Por Maximiliano Cavalera.
En Centroamérica, Nicaragua tiene una historia muy particular, sin lugar a dudas, es un país con grandes epopeyas, y actores sacados como de una novela. Su peculiaridad estriba en su posición geográfica y la sombra del canal interoceánico. Ese sueño que ha trastocado su realidad, y llevó a que, en agosto de 1912, los marines norteamericanos desembarcasen en Nicaragua para sofocar una revolución contra el hasta entonces presidente Adolfo Días. La invasión norteamericana no fue fortuita, fue parte del desarrollo y expansión del imperialismo del coloso del norte, que buscaba como saquear nuestras tierras, pero sobre todo, mantener su zona de protectorado. Nicaragua sigue siendo una pequeña nación, hoy sometida a una nueva dictadura, pero bajo la sombra del imperialismo ya sea, chino, norteamericano u europeo, por lo que dar la batalla contra la dictadura Ortega Murillo también significa construir una nación libre y soberana.
Dictadura y nacionalismo de José Santos Zelaya.
José Santos Zelaya ha causado mucha polémica para los historiadores nicaragüenses, amado por unos cuantos y detestado por otros. Llegó al poder por medio de una revolución que triunfa en 1893, trajo la modernidad y el capitalismo a Nicaragua, creando una constitución tan garantista que fue bautizada como la libérrima, organizando el ferrocarril, creando los códigos liberales, pero sobre todo, cambió el centro político de Centroamérica pasándolo al sur, a Managua en detrimento de la antigua capitanía de Guatemala.
El proceso de reformas liberales adjudicadas a Zelaya, fueron iniciadas por los gobiernos conservadores, y también abanderadas por los gobiernos de Centroamérica que buscaban como incorporarse al mercado capitalista mundial. Su forma de gobernar fue polémica, ya que representaba a la nueva burguesía cafetalera de Carazo y desplazó tanto a la oligarquía conservadora como liberal. A pesar de las libertades proclamadas en la libérrima, su gobierno se caracterizó por la centralización del poder la constante represión a sus opositores, así como sus incursiones militares contra Honduras y El Salvador.
El conflicto por el canal interoceánico.
La historia de Nicaragua ha sido moldeada por el sueño de construir un canal interoceánico, y muchos gobiernos han jugado con esta panacea. La verdad es que, desde la época de la colonia hasta el presente, se les ha planteado a los nicaragüenses la empresa. Sin embargo, fue con Zelaya cuando el proyecto fue realizable, primero con los Estados Unidos, luego con Japón, Inglaterra y hasta con Alemania. Pero, el proyecto del imperialismo norteamericano en Panamá vuelve una empresa irrealizable sin el apoyo de otra potencia, es en este momento que el gobierno de Zelaya busca ejecutar el proyecto con las potencias emergentes y que estarían envueltas en la futura gran guerra.
La nota Knox.
Negociar la construcción del canal con otras potencias fuera de la norteamericana, sus campañas en Centroamérica, y la creciente preponderancia regional de Zelaya hicieron que el imperialismo Yanqui decidiera sacarle del poder y mandar la tristemente célebre nota Knox: “El día 16 de noviembre de 1909 fueron fusilados los norteamericanos Lee Roy Cannon y Leonardo Groce, (…) Esta decisión del general Zelaya marcaría el destino de su gobierno autoritario de casi diecisiete años y lo llevaría a renunciar a la presidencia el 16 de diciembre de dicho año (treinta días que conmovieron a América) y ser expulsado de su país poco después.” (La Nota Knox: Salida del Poder del Presidente José Santos Zelaya. Luis Vega Miranda)
La nota del secretario de Estado norteamericano y la posterior invasión de los marines marcarían una nueva época para el país y la región, ya que el imperialismo norteamericano aplicaba la llamada política del gran garrote y la diplomacia del dólar. Es decir, gobernarían Centroamérica a punta de pistola y saquearían a través de empréstitos que los gobiernos afines pidieran a la banca gringa.
La caída de Zelaya significó un periodo complejo, en donde los gobiernos fueron impuestos por el departamento de Estado, en Nicaragua ese ejecutor fue trasmutado a la personalidad de Adolfo Diaz, el que había creado toda una ideología para justificar su gobierno cimentado por el poder extranjero: “la política norteamericana se apoyó en la callada pero obsesiva tesis ideológica del americanismo sustentada por la dirigencia del Partido Conservador y exitosamente impuesta por Adolfo Díaz, su creador, líder civil de la llamada revolución conservadora de octubre de 1909 y presidente de la república en dos ocasiones: 1911-1916 y 1926-1928.” (La Tesis Americanista de Adolfo Díaz. Aldo Díaz Lacayo)
La guerra de Mena.
En 1911 es proclamado presidente de Nicaragua Adolfo Diaz, fungiendo como ministro de guerra el general Luis Mena Vado, bajo la supervisión de buques norteamericanos en ambas costas de Nicaragua. En 1912 se proclama una asamblea constituyente que elige presidente para el periodo de 1913 a 1917 al entonces ministro de guerra, el general Mena Vado, haciendo que Adolfo Diaz pidiese apoyo de los Estados Unidos, pero, sobre todo, intenta detener la nueva constitución política que limitaba el saqueo que el gigante del norte estaba haciendo en Nicaragua. La nueva constitución política en su artículo 2 establecía: "no se podrá celebrar pactos o tratados que se opongan a la independencia e integridad de la Nación, o que afecten de algún modo su soberanía." El arto 55: "Sólo el Congreso puede decretar empréstitos o imponer contribuciones directas o indirectas, y sin su autorización se prohíbe a toda autoridad decretar aquellos o imponer estos, salvo las excepciones que establece la Constitución." Estos artículos no se establecieron arbitrariamente, buscaban restringir la diplomacia del dólar, materializada en los pactos Dawson firmados por Adolfo Diaz, que habían llevado el centro económico de la nación a Nueva York: “Pero el más importante, porque expresaba fielmente la política exterior de los Estados Unidos, era el financiero: negociar un empréstito con los banqueros de Nueva York garantizada por las rentas aduaneras y bajo el estricto control de un Recaudador de Aduanas, nombrado por Washington, que debía ser ciudadano estadounidense”.” (Los Pactos Dawson de 1910. Luis Vega Miranda)
El derrumbe del Estado.
Las intervenciones norteamericanas tendrían enormes repercusiones para Nicaragua, ya que, en los hechos, los gobiernos fueron impuestos por el departamento de Estado, haciendo que algunas instituciones y negocios estuviesen en Nueva York, provocando que por más de 16 años Nicaragua fuese una colonia sin tener oficialmente ese estatus.
Esta nueva constitución sería la expresión de la lucha nacionalista más elemental para que el Estado nación pudiese existir. El 22 de julio de 1912 Adolfo Díaz pacta con el caudillo conservador Emiliano Chamorro y destituyen a Mena en el mando del ejército, abriéndose las puertas de una nueva revolución.
La revolución libero-conservadora.
Ese 22 de julio comienzan los primeros combates en Managua, en donde el general Mena aborda el ferrocarril y se traslada a Granada en donde organiza la lucha, enviando armas a Masaya y León. Los liberales no esperaron mucho para reorganizarse, regresando al país los exiliados políticos y tomando alianza con Mena, al que consideraban un caudillo conservador nacionalista. Desde la ciudad de Granada se aborda Masaya que es ocupada sin resistencia. El 1 de agosto es derrotado el general Calixto Talavera en Tipitapa, sin embargo, el general Benjamín Zeledón ocupa el poblado al día siguiente.
Los generales liberales Marcelo Castañeda y Horacio Portocarrero no perderían tiempo y se abalanzarían a la conquista de Jinotepe. El 3 de agosto Adolfo Díaz solicita el auxilio de los Estados Unidos, lo que hace pensar a Mena que lo mejor es una solución tajante a la guerra, marchando sobre Managua. El ataque a Managua inició el 5 de agosto y se prolongó por 3 días, en los que las tropas conservadoras de Mena, abandonaron sus posiciones dejando el mando de la lucha a las fuerzas liberales comandadas por Benjamín Zeledón.
En occidente, de tradición liberal no se hicieron esperar los combates, desde Honduras fue enviado el general Juan Manuel Durón al mando de 1000 soldados. Sin embargo, la ciudad se insurrecciona apoyada por pertrechos que fueron enviados desde Granada, Jinotepe y los ya existente en la ciudad universitaria. Las batallas recorrieron toda la ciudad hasta que fueron derrotadas las tropas afines al gobierno y murió el general Durón. Chinandega y Nueva Segovia también serían tomadas por las tropas revolucionarias.
La invasión norteamericana.
La intervención de los 1500 marines que desembarcaron en Corinto le salvaría la campaña a Díaz ya que gira completamente la balanza hacia sus tropas. EL 14 de agosto de 1912, las tropas norteamericanas, al mando del general Butler, ocupan las calles de su capital, Managua
En occidente los revolucionarios deciden no hacer frente a los invasores, en Jinotepe decidieron entregar las armas, es en la legendaria Masaya que se da otra de esas escenas pocas vistas en la historia, el general Benjamín Zeledón se atrinchera en el cerro Coyotepe siendo abatido, y sus tropas aniquiladas.
Las consecuencias de esa derrota fueron funestas para Nicaragua que vería como sus recursos, patrimonio y Estado estarían empeñados a los gobiernos norteamericanos. Emiliano Chamorro y Adolfo Diaz fueron los gobernantes responsables de entregar el Estado a manos extranjeras trayendo grandes lecciones para Nicaragua y sus ciudadanos, y es que el imperialismo norteamericano nunca es un buen amigo, solo el ejecutor, que tarde o temprano cobrará con creces.