Por Olmedo Beluche

Después de veinte años de un régimen controlado férreamente por los partidos políticos oligárquicos, empieza a abrirse en Panamá la posibilidad de que las fuerzas independientes, progresistas, populares y de izquierdas (entendiendo por el último concepto a quienes estamos por el cambio social en un sentido amplio) puedan participar en un proceso electoral. La última vez que estos sectores políticos se presentaron a unos comicios con fórmulas propias fue en 1984, bajo el régimen del general Noriega. El descrédito de los partidos tradicionales y sus políticos, las luchas de resistencia contra las medidas antipopulares de la “democracia” neoliberal, que se instauró con la invasión norteamericana en 1989, han resquebrajado la unidad de la clase dominante y abierto una brecha en el antidemocrático Código Electoral panameño.

Por fin empiezan a fructificar los debates con la vanguardia popular, respecto a la importancia de presentar a la clase trabajadora y al pueblo panameño una propuesta político electoral propia. Debate que libramos desde el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), en los 90, y desde el Movimiento Popular Unificado (MPU), desde el año 2000; y que dio sus primeros pasos en la constitución del Partido Alternativa Popular, en 2007, que fuera ilegalizado en 2011. La recién aprobada reforma electoral (Ley 54 de 2012) se vio en la obligación de reglamentar la Libre Postulación a Presidente de la República, que fuera una conquista colectiva alcanzada en las calles y en los tribunales por el Movimiento “Jované Presidente”, en 2009.

Aunque la reglamentación establecida en esa ley dista de ser genuinamente democrática, y pese a que persisten obstáculos de diverso tipo a la participación electoral, el establecimiento de un piso de un 1% de firmas de adherentes (17,000 aproximadamente) para postular un candidato/a independiente a la Presidencia, permiten visualizar como realmente factible la inclusión de una candidatura surgida desde abajo, desde fuera de los partidos tradicionales, emanada del corazón de los gremios, sindicatos y demás movimientos populares.

En estas nuevas condiciones, el pasado 6 de octubre de 2012, se constituyó en la ciudad de Panamá el Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), encabezado por el Prof. Juan Jované, figura referencial del movimiento popular y que fuera director de la Caja de Seguro Social (1999-2003) con el apoyo unánime de las centrales sindicales del país. MIREN, conformado por activistas y dirigentes populares de un amplio espectro de fuerzas del país, levantó un programa de transformaciones nacionales cuyo centro es la lucha por el derecho a comer y trabajar, la soberanía y la seguridad alimentarias, la salud y la educación, la lucha contra la corrupción y la refundación de la República con una Asamblea Constituyente originaria (ver Declaración en la página de Facebook del MPU y en Kaosenlared).

Lo más importante de MIREN es que, pese a que Jované es sin duda la figura cimera que, con toda legitimidad, es postulado por muchos de nosotros para encabezar la propuesta popular independiente en 2014, porque es el dirigente más reconocido de todos (así lo prueban las encuestas), se trata de un movimiento abierto y no cerrado, dispuesto a dialogar sin precondiciones con otros sectores populares y políticos que compartan la necesidad de una candidatura de estas características.

Sin hacernos falsas ilusiones y sin desconocer los sesgos de las encuestas pagadas por los grandes medios de comunicación, los diversos sondeos auguran para las elecciones a realizarse en año y medio, que un candidato independiente con un  programa antineoliberal de transformaciones puede sacar resultados más que aceptables. Analicemos lo que dicen las más importantes encuestadoras en sus últimos estudios de opinión: Unimer e Ipsos  (realizados a fines de septiembre, antes de la postulación de Jované) y Dichter & Neira (realizada el 14 de octubre, una semana después de su postulación).

Unimer (La Prensa), realizó su último sondeo entre 20 y 23 de septiembre, en una encuesta cara a cara con una muestra de 1206 personas, con un nivel de confianza de 95% y margen de error de 2,8%. Ante la pregunta abierta de por quién votaría para Presidente si las elecciones fueran hoy, responden: Por J. C. Navarro (PRD) 33,4%; J.C. Varela (Panameñismo) 18,2%; Guillermo Ferrufino (CD) 17,4%; Laurentino Cortizo (PRD) 1,6%; Otros 3.3%; Ninguno 10,8%; No sabe/No responde 10,9%.

Cuando Unimer pregunta ¿Por cuál candidato independiente votaría usted para Presidente? Las respuestas (con margen de error del 4,5%) fueron:  J.C. Tapia (comentarista de boxeo televisivo y del Grupo Medcom) 46,9%; Ana M. Gómez (ex procuradora de Martín Torrijos, destituida por Martinelli) 7,6%; Rubén Blades (incluido en esta categoría por primera vez) 5%; Juan Jované 1,8%; Alberto Alemán Z. (ex director de la Autoridad del Canal) 1,4%; Otros 0,7%; No sabe/No responde 33,6%; Ninguno 3%.

Unimer también incluye otra pregunta a considerar: ¿qué posibilidades ve usted en las elecciones de 2014 a una alianza de sectores de izquierda, como Frenadeso, Conusi, Suntracs y el Frente Amplio Democrático? Respuestas cerradas: Pocas 37,9%; Ninguna 33,1%; Bastantes 13,9%; Muchas 4,1%; NS/NR 10,9%. Las respuestas a esta pregunta da para una buena reflexión: la suma de quienes le ven posibilidades a una alianza de izquierdas da un significativo 18%. Sin embargo, no se ve reflejada esta tendencia en la pregunta anterior, en la que no aparece el nombre de la figura más representativa de este sector, Genaro López. Ni tampoco Jované parece recoger esa tendencia, según esta encuesta. ¿Será porque no se ha concretado esa postulación, por que no se ha producido la alianza o simplemente la ven pero no votarían a otras alternativas?

Ipsos  realizó su sondeo entre el 25 y el 29 de septiembre, a 1200 personas en áreas urbanas y semiurbanas, con nivel de confianza del 95% y margen de error del 2,8%. Frente a la pregunta de si en ese momento fueran las presidenciales, por quién votaría, las respuestas fueron: J.C. Navarro 21%; J.C. Varela 17%; G. Ferrufino 14%; Ricardo Martinelli 6%; Balbina Herrera 3%; L. Cortizo 1%; Samuel Lewis 1%; J.C. Tapia (independiente) 1%; No votaría 4%; NS/NR 29%.  Esta encuestadora introduce otra pregunta interesante (al parecer cerrada) en si votaría al bloque del gobierno, oposición o independiente: Oposición 39%; Gobierno actual 23%; Independiente 10%; Ninguno 12%; No votaría 16%.

Ipsos pregunta: ¿Considerando que usted no votaría por los partidos del gobierno, ni por el PRD, qué otra figura independiente le parecería que podría ser un buen candidato presidencial? Las respuestas fueron: J.C. Tapia 24%; Ana M. Gómez 6%; Juan Jované 3%; Milton Henríquez 2%; Genaro López 1%; la Cacica Ngäbe-Buglé Silvia Carrera 2%; otro 1%; No simpatiza por ninguna figura 30%; NS/NR 32%.

La encuesta de Dichter & Neira se realizó entre el viernes 12 y el domingo 14 de octubre de 2012 (una semana después de la postulación de Jované), a una muestra de 1200 personas, de áreas urbanas y semiurbanas. Con margen de error del 2,9%. Según esta encuesta, las intenciones de voto para presidente están así: J.C. Navarro 17,8%; R. Martinelli 17,5%; J.C. Varela 13,2%; G. Ferrufino 8,9%; J.C. Tapia 3,4%; L. Cortizo 2,4%; Samuel Lewis 1,1%; Otros 1,8%. Ninguno/No votaría 24%; NS/NR 9,8%.

Considerada por bloques la intención del voto, tenemos que 23,8% votaría por un candidato del actual gobierno; 36,35 lo haría por uno de los partidos de oposición; 16,5% votaría por un independiente; NS/NR 23,4%. De quienes se declararon simpatizantes de los partidos del gobierno, 9,65 votaría por un independiente; de los simpatizantes de los partidos de la oposición, 13% votaría a un independiente; de los que se declaran independientes, 23% votaría a un candidato de las mismas características, mientras que el 40,1 se mantuvo en la duda y no respondió.

Lo más interesante de la encuesta de Dichter & Neira, para nuestro caso es que, las intenciones de voto para candidatos independientes se presentan así: J.C. Tapia 34,5%; Juan Jované 8,2% (casi duplicando su intención de voto respecto a septiembre, que era de 4,3%); Ana M. Gómez 5,3%; Genaro López 2,1%; Mariano Mena 1,3%; Otros 0,8%; Ninguno/No votaría 34,3% (se redujo desde el 46,7% en septiembre); NS/NR 13,7%.

Arriesguemos algunas hipótesis de trabajo a partir de estos números, a las que seguramente otras personas podrán agregar otras:

Sin haber empezado la campaña, sin que se haya clarificado quiénes serán los verdaderos candidatos/as, sin las presiones de los medios y las maquinarias electorales: hoy, un claro sector del electorado se inclina por un candidato independiente: 10% según Ipsos, 16,5% según Dichter & Neira. Mientras que la encuesta de Unimer no deja ver la intención de voto a una candidatura independiente, un claro 18% se muestra optimista frente a una “Alianza de Izquierdas”. Esto no es poca cosa, en una elección que se vaticina fragmentada y no polarizada como la del 2009.

El alto porcentaje de indecisos, que no sabe o no responden, que es normal dada la distancia de año y medio a los comicios, muestran el campo fértil donde un proyecto político independiente y popular debe trabajar: 11% para Unimer; 23,4% Dichter & Neira; 29% para Ipsos.

A los indecisos cabría sumar una parte de quienes hoy, por estar enojados con el sistema, dicen con claridad que no votarían, quienes podrían ser permeables a una propuesta claramente diferenciada del régimen y sus partidos: 4% para Ipsos, 10,8% para Unimer y 24% para Dichter & Neira.

Agreguemos que todas las encuestas marcan como el principal problema para la ciudadanía el del alto costo de la vida, asunto en el que sólo una propuesta como la de Jované, que propugna claramente por el control de precios, puede llegar a la conciencia del electorado. Otro problema agudo es el de la percepción de corrupción generalizada, en el que hay que afinar las propuestas asociadas a la consigna de Asamblea Constituyente.

Un problema a resolver es el de la “unidad” de la izquierda y los sectores populares, lo cual potenciaría mucho más una candidatura de este tipo. Sin embargo, dada la experiencia y la historia, no cabe ser optimistas al respecto.

Tal vez más importante que lo anterior es tender un puente y un diálogo hacia dos sectores importantes cuantitativa y cualitativamente: los torrijistas honestos que hoy no desean votar por J.C. Navarro y que no quiere caer en la trampa de Samuel Lewis o Alemán Zubieta (13% según Dichter & Neira); y a los pueblos originarios, en particular los Ngäbe-Buglé, quienes han dado la mayor cuota de lucha y sacrificio contra los desmanes del gobierno de Martinelli. En este último caso, es notorio que la cacica Silvia Carrera marca en las encuestas (2% según Ipsos). Puesto que Jované ha dejado abierta la puerta para sumar una mujer en su fórmula presidencial, no hay la menor duda que la candidata ideal sería Silvia Carrera, que permitiría sumar los votos de los pueblos originarios, el 10% de la población.

En el plano del debate político, la propuesta popular e independiente, debe hacer frente a dos argumentos que utilizará la burguesía para confundir y neutralizar: a.  La falacia de la “unidad de la oposición para vencer al autócrata Martinelli”; b. Que da lo mismo cualquier candidato que se proclame “independiente”. En ambos casos, la respuesta está en el programa, que debe sostener un claro signo: antioligárquico, antineoliberal, popular, defensor de los derechos sociales y económicos de la clase trabajadora, con claras medidas de regulación del mercado y protección a los productores agrícolas, de reforma completa del régimen institucional y político. En ese marco, no puede haber unidad con los responsables del régimen antipopular y oligárquico, lo que incluye a los partidos de gobierno y oposición, y a algunas figuras disfrazadas de “independientes”.

Y, ¿el socialismo a dónde queda? Los socialistas debemos apoyar esta lucha, que es un paso en el camino correcto, porque en un país donde los trabajadores votan a empresarios como Martinelli, Navarro o Varela, hay que empezar por fomentar la conciencia de clase “para sí”, es decir, la confianza de que la clase trabajadora puede gobernar y tener sus propios partidos y propuestas políticas.

Panamá, 18 de octubre de 2012.

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