Historia

Por Melchor Benavente

Muchos creen que el gobierno de Salvador Allende (1970-1973) fue el primer gran intento de construir una sociedad socialista en Chile. Sin embargo, hubo otro intento, que duró menos tiempo, y que en la historia se conoce como la “Republica Socialista” de 1932.

Las consecuencias de la gran depresión

La gran depresión (1929-1939) arrasó las economías de América Latina y del mundo. Chile era un país que dependía casi exclusivamente de la exportación del cobre y el salitre. El desempleo y los bajos salarios provocaron luchas obreras y populares, y una gran agitación social.

La gran depresión se produjo bajo la dictadura del general Carlos Ibáñez (1927-1931), quien había logrado desarticular a los partidos de oposición, pero el descontento social y las luchas callejeras, que desembocaron en una huelga general, obligaron a Ibáñez a renunciar a la presidencia el 26 de julio de 1931, marchándose al exilio. El cambio de gobierno provocó un periodo de caos revolucionario: entre el 26 de julio y el 15 de noviembre de 1931, hubo tres presidentes provisionales.

La sublevación de la Marina: 1 al 6 de septiembre de 1931

La ausencia de fuertes partidos con influencia de masas, creó un enorme vacío político, que produjo el surgimiento de un sector de la oficialidad con posiciones nacionalistas.

Uno de los primeros grandes síntomas de la efervescencia social fue el levantamiento de un sector de suboficiales de la Marina, entre el  1 y 6 de septiembre de 1931, en protestas por la reducción del 25 % de sus salarios, ordenada por el Ministro de Hacienda del efímero gobierno de Manuel Trucco Franzanni (3 de setiembre al 15 de noviembre de 1931). Como era de esperarse, los marinos buscaron el apoyo de la Federación Obrera de Chile (FOCH). La rebelión fue derrotada con bombardeos de la Fuerza Aérea.

Las centrales obreras

El principal contingente de la clase obrera chilena en ese momento eran los mineros, y trabajadores de algunas empresas pequeñas y medianas, organizados en sindicatos.

Existía la Confederación General de Trabajadores (CGT) -fusión de la antigua International Workers of the World y de la Federación Obrera Regional de Chile, ambas de orientación anarcosindicalista-, que agrupaba a estibadores, estucadores y obreros de la construcción.

También estaba la Federación Obrera de Chile (FOCH), organización reestructurada en agosto de 1931, bajo influencia del Partido Comunista, y vinculada la Internacional Sindical Roja con sede en Moscú. Tenía su principal base social en los viejos centros mineros del salitre y carbón, y con escasa influencia el sector textil.

Pero la crisis creo nuevas expresiones sindicales. La Confederación de Sindicatos Industriales de Santiago se constituyó en noviembre de 1931, con base en los sindicatos legales. En abril de 1932, sindicatos libres y legales fundaron la Federación Nacional Sindical y de Organizaciones del Trabajo, ambas de orientación cercana a los diversos sectores socialistas. En 1932, se contabilizaban 169 sindicatos industriales (de fábrica) con 29.442 miembros.

Agitación radicalización de la clase media

Obviamente, la gran depresión afectó duramente a la clase media. Quebraron los negocios de los pequeños propietarios.

Los empleados públicos fueron afectados por el cierre de plazas y salarios no pagados, lo que incidió en su radicalización. La Asociación General de Profesores de Chile tenía influencia socialistas y anarcosindicalistas.

La radicalización política de la clase media desarrollo sentimientos nacionalistas, antiimperialistas y hasta anticapitalistas. Esta radicalización de la clase media confluyó con los sindicatos obreros y con sectores nacionalistas de las fuerzas armadas. La combinación perfecta para el estallido de una revolución social.

El rol de los partidos de izquierda

Producto directo de la agitación social, nacido el Partido Socialista Marxista (PSM), en agosto de 1931, contando entre sus fundadores al profesor Eliodoro Domínguez, al abogado Jorge Neut Latour y al exdiputado Ramón Alzamora, en su mayoría exmiembros de la Unión Social Republicana de los Asalariados de Chile (organización política popular entre 1925-27) y perseguidos por el gobierno de Ibáñez. Su órgano de expresión era el periódico La Verdad.

En septiembre de 1932 los anarquistas se organizan en la Acción Revolucionaria Socialista (ARS), organización que postula cambiar la economía capitalista por la economía socialista en la que el Estado controla la producción, el intercambio y el consumo, teniendo en vista la utilidad colectiva.

A finales de 1931, se organizaron dos grupos menores: el Partido Socialista Unificado (PSU) -surgido de la fusión del Partido Socialista Revolucionario (PSR) y del Partido Socialista Internacional (PSI), afiliado a la II Internacional y la Orden Socialista (OS), organización que cuenta con grandes simpatías entre los trabajadores del cobre.

El Partido Comunista de Chile (PCCH) esta dividido en dos sectores: el que dirigía Elías Laferte, reconocido por Moscú en el V Congreso de la III Internacional en 1928, y la otra fracción encabezada Manuel Hidalgo y quien terminaría adoptado posiciones trotskistas.

La dispersión de las fuerzas de izquierda permitió que la clase media radicalizada, en alianza con un sector de la oficialidad nacionalista, terminara tomando la conducción del movimiento de masas.

¿Revolución o golpe cívico-militar?

Para el año 1932, las contradicciones interburguesas estaban al rojo vivo en Chile. El 3 de junio de 1932, gobierno de Juan Esteban Montero Rodríguez, mandó a retiro al Comodoro  Marmaduque Grove Vallejos, fundador del movimiento Nueva Acción Pública (AP) y quien ostentaba el cargo de Comandante en Jefe dela Fuerza Aérea.

La repuesta no se hizo esperar. La oficialidad de la Escuela de Aviación de El Bosque, encabezó un levantamiento militar que, combinado con la huelga general, convocada por el Comité Revolucionario, terminó derrocando al gobierno de Montero Rodriguez.

La población se sumó al alzamiento militar al día siguiente, 4 de Junio. Los sindicatos realizaron asambleas extraordinarias para movilizar a sus bases. Los diferentes partidos políticos llamaron a sumarse a la lucha contra el gobierno. El sábado 4 de Junio, la policía reprimió a los trabajadores concentrados en La Alameda, resultando dos muertos y varios heridos.

La Junta Ejecutiva de Gobierno

Los rebeldes decidieron ocupar el palacio presidencial de La Moneda. A las 8 pm del 4 de junio, el presidente Montero Rodriguez y su gabinete dimiten y entregan el poder a una Junta Ejecutiva de Gobierno conformada por el general Arturo Puga, Eugenio Matte Hurtado y Carlos Dávila Espinoza.

Al constituirse como Junta de Gobierno, emitieron un decreto que decía lo siguiente:  “Los suscritos nos constituimos en una Junta de Gobierno que tendrá a su cargo la dirección de los negocios públicos. Esta Junta, en el ejercicio de su misión, mantendrá el poder judicial y respetará la Constitución y las Leyes de la República en cuanto sean compatibles con el nuevo orden de cosas”.

El general (R) Arturo Puga fue nombrado Presidente provisional. El abogado Oscar Schnake Vergara fue nombrado Secretario General de Gobierno, quien seria de la futura Acción Revolucionaria Socialista (ARS). Como ministro de defensa, fue nombrado el Comodoro Marmaduke Grove Vallejos.

Con la instauración de un nuevo gobierno de coalición de diferentes fuerzas políticas, se debilitó aun mas el Estado burgués. Las masas en las calles celebraban la victoria e imponían su dinámica.

La política ultraizquierdista del PC

En esa época predominaba la política de la III Internacional, bajo control del stalinismo, conocida como “tercer periodo”. Según los stalinistas de la época, la socialdemocracia y el fascismo eran lo mismo. Con esa política ultraizquierdista y sectaria, el 5 de Junio, la juventud universitaria del Partido Comunista, ocupó la Casa Central de la Universidad de Chile, donde constituyó “el primer Soviet de Obreros, Campesinos, Mineros, Soldados, Marineros, Carabineros e Indios”. Desde la Radio Universitaria hicieron un llamado al pueblo para rechazar la nueva Junta de Gobierno, por cuanto era un engaño a las masas y un freno a la revolución agraria y antiimperialista que pregonaba el PC.

Algunos organismos de tipo soviético se constituyeron La Legua y ciudad Victoria y en otras ciudades. El PC exigía el pago de subsidios por desempleo, aumento de los sueldos y salarios, disminución de la jornada de trabajo a 36 horas, desarme y disolución de la policía política. Sólo en las horas finales de la llamada “República Socialista”, incluiría, entre sus reivindicaciones, la entrega de armas al pueblo.

La presión social de las masas populares

El Consejo de Estado, organismo integrado por los miembros de la Junta de Gobierno y del Gabinete, decretaron el cierre del Congreso, donde los partidos elegían a diputados en base a “ternas”, exigieron la renuncia de intendentes y gobernadores, embajadores y representantes consulares y ante organismos internacionales.

Se ordenó suspender los lanzamientos o desahucios para proteger a los inquilinos que no podían pagar las rentas. Se ordenó la devolución, en forma inmediata y sin pago previo de los montos prestados y de sus intereses, de las herramientas de trabajo pignoradas en la popular “Tía Rica”, la Caja de Crédito Popular.

También se dictó un decreto ley que otorgaba amnistía general a todos los procesados y condenados por delitos políticos y sociales, que cubría a los marinos sublevados en septiembre de 1931 pero también protegió a los militares y carabineros que participaron en la masacre de la Pascua Trágica de Copiapó y Vallenar.

El 6 de Junio, la Junta de Gobierno emitió un Manifiesto que comenzaba así: “El nuevo Gobierno afrontará con energía la resolución de los problemas sociales, económicos y políticos de Chile. No entrabarán la acción mezquinas consideraciones personales o partidarias y estará lejos de cualquier influencia que vaya en menoscabo de su fuerza moral. Sólo tendrá en vista el cumplimiento de sus propósitos fundamentales: organizar técnicamente la fuerza productora bajo el control del Estado, establecer ampliamente la justicia social y asegurar a todos los chilenos el derecho a la vida y al trabajo (…) Pretendemos iniciar la construcción de una sociedad mejor que la actual, dentro de las limitaciones naturales que imponen los recursos del país y las condiciones históricas. Queremos imprimir a todas las actividades nacionales un ritmo de energía, de juventud, de eficiencia y de disciplina. (…) Para evitar la injusticia que significa la desigual repartición de la riqueza, se modificará el sistema tributario, gravando las grandes rentas...”

El Consejo de Estado acordó la transformación del Banco Central en Banco del Estado, quedando las reservas de oro en manos del Estado. Ninguna de estas medidas eran “socialistas”, eran una simple recuperación del papel regulador del Estado en momentos de aguda crisis económica, tal como recomendaba el economista John Maynar Keynes. No obstante, las masas con su movilización imponían una dinámica anticapitalista.

El 7 de Junio, la Federación de Maestros de Chile, controlada por el PC y afiliada a la FOCH, llamó a desconocer al Gobierno por ser “agente de la burguesía británica y criolla”. El 8 de Junio, una delegación de las centrales sindicales de Santiago se entrevistó con el Ministro de Defensa, Marmaduke Grove Vallejos, a fin de presentarle sus demandas: nacionalización inmediata y sin pago de la gran minería y de la gran industria; dirección obrera en los sectores nacionalizados y control obrero en el resto de las actividades económicas; reforma agraria, etc. Como era de esperarse, las propuestas fueron engavetadas.

La Alianza Revolucionaria de Trabajadores (ART)

El 11 de Junio, se formó la Alianza Revolucionaria de Trabajadores, surgida por las presiones unitarias de la base. La ART estaba integrada por el Partido Socialista Marxista (PSM), la Acción Revolucionaria Socialista (ARS), el PC (Hidalguista), la Asociación de Profesores de Chile, la Confederación de Sindicatos Industriales, la Federación Nacional de Trabajadores, el Sindicato de Comunicaciones, el Comité de Obreros de la Construcción, la Confederación Nacional de Cooperativas, el Comité de Dueños de Mejoras, el Sindicato Profesional de Choferes, la Asociación de Tranviarios, Ligas de Arrendatarios y una innumerable lista de organizaciones de base.

Debido al reagrupamiento de la derecha, los partidos de izquierda fueron forzados a reagruparse. A pesar de las diferencias, se unieron con base a un programa común: socialización de los medios de producción y de las tierras.

Pugnas interburguesas al rojo vivo

Toda crisis económica provoca contradicciones y divisiones entre la burguesía, que nunca es una clase homogénea, sino que está compuesta por diferentes grupos económicos con intereses propios, que casi siempre luchan entre sí, en el afán de convertirse en el sector hegemónico. En esa pugna interburguesa, cada sector o fracción busca como apoyarse en las masas populares para forzar al otro sector a negociar o claudicar. Así estallan las revoluciones.

Dentro de la Junta de Gobierno, había un sector burgués representado por Carlos Davila, quien conspiraba con los empresarios para dar un golpe de Estado.

La preparación del golpe de Estado

Para propinar y justificar un golpe de Estado, los grupos de derecha crearon agitación social. El 12 de Junio intentaron detener al Grove en sus oficinas en el ministerio de Defensa. Ese mismo día, la ART convocó a una gran concentración en el Teatro Municipal de Santiago, en apoyo a Grove.

El general Agustín Moreno Ladrón de Guevara, nuevo Comandante en Jefe del Ejército, designado por misma Junta Revolucionaria, expresó el malestar de la oficialidad por la influencia de los comunistas.

El 13 de Junio, el Consejo de Estado exigió la renuncia de Dávila a la Junta de Gobierno. El 14 de Junio, dos barcos de guerra norteamericanos se dirigen a las costas chilenas para “proteger las vidas e intereses de los ciudadanos norteamericanos residentes en Chile”.

Eugenio Matte propuso entregar armas y municiones a los sindicatos de trabajadores para crear milicias que defendieran a la “República Socialista”. Grove rechazó la propuesta porque podrían “ofender” a las Fuerzas Armadas.

El 15 de Junio, el Consejo de Estado aprobó el decreto que otorgaba autonomía docente, administrativa y económica a la Universidad de Chile. También concedió moratoria a los comerciantes minoristas y se ordenó a la Caja de Ahorros que otorgue facilidades a sus clientes comerciantes.

Sin embargo, estas medidas progresistas no detuvieron la conspiración contrarrevolucionaria. Al día siguiente, se sublevó la oficialidad de la guarnición de Santiago. El objetivo del golpe de Estado, era: “impedir que el país caiga en el caos al que pretende arrastrarlo el comunismo, después de haber destruido las FF.AA. reemplazándolas por las milicias populares, todo aquello amparado por el propio gobierno y principalmente por el Ministro de Defensa que, además de usar permanentemente un clavel rojo en la solapa como testimonio de sus afecciones políticas, no sólo cede locales fiscales al PC, sino que además decreta la amnistía para los criminales que han violado la disciplina de las glorias navales y han asesinado a modestos soldados y carabineros en Copiapó y Vallenar.”

La repuesta de la izquierda no se hizo esperar. El 16 de Junio, a las 4 de la tarde, se realizó una gigantesca concentración de 100,000 personas en el centro de Santiago, en apoyo a la Junta de Gobierno con solo dos miembros: Grove y Matte.

Ante el golpe de Estado en marcha, la Junta de Gobierno promulgó un decreto-ley que otorgaba al Presidente de la República la facultad de estudiar, conceder y caducar las pertenencias mineras. Este decreto estaba dirigido contra las empresas mineras extranjeras.

Los altos mandos de la guarnición de Santiago apresaron a Grove y a Matte. Las masas desarmadas no pudieron enfrentar a los golpistas. La Junta de Gobierno había llegado a su fin.

La efímera Junta de Gobierno contrarrevolucionaria

El 16 de Junio, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, se constituyó una nueva Junta de Gobierno, presidida por  Carlos Davila, quien emitió un Manifiesto, expresando lo siguiente: “1° Con esta fecha, nos constituimos en Junta de Gobierno que tendrá a su cargo, transitoriamente, la dirección de los negocios públicos;

2° Convócase a un Congreso Constituyente para que dentro del más breve plazo, dicte una nueva Constitución política para la República, en que se contemple como principios fundamentales los de una organización socialista del Estado”.

Se instauró el Estado de Sitio en el territorio nacional, por medio de la Ley Marcial. La represión fue brutal. El 22 de junio se promulgó un decreto que permitía la detención y castigo sobre los ciudadanos que atentaran contra “la tranquilidad pública y privada” con actos de violencia contra personas, vehículos y contra quienes obstaculizaran la libertad de trabajo y la distribución de artículos de primera necesidad.

Después de haber consumado la tarea sucia, en medio de un mar de conspiraciones en su contra, el 14 de septiembre Carlos Davila renunció a la presidencia provisional, siendo sustituido por el general Bartolomé Blanche, quien también renunció el 12 de octubre, ocupando la presidencia el abogado Abraham Oyanedel Urrutia, quien entregó el poder, después de las elecciones, a Arturo Alessandri Palma. Con ello, el Estado burgués volvió a su normal funcionamiento.

Conclusión: Apartando los plazos de existencia de ambas Juntas de Gobierno, cualquier parecido con el gobierno de la Unidad Popular y de Salvador Allende, que fue derrocado también por un golpe de Estado en septiembre de 1973, no es pura coincidencia, es una repetición casi al carbón. La izquierda chilena no aprendió las lecciones de la historia.

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