Juan Sebastián Chamorro, Félix Maradiága, Medardo Mairena y Luis Mora

Por Sebastián Chavarria Domínguez

La feroz represión de la dictadura, obligó a la mayoría de los dirigentes de la oposición burguesa y pequeñoburguesa, aquellos que no cayeron prisioneros, a irse al exilio, especialmente en Costa Rica y Estados Unidos. La excarcelación de 222 prisioneros políticos y su posterior destierro a Estados Unidos a inicios de febrero de este año, creó nuevas contradicciones entre los exiliados.

Los bloques o corrientes en el exilio

La actividad política a lo interno de Nicaragua es casi nula, todos los grupos de oposición han sido desarticulados. Las actividades políticas giran en torno a los grupos en el exilio.

Con la entronización de la dictadura, ha crecido nuevamente el clamor por la unidad de la oposición, que por cierto es muy heterogénea. Grosso modo, existen dos o tres grandes bloques en el exilio. En el primer bloque están los grupos somocistas, radicados desde 1979 en Miami. Por su origen somocista tienen posiciones rabiosamente antisandinistas. Son cajas de resonancia del Partido Republicano y de la gusanera cubana. Manejan posiciones muy reaccionarias, añoran el retorno a la dictadura somocista.

El segundo bloque está compuesto esencialmente por personas de la diáspora nicaragüense, que han marchado al exilio por motivos económicos, y que se ha visto reforzado por pequeños grupos que salieron al exilio después del aplastamiento militar de la rebelión del 2018. Manejan un discurso radical contra la dictadura, pero ven con mucho recelo a los grupos que se encontraban en Nicaragua, especialmente a aquellos exiliados que provienen de organismos como la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).

Estos dos bloques, a pesar de sus diferencias, coinciden en atacar sin piedad a los grupos relacionado con el antiguo Movimiento Renovador Sandinista (MRS), llamado ahora UNAMOS, por considerarlos una simple variante del FSLN.

Un tercer bloque se ha constituido recientemente con los lideres de la ACJD y UNAB que fueron excarcelados en febrero de este año, y con grupos similares de exilados que escaparon de la represión en 2021. La presencia de los 222 excarcelados, a quienes la dictadura despojo de la nacionalidad nicaragüense, ha acentuado la división y la desconfianza entre los grupos. Este ultimo bloque, encabezado por los precandidatos presidenciales, tiene el apoyo del Departamento de Estado, ha comenzado a tener mayor presencia en los grandes medios de comunicación, desplazando a los otros grupos, provocando un mayor resentimiento.

La campaña a favor de la unidad, y la necesidad de escoger una única dirección en el exilio, era la avanzadilla propagandística para abrirle el camino al Grupo Monteverde, como el nuevo proyecto unitario de la oposición, pero bajo el control de Estados Unidos.

El nacimiento del Grupo Monteverde

En el año 2021, la dictadura logró reelegirse, imponiendo un proceso electoral a su medida. La represión ilegalizó a varios partidos, entre ellos al Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) y desarticuló organismos como la ACJD y la UNAB. La desbandada fue total. En esas condiciones de dispersión absoluta, y estando en el exilio la mayoría de los dirigentes, los “donantes”  --Estados Unidos y la Unión Europea (UE)-- pusieron como condición sine qua non la necesidad de limar diferencias y buscar acercamientos entre los grupos de oposición, so pena de retener los vitales fondos para operar en el duro exilio.

Fue así que, a regañadientes, con un ultimátum externo, los lideres de la oposición burguesa y pequeñoburguesa lograron superar algunas diferencias y sentarse en una mesa común. Reunidos en el Hotel Monteverde, en la provincia de Puntarenas, Costa Rica, en octubre del 2021, crearon un grupo de coordinación y reflexión que ha sido conocido como el Grupo Monteverde que, hasta hace poco, venía operando en discretamente en las sombras. Incluso, miembros del Grupo Monteverde recibieron a los ex presos políticos que fueron liberados y deportados a Estados Unidos.

En esta primera fase participaron antiguos miembros de la ACJD como Eliseo Núñez, Daisy George y Luciano García, miembros de la UNAB como Luis Carrión, Héctor Mairena, Jesús Téfel, Alexa Zamora, Juan Diego Barberena, Francisca Ramírez, Ana Quirós y María Laura Alvarado. Kitty Monterrey, presidenta del ilegalizado partido CxL, también participó en la primera fase, aunque después se retiró alegando manipulaciones de las reuniones.

Las presiones por la vocería única de la oposición en exilio

Una vez liberados los 222 presos políticos, comenzó una campaña por la unidad de la oposición en el exilio. Félix Maradiaga criticó a quienes pretendían organizar unas elecciones internas para escoger una dirección de la oposición en el exilio. En un Tweet, con fecha 12/05/2023, Maradiaga develó cual era la estrategia: “Mi propuesta de tener un equipo colegiado de la oposición de cara a la comunidad internacional es la misma que expuse en enero de 2019. También le he llamado: directorio, vocería o mesa de trabajo. El nombre es lo de menos. El objetivo es avanzar en la presión a la dictadura con la mayor coordinación posible”.

Cuatro días después, el mismo Maradiaga explicó mejor cuales eran los objetivos de la unidad: “(…) la comunidad internacional me lo ha dicho en cada una de las reuniones que he tenido en Ginebra, Naciones Unidas, en Nueva York (…) ya son varios años que nos están pidiendo un equipo compacto colegiado de opositores nicaragüenses que podamos ser el punto de contacto de esta comunidad internacional (…)” (100% Noticias, 16/05/2026)

En el mismo sentido, Juan Sebastián Chamorro (JSCH), uno de los precandidatos que estuvieron en prisión, reafirmó la nueva orientación y el rumbo a seguir: (…) visualizo que en los diálogos con la comunidad internacional vayan apareciendo voceros, podemos hablar de una mesa. Lo más importante es que el mensaje sea coherente, no es visualizar que en una mesa van a estar tres personas.” (Despacho 505, 19/05/2023)

Un mes antes que el grupo Monteverde saliera a luz pública, Maradiaga y Chamorro ya habían señalado el camino por donde marcharía la oposición burguesa: un solo discurso para presionar a la dictadura y atraer a los “donantes” de la comunidad internacional.

La reunión en Houston

Desplazando a una parte de los grupos de exiliados, el Grupo Monteverde fue fortalecido con la presencia de los precandidatos presidenciales que estuvieron prisioneros, como Juan Sebastián Chamorro, Félix Maradiaga, Violeta Granera, Medardo Mairena, Luis Mora y José Antonio Peraza y otros dirigentes de UNAMOS como Suyen Barahona, Alex Hernández y Támara Dávila.

El 28 de junio del 2023, después de haber sesionado por casi una semana en un hotel en Houston, Texas, Estados Unidos, el Grupo Monteverde ampliado salió a luz pública, mediante un comunicado repleto de conceptos generales, sin ninguna orientación política concreta.

“En un encuentro realizado en los últimos días, se trabajó en la formulación de una propuesta de salida cívica y democrática a la crisis de Nicaragua, que pase por la liberación inmediata de las presas y los presos políticos, la restitución de las libertades y el retorno seguro de todas las personas exiliadas. Además, se adquirieron compromisos de promover acercamientos con espacios similares para ampliar y robustecer la lucha en unidad contra la dictadura”. (28/06/2023)

Al día siguiente, en una entrevista, Eliseo Núñez, liberal disidente, expuso cuales son los reales objetivos de Monteverde: “(..) se comenzó a tejer una red de personas que estaban a título personal pero que tenían un alto grado de representatividad en sus organizaciones (…) Nicaragua requiere de un interlocutor opositor sólido, de comenzar un proceso de que ya no sean los individuos, sino las organizaciones quienes comiencen a tener este tejido de unidad. Quienes ahora van a tener la palabra son las organizaciones que entran en esta dinámica, es que tengamos una mesa de coordinación, de concertación, de unidad en la acción (…) esto no es una alianza electoral, no es una coalición electoral, esto es una alianza que tiene como centro la resistencia pacífica.”, (La Mesa Redonda, 29/06/2023)

¿Una nueva Coalición Nacional?

De lo anterior, se desprende que la unidad de personalidades es un primer paso para la unidad en la acción de las diferentes organizaciones, pero todavía no esta clara cual es la estrategia de resistencia contra la dictadura. No obstante, por el listado de personalidades reunidas en Monteverde y por la utilización del mismo discurso sobre la “unidad de la oposición”, todo indica que se trata de una variante de Coalición Nacional (CN), que fracasó estrepitosamente en 2021.

Golpeando el pecho por el fracaso de la CN, JSCH en la entrevista anteriormente citada, expresó cuales serian los cambios: “(…) no visualizo una nueva organización tipo Coalición Nacional 2.0, visualizo un espacio donde distintos opositores, que representen a cada sector, tengan algo que decir en común (…) El proceso que se vio en el pasado, de meter a todas las organizaciones dentro de una Coalición, con una representación, con una silla por organización, fue una mala receta. (…)” (ibid.)

La UNAB fue organizada en octubre del 2018 por sectores sociales (jóvenes, campesinos, mujeres, barrios, indígenas, etc). La CN fue creada en 2021, como una alianza electoral formada por el liberalismo disidente, representado por Maradiaga, junto al MRS (UNAMOS) y algunas corrientes de la llamada sociedad civil, replicando de manera ampliada el mismo esquema organizativo de la UNAB por sectores sociales. Un proyecto político con el disfraz de sociedad civil. Esa dicotomía es que la critican Maradiaga y JCH. Como ya no hay movilización social, ya no necesitan la costosa representación por sectores sociales

Por esta razón, el grupo Monteverde ampliado no incluyó ninguna representación juvenil ni por sectores sociales, de las muchas que existen, y tampoco a una parte de la diáspora en el exilio, excluyendo a los más críticos.

La salida de CxL y la exclusión de AUN

El repliegue en silencio de Kitty Monterrey del Grupo Monteverde no ha sido explicado, muy probablemente se deba a que el grupo Monteverde ampliado está compuesto por las mismas fuerzas que conformaron en 2021 la CN.

Algunos dirigentes juveniles de la ACJD, como Alex Aguirre, Yunova Acosta y Yubrank Suazo fueron excluidos, “vetados”, según sus propias palabras. También fue excluidas Maria Asunción Moreno, dirigente de la ACJD. Fue excluida Haydee Castillo, representante de la diáspora.

Lester Alemán, principal dirigente de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), se quejó con amargura de las suspicacias dentro del grupo Monteverde: “(…)     Hubo jóvenes de AUN que iban a ser parte de esta iniciativa (Monteverde) que iban a participar y los señalaron de infiltrados. Estuvo Dolly, estaba Douglas y en su momento fueron señalados. (…) Se dieron exclusiones y descalificativos y comenzó a generarse las desafortunadas suspicacias sobre quiénes quedaban en libertad. Si yo no hubiese sido secuestrado por la dictadura y hubiera optado por irme del país, te aseguro que me señalarían de infiltrado, porque ese es el señalamiento hacia miembros de mi organización (…)” (Café con Voz, 12/07/2023)

Las cinco vocerías de Monteverde

Al final, el grupo Monteverde ampliado anunció cinco voceros: Medardo Mairena, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Tamara Dávila y Carmen Chamorro. Los cuatro primero fueron parte del proyecto de la CN, Carmen Chamorro proviene de la Articulación de Movimientos Sociales (AMS), aunque oficialmente esta agrupación no forma parte.

Mairena emitió declaraciones contradicciones sobre su participación en el gripo Monteverde. Lo que sí está claro es que estas cinco vocerías es una fase transición hacia el vocero único, en espera del momento de una apertura electoral.

Por Victoriano Sánchez

Igual que en el año 2022, en el mes de junio del 2023 se produjeron dos sendas resoluciones de condena internacional contra la dictadura en Nicaragua. La primera fue una nueva resolución del Parlamento Europeo (PE), aprobada el 15 de junio, y la segunda fue otra resolución de condena de parte de la Asamblea General de la OEA, aprobada el 23 de junio.

Ambas resoluciones se complementan en ejercer la máxima presión internacional contra la dictadura, amenazando con iniciar juicios contra Daniel Ortega y Rosario Murillo, al mismo tiempo que llaman a un “Dialogo Nacional”

La resolución del Parlamento Europeo (PE)

La Resolución No 2023/2743 del PE, con fecha 15 de junio, combina las denuncias, las exigencias de restauración de la democracia en Nicaragua, con el llamado a iniciar un “dialogo nacional”.

El punto 12 de dicha resolución, “Pide a la Unión Europea (UE) que apoye cualquier perspectiva de diálogo nacional significativo y participe activamente en ella, y que siga insistiendo en unas condiciones sine qua non para el diálogo, incluida la liberación de presos políticos detenidos arbitrariamente, el restablecimiento del Estado de Derecho y las libertades, el cese de la represión y el terror, la restitución del estatuto jurídico de los partidos políticos y las organizaciones prohibidos de forma arbitraria, el retorno de los exiliados sin excepción y con plenas garantías, el regreso de los organismos internacionales de derechos humanos al país y la celebración de elecciones libres, justas y transparentes

Además de plantear las condiciones del futuro “dialogo nacional”, el punto 16 aumenta la presión, al pedir “a los Estados miembros que se basen en las pruebas recopiladas por el GHREN en relación con los crímenes contra la humanidad cometidos por las autoridades nicaragüenses y que apoyen el fin de la impunidad en Nicaragua, en particular iniciando investigaciones formales y emprendiendo acciones legales contra los responsables mediante el ejercicio de la jurisdicción universal; anima a los Estados miembros a llevar a Nicaragua ante la Corte Internacional de Justicia por la violación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, de la que Nicaragua es parte”.

En marzo de este año, Antony Blinken, Secretario de Estado de los Estados Unidos, en un discurso dijo que Estados Unidos “usará todas las herramientas económicas para intentar promover la rendición de cuentas por los abusos generalizados que ha cometido el régimen” Ortega-Murillo en Nicaragua. El PE dio un paso mas adelante al plantear que los Estados de la UE deben iniciar juicios contra Ortega y Murillo, es decir, deben rendir cuentas.

La resolución de la 53 Asamblea General de la OEA

Aunque faltan pocos meses para que Nicaragua abandone plenamente la OEA, la asamblea general voto por unanimidad otra resolución que condena las violaciones a los derechos humanos, pero también concluye llamando a iniciar un “dialogo de alto nivel”.

Hasta el momento cualquier dialogo de alto nivel en la OEA ha fracasado por la resistencia de la dictadura, que aprovecha al máximo su victoria sobre la rebelión del 2018, que le ha permitido mantenerse en el poder y desarticular a la oposición burguesa.

El punto 9 de la Resolución No 3006 (LIII-O/23), después de detallar las violaciones a los derechos humanos y los esfuerzos infructuosos por establecer una negociación con la dictadura, concluye en lo siguiente: “Hacer un llamamiento a los Estados Miembros para que hagan todo lo posible para alentar a las autoridades nicaragüenses a emprender un diálogo al más alto nivel”

Ortega retó a Estados Unidos y la UE

En el acto de celebración del 37 aniversario del triunfo de Nicaragua en  el juicio contra Estados Unidos en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, por el apoyo al ejercito contra, Daniel Ortega desafió la estrategia norteamericana y europea de iniciar juicios en su contra, al afirmar “yo reto a los Estados Unidos (…) a que nos acusen ahí en la Corte de La Haya (…) nosotros iríamos a la Corte a acusar a los Estados Unidos para que reparen el daño que le han hecho a Nicaragua desde Walker hasta estos tiempos, en los que sancionan, amenazan, promueven golpes de Estados, como el que promovieron aquí en el año 2018". (19 Digictal, 27/06/2023)

Mientras se producen amenazas y contra amenazas, el planteamiento del “dialogo nacional” formulado por el PE, sigue flotando en el aire.

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Una parte de los ex presos politicos, en Washington

Por Sebastián Chavarria Domínguez

La dictadura Ortega-Murillo rompió su propia legalidad cuando encarceló a todos los precandidatos presidenciales en 2021, impidiendo que canalizaran el descontento social por la vía electoral, garantizándose la continuidad en el poder, al menos hasta las elecciones del 2026.

La excarcelación de la mayoría de los presos políticos, su expulsión a Estados Unidos y la posterior apatridia, fue un duro golpe para la oposición burguesa y pequeño burguesa. Los ongs que servían de refugio y base social de esta oposición, fueron liquidados. Los principales dirigentes políticos fueron expulsados y otros debieron irse al exilio, ante el temor de ser encarcelados. La venganza de la dictadura ha sido implacable, no se ha detenido ante nada. Esta oposición ha sido completamente desarticulada al interior de Nicaragua.

Otra vez los llamados a la Unidad

Los dirigentes de la oposición burguesa y pequeño burguesa, lejos de reflexionar sobre los errores que han cometido, y que le permitieron a la dictadura mantenerse en el poder, han vuelto a entonar los viejos canticos sobre la “unidad de oposición”.

En relación a la utópica propuesta de Irlanda Jerez de crear un organismo colegiado de la oposición, electo por los diferentes grupos en el exilio. Esta es una misión imposible ya que los grupos de exiliados son mas radicales y ven con desconfianza a los ex presos políticos que quisieron participar en las elecciones del 2021.

Félix Maradiaga respondió que los diferentes gobiernos “(…) están pidiendo un equipo compacto colegiado de opositores nicaragüenses que podamos ser el punto de contacto de esta comunidad internacional (…) creo que no hay tiempo para volver a hacer un ejercicio enorme, no hay recursos económicos, no hay mecanismos electorales (…) hagamos un grupo colegiado y sobre la marcha vamos a ir corrigiendo las debilidades que se puedan dar (...)”. (100% Noticias 16/05/2023)

¿Unidad sobre qué?

Han resurgido varias propuestas de unidad de la oposición, en la que todos conservan su autonomía, pero nadie dice sobre qué puntos se realizará. El problema es que todos son grupos en el exilio, con nula incidencia al interior de Nicaragua, debido a los altísimos niveles de represión.

Los grupos más radicales de exiliados tienen como política central, pedir más sanciones contra los principales funcionarios de la dictadura, y que endurecer aún más las leyes estadounidenses (NICA ACT, RENACER, etc.) que terminen sacando a Nicaragua del CAFTA-DR.

La nueva estrategia de Estados Unidos y la UE

Hasta el momento, la dictadura mantiene el control absoluto a lo interno. Al haber fracasado la política de sanciones individuales contra alto funcionarios de la dictadura, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) están comenzando aplicar una nueva política consistente en llevar al círculo de hierro de Daniel Ortega ante tribunales internacionales por “crímenes de lesa humanidad”.

El informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) creado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, creas las bases para iniciar ese proceso. Jan-Michael Simón, presidente del GHREN, declaró que al haber concluido que el Estado de Nicaragua pueda estar violando la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura, "cualquier país que sea parte de la Convención puede demandar al Estado de Nicaragua frente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en cuanto a la responsabilidad del Estado".

Otra vía, mucho más difícil que la primera, es que el Consejo de Seguridad de la ONU ordene al fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), cuyo tratado no fue suscrito por Nicaragua, que inicie una investigación para enjuiciar a Ortega y Murillo. El problema de esta vía es que Rusia y China tendrían que estar de acuerdo, y no ejercer su derecho a veto.

Este es el panorama y estas son las intenciones. Lo grave es que los lideres de la oposición burguesa y pequeño burguesa en el exilio, continúan siendo cajas de resonancia de la política de Estados Unidos y la UE, y se resisten sistemáticamente a tener una política propia.

En cualquier caso, correspondería a los nicaragüenses la investigación y castigo por cualquier crimen cometido contra el pueblo.

La unidad de la izquierda

No hay duda que hay que terminar con el régimen dictatorial, pero para lograrlo se requiere una política independiente, para castigar a los culpables de los crímenes cometidos. Claro que hay buscar la unidad, pero de las fuerzas de izquierda y revolucionarias que estén dispuestas a luchar contra la dictadura, pero al mismo tiempo luchar contra las pretensiones del imperialismo norteamericano y europeo que quieren imponer un gobierno títere, que defienda sus intereses, dejando de lado los intereses de la mayoría del pueblo de Nicaragua.

Por Victoriano Sánchez

Entre diciembre de 2021 y febrero del 2022, utilizando el argumento que no cumplían con los requisitos legales exigidos por el Consejo Nacional de Universidades (CNU) y el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación (CNEA), la dictadura canceló la personalidad jurídica de más de 18 universidades privadas, la mayoría de “zaguán”.

A finales de 2021, la dictadura también disolvió al Consejo Superior de Universidades Privadas (COSUP) que aglutinaba 14 universidades privadas, dejándolas sin coordinación para defenderse.

Desaparecieron 31 universidades privadas

Un año después, para mayo del 2023, la lista había subido a 31 universidades privadas, clausuradas vía la cancelación de la personalidad jurídica. Según los datos oficiales del CNU, para diciembre de 2021 en Nicaragua existían 54 universidades. Al desaparecer 31 universidades privadas, quedan funcionando 23 universidades, de las cuales 14 son universidades estatales y 9 universidades privadas.

Entre las universidades privadas que continúan funcionando podemos mencionar las siguientes: 1.- la Universidad Centroamericana (UCA); 2.- Universidad de Managua (UdeM); 3.- Universidad Católica (UNICA); 4.- Universidad Americana (UAM); 5.-  Universidad Central de Nicaragua (UCN); 6.- Universidad de Tecnología y Comercio (UNITEC); 7.- Universidad del Valle (Univalle); 8.- Keiser University; 9.- Universidad Iberoamericana de Ciencia y Tecnología (UNICIT).

¿Un nuevo plan en la educación superior?

La cancelación de las universidades privadas ha dado origen a todo tipo de especulaciones. Algunos grupos opositores y plataformas digitales de oposición se han rasgado las vestiduras y han denunciado el cierre de las universidades de “zaguan” como un feroz ataque a la autonomía universitaria, lo que se traducirá en una reducción de la calidad de la enseñanza. Constituye, además, una venganza política contra los estudiantes que encabezaron la lucha democrática en abril del 2018.

Una simple revisión de las cifras de universidades privadas canceladas nos indica que, aparentemente, hay un contradictorio proceso de reestatización de la educación superior, aunque algunas de las nuevas universidades estatales que surgieron siguen cobrando total o parcialmente los aranceles que tenían las universidades privadas. Por eso, la principal reivindicación en esta coyuntura debe ser el acceso ilimitado a la educación gratuita en todas las universidades públicas. La existencia de 8 universidades privadas, nos indican que la dictadura realmente no tiene planes de una estatización de la educación superior, como debería ser.

En términos generales, las universidades privadas, por muy buena calidad que ostenten algunas, constituyen un lucrativo negocio que no beneficia a los estudiantes de escasos recursos, más bien los excluyen. Muchas de las universidades canceladas recibían aportaciones del presupuesto del 6% destinado a subvencionar la educación superior, es decir, recibían dinero del Estado para un negocio privado.

¿Que obligó a la dictadura a tomar esta drástica medida? Sin lugar a dudas, la dictadura se vio forzada a cancelar esas universidades de “zaguán” para calmar el descontento estudiantil contra los excesivos cobros de matrículas, aranceles y pagos para la titulación. Fue una astuta movida para evitar luchas estudiantiles contra las universidades privadas, que pueden encender nuevamente la llama de la rebelión.

Para evitar protestas, la totalidad de los estudiantes de las universidades canceladas fueron reabsorbidos por las viejas y nuevas universidades estatales, pero en el año lectivo 2023 muchos estudiantes de primer ingreso no obtuvieron cupo en las universidades estatales, quedaron en el limbo.

Lamentable posición de la CUDJ.

Que el diario La Prensa y los grupos de oposición de derecha lloren por la cancelación de las universidades privadas es comprensible, pero es repudiable que la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia (CUDJ), un grupo que participó en la rebelión estudiantil de 2018 y cuyos lideres actualmente se encuentran en el exilio, haya declarado lo siguiente: “(…) nos unimos en solidaridad para denunciar y condenar enérgicamente el cierre de tres universidades más en Nicaragua (…) Con más de 20 universidades cerradas y confiscadas, el régimen ha privado a miles de jóvenes nicaragüenses de la oportunidad de formarse y alcanzar su máximo potencial”, continúan (…) Instamos al gobierno de Nicaragua a poner fin a estas prácticas represivas y respetar el derecho a la educación y la libertad académica”.(100% noticias, 25/04/2023)

La lucha por la independencia estudiantil

No se debe confundir la justa lucha por la autonomía y la defensa de la libertad de catedra, con la defensa de la privatización de la educación. No es lo mismo. La educación superior debe estar en manos del Estado, y se debe aumentar el presupuesto universitario del 6% al 10%, pero del PIB, para garantizar el acceso de los pobres a la educación superior.

Obviamente, debemos seguir luchando contra la dictadura desde adentro de las universidades, defendiendo el acceso a la educación superior, para que los estudiantes y la comunidad universitaria puedan controlar los gastos del presupuesto universitario. La misión de cualquier grupo estudiantil debe ser defender los intereses de los estudiantes, bajo cualquier gobierno.

Por Sebastián Chavarria Domínguez

Han transcurrido cinco años de la rebelión de abril. Unos conmemoran el 18 de abril, día del enfrentamiento de estudiantes, en los portones de la Universidad Centroamericana (UCA), cuando se defendieron del ataque violento de las turbas azuzadas por la dictadura, y otros conmemoran el 19 de abril, día en que la Policía Nacional disparó contra los estudiantes que estaban refugiados en la Catedral de Managua. Sin importar cual fue el día crucial, lo cierto es que lo ocurrido el 18 y 19 de abril desencadenó una enorme rebelión social contra la dictadura Ortega-Murillo.

Los estudiantes: vanguardia de la lucha democrática

Hasta esa fecha, el control de la Juventud Sandinista 19 de Julio (JS-19J) sobre las universidades, era absoluto. A lo largo de los años, habían logrado expulsar, atemorizar y disolver las distantes expresiones de rebelión estudiantil en los recintos universitarios.

La noticia de la masacre de estudiantes encendió los ánimos, y como un terremoto político, sin previo aviso, estalló la indignación y espontáneamente se produjeron tomas de los recintos universitarios y marchas de protesta. La JS-19 fue expulsada de los recintos, pero no hubo conciencia de lo que se había logrado. En los hechos, surgieron nuevos grupos estudiantiles, pero no sabían que hacer con el triunfo democrático en las universidades, y la falta de una conducción política dio paso a las riñas y competencias por el liderazgo.

Se encendió la llama de la rebelión.

La lucha estudiantil fue el detonante del descontento social acumulado. La lucha se extendió rápidamente a otros sectores sociales. Se produjeron enfrentamientos violentos en algunos lugares, siendo el mas destacado las inmediaciones de las universidades UPOLI, UNI, UCA y UNAN.

Y comenzaron a producirse marchas de protesta en Managua y las principales ciudades, sin coordinación alguna. Prevalecía la ira y la indignación. No había una consigna que centralizara o canalizara el descontento.

Las pequeñas protestas dieron lugar a gigantescas movilizaciones que hicieron tambalear a la dictadura, hasta que la represión obligó a las masas a retroceder.

La maniobra del COSEP

Desde el 2007 hasta inicios del 2018, durante largos 11 años, prevaleció la luna de miel entre Ortega-Murillo y el gran capital, bajo la política de “dialogo y consensos”. Esta política entró en crisis, porque la dictadura había comenzado a invadir el feudo de la oligarquía financiera, con la creación del Banco Corporativo (BANCORP) en 2014, y con otras decisiones impositivas que redujeron los márgenes de ganancia de los empresarios.

Ante el estallido social de abril del 2018, los empresarios rápidamente trataron de aprovechar la indignación social como un ariete que presionara a la dictadura, a establecer una negociación política para que abandonase pacíficamente el gobierno. El esquema era simple: presionar a la dictadura con las masas enardecidas en las calles, para lograr un adelanto de las elecciones, como ocurrió en 1989-1990, pero las diferencias de coyunturas eran enormes.

En abril del 2018, la cobarde y parasitaria burguesía nicaragüense no se había vuelto revolucionaria ni democrática, sencillamente estaba maniobrando para defender sus intereses, por eso llamo al Dialogo Nacional, creyendo que con la presión de las masas en las calles la dictadura terminaría cediendo las elecciones anticipadas y con ello desalojar al sandinismo del gobierno.

Ante el vacío, surgieron direcciones improvisadas

No había partidos políticos que dirigieran la rebelión, sencillamente porque en el periodo anterior la dictadura había logrado destruir a los partidos burgueses de oposición. Tampoco había grupos fuerte de izquierda. La dictadura había arrasado con todo. No había conducción política reconocida. Al grado tal que la Iglesia Católica tuvo que crear y elegir a los miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), una coalición de empresarios, ongs y grupos estudiantiles, para que fuesen la contraparte de la dictadura en la mesa de negociaciones.

Ante el enorme vacío de conducción, los pequeños grupos disidentes del sandinismo, el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), ahora llamado UNAMOS, y la corriente del Movimiento Por el Rescate del Sandinismo (MPRS), adquirieron un gran peso específico. Los desmanes de la dictadura Ortega-Murillo revitalizaron el sentimiento antisandinista, aprovechado al máximo por los empresarios y la derecha. Debido a este fenómeno, tanto el MRS como el MPRS, nunca actuaron con sus banderas partidarias, sino camuflados desde la “sociedad civil”, a través de la influencia y control sobre los ongs

En una primera fase, el MRS llegó a codirigir la ACJD, mientras que el MPRS se recicló al crear la Articulación de Movimientos Sociales (AMS), una coordinadora de ongs. Aunque mantenían diferencias tácticas, ambos participaron hasta el ultimo momento en el Dialogo Nacional, esperando sus resultados.

La maniobra de la dictadura: el Diálogo Nacional

Si bien es cierto, la dictadura en los primeros días intentó contener con represión el ascenso de la lucha democrática (la famoso frase “vamos con todo” de Rosario Murillo), al final tuvo que maniobrar a la defensiva, llamando a sus archienemigos, los obispos de la Iglesia Católica, a que fueran mediadores en un Dialogo Nacional.

Desde diferentes ángulos e intereses, tanto la dictadura como el gran capital coincidían en la convocatoria del Diálogo Nacional. El COSEP estaba feliz, porque ellos también habían propuesto una negociación política, el famoso “aterrizaje suave”.

El Dialogo Nacional se instauró el 16 de Mayo y terminó el 16 de junio. Durante un mes la dictadura jugó, como el gato con el ratón, sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo político que permitiera las elecciones anticipadas. Las comisiones que se formaron mantuvieron entretenidos a todos los sectores, tanto a los que creían en el Dialogo Nacional, como quienes desconfiaban del mismo.

Pero la dictadura nunca pensó en ceder, solo necesitaba ganar tiempo para recopilar información de inteligencia sobre quienes iban a las marchas, quienes eran los lideres, donde se reunían, etc.

Ascenso, clímax y retroceso

El periodo de ascenso de la lucha popular ocurrió desde el 18-19 de abril hasta el 30 de mayo, cuando se produjo de la gigantesca marcha del día de las madres. Ese día la represión provocó una veintena de muertos, fue el punto culminante, el clímax de las movilizaciones.

La masacre del día de las madres era más que el motivo suficiente para convocar a la Huelga General o Paro Nacional, pero quienes estaban metidos de cabeza en el Dialogo Nacional no estaban interesados en la movilización revolucionaria, que tanto miedo le producía a los empresarios y sus agentes, más bien su interés estaba concentrado en que el Dialogo Nacional produjera el bendito “aterrizaje suave”.

Cuando la dictadura comenzó a atacar las marchas, para sembrar el terror y obligar a las masas a retroceder, fue que surgieron los primeros “tranques” o barricadas, como una táctica defensiva.

Los dos “paros nacionales” de los empresarios

La debilidad de la clase trabajadora, con bajísimos niveles de sindicalización, fue el factor subjetivo que permitió que los empresarios del COSEP se presentasen falsamente como el factor decisivo en la lucha contra la dictadura. En este periodo fueron pocas o muy escasas las expresiones de los trabajadores organizados. Los trabajadores participaron como individuos, disueltos en la enardecida masa popular.

Al no estar presente los sindicatos, expresión de los trabajadores organizados, la conducción quedó en manos de la clase media radicalizada, un sector social que se arrodilló ante el gran capital, y que por lo tanto no buscaba una salida independiente.

Como hemos explicado, después de la masacre del 30 de mayo, estaban dadas las condiciones para la Huelga General o Paro Nacional, pero los empresarios del COSEP venían maniobrando desde el interior de la ACJD para evitar un desbordamiento popular, que ellos no pudieran controlar. Querian una presión social controlada, que no se les saliera del control, pero no había una organización que tuviese el peso suficiente para mantener ese control. Entonces, prevaleció el miedo y la traición de los empresarios.

Como el Dialogo Nacional estaba paralizado por dentro, los empresarios del COSEP, presionados por los sectores populares que demandan acciones concretas, convocaron al primer “paro nacional”, del 14 de junio. Aunque fue obedecido por los sectores populares, en realidad era un lockout. Los empresarios mandaron a su personal de vacaciones, no fue producto de la organización y la disciplina popular. Fue convocado para presionar a la dictadura, cuando este se alistaba para dar por muerto el Dialogo Nacional.

La dictadura no se amilanó ante el “paro nacional” y mas bien declaró muerto el Dialogo Nacional el 16 de junio, fecha en que se inició la ofensiva de los paramilitares contra los tranques en todo el país. El ataque a los tranques, uno por uno, profundizo el retroceso de las masas populares.

El segundo “paro nacional” fue convocado el viernes 13 de julio, por la presión popular que exigía detener las masacres de los paramilitares. Para no quedar mal parados ante la población, la ACJD y el COSEP convocaron al segundo lockout pero ya el daño estaba hecho, la dictadura había logrado destruir esa forma organizativa defensiva como fueron los tranques.

Debemos hacer un balance, muy autocritico

Cinco años después, la mayoría de quienes estuvieron al frente de este vasto movimiento social fueron asesinados, otros fueron enviados de las cárceles al exilio forzado, sancionados con apatridia, y un reducido grupo permanece como eternos rehenes en las cárceles de la dictadura.

La oposición burguesa y pequeña burguesa ha sido desmantelada y dispersada en el exilio. El terror prevalece al interior de Nicaragua. Algunos grupos de oposición en el exilio mantienen intacto el discurso del 2018, cuando la realidad ha cambiado drásticamente. El mayor error seria no asimilar los errores. La culpa no solo es de la represión de la dictadura, sino también, por acción y omisión, de los actores que estuvieron al frente.

Cuando se produce una derrota es menester sacar las conclusiones y las experiencias, de lo contrario se repetirá constantemente los errores.

Aunque muchos reivindicamos la gesta y los objetivos democráticos de la lucha de abril del 2018, no basta con idealizar o mitificas la lucha. A estas alturas, no hay duda que la dictadura logró imponerse, a sangre y fuego y con astutas maniobras políticas, y permanece aferrada al poder, sentando las bases para una sucesión dinástica. Para continuar la lucha debemos hacer una profunda reflexión y un balance autocritico.

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