Por Carlos M. Licona
Recién esta semana se ha aprobado la Nueva Ley Electoral con leves cambios, pero que, inician un recorrido tendiente a consolidar un tripartidismo con una cuarta fuerza que bien puede inclinar la balanza en momentos decisivos como la elección de la Corte Suprema de Justicia o del Fiscal General.
El conceso al fin logrado por los 3 partidos mayoritarios no deja duda alguna de que se ha iniciado un sendero para legitimar la institucionalidad que tiraron al excusado los sectores golpistas del 2009. Tampoco se puede dudar que la presión estadounidense y europea por aprobar una nueva ley, haya presionado para lograr que los diputados juanorlandistas del Partido Nacional cedieran a las exigencias de libres y liberales, aun y con el lloriqueo y pataleo de los partidos bisagras o de maletín.
Lo nuevo
La Nueva Ley Electoral ofrece maquillaje pero que sin duda alguna debilita el afán fraudulento de quienes ostentan el poder. Los principales artículos aprobados son el que se refiere a la conformación de las Juntas Receptoras de Votos (JRV) y el de la deuda política.
Las JRV vienen a sustituir a las Mesas Receptoras de Votos (MER) controladas y manipuladas por el Partido Nacional desde el 2009 y desde donde se iniciaban los escandalosos fraudes en los últimos 12 años, siendo el más descarado el del 2017 y que se le bautizó como “Los votos rurales” o la “Curva Batson”. Ahora, las JRV estarán integradas por 5 miembros, de los cuales, 3 de ellos ocuparán los cargos de presidente, secretario y escrutador obligatoriamente, estos cargos los ostentarán los representantes de los 3 partidos mayoritarios; Partido Nacional, Partido LIBRE y Partido Liberal, los otros dos miembros serán asignados de forma rotativa entre los otros 11 partidos inscritos y en calidad de observadores. De esta forma, el PN recibe un golpe algo doloroso en el costado, ya que, anteriormente, todos los partidos inscritos tenían derecho a un propietario y un suplente en cada mesa, dichas credenciales se las terminaban vendiendo al partido en el poder y de esta forma controlaban el conteo de votos y las actas.
Otro artículos de los aprobados es el que se refiere a la deuda política, anteriormente se les otorgaba a los partidos pequeños el 15 % de la cantidad recibida por el partido ganador, es decir, si en noviembre el partido ganador recibe la votación de 1,400,000 votos, entonces le corresponden 59 lempiras por cada voto, lo que le acredita la cantidad de 82,600,000 lempiras y el 15 % de eso es 12, 390, 000 lempiras, buen negocio para los bonsay. Aunque maquillaron y doraron esta cantidad al hacerle una modificación “El Consejo Nacional Electoral (CNE), a través del instituto de capacitación, asignará partida presupuestaria equivalente al 10 % de lo que se pagó en concepto de deuda política al partido ganador en las elecciones generales a cada partido político, para que sea utilizado en capacitación y formación política en ideología de su militancia”. ttps://www.latribuna.hn/
Una leve diferencia es que este 10 % adicional se les pagará a todos los partidos participantes y deberán liquidar ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Lo cual, siempre les dejará un margen de ganancia y de maniobra a los partidos políticos para que hagan negocios.
El pataleo de los partidos de maletín
Con el Acuerdo de Cartagena en mayo de 2011 se abrió la puerta para que cualquier mortal que quisiera crear un nuevo partido lo hiciera, de tal forma que en noviembre de este año participarán 14 partidos, siendo los de mayor envergadura el PN, PL y LIBRE, el PINU en el 2017 se fue en alianza con LIBRE y los otros con muy poca votación son; ALIANZA PATRIÓTICA (6,517); PAC (5,983); Democracia Cristiana (5,900); UD (4,533); FA (3,151); VAMOS (3,003) y ahora, el nuevo partido “Salvador de Honduras” y otros 3 más que son totalmente desconocidos. Ninguno de estos partidos cubría, siquiera, el 25 % de la representación en las mesas y muchos de ellos obedeciendo a su carácter afín a la narco dictadura vendieron sus credenciales al Partido Nacional, de esta forma el primer paso para cometer el fraude se daba en la conformación de la mesa receptora de votos.
Los referentes de estos partidos han lloriqueado a más no poder hablando de tripartidismo, de narcos y de dictadura, el contraste es que mientras el narco dictador les compró la conciencia para aprobar y deshacer leyes nunca abrieron la boca, negociaron cuotas de poder o recogieron migajas del suelo y nuca opusieron resistencia a las órdenes de Juan Orlando Hernández. Así quedó demostrado en la elección de la corte, del fiscal o cuando derogaron el Estatuto del Docente o cuando aprobaron las ZEDES en el 2013. Sin lugar a dudas que con la consolidación del tripartidismo ven la amenaza del desaparecimiento de la palestra política.
El proceso electoral será sin alianzas de peso
El plazo para la convocatoria a elecciones ya se cumplió y también se cumplió la fecha límite para solicitar alianzas, queda como un chisme de pasillo el que LIBRE se iría a las elecciones con el Partido Liberal o que Nasralla aglutinaría a todo el resto de los partidos. Lo cierto es que las elecciones se van a realizar individualmente y solo el PINU junto al Partido Salvador de Honduras solicitaron una alianza que le terminará pasando la factura al primero, al igual que le ha pasado a todos los que se han desligado de LIBRE.
Salvador Nasralla participó en el 2013 y ocupó el cuarto lugar en la votación, en el 2017 en la alianza con LIBRE perdió con los votos rurales, dejando a LIBRE en el segundo lugar y se quedó sin partido. Para estas elecciones ha creado un nuevo partido y fue incapaz de unificar a toda la oposición por fuera de Libertad y Refundación, acercando solamente a Doris Gutiérrez del PINU y a la doctora Suyapa Figueroa que va como candidata a diputada, la pregunta para la doctora es, ¿Y ahora que es política dejará la presidencia del colegio médico?
Salvador Nasralla se suicidó el mismo políticamente, por fuera de LIBRE se le vuelve imposible ganar una elección, el argumento es fácil, el Partido Liberal sigue muy golpeado por su papel en el golpe de estado y el matrimonio inquebrantable con Juan Orlando Hernández, por fuera de ese contexto no existe una estructura sólida que le impulse la candidatura y le represente en el total de las mesas electorales para defenderle el voto.
El resto de los partidos ya solo aspiran a rascar algunos diputados para conseguir confites y chicles, pero, además, tienen seguro el 10 % que va representar la deuda política del partido ganador y que utilizarán a su antojo para “capacitaciones”. Siempre se saborean los bigotes y al final quedarán contentos, irse en alianza significa perder esa migaja. Pero también les darán cobertura en la prensa mediática y tratarán de bajarle el perfil a los candidatos de LIBRE y del PL y elevárselos a ellos.
La recomposición política
Atrás quedó el alegato de los perdedores de las elecciones internas de LIBRE y del PL, desaparecieron de la palestra pública y en esta etapa final pasan al anonimato, son candidaturas de 14 partidos las que van en juego y los seis meses que faltan no ajustarán para presentarlos a todos en los medios de comunicación. Al parecer, por ahora lleva la ventaja el candidato del oficialismo Papi a la Orden, sin embargo, puede pasar cualquier cosa de aquí a noviembre, sobre todo que más del 30 % del electorado se considera voto independiente y es el que termina definiendo la elección, por otro lado, hay que restar el porcentaje de fraude y maniobra que no podrá hacer el PN ni en las mesas ni en el Consejo Electoral.
El panorama que se visualiza es el siguiente: el caudal electoral dividido en 4 enormes sectores; el PN y LIBRE compitiendo por el primer lugar, un Partido Liberal que sigue contando con un voto duro que muy difícilmente dejarán de votar en rojo y blanco, un Salvador Nasralla un poco más atrás que no le alcanzará para siquiera rebasar a los liberales. El que baraje mejor el naipe será el que atraiga más votantes de los partidos mayoritarios, pero también atraerá al sector más importante: el voto independiente que ya no cree en liberales ni cachurecos, pero que también deambulan entre conservadores y los que desean refundar al país, o entre los que se dejan atraer por el discurso de anticorrupción de Nasralla o el discurso feminista de los dirigentes de LIBRE.
Lo cierto es que sea quien gane, deberá ser un gran estadista para saber negociar con un Congreso Nacional en el que la conformación quedará muy dividida entre nacionalistas, LIBRES, liberales y nasrallistas. De esta forma, se dará una recomposición política con muchas caras nuevas que desplazarán, sobre todo, a diputados muy involucrados en actos de corrupción.
La refundación: una aspiración del pueblo que no debe desaparecer
La hoja de ruta que han trazado para Honduras es un experimento para controlar una convulsión social nuevamente, tal y como la que ocurrió en el 2017. No obstante, que los siguientes meses estarán saturados por anuncios ridículos y muchas piernas o caras bonitas, o bien, propuestas burdas y descabelladas, la población y los candidatos progresistas o que manifiestan querer cambiar al país, deben mantener vivo ese anhelo de refundar la nación, es la única forma de salir del atolladero en que nos han metido los golpistas y el régimen post golpe. La lucha contra el fraude no es solo el maquillaje a la ley anterior, también hay que movilizar a la población para golpear a muerte a la dictadura.