Por Victoriano Sánchez
El 4 de octubre del 2018 se constituyó la Unidad Azul y Blanco (UNAB) como un bloque opositor, producto de la unidad de acción de la Alianza Cívica por la Democracia y la Justicia (ACDJ) y la Articulación de Movimientos Sociales. La UNAB se constituyó por la necesidad de defenderse de las embestidas de la dictadura Ortega-Murillo.
La propuesta de construir la UNAB surgió de un documento de la Articulación, con fecha 10 de septiembre del 2018, que llamaba a constituir una “concertación nacional azul y blanco”. En ese periodo la ACDJ venia de soportar una dura represión que tenía presos a una parte de sus dirigentes, y en el exilio a la otra parte. La ACDJ estaba muy debilitada, después que la dictadura había logró aplastar la resistencia popular en los tranques. Igual había pasado con la Articulación.
Fue una alianza o bloque por necesidad, no necesariamente por coincidencias programáticas. No obstante, la ACDJ al firmar el “Manifiesto de la Unidad Nacional por la Justicia y la Democracia” metió un gol: se garantizó ser la única representación que podía negociar con la dictadura ante la posible reinstalación del Dialogo Nacional. En el punto numero uno de las demandas urgentes quedó establecido la necesidad de “Un diálogo nacional para acordar los términos y condiciones de la transición democrática. Respaldamos a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua como mediadores y testigos; y a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia como representante de la sociedad nicaragüense en dicha negociación (…)” (subrayado nuestro)
De esta manera, la Articulación quedó por fuera de una posible negociación, renunció a tener un papel beligerante, como lo tuvo en el corto Dialogo Nacional de Mayo del 2018.
Desde su nacimiento, la ACDJ ha librado una silenciosa pero intensa lucha interna por el control de la UNAB. Recordemos que la ACDJ la dirigen los empresarios del COSEP, AMCHAN y FUNIDES. Estos boicotearon la UNAB desde adentro, primero argumentando que estaba controlada por la “izquierda”, y después se lavaron las manos, no adquirieron ningún compromiso de lucha, argumentando que ellos participaban a través de la ACDJ.
Cada intento de organizar una marcha era contenido o mediatizado desde adentro, hasta que la dictadura logró imponer la desmovilización total. Pese a ello, la UNAB se convirtió, en momentos de retroceso de la lucha democrática y popular, en una referente para los sectores que querían seguir luchando: mas de 60 grupos que representan territorios, diversos sectores sociales, grupos de autoconvocados, hasta algunos partidos políticos, llegaron a formar parte de la UNAB, convirtiéndose en una alternativa unitaria y democrática de la resistencia popular.
Cuando los empresarios y el gobierno de Estados Unidos se pusieron de acuerdo con la dictadura, para iniciar una apertura, controlada desde las alturas del poder, entonces vino la puñalada traicionera de la ACDJ, la que reinició el Dialogo Nacional, argumentando que ella representaba al conjunto de la UNAB, aislando y menospreciando a la Articulación.
El forcejeo entre la ACDJ y la Articulación por el control de la UNAB se ha intensificado en las ultimas semanas. La ACDJ ha optado por la política de hechos consumados, mientras negocia de manera claudicante con la dictadura. Por la presión popular, la ACDJ ha tenido que retroceder ante el problema de la excarcelación gradual de los presos políticos. Incluso, los dirigentes de la ACDJ tuvieron que ir a la marcha del sábado 16 de marzo, convocado por la UNAB, para no desligarse de unas masas cada vez más críticas.
Pero las presiones y golpes bajos de la ACDJ tienen algún efecto al interior de la UNAB. La marcha de la UNAB programada para el sábado 23 de marzo fue suspendida, supuestamente por petición de una parte del Comité por la Liberación de los Presos Políticos (CLPP), --en realidad fue una parte de los familiares de presos que se identifican con la ACDJ—siendo sustituida por “piquetes”, que en realidad son la desmovilización organizada. Ni siquiera se atrevieron a convocar a un mitin público, que no necesita permiso de la Policía Nacional para su realización.
A partir del empoderamiento de la ACDJ, que ostenta el monopolio de la representación popular en la mesa de negociaciones, se ha producido una regresión política dentro de la UNAB. La escogencia del Comité Político (CP) de la UNAB fue una sórdida batalla campal entre la ACDJ y las fuerzas progresistas alrededor de la Articulación. La ACDJ mantuvo, a pesar del boicot sistemático, la mitad de los cargos del CP de la UNAB, lo que indica que solo estan esperando el resultado final de las negociaciones para utilizar el tendido territorial de los movimientos sociales de la UNAB para aupar al candidato de los empresarios en las elecciones anticipadas.
La UNAB no ha podido convertirse en el organismo de unidad de acción para la movilización. Mas bien ha servido para maniatar a los movimientos sociales. Los empresarios deben frotarse las manos del placer de lograr una nueva versión del aterrizaje suave, que los movimientos sociales lograron abortar en mayo del 2018. Las fuerzas progresistas que participan dentro de la UNAB debemos meditar sobre el destino de esta organización, y la necesidad de continuar la lucha, construyendo una nueva alternativa política de los sectores populares y movimientos sociales.