Historia

Por Mario Castilblanco

Utilizando el “holocausto” como justificación histórica, la Organización de Nacionales Unidas (ONU), conformada por las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial (Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la URSS) en 1947 adoptó la Resolución No 181 que ordenaba la partición del territorio de Palestina, antigua colonia británica, creando el Estado de Israel.

Según la Resolución No 181, el Estado árabe palestino tendría el 44% del territorio del Mandato  Británico, y la parte restante quedaría en manos de la población judía que se calculaba en 10,000 personas. Pero las cosas no ocurrieron así.

La guerra de 1948 y la “Nakba” o expulsión de la población árabe

El 14 de mayo de 1948 se materializó la Resolución No 181. Los sionistas crearon el Estado de Israel e iniciaron la llamada “guerra de independencia”, que no fue otra cosa que la expulsión violenta de más de un millón de árabes que habitaban en el territorio de Palestina, lo que se ha denominado la “Nabka” o desastre

Varios Estados árabes, entre ellos Siria, Líbano, Transjordania (hoy Jordania) y Egipto, respondieron militarmente. A pesar de la superioridad numérica, los ejércitos árabes eran desorganizados y militarmente inferiores, por eso fueron derrotados por el nuevo ejército sionista, Haganá, que tenía el asesoramiento y apoyo militar de Estados Unidos. Miles de “voluntarios” de Estados Unidos y Europa, pilotos y militares veteranos de la segunda guerra mundial, combatieron a favor de los sionistas.

Los palestinos, que venían de sufrir una derrota en 1936, apenas contaban con 5000 hombres del “Ejército de Liberación” de Fawzi el-Kawakji, como el más importante destacamento militar.

Los palestinos lucharon heroicamente, pero fueron traicionados. Abdullah, rey de Transjordania, impuesto por los ingleses, y Golda Meir, primer ministro de Israel, llegaron a un acuerdo secreto para repartirse el territorio de Palestina. Con base a ese acuerdo contrarrevolucionario, el Estado de Israel extendió su territorio más allá de lo que estableció la Resolución No 181.

Para forzar el éxodo de la población árabe, (se calcula en más de un millón de personas), los sionistas organizaron masacres por medio de organizaciones paramilitares, como Irgún, que tenía como uno de sus principales dirigentes a Menahem Begin, quien más adelante llegaría a ser primer ministro de Israel.

Después del triunfo militar de los sionistas en 1948, se inició un proceso de despojo de la población árabe y una abierta colonización de los territorios de la antigua Palestina. Israel se convirtió en el nuevo gendarme del orden imperialista en Medio Oriente.

La nueva derrota del nacionalismo árabe en la guerra de 1956

Pero mientras Israel se consolidaba como Estado racista y confesional, el mundo árabe estaba en ebullición. Nasser subió el tono de sus discursos: “No entraremos en Palestina con su suelo cubierto de arena, entraremos en ella con su suelo lleno de sangre”. (8/03/1965).

Israel provocó a Siria una y otra vez e iniciaron la guerra con el conocimiento de que la ganarían en pocos días. El presidente egipcio nacionalizó el Canal de Suez en 1956, reforzando el nacionalismo árabe. También había gobiernos nacionalistas en Siria e Irak.

Inglaterra y Francia reaccionaron como potencias imperialistas heridas, ante la nacionalización del Canal de Suez. Israel cerró filas con estas potencias y se inicio la guerra en el Sinaí.

El 29 de octubre de 1956, Israel movilizó a su ejército en el Sinaí, al mismo tiempo que invadió y controló la franja de Gaza, que era parte del territorio de Egipto. Nasser envió dos divisiones a Sinaí a mediados de mayo de 1967, al mismo tiempo que exigió la retirada de los observadores de la ONU (UNEF) que estaban estacionados en Gaza y Sharam-el-Sheikh desde finales de 1956. Nasser cerró los Estrechos de Tirán, vía marítima vital para la supervivencia económica de Israel.

En 1957, después de varias resoluciones de la ONU y de negocianes entre las partes, los ejércitos de Inglaterra, Francia e Israel, se retiraron del Sinai, previo compromiso de las autoridades de Egipto que no permitirían el traslado de armas de la guerrilla palestina.

La cuestión de los Estrecho de Tirán no era más que una excusa. Había causas económicas detrás del belicismo sionista. Israel entró en recesión económica en 1966. La construcción cayó un 30 por ciento y la industria un 20 por ciento. Aumentaron los precios y con ello el descontento social. En 1964, se redujo la cantidad que Alemania tenía que pagar al Estado de Israel en compensación por los crímenes nazis. Los sionistas necesitaban desviar el creciente descontento social hacia posiciones nacionalistas, de defensa del Estado de Israel.

La guerra relámpago de 1967

Israel preparó cuidadosamente la nueva guerra de conquista, recibiendo el incondicional apoyo de Estados Unidos. En 1966, Israel firmó un acuerdo sobre armamento que le dio mayor seguridad al ejército sionista.

Israel informó a Estados Unidos que una nueva alianza de Estados árabes se prepara para atacar a Israel. La inteligencia norteamericana no había recopilado indicios de ese posible ataque. Estados Unidos no quería librar dos guerras el mismo tiempo: la que libraba en Vietnam y la que podría estallar en Medio Oriente

En esa oportunidad, el presidente Lyndon B Johnson, declaró: “Israel debería tener otras fuerzas marítimas de su lado. Cualquier participación de EEUU necesitará la aprobación del Congreso. No creemos que los árabes vayan a atacar a Israel y si lo hacen ganarán ustedes en siete días. No están en peligro”.

En noviembre de 1966, el primer ministro israelita, Levi Eshekol, ordenó el ataque sobre Samoa, una aldea de Jordania, en represalia por el ataque de guerrilleros palestinos que penetraron en Israel

El 5 de junio de 1967 comenzó la guerra. Habiéndose iniciados los combates, Estados Unidos vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que pedía a Israel el regreso a las fronteras anteriores a la guerra.

Pilotos norteamericanos bombardearon bases en Egipto, Siria y Jordania, en aviones supuestamente del ejército de Israel. Este fue un aspecto clave de la guerra de 1967, porque el ataque sorpresa de los israelitas, el 5 de junio, destruyó en tierra los aviones egipcios, dejando a su infantería sin protección área. Lyndon B Johnson negó públicamente que Estados Unidos haya proporcionado ayuda militar de ese tipo.

La guerra duró seis días, pero los combates decisivos duraron pocas horas.  En ocho oleadas, integrada cada una por 40 aviones de fabricación francesa (sobre todo de tipo mirage), Israel destruyó 300 aviones egipcios, tanto en el suelo como al intentar despegar; fueron atacadas y dañadas 17 de las 25 bases aéreas egipcias, y perdió la vida un centenar de pilotos. La Fuerza Aérea de Egipto había dejado de existir. Fue un ataque parecido al del Pearl Harbor pero contra Nasser.

Los israelitas inauguraron un nuevo concepto: la guerra preventiva. Copiando a Hitler, atacaron por sorpresa a sus enemigos, para desarticularlos y dejarlos sin capacidad de repuesta.

El 8 de junio, Egipto, después de haber perdido Sinaí, aceptó la propuesta de alto el fuego de la ONU. Siria aceptó al día siguiente, sin embargo, Israel lanzó una ofensiva adicional y conquistó los Altos del Golán.

Controlar el Golán significaba mantener a raya a Siria, la artillería sionista podía alcanzar El Líbano, lo que garantizaba la tranquilidad del norte de Israel. En la meseta del Golan se encuentran los principales acuíferos de la región, incluyendo el vecino mar de Galilea (o lago de Tiberiades), cuyo dominio hasta junio de 1967 compartían sirios e israelíes. Después del triunfo militar de 1967, Israel dominó la totalidad de los recursos naturales y de los acuíferos, condenando a Siria a sufrir mucha sed.

Israel amplia su territorio y consolida el Estado sionista

Además, Israel obtuvo una victoria religiosa muy importante. El Monte del Templo paso a ser controlado por Israel. El Monte del Templo (en la terminología judía), la Explanada de las Mezquitas o Haram El Sharif (El Noble Lugar) en la terminología árabe y musulmana, a cuyos pies se encuentra el Muro de las Lamentaciones, el sitio más sagrado de las dos religiones, fue finalmente controlado por el sionismo.

La falta de estrategia y coordinación de los ejércitos árabes, facilitó una nueva victoria militar del ejército sionista, y permitió que Israel ampliara considerablemente sus fronteras y controlara nuevos territorios de la antigua Palestina, incluso territorios de Egipto y Siria.

Israel tuvo 779 muertos, 2.500 heridos y 15 prisioneros, mientras que los árabes tuvieron 15.000 muertos y heridos,  y cerca de 6.000 prisioneros. El mito sionista de que David había vencido nuevamente a Goliat, tomó fuerza entre la población judía. El triunfo militar de 1967 dio origen al surgimiento del reaccionario movimiento Gush Emunim,  de colonos ultra religiosos que se consideran bendecidos por Yahvé para conquistar nuevos territorios de la “tierra prometida”.

La nueva derrota militar egipcia tendría consecuencias políticas. Aunque Nasser murió repentinamente en septiembre de 1970, el nasserismo, como corriente nacionalista árabe, fue sustituida por Anwar al Sadat, quien negocio los Acuerdos de Paz de Camp David, que permitieron en septiembre de 1978 el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Egipto e Israel.

El triunfo militar de los sionistas en 1967, trajo funestas consecuencias para los palestinos, ya que Israel ocupó Gaza y parte de Cisjordania

La Guerra de los Seis Días también abrió el camino a la guerra de 1973 (la guerra de Yom Kippur) y de un mayor control de la región por parte del imperialismo norteamericano.

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