por ganarse a un sector de la Guardia Nacional para que diera un golpe de estado, las manifestaciones de masas contra la dictadura crecían en número y combatividad.
Nace el MPU.
El Movimiento Pueblo Unido (MPU) tuvo diferentes etapas antes de formarse como tal. Primero fue como un Comité de Lucha por los Derechos Humanos, posteriormente se organizó como un Comité que luchaba por la Liberación de los Presos Políticos, hasta finalmente formarse como MPU dentro de la estrategia de insurrección popular concebida por el FSLN. El MPU fue la primera gran experiencia de unidad revolucionaria y clasista de las distintas fuerzas políticas que en Nicaragua se reclamaba de la dase obrera y de la lucha por el socialismo. En el MPU participaron las diferentes tendencias del FSLN. En la práctica fue un organismo de frente único de las fuerzas de izquierda, aunque, con un programa eminentemente democrático.
En esa época era muy bajo el nivel de organización sindical o popular, debido a las largas décadas de represión de la dictadura somocista. Formado después del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, el MPU pretendió, entre otras cosas, capitalizar organizativamente el ascenso del movimiento de masas, y servir como base social de apoyo de las columnas guerrilleras del FSLN.
Los paros empresariales
La burguesía opositora estableció una alianza pública con la tendencia insurreccional del FSLN con el objetivo de tumbar a Somoza, proporcionándole armas, dinero, logística militar y contactos internacionales. Carente de partidos con credibilidad ante las masas, acostumbrada a medrar a la sombra del poder y de los pactos con la dictadura somocista, la burguesía tuvo que recurrir a una organización a la que tanto había combatido y desprestigiado: el FSLN, la única organización que en ese momento gozaba de prestigio ante el pueblo, por su indoblegable posición de luchar contra la dictadura hasta la propia muerte.
El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, eliminó a la figura de recambio pacifico del poder. En protesta por el asesinato de su líder político, la burguesía convocó a un paro nacional (Lock Out) en enero de 1978, para presionar a Somoza y que éste renunciara. De esta forma, la burguesía se sacrificaba económicamente para no perder totalmente el poder político. Sin embargo, cada acción desarrollada por la burguesía conducía a que el FSLN y las masas avanzaran en el terreno de la lucha, como fueron las experiencias insurreccionales de Monimbó y Subtiava. En esa oportunidad, la burguesía tuvo que terminar el paro ante el giro que tomaba la situación.
El segundo paro empresarial fue convocado después de la toma del Palacio Nacional por un comando del FSLN, y coincidió con una ofensiva guerrillera en el Frente Sur y la llamada insurrección de septiembre de 1978. El tercer paro empresarial fue convocado para junio de 1979, para esa coyuntura la burguesía opositora había perdido totalmente la iniciativa política, la que estaba en manos del FSLN.
Los organismos de poder de las masas
El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro y la gran movilización de masas de repudio que originó, crearon una situación revolucionaria, en donde "los de arriba no podían seguir en el poder como antes y los de abajo no podían seguir viviendo como antes". En esas grandiosas movilizaciones las masas construyeron sus primeros organismos de autodefensa, es decir, sus propios organismos de poder. Las milicias florecieron en los barrios para defenderse del terror genocida de la GN. Los Comités de Defensa Civil (CDC) jugaron un gran rol en aglutinar a todos los habitantes en función de contribuir al derrocamiento del somocismo.
Este fenómeno de auto organización de las masas se cubrió con las banderas del FSLN, la única organización en quien las masas confiaban. El Partido Conservador había caído un descrédito total después del pacto Kupia Kumi con Somoza en 1972. Todos los verdaderos antisomocistas apoyaron al FSLN, aumentando su influencia política y su capacidad militar. Pero independientemente de la forma, el contenido de esos organismos era de doble poder. Por un lado, estaba la decadente y agonizante dictadura somocista y por el otro el poder de las masas a través de las milicias de autodefensa, el MPU y los CDC.
El FPN y el FAO.
El Frente Patriótico Nicaragüense (FPN) fue impulsado por el FSLN, el MPU, el Partido Popular Social Cristiano (PPSC), el Partido Liberal Independiente (PLI) y el maoísta Movimiento de Acción Popular (MAP). Como contra partida, la burguesía opositora, que colabora económicamente con el FSLN, no perdía las esperanzas de lograr un recambio pacífico del somocismo, es decir, de evitar la destrucción de la GN como aparato represivo al servicio de la misma burguesía, promovió la constitución del llamado Frente Amplio Opositor (FAO) que aglutinaba a todas las fuerzas políticas de la vieja Unión Democrática de Liberación (UDEL) –organización fundada por Pedro Joaquín Chamorro--, el Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN) liderado por Alfonso Robelo y como furgón de cola se encontraba el Partido Socialista Nicaragüense (PSN).
Sin embargo, después de la experiencia insurreccional de septiembre de 1978, y ante el fracaso de la Comisión Mediadora de la OEA, el FSLN se había transformado en una poderosa organización de masas que dirigía la lucha guerrillera. Ante el inevitable "naufragio" de la burguesía, el MDN de Alfonso Róbelo a última hora se pasó al FPN, como paso previo para la discusión del Plan de Gobierno de la futura Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN).
La Huelga General Insurreccional.
Completamente aislado a nivel internacional, el somocismo pretendió resistir y derrotar la insurrección popular. Radio Sandino, voz oficial del FSLN, transmitió un mensaje de la Dirección Nacional Conjunta en donde se llamaba al pueblo a paralizar las actividades el día 5 de junio de 1979, como un paso previo a la insurrección popular. Aunque la burguesía se sumó al paro, en realidad éste fue posible debido a que ya existían miles de CDC, milicias de autodefensa en los barrios y comarcas campesinas, que garantizaron el éxito del mismo. No fue una clásica huelga general convocada por sindicatos, puesto que estos eran casi inexistentes en Nicaragua, sino que fue una huelga general asentada en esos organismos de doble poder que mencionamos anteriormente. El pueblo estaba harto de tantos crímenes del somocismo y se lanzó a la batalla decisiva contra la Guardia Nacional y esta fue finalmente derrotada el 19 de Julio de 1979, abriendo una situación revolucionaria en toda el área centroamericana.
La experiencia insurreccional que se inició el 5 de junio de 1979, puede y debe ser repetida y ampliada. Las organizaciones estudiantiles y populares podemos reeditar al MPU, que sirva como aglutinante de todas las fuerzas revolucionarias.