María Fernanda Flores, esposa de Arnoldo Aleman, diiputada del PLC, en el acto del 25 de Febrero del 2020
Por Victoriano Sánchez
Después que la dictadura Ortega-Murillo logró aplastar militarmente a la insurrección cívica desarmada, a finales de julio del 2018, los diferentes grupos de oposición han venido cambiando lentamente sus consignas. La demanda de elecciones anticipadas ha sido tirada al olvido. La exigencia de justicia ha sido relegada hasta un posible cambio de gobierno.
En el transcurso del duro año del 2019, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), marcó la pauta planteando que la salida era electoral y que por lo tanto debía constituirse una “gran coalición nacional” contra la dictadura. La Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) renunció a encabezar la construcción de una nueva fuerza política y terminó adoptando la posición originalmente plateada por la ACJD, frustrando a muchos activistas.
Partidos “zancudos”
Pero la construcción de la anhelada coalición nacional no ha sido tarea fácil, debido a que la dictadura había destruido al sistema de partidos políticos, ilegalizando a los verdaderos opositores, y convirtiendo en satélites suyos, en mayor o menor grado, al resto de partidos, comenzando por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán.
Entonces, si la mayoría de los partidos son “zancudos”, ¿con quienes se va a constituir la coalición nacional? Esa es la gran interrogante que nadie puede resolver. Obviamente, algunos partidos que han sobrevivido de manera oportunista, doblando el cuello ante Daniel Ortega, intentan distanciarse, pero no logran conquistar la confianza de la población. Este es un obstáculo real.
Dos comunicados
El primer llamamiento para constituir la Coalición Nacional se produjo el 17 de Enero del 2020. La ACJD y la UNAB firmaron un comunicado que, en su parte medular, planteó lo siguiente: “(…) El primer paso que estamos dando para esta reconstrucción es unirnos todos sin exclusión para repotenciar esta lucha. El segundo paso fundamental es impulsar las reformas electorales que nos permitan una vida mejor para que cívica y democráticamente, podamos acceder a la comida, salud, educación y seguridad social. El tercer paso es hacer un llamado a todos los nicaragüenses a sumarse a esta Coalición Nacional”.
Y se fijó la fecha del 25 de Febrero de 2020, fecha del 30 aniversario de la derrota electoral del FSLN a manos de la Unión Nacional Opositora (UNO) en 1990, para constituir al fin la famosa coalición. Hubo muchas expectativas en la población, desesperada por los altos niveles de represión de la dictadura.
Llegó la fecha señalada pero la Coalición Nacional no se produjo, en sustitución fue firmado un segundo comunicado, en el mismo sentido del anterior, llamando otra vez a conformarla Coalición Nacional, aunque este vez firmaron además de la ACJD y la UNAB, el PLC de Arnoldo Alemán, el partido indígena YATAMA, antiguo aliado de la dictadura, el Partido Restauración Democrática (PRD) de reciente creación y cuya fuerza electoral no es conocida, el movimiento Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), que agrupa a disidentes excontras, y el Movimiento Campesino (MC), liderado por Medardo Mairena.
El FDN y el MC son fuerzas campesinas emergentes, pero muy desconfiadas de los partidos tradicionales que la ACJD y la UNAB se ha propuesto juntar en la Coalición Nacional. La construcción de la Coalición Nacional no es tarea fácil por el choque de intereses entre los diferentes grupos.
Para no desilusionar al pueblo por las expectativas creadas, en el comunicado del 25 de febrero de 2020, los firmantes se comprometieron a lo mismo: a luchar unidos, a compartir puntos de vista comunes y bla, bla, bla.
¿Mas de lo mismo?
Los firmantes no dijeron que el PLC ha condicionado su participación hasta conocer como funcionaria internamente la Coalición Nacional. El PLC esta ávido de legitimidad política, firma comunicados, pero ha dicho claramente que necesita saber como se tomaran las decisiones. Evidentemente, quiere conocer como se escogerán los candidatos y cuál sería su porcentaje.
El Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), una corriente liberal que en dos ocasiones ha sido ilegalizada por la dictadura, ha dicho que participará hasta conocer el funcionamiento de la coalición. Por su parte, YATAMA envió a una representación que no forma parte de su dirección y aclaró que tomarán una decisión final hasta finales de marzo.
La presencia de fuerzas “zancudas”, o colaboracionistas, como el PLC, YATAMA, y en menor medida el desconocido PRD, encienden las señalas de alarma y de desconfianza política en importantes sectores de la población, introduciendo incertidumbre en torno al futuro de la coalición, muy probablemente estalle a corto plazo.
No cabe la menor duda que la llamada Coalición Nacional todavía no existe como tal, está pegada con saliva. No existe acuerdos políticos o programáticos que la sustenten.