Por Carlos M. Licona

Honduras ha sufrido una nueva tragedia, el huracán Eta que entró al país por la zona oriental ha dejado una enorme tragedia, con la ciudad de La Lima totalmente inundada y miles de damnificados, la cantidad de muertos aún no se conoce, son muchos los desaparecidos y el rescate de las personas subidas en los techos de las casas ha sido una ardua labor en la que solidariamente se sumó la población misma.

COPECO un elefante enorme de corrupción

El Comité Permanente de Contingencias (COPECO) que actualmente es dirigido por funcionarios muy obedientes a Juan Orlando Hernández, durante toda la crisis de la pandemia que inició desde marzo, solo ha demostrado una vez más que el gobierno de la narcodictadura se ha especializado en saquear el presupuesto nacional, con toda una estructura  montada en los 3 poderes del estado ya no tienen el mínimo pudor para ejecutar actos de corrupción, así lo reflejan las compras de hospitales móviles que aún no terminan de llegar.

El principal involucrado es Marco Antonio Bográn Corrales, exdirector ejecutivo de Inversión Estratégica de Honduras (INVEST-H), fue el que se encargó de las adquisiciones de emergencia por la cantidad de 48 millones de dólares (1200,000,000 de lempiras) y fue acusado de corrupción, pero lo sorprendente es que fue por un delito de monto menor, hecho por el cual está defendiéndose en libertad.

La crisis de la pandemia solo vino a darles más facilidad a un régimen que desde el año 2010 han ejecutado muchos casos gigantescos de corrupción donde los principales culpables gozan impunemente como nuevos millonarios del país. En este 2020 sus actos delincuenciales ya afinados les ha otorgado una oportunidad para robarse el dinero.

Otra desgracia para el pueblo

Si hay dos características que señalar de este régimen son; la primera los altos grados de corrupción en la que se involucran los funcionarios y la segunda es la incapacidad de los que dirigen las instituciones. Días antes de que se formara el huracán Eta se había nombrado director de COPECO al excantante de reguetón, Max González, quien se hace llamar Killa. Lo único que se sabe del privilegiado cantante es que fue reguetonero y por arte de magia pasó a ganar casi los 200,000 lempiras mensuales.

La incapacidad para dar respuestas a la crisis es reiterativa aun cuando cambien a los funcionarios. De esa forma nos agarró Eta que entró al país convertido en tormenta tropical y que dejó una enorme cantidad de agua que afectó terriblemente a esas zonas de la costa norte.

La solidaridad de los sectores populares

La población se ha volcado a rescatar personas atrapadas en los techos de las casas, la donación de alimentos, ropa y medicinas se ha hecho de forma automática y organizaciones gremiales y populares se han puesto al frente como centros de acopio para mandar lo recaudado inmediatamente al norte del país.

Una población que condena y repudia los actos de corrupción del gobierno no tiene la mínima confianza en utilizar las instituciones del estado instaladas para recaudar las donaciones, tanto así que se evidencia en las publicaciones hechas en redes sociales y las frases y publicaciones llevan el sello del repudio.

Inmediatamente se debe conformar una estructura integrada por los gremios y sectores populares para elaborar y ejecutar un plan de reconstrucción, es imperativo hacerlo, la crisis de la pandemia y ahora con el desastre dejado por Eta el país necesita una conducción que garantice que los fondos que provengan de la comunidad internacional no sean desviados a las cuentas privadas.

El pueblo hondureño debe dar un ultimátum a los líderes que dicen llamarse de oposición para que conformen un movimiento nacional para tumbar al régimen. Muchos se autocalifican que se oponen a la continuidad del Partido Nacional en el poder, sin embargo, con las acciones solo demuestran que son las mejores piezas que tienen el juanorlandismo para mantener dividida a la población y así nuevamente erigirse como dueños del poder.

Lo ideal sería que el pueblo mismo se volque a las calles a exigir y pelear por terminar con la dictadura, sin embargo, al parecer ese sentimiento de repudio aun no es lo suficiente para llenar de fuerza el ímpetu y adueñarse de las calles.

Si el gobierno se pone al frente de un plan de reconstrucción ya sabemos cual será el resultado, el pueblo no debe permitirlo.

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