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Por Ernesto Fuertes

Las actuales elecciones para la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR) tienen un impacto real y bastante fuerte en el movimiento estudiantil: es la coyuntura política que la mayoría de la izquierda ha acogido de manera permanente a lo largo de los últimos años, pero sin que eso haya disminuido en lo más mínimo la desinformación, la despolitización y desmovilización del estudiantado en el mismo período (y así lo caracterizan hasta las mismas organizaciones que participan en estas ahora).

Abanico electoral

Este año participan 4 organizaciones: Alerta, impulsada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), la coalición Iniciativa promovida por la unidad de acción entre el Movimiento Al Socialismo (MAS) y el Partido Socialista de las y los Trabajadores (PST), Progre impulsada por el Frente Amplio y Alianza Patriótica, y Juntos promovida por el derechista y gobernante Partido Liberación Nacional (PLN).

Aún así, la campaña electoral pasa fugazmente apenas unos días antes de la votación (para estas elecciones se llegó al punto de que se redujo el período de campaña), y en esas condiciones la gente no participa de discusiones o debates reales (si es que tan siquiera hay convocatoria para los debates); solo se conocen algunas consignas pero no se sabe a qué se refieren, ni mucho menos la importancia que esas consignas tienen en la vida concreta del estudiantado

Tampoco se conoce cómo esas políticas solucionan o se diferencian en algo de lo que existe actualmente en la UCR. Lo único que se comunica (como es típico en elecciones) es que existen grupos que son distintos entre ellos, pero sin saber cómo ni porqué. Hasta viéndolo en términos electorales, la población estudiantil ni siquiera tiene altas intenciones de votar: el abstencionismo sigue siendo siempre la mayoría.

Asfixiante institucionalidad

Pero no se trata solo del período de campaña electoral y de votación: la gran mayoría de la población universitaria no conoce nada de lo que pasa ni lo que se decide dentro de esas instancias, puestos, reuniones o comisiones de la FEUCR, teniendo como consecuencia que la única forma posible de politización, organización y movilización reales, sea por fuera, rompiendo con esa institucionalidad.

El mejor ejemplo concreto de esto fue la reciente lucha del FEES: el aparato de la FEUCR está liderado por un partido izquierdista, pero esos espacios no tienen una relación ni significan nada para el movimiento de masas que está afuera de las comisiones y la formalidad institucional.

La consecuencia es que hoy la gente no tiene información sobre el desfinanciamiento que implica la negociación del CONARE-gobierno; no tienen información de que el “diálogo” institucional (método defendido por los partidos Progre y Juntos) significa hablar a puerta cerrada entre “representantes” sin que ningún estudiante pueda intervenir para decir ni hacer nada al respecto (como sucedió con el FEES)

Más aún, el movimiento de bases en la lucha por el presupuesto sí se movilizó y estaba en disposición de organizarse, pero en estos momentos no está realizando una unidad de acción para realizar todas esas actividades de politización y balance entre la comunidad estudiantil, más bien se encuentra fraccionado en una contienda electoral que no va más allá del mes de octubre.

¿Elecciones: Tácticas o estrategias?

Estas elecciones y esa institucionalidad universitarias trazan un paralelo con los espacios electorales e institucionales que existen y son reales en las “democracias” explotadoras en general: los parlamentos, los puestos oficiales e institucionales, no son representativos ni coinciden con las tendencias de las clases y el movimiento de masas en la sociedad que dicen representar. Quienes tienen la mayoría en los parlamentos son los sectores empresarios y burgueses, y los sectores populares y asalariados son una ínfima minoría: es decir, la referencia está al revés de la realidad del movimiento de masas, de la lucha de clases. Por eso lo antidemocrático de esos espacios no está en tener muchos o pocos “revolucionarios”, como representantes dentro de esas instancias, sino en que esas estructuras, aún con cualquier revolucionario dentro, lo único a lo que hacen referencia es a la alienación y la opresión clasista de la población. Esto mismo ocurre dentro del espacio denominado FEUCR.

De ahí que no es nada extraordinario que la verdadera política revolucionaria y de izquierda, con relación a las elecciones de la FEUCR, no debe ser la obtención de puestos simbólicos, sino la denuncia explícita, directa y completamente pública (aún desde esos espacios) del fracaso antidemocrático de esa institucionalidad dentro de la UCR.

Los participantes no denuncian al sistema

La tarea de la izquierda, su prioridad sistemática, no-coyuntural[1], está en articular desde las bases un movimiento que pueda politizarse y politizar a otros (por ejemplo con relación al resultado y consecuencias del FEES ahora), con agitación además de propaganda, y que pueda construirse no hacia los aparatos, sino para romper con ellos y movilizarse. Un movimiento de izquierdas tiene que construirse y apoyarse entre las bases hacia la movilización, incluso para cualquier inserción dentro de la institucionalidad formal, y es la denuncia explícita desde dentro de la institucionalidad, la que debe apoyarse en esa organización, politización y movilización de bases, nunca al revés.

Pero ello no significa negar de manera absoluta la participación dentro de estos espacios institucionales y electorales. Una FEUCR izquierdista sí es mejor que una FEUCR derechista, pero eso no cambia que en cualquiera de esos dos escenarios, la FEUCR en sí sigue sin ser un objetivo o prioridad revolucionaria en lo más mínimo. Muy al contrario, creemos que toda esta denuncia debe hacerse también dentro de esas elecciones, dentro de esas campañas y desde cualquier puesto oficial, por más que estos espacios estén supeditados a la organización extra-institucional.

Pero para tan siquiera empezar a hacerlo, hay que decir abiertamente, en toda oportunidad, que esa institucionalidad no es un “éxito” de “representatividad” o de influencia “revolucionaria”, sino que esas mismas campañas o puestos mismos en los que se está participando, son inservibles para defender los intereses reales del estudiantado (como se vio con la des-financiación de la universidad en el FEES).

La única forma en que se deja de sembrar esperanzas en la anti-democracia capitalista, es si la campaña electoral misma se apoya, explícitamente y como prioridad, en la unidad de acción de un movimiento que es independiente y va más allá de cualquier período de campaña y de espera de resultados electorales. Esta perspectiva no existe ni es real en ninguno de los partidos que participan en estos momentos de la celebración electoral.

El aparato de la FEUCR

En los últimos años, las organizaciones de izquierda dentro de la UCR, más que luchar por movilizar y elevar el nivel de conciencia del movimiento estudiantil, han entablado una lucha por el control del aparato de la FEUCR, con los beneficios económicos que ello conlleva.

Así como en el movimiento obrero existen burocracias, que viven y obtienen privilegios materiales, de la misma forma se produce un fenómeno de burocratización dentro del movimiento estudiantil. En esas condiciones, la lucha electoral se vuelve no una campaña de denuncia contra la esencia antidemocrática del sistema capitalista, y de su expresión concreta dentro de la UCR, sino en una despiadada lucha por el control del aparato.

La actual campaña electoral por la FEUCR repite el mismo esquema de los años anteriores, con alguna variantes, como por ejemplo, el peligro real del crecimiento de la derecha dentro de la UCR, y la unidad de acción oportunista de dos organizaciones que anteriormente luchaban entre sí, como el MAS y el PST. La unidad en sí misma no significa absolutamente nada, si no va acompañada de un programa que promueve la lucha y la movilización, pero este no es el caso.

Una experiencia diferente

Mientras la mayoría de la izquierda dentro de la UCR padece el cretinismo parlamentario, y lucha desesperadamente por el control del aparato de la FEUCR, se ha producido un fenómeno nuevo que debe ser rescatado: la creación del comité por la expulsión de las tropas norteamericanas de suelo costarricense.

Este comité surgió como una iniciativa de organizaciones de izquierda, entre las que se encuentra el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) y muchos activistas de izquierda independiente, incluso con amplia participación de anarquistas, trabajando en una unidad de acción democrática y antiimperialista, que surge desde las bases del movimiento estudiantil.

Este tipo de experiencias, debe extenderse hacia otros temas que aquejan al movimiento estudiantil. Si lo logramos, se estaría construyendo desde abajo, desde la diversidad democrática, un nuevo movimiento estudiantil cuyo principal eje de lucha sea la movilización estudiantil, y no la lucha por el control del aparato de la FEUCR.

 

 



[1] Recordaremos que la táctica-estrategia trazada en Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo de V.I. Lenin pone “siempre” como prioridad la “acción extra-parlamentaria” sobre la actividad electoral, aún si es un período particular (en ascenso o en descenso, en situación revolucionaria o no) dentro del proceso y la dinámica del movimiento de masas.

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Por Andrés Gutiérrez

En estos días se ha abierto un importante debate a lo interno de nuestro país. El punto fundamental de este debate es la creciente ola de violencia, y la respuesta “adecuada” por parte del Gobierno de Chinchilla. Además en el discurso dado por Chinchilla en el acto de conmemoración de la “independencia”, se alertó de la creciente ola de violencia, comparando nuestra situación a México, y el resto de países de Centroamérica.

Literalmente Chinchilla exclamó: “Estamos ante un flagelo internacional sin precedentes, de una criminalidad sin límites (...) Soplan ya en nuestro suelo los vientos de violencia que se despliegan con furia en otros países de Centroamérica” (La Nación. Chinchilla pide ayuda a Poderes ante violencia ‘sin precedentes’. 16 de setiembre de 2010). Si bien es cierto que en nuestro país se ha dado un incremento en la violencia y delincuencia, esto es producto de las políticas neoliberales que ha aplicado los últimos gobiernos, siguiendo el mandato de los organismos internacionales (Banco Mundial, FMI).

Dicha aplicación se ve culminada con la aprobación del TLC con Estados Unidos, que en los hechos viene a universalizar la situación con el resto de países  centroamericanos, y que en el caso concreto de Costa Rica significa el desmantelamiento del “Estado Benefactor” y de las instituciones que juegan un rol fundamental en nuestra sociedad (ICE, CCSS, Universidades Públicas, etc) y que en la cotidianidad significan incrementos en las tarifas de los servicios públicos, buses, gasolina, los productos de la canasta básica, etc., todo esto frente a aumentos salariales minúsculos, aumentando el desempleo y dejando a la gente como quien dice sin el santo ni la limosna.

Es por eso que las palabras de Chinchilla, en primer lugar apelan al temor, y en segundo lugar a lo peor de la xenofobia que puede producir (ayudada por los medios de prensa) la inmigración. Incluso la presidenta se atreve a tratar dentro de este tema la falta de Fuerzas Armadas en nuestro país como factor de vulnerabilidad frente a la delincuencia, tocando así uno de los puntos fundamentales de ideologización que históricamente ha utilizado la burguesía tica: Costa Rica ha llegado a tener logros económicos, llegando a ser “vanguardia de América Latina” debido a la carencia de ejército, por lo que se puede invertir en educación, salud, infraestructura etc. todo el dinero que se destinaría al ejército.

Incluso Chinchilla afirma que es necesaria una inversión de 200 o 300 millones de dólares en seguridad para hacerle frente a la violencia, cuando precisamente en días reciente se “negoció” un ínfima inversión a las Universidades Públicas, quedando así en claro la política de Chinchilla. A la inversión social (salud, educación, etc.) invertir lo menos posible. A la policía todos los recursos disponibles

Precisamente la discusión de la respuesta por parte del gobierno adquiere una importancia fundamental, ya que se da en el marco de la prohibición por parte de la Sala Cuarta de los retenes policiales. En dicha sentencia la sala cuarta establece que : El optar por un régimen democrático de derecho y no por un régimen autoritario, (…) , impone a las autoridades públicas límites ineludibles en el ejercicio de sus potestades y deberes, los cuales se encuentran definidos tanto en la Constitución Política, como en diversos instrumentos internacionales de derechos humanos, que han sido suscritos por Costa Rica (Diario El pregón.org. Retenes policiales son inadmisibles en una Democracia, aclara Sala Constitucional. 10 de setiembre de 2010).

Precisamente la sala IV deja en claro la verdadera cara del gobierno, y de la oposición, ya que no se ha abierto ningún debate en ninguna instancia de lo que realmente está pasando en nuestro país, donde una institución que es parte del mismo Estado (absolutamente para nada progresiva o radical, justamente todo lo contrario, basta con recordar la eliminación de las convenciones colectivas, la reelección presidencial, etc.), le está atando las manos al ejecutivo en su "lucha por la delincuencia". Y como respuesta a esta sentencia Chinchilla, apela al temor dentro de la población, para justificar sus políticas violatorias de la libertad que tal y como lo dice la sala IV son actuaciones impensables en una "democracia"

Precisamente Alejandra Nuño, Directora del Programa para Centroamérica y México del CEJIL (Centro por la Justicia y el Derecho Internacional) declara que: "no es conveniente que las más altas autoridades estatales cuestionen una decisión emitida por la Sala Cuarta, en particular cuando se está garantizando la protección de los derechos de las personas. La lucha contra la delincuencia -obligación fundamental del Estado- no se puede basar en medidas arbitrarias, y requiere de políticas integrales que aborden el problema de inseguridad desde sus causas estructurales. Ceder el disfrute de los derechos para otorgar mayores poderes a las autoridades de seguridad es abrir el camino para el abuso de poder". (El Pregón.org. Restricciones a retenes se ajustan a estándares de la CIDH. 16 de setiembre de 2010)

Es por esto que, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), hacemos un llamado a todas las organizaciones políticas, estudiantiles, campesinas, de derechos humanos, activistas independientes, etc. a conformar un frente contra las violaciones de las libertades públicas de la población costarricense. Es justo y necesario más inversión en materia de seguridad social, educación, empleos, salarios y no en militarización o incremento los recursos del Ministerio de Seguridad

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Por Eduardo Villalobos

El pasado 10 de setiembre, la presidenta de la República Laura Chinchilla, designó como nuevo vice ministro de seguridad a Wálter Navarro. Este hecho por sí solo podría parecer intrascendente pero a la luz de una política de seguridad nacional de corte represivo es más que relevante.

Este personaje salido de las fuerzas de seguridad del Estado costarricense fue anteriormente director de la Fuerza Pública (organismo policial) hasta que partió a recibir una preparación por cuatro años a la Escuela de las Américas. Sin embargo esta escuela tiene un historial negro en el pasado reciente como escuela de asesinos y torturadores de las dictaduras latinoamericanas.

Escuela de tortura y de terror de Estado

Como parte de los planes de contrainsurgencia y de represión contra el movimiento obrero campesino y popular, la burguesía imperialista elaboró una política en el plano ideológico y en el plano militar para enfrentar cualquier amenaza que pusiera en peligro sus intereses económicos en el área.

En el plano ideológico, los Estados Unidos y el imperialismo propagaron la ideología que los conflictos sociales en el mundo eran el producto de una guerra entre el Este, la antigua Unión Soviética y el Oeste, los países llamados por ellos democráticos capitalistas.

Entonces la represión en contra del comunismo y los supuestos comunistas se legitimaba, para ellos,  por este hecho.

Sin embargo, todo aquel que luchaba o reclamaba por sus derechos fue enseguida catalogado de comunista, por lo tanto sujeto de represión. Así fue como muchos luchadores fueron desaparecidos, torturados y ejecutados por las fuerzas militares de la casi totalidad de los países del área. En unos casos, el dramatismo que alcanzaron estos hechos fue mayúsculo, al producirse golpes de Estado perpetrados por las fuerzas aramdas que le costó la vida a miles de miles de luchadores o bien personas ligadas a la defensa de los derechos humanos.- Es el caso de las dictaduras del Cono Sur de los años setentas o bien las víctimas de la guerra contrainsurgente en América Central de los años ochentas

Este plan macabro no se dio por reproducción espontánea sino por  dos tristemente famosos manuales con el que eran entrenados los perpetradores de estos genocidios. Los manuales denominados “KUBARK Counterintelligence Interrogation de 1963 y Manual de entrenamiento de la explotación de los recursos humanos de 1983,  fueron preparados por la CIA como base del entrenamiento “básico” de la Escuela de las Américas.

Esta escuela, a pesar de cambiar de nombre en la actualidad, sigue bajo los mismos principios de violación de los derechos humanos. En el fuerte Benning en Atlanta, Georgia, Estados Unidos es todos estos personajes son preparados. Ya vemos entonces de donde provienen los “estudios” del nuevo viceministro de seguridad.

Retenes, marines y represión

En los últimos meses, varios hechos álgidos e han presentado en materia de seguridad y represión. Los estudiantes del Liceo Vargas Calvo reprimidos por la policía antimotines, la invasión del campus universitario, el patrullaje con los marines del ejército yanqui, los retenes en las calles del país  son parte de una política de conjunto.

El discurso de la presidenta el 15 de setiembre es sólo la confirmación de la voluntad de la administración Chinchilla de dar un viraje más represivo a los problemas del país. Es decir, que a la falta de seguridad causada por la pobreza, la receta va a ser policías armados para acabar con los pobres.

En definitiva, el objetivo del gobierno gira en dos ejes, la contingencia ante la posibilidad de estallidos sociales producto de la nueva crisis económica y la  nueva situación del país ante el pan estratégico del imperialismo en el área.

Los retenes son en parte simbólicos de las dos cosas, es parte de la política de un ejército de ocupación al estilo de los retenes en Irak y de los patrullajes conjuntos con los soldados de los Estados Unidos de América.

Ante esta situación, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a todas las organizaciones sindicales, partidos de izquierda y grupos de derechos humanos a realizar una campaña de denuncia internacional sobre el nombramiento de este personaje en una esfera de la seguridad pública. Así mismo condenar la violación a las libertades fundamentales por parte de la fuerza pública al realizar estos retenes.

Debemos por lo tanto movilizarnos para lograr este objetivo.

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Por Ernesto Fuertes

La situación actual del movimiento revolucionario y de izquierda, a partir de la reciente experiencia de defensa del presupuesto para las universidades públicas de Costa Rica, demuestran en la forma más concreta posible, la necesidad de construir una unidad de acción de la misma magnitud que la demostrada en las movilizaciones.

Es cierto que esta experiencia volvió a recalcar por enésima y millonésima vez, las fuertes (e importantes) diferencias entre sectores y partidos políticos. Es decir: se repitió la misma tendencia política que ha “triunfado” y “dominado” a la izquierda revolucionaria durante el período que, vaya coincidencia, ha sido el período hegemónico de la reacción: el período posterior a la derrota del TLC (y así caracterizado por las mismas agrupaciones revolucionarias y de izquierda donde se repite esta tendencia).

En todo caso, el reciente movimiento de defensa del presupuesto universitario sí reactivó y aglutinó a una específica diversidad de agrupaciones políticas, distintos partidos y hasta distintos sectores independientes, empírica e ideológicamente, quienes compartieron no solo físicamente las mismas acciones, sino compartieron objetivos políticos. En forma combinada, con sus enormes diferencias de métodos, y con sus diferencias enormes de ideología y pensamiento teóricos, se compartieron también los elementos prácticos e ideológicos suficientes que los llevaron, de manera concreta, a participar de la lucha por mayor presupuesto para el FEES.

Es importante la unidad de acción, pero…

La unidad de acción se muestra entonces importante, ¿pero para qué? Un movimiento lo es al tiempo que logra identificar un problema, pensar en su solución y actuar inmediatamente en su planificación, ¿tenemos claros los retos y la crisis y todo lo que en un futuro inmediato y mediato esto representa? ¿Tenemos claro el objetivo común que unifique las luchas y apunte hacia éste? No solo no se trata de “unirse por unirse”, tampoco se trata de reducir un programa solamente a consignas propagandísticas.

La unidad de acción es necesaria para que exista un movimiento político revolucionario que pueda llevar a la realidad práctica, a la movilización, el programa mismo que comparten las diversas agrupaciones y sectores que se movieron por el FEES. Un programa que es evidente (también de manera muy concreta) que no se comparte de manera homogénea (!), pero que sí se comparte en el nivel político suficiente para construir un movimiento con esos sectores, grupos y activistas independientes movilizados.

La actual coalición electoral Iniciativa, formada entre el Movimiento Al Socialismo (MAS)-Gente U y el Partido Socialista de las y los Trabajadores (PST)-Voz Alternativa, es un ejemplo desde hace años esperado. Demuestra no solo la necesidad de unir fuerzas, sino también que sí existen condiciones para hacerlo (algo continuamente negado por muchas de estas agrupaciones, y lo argumentan justo en los momentos en que hay ascensos de movilización -pasó, por ejemplo, en la defensa de la Autonomía Universitaria de este año-). Claro que ésta coalición, de todos los sectores que defendieron el presupuesto universitario y se están encausando ahora al aparato electoral (también se lanzan de manera independiente Alerta-PRT y Progre-Frente Amplio), es la que demuestra más avance, aparente, en la construcción de un movimiento dispuesto a unir fuerzas.

 

Obstáculos reales para la unidad de acción

Pero eso no cambia la realidad de que ninguna de estas iniciativas deja de obstaculizar la construcción de un movimiento así. ¿Por qué lo decimos? Porque en lugar de organizar y convocar instancias democráticas no electorales, con la totalidad de los sectores que estuvieron durante la lucha del presupuesto, y planificar la politización con el objetivo explícito y abierto de desenmascarar la institucionalidad burguesa dentro de las universidades públicas (objetivo básico para impulsar y sumar hacia la movilización), se realizan asambleas para partidos-electorales separados unos de otros. Separados no porque no compartieran los objetivos políticos de la lucha por el presupuesto, sino al contrario: porque siguiendo las reglas de la formalidad partidista-electoral, se ven en la situación de separar lo que hace apenas unos días, era un amplio movimiento en pie de lucha, movilizado...

Esto demuestra cómo la estructura formal de las elecciones no es equivalente o no coincide con la situación de la lucha de clases dentro de la sociedad (si lo fuera, no solo no habría que insertar políticas revolucionarias hacia dentro de esas instancias institucionales, sino que dejaría de ser la instancia de dominación clasista y explotadora de toda “democracia” capitalista).

Por esto mismo la unidad de acción de tipo electoral, aunque sea mejor que una participación electoral sectaria, plantea otro obstáculo más: que las elecciones son una dinámica despolitizante y alienante para los sectores de intervención a los que se busca acercar; dinámicas principalmente propagandísticas, sin debates políticos reales que permitan especificar la importancia o no de esas consignas programáticas; sin un plan sistemático para continuar con un movimiento más allá del mes de las elecciones; todo para un sector de la comunidad estudiantil ya de por sí desinformado y alienado con respecto a la protesta social y hasta la política electoral misma.

Desarrollar opciones democráticas

Así de concreta también fue la experiencia que los mismos compañeros del PST-Voz Alternativa demostraron durante el semestre universitario anterior, cuando organizaron la 1ª Semana de Pensamiento Socialista (SPS), una instancia de agitación además de propaganda, bastante democrática, que logró un poder de movilización, convocatoria, discusión política y acercamiento entre la vanguardia estudiantil, interesada en debatir varios temas, que no se dio ni de cerca en las elecciones federativas de apenas el año anterior (2009).

En cuestión de unos meses, se demostró que los espacios electorales, si bien no deben ser desechados de manera sistemática, sí deben ser sistemáticamente, planificadamente, supeditados a la acción extra-institucional (de agitación además de propaganda). La única opción que debe ser “coyuntural” o “táctica” es la participación electoral, nunca la agitación y la propaganda dirigida a la movilización. Es más: teniendo unas bases sólidas y sistemáticas (no impresionistas) de agitación y acción extra-electoral, hasta las participaciones electorales mismas podrían cosechar mejores resultados que los que se han logrado durante el período triunfal para la reacción. La izquierda costarricense y la vanguardia estudiantil deben, al menos , debatir y reflexionar sobre esta imperiosa necesidad de reconstruir un movimiento estudiantil sobre bases democraticas y representativas para enfrentar el peligroso crecimiento de la derecha.

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Por Luis Sancho Corrales

La política trazada por el Departamento de Estado  de los Estados Unidos y los organismos internacionales de crédito para la región centroamericana es la misma. Para cada unos de los países de este espacio geográfico se trazan políticas de reducción del Estado. Sin embargo, estas aplicaciones han tenido la respuesta inmediata de distintos sectores sociales.

Ataque a la educación pública en Centroamérica

Es por ello, que en las últimas semanas hemos presenciado importantes movilizaciones por  garantizar la  educación pública y la defensa de las conquistas laborales en toda la región centroamericana. En Guatemala nos encontramos con el movímiento de Estudiantes por la Autonomía (EPA) que se ha visto obligado a tomarse las instalaciones de la Universidad San Carlos (USAC) para protestar contra las veladas políticas neoliberales que pretenden privatizar esa casa de estudios.

En Honduras, recientemente los distintos colegios magisteriales han librado una lucha férrea contra las intenciones del gobierno ilegitimo  de Porfirio Lobo por introducir un instrumento de Ley a la cámara legislativa que atentaba contra su más grande conquista, es decir: el Estatuto del Docente hondureño; así mismo, el proyecto de ley lesionaba profundamente la ya deteriorada educación pública incitando la privatización de la misma.

En Costa Rica, el gobierno de Laura Chinchilla ha iniciado un recorte presupuestario en materia educativa. En Costa Rica se está produciendo otro espectacular ataque contra la educación pública. El gobierno, argumentado problemas fiscales, quiere reducir en más de la mitad el presupuesto del Fondo Especial de la Educación Superior (FEES) para el próximo quinquenio. Con ello, los hijos de los trabajadores, incluso de la clase media, tendrán menos posibilidades de ingresar a las universidades y culminar una carrera universitaria.

Pero la repuesta de los profesores, trabajadores y estudiantes ha sido grandiosa, como lo demostraron con la marcha del 17 de Agosto, que nos hizo recordar las jornadas de lucha contra la ratificación del CAFTA. Estas intensas movilizaciones se vieron mermadas por el rol del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), dado que se inicio un proceso de negociaciones que sembraron la ilusión entre los estudiantes universitarios. Sin embargo, el resultado de este proceso de negociación no fue el esperado por la comunidad universitaria ya que  el (CONARE) determino una reducción presupuestaria a espaldas de los estudiantes y de los maestros que respaldan el proceso de la lucha.

Elecciones estudiantiles

Bajo este panorama político, los estudiantes universitarios de la Universidad de Costa Rica (UCR) han iniciado un proceso de elección de las autoridades de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR). En ese sentido, algunas organizaciones de izquierda, como el Movimiento al Socialismo (MAS) --que tiene varios años de controlar la FEUCR--y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) han dejado atrás sus diferencias y críticas, y ante el temor que gane la derecha, han apelado a la unidad para mantener el poder político de dicho organismo.

Pero no es lo mismo una alianza para movilizar a los estudiantes que una alianza electoral. El peligro de la avanzada de la derecha, tras el desgaste de las organizaciones políticas de izquierda que han conducido la FEUCR en los últimos años, puede ser una justificación para alianzas electorales oportunistas. Para detener a la derecha no basta una alianza, ni siquiera enarbolar el más impecable de los programas políticos. Se requiere de la más amplia unidad entre los estudiantes, no solo de las izquierdas sino de las distintas organizaciones estudiantiles, a saber: ambientales, feministas, artísticas, etc., De lo que se trata, es de edificar un organismo amplio, desde las bases, donde todos los sectores, sin exclusión alguna se sientan representados y desde ese espacio emprender la lucha en contra de la privatización de la educación pública, y por el 13% de presupuesto para el FEES, una lucha que fue traicionada por los rectores del CONARE y que solo los profesores y estudiantes, de manera independiente, podemos llevar a la victoria.

Es por todo ello, que el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) propone construir un organismo de lucha y para la lucha. De lo que se trata es de no ir a un proceso electoral a partir de alianzas sectarias y oportunistas, sino de la realizar asambleas estudiantiles, amplias  y democráticas donde los estudiantes desde sus propios organismos elijan a los compañeros y compañeros que se han destacado en la lucha o por su capacidad de orientar de forma adecuada y desde allí integrar una sola planilla que recoja lo mejor del estudiantado.  Solo la mas amplia unidad, la critica y la consulta permanente podrá hacer retroceder las intenciones de la derecha costarricense.

 

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