Por: Francisco Contreras

El director de la Policía Nacional Civil, Howard Cotto, hace unas semanas en una entrevista matutina divulgo la existencia de grupos de exterminio cuyos financistas serian presentados a la sociedad, de los que algunos eran ’’caras conocidas’’, mientras que otros están fuera del país. Muchos podrían celebrar y animar la reaparición de estos grupos, debido a la desesperación que genera la inseguridad en el país, sin tomar en cuenta las repercusiones del caso; es necesario atender esta situación desapasionadamente.

Los antecesores

Cuando se firmaron los acuerdos de paz en 1992 se suponía que se daba por finalizada la existencia de grupos de exterminio por el desuso de la fascista organización paramilitar los ’’ESCUADRONES DE LA MUERTE’’, que incluía en sus filas tanto a militares como algunos miembros de otras fuerzas represivas del Estado en ese entonces.

En los años 90’s inicio la aplicación agresiva del modelo neoliberal con el país en ruinas, las privatizaciones y el libre mercado aumentaron la marginalidad social, que se concentró en las comunidades populares, lo cual acrecentó nuevas situaciones de violencia, fue ahí cuando las maras y pandillas se expandieron, antes de eso había resurgido un grupo de exterminio, que también gano popularidad debido a sus ejecuciones perpetradas en la Colonia Milagro de Paz en San Miguel, conocida como la ’’curruncha’’, que entonces era la más peligrosa del país, en 1994 se registraron homicidios similares a los realizados por los Escuadrones de la Muerte una década anterior: tiro de gracia en la nuca a hombres, ojos vendados y manos atadas a la espalda; y por consiguiente proclamas reivindicativas de tales hazañas.

Un trabajo periodístico bautizo al grupo de exterminio con el nombre de Sombra Negra. Sus objetivos decían ser pandilleros, argumentando que la PNC no hacia el trabajo completo. Pero no lograron adeptos solo por eliminar a pandilleros, sino porque, fue en el auge y crecimiento de las pandillas cuando este grupo inicio su accionar, ejecutando tanto a miembros de pandillas, como a delincuentes organizados, así fue como ejecuto entre otros a ’’Carlos cama larga’’ el cabecilla de una banda de saltantes que tenía su base en aquella colonia,  posterior a ello fueron surgieron otros grupos repitiendo el modus operandi de aquella agrupación. En Julio de 1995 fueron capturadas 11 personas acusadas de ser miembros de la sombra negra, entre ellos el ex alcalde de San Miguel, Wilfredo Salgado, menos de un año después fueron liberadas tras no demostrar su culpabilidad.

Grupos de exterminio en el pináculo de la violencia

Se le da el nombre de Sombra Negra, al fenómeno de la reaparición de grupos paramilitares al servicio privado, fuertemente vinculados a la PNC y FEAS, que bajo la excusa de combatir a las maras y pandillas conllevan otros propósitos. Debemos diferenciar al contexto de mediados de los años 90, al actual; las maras y pandillas de hoy en día distan mucho de las de aquel entonces, y, esta vez la fuerza punitiva del Estado está enfocada en combatirlas, así vemos tanto a la FGR, PNC, y FAES, y tribunales especializados en su contra. Y en este contexto han reaparecido los grupos de exterminio vinculados a la PNC y FAES, que incluso tienen dominios de Fakemedias, donde publican ejecuciones, y proclamas de odio al estilo fascista.

Este es el peligro

Posterior a las declaraciones del director de la PNC, el ex alcalde de San Miguel hábilmente dio a conocer que a través de un contacto de la FGR se enteró que tenía orden de captura por vínculos a grupos de exterminio, esto obligo a que el Fiscal General, Douglas Meléndez atrasarse las investigaciones, porque si acepta eso públicamente admitiría que la fuga de información es acertada. Antes de las declaraciones de Cotto, la PNC público el desmantelamiento de un grupo de exterminio en La Unión que no asesinaba pandilleros si no personas hostiles a ciertos políticos y empresarios.

Esto última muestra el peligro que presenta cualquier grupo de exterminio, ninguno opera por su cuenta, siempre hay personas tras las sombras financiándoles, si algunos políticos y empresarios tienen grupos paramilitares, significa que tanto dirigentes sindicales, líderes comunales, estudiantiles, etc. podrían volverse objetos de exterminio. Por tanto debemos exigir el desmantelamiento de estos grupos y una exhaustiva investigación a lo extrínseco de la PNC sobre las muertes de presuntos pandilleros a manos de la policía, para constatar si se dan durante los enfrentamientos o si son ejecuciones extrajudiciales.

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