El 7 de octubre se realizarán las elecciones presidenciales en Venezuela. En ellas se presentan, el actual presidente Hugo Chávez, del PSUV, y Henrique Capriles, candidato de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), representando a las fuerzas de derecha tradicionales.
Lo nuevo y menos conocido, es que ante ellos hay otra opción que es la candidatura presidencial del dirigente obrero Orlando Chirino, postulado por el PSL (Partido Socialismo y Libertad). Se trata de una candidatura que levanta las banderas de la independencia política de los trabajadores, es decir sin pactos ni acuerdos con los patrones nacionales o extranjeros, y en nombre del verdadero socialismo.
Para muchos trabajadores, jóvenes y luchadores antiimperialistas y de izquierda del mundo, que durante estos años han escuchado los discursos de Chávez denostando al "imperio” en nombre del llamado Socialismo del Siglo XXI, puede parecer equivocado o sembrar dudas la candidatura de Orlando Chirino. Estas dudas son alentadas desde sectores del chavismo con acusaciones al compañero Chirino de “divisionista” y de “estar al servicio” del candidato de la derecha pro yanqui Henrique Capriles, diciendo que existiría el peligro de que “vuelva a gobernar la derecha golpista”. Este argumento también es repetidamente usado por el gobierno chavista contra todos aquellos que disienten y luchan por sus justas reivindicaciones, reafirmando así su carácter autoritario.
Comprendemos las dudas que puedan tener honestos compañeros y luchadores, pero no las compartimos. Queremos abordarlas para aclarar a los luchadores antiimperialistas y de izquierda cuál es la realidad de Venezuela. Ya que el gobierno de Chávez no marcha hacia ningún socialismo, y si hay alguna posibilidad de que a través del voto vuelvan los viejos políticos patronales y pro yanquis que auparon el golpe de abril del 2002 es por su responsabilidad. En primer lugar, porque quien amnistió a los golpistas cuando el pueblo los quería castigar fue el propio presidente Chávez. Y sobre todo, porque en 13 años de gobierno no cumplió ninguna de sus promesas de solucionar los problemas de fondo de los trabajadores y el pueblo de Venezuela.
El gobierno de Chávez no va a ningún socialismo
La triste verdad es que Chávez hace discursos contra el “imperio” pero ha pactado con las multinacionales del petróleo a través de las empresas mixtas. Concediéndoles el 40% de las acciones en el negocio petrolero. El gobierno está asociado a Chevron, Mitsubishi, Total, Repsol, a Petrobras, a empresas noruegas, rusas y chinas. Es socio de la transnacional suiza Glencore y de transnacionales chinas en el negocio del aluminio y el acero.
Habla contra el “imperio”, pero en abril del 2011 entregó al exilado colombiano Joaquín Pérez Becerra al gobierno proyanqui de Juan Manuel Santos, de Colombia, sin respetar ninguna norma internacional. Fue una escandalosa violación de los derechos humanos que provocó el repudio generalizado de amplios sectores de la izquierda mundial, incluso muchos simpatizantes del chavismo. Paralelamente declaraba que Santos era “su nuevo mejor amigo”.
Se dice un gobierno de izquierda, popular y democrático, pero se niega a apoyar las revoluciones de los pueblos árabes contra sus dictadores. Llegando al colmo de defender dictadores genocidas como Kadaffi, de Libia, o Bashar Al Assad de Siria, calificándolos de “gobiernos antiimperialistas”.
Se dice un gobierno “obrerista”, pero no respeta las contrataciones colectivas de los trabajadores, desconociendo en muchos casos el derecho de huelga. No se respeta la autonomía sindical, se acusa a los trabajadores estatales que hacen huelgas de “contrarrevolucionarios” y se criminaliza la protesta. El ejemplo más emblemático es el del dirigente sindical Rubén González, militante del partido del gobierno, que estuvo más de un año preso por encabezar una huelga.
El gobierno ha venido aplicando un duro plan de ajuste desde 2008, incluyendo el aumento en un tercio del Impuesto al Valor Agregado; congelando los contratos colectivos de la administración pública, de los siderúrgicos y de los trabajadores del aluminio. Liberando los precios de la mayor parte de los alimentos, y devaluando la moneda en un 100%. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 1998 el conjunto de la burguesía se apropió del 36,2% de la riqueza producida, contra un 39,7% en manos del conjunto de los asalariados. En 2008 esta proporción cambió en favor de los patronos, que pasaron a apropiarse del 48,8% de la riqueza producida, mientras que los asalariados pasaron a recuperar apenas un 32,8% de lo producido con su esfuerzo.
Chávez habla contra “el capitalismo” y dice que se está “construyendo el socialismo”, pero ha aumentado en su conjunto, el sector de la economía en manos privadas frente al sector público. Según el Banco Central de Venezuela, en 1998 el sector privado aportaba el 65% del PIB, mientras que el sector público producía el 34,8%. En el 2009, el sector privado representó el 70,9% del PIB, y el sector público se redujo a 29,1%. La banca, el comercio y el sector de las telecomunicaciones, son los sectores burgueses más favorecidos por el gobierno chavista. Las telecomunicaciones están fuertemente penetradas por el capital transnacional, y llevan más de tres años con un crecimiento ininterrumpido. Por su parte, las utilidades de la banca se situaron en 2011 en 14.490 millones bolívares (unos 3.369 millones de dólares), un crecimiento del 92,3% con respecto a las ganancias obtenidas el año anterior. No hay “construcción del socialismo” junto a Chevron, Ford, Mitsubishi o los banqueros privados, y atacando los salarios.
Por eso en Venezuela crecen las protestas sindicales y los reclamos sociales por falta de vivienda, de luz o por la tierra. Las misiones como las de salud (Barrio Adentro) que fueron una conquista del pueblo, nunca pasaron de una asistencia primaria y, encima, se fueron deteriorando por falta de fondos y corrupción. Al mismo tiempo, nunca hubo mayor presupuesto para los hospitales y el sistema de salud. Por eso se suceden las protestas de las enfermeras y los trabajadores de la salud.
Otra vez, como en la Nicaragua de los 80 con los sandinistas, vuelven a fracasar los proyectos “nacionales y populares” con base en las empresas mixtas y los pactos y acuerdos con la burguesía, que fueron apoyados por Fidel Castro y la dirección del Partido Comunista de Cuba, como ahora apoyan a Chávez, proyectos que hablan mucho de socialismo, pero terminan manteniendo los pactos con las multinacionales, los empresarios, los militares y las burocracias sindicales.
La candidatura de Capriles tampoco es salida para los trabajadores
Han sido esas políticas antiobreras y antipopulares, sumadas a los reiterados casos de corrupción, las que fueron creando alejamiento y decepción entre los trabajadores y sectores del pueblo, frente al gobierno de Chávez. Por eso hay hoy sectores populares y obreros que cansados del chavismo tomarían el camino equivocado de votar a Capriles.
Afirmamos que Capriles de la MUD y la vieja burguesía proyanqui de Venezuela, que quieren volver al poder para otra vez beneficiarse como agentes directos del imperialismo, no son salida para el pueblo y los trabajadores. Capriles y los viejos políticos patronales quieren aprovechar el descontento popular y la pérdida de expectativas de millones de venezolanos en Chávez, para lograr canalizar un “voto castigo” a su favor. Como ya ocurrió en las legislativas del 2010, cuando equivocadamente sectores populares le dieron millones de votos a la derecha de la MUD, logrando un voto mayoritario frente al PSUV de Chávez.
Rechazamos de plano el voto a Capriles y a la MUD, ya que significa votar a otra variante política capitalista pro yanqui que seguirá explotando al pueblo trabajador, como ya lo hacen en las gobernaciones que tienen desde hace largos años (Miranda, Zulia, Carabobo, etc.). Su programa es ser mejores entregadores del petróleo venezolano a los pulpos internacionales y defensores de los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Ya todos conocieron los anteriores gobiernos de Carlos Andrés Pérez, Lusinchi o Caldera. Capriles no ofrece nada nuevo para los trabajadores y el pueblo.
La clase trabajadora, la juventud y los sectores populares de Venezuela necesitan una alternativa política verdaderamente de izquierda y socialista para tratar de evitar que se frustre el proceso revolucionario que abrió la insurrección popular del Caracazo de 1989, y sus aspiraciones de cambio de fondo. Millones creyeron que Chávez iba a llevar adelante esas legítimas aspiraciones de cambio verdaderamente antiimperialistas y socialistas. Se corre el peligro de una nueva frustración. Por eso ha llegado la hora de que los trabajadores y el pueblo venezolano sigan su lucha por esos cambio y fortalezcan una nueva alternativa política socialista y de los trabajadores. Esa es la bandera que levanta la candidatura obrera de Orlando Chirino.
Apoyamos el voto a Orlando Chirino
Orlando Chirino, dirigente obrero venezolano de larga trayectoria, ha sido protagonista del proceso de luchas y transformaciones que vive Venezuela desde 1989. Estuvo en primera línea en el enfrentamiento contra el golpe y el sabotaje petrolero pro imperialista del 2002-2003, y su desempeño fue reconocido por los trabajadores y hasta por el propio gobierno.
Chirino, junto a la corriente sindical CCURA (Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma), asumió en el 2006 una defensa principista de la autonomía sindical en la Unión Nacional de Trabajadores, central luego dividida por el gobierno.
Posteriormente se negó a apoyar la Reforma Constitucional, por su contenido antidemocrático y capitalista, siendo despedido ilegalmente de PDVSA como represalia política. Posteriormente se pronunció en contra el plan de ajuste económico diseñado y ejecutado por el gobierno nacional para enfrentar los efectos de la crisis económica mundial, levantando la misma consigna de los trabajadores y la juventud griega, de los mineros españoles, de los Indignados y de millones de trabajadores alrededor del mundo: "Que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores". Chirino está cotidianamente acompañando las luchas de los trabajadores y los sectores populares por sus reivindicaciones y contra la política antiobrera del gobierno de Chávez.
Chirino, junto al PSL, levantó valientemente el apoyo a la revolución de los pueblos árabes y denuncia las masacres perpetradas por el dictador sirio Al Assad, mientras el gobierno venezolano lo respalda.
La candidatura de Chirino, apoyado por el Partido Socialismo y Libertad (PSL), es la única alternativa de izquierda en las elecciones presidenciales venezolanas que está ligada a las luchas sociales, comprometida con los derechos de los trabajadores y los sectores populares, y que por lo tanto representa la continuidad de las luchas libradas por el pueblo venezolano por la construcción de una sociedad verdaderamente socialista. Es la única candidatura que en el actual escenario electoral plantea la recuperación de la soberanía sobre el petróleo y el gas, eliminando los contratos de las empresas mixtas para que el petróleo sea 100% venezolano para usar sus beneficios para dar salario, trabajo, salud, educación y viviendas. Es la única que defiende la plena independencia política frente a los gobiernos de las potencias económicas; un salario mínimo igual a la canasta básica; el cese del pago de la deuda externa; la anulación de los tratados de libre comercio y tratados contra la doble tributación suscritos por Venezuela; por la nacionalización de la banca y de las multinacionales bajo el control de los trabajadores; una reforma agraria que garantice tierras a los campesinos; el reconocimiento de los territorios indígenas, y el rescate de las organizaciones sindicales como un instrumento de lucha de la clase trabajadora, con autonomía de los gobiernos y los patrones y sin burocracia sindical de ningún tipo y color.
Es la única candidatura que expresa la solidaridad con los pueblos en lucha; que denuncia la política de Chávez de entregar luchadores al gobierno colombiano, que se solidariza con los pueblos de Siria contra la dictadura y apoya el proceso de la revolución árabe. Es la única candidatura que sostiene que ha llegado la hora de que gobiernen los trabajadores.
El voto a Orlando Chirino y el apoyo a su campaña, junto al Partido Socialismo y Libertad, contribuirá a fortalecer la construcción de una alternativa política socialista revolucionaria, sin empresarios ni burócratas sindicales, que se prepare con más fuerza para apoyar las luchas y reclamos obreros, estudiantiles y populares contra los planes de ajustes capitalistas y que sume a todos los trabajadores, jóvenes, campesinos, sectores populares y luchadores de izquierda que, cansados de falsas promesas, quieran tener una organización política realmente de lucha, democrática y socialista.
Por todas estas razones, apoyamos la candidatura presidencial de Orlando Chirino y llamamos al pueblo venezolano a votar por dicha opción el próximo 7 de octubre. Y a su vez convocamos a los dirigentes sindicales, estudiantiles, populares, intelectuales, antiimperialistas y de la izquierda mundial a adherir y apoyar esta candidatura independiente, obrera y socialista.
Lucha Internacionalista, del Estado Español y Frente Obrero, de Turquía, partidos miembros del Comité de Enlace Internacional (CEI)
Partido Obrero Socialista (POS), de México.
Unidad Internacional de los Trabajadores- Cuarta Internacional (UIT-CI)