Por Ramón Sibaja

Costa Rica ha sido considerada desde la revolución de 1948, como la “Suiza de Centroamérica” y el paradigma de la democracia burguesa en Centroamérica. Pero a veces se olvida que también Costa Rica sufrió por un corto periodo la dictadura militar de los hermanos Tinoco, la cual fue derrocada por un fuerte movimiento de masas, encabezada por maestros y estudiantes.

La inesperada elección de Alfredo González

En mayo de 1914 finalizaba el periodo presidencial de Ricardo Jiménez Oreamuno (1910-1914). Alfredo González Flores fue electo diputado por la provincia de Heredia, en las listas del Partido Republicano. En la campaña electoral del año 1914, la presidencia de Costa Rica era disputada por tres candidatos: Máximo Fernández por el Partido Republicano, Rafael Iglesias por el Partido Civil, y Carlos Durán por el Partido Unión Nacional.

En noviembre de 1913 se estableció una alianza entre el Partido Civil y el Partido Unión Nacional, por medio de la cual ambos partidos presentarían papeletas por separado para presidente, pero listas unificadas para diputados, salvo en la provincia de Cartago. El Objetivo de esta alianza era que, en caso que ninguno de los candidatos presidenciales obtuviera la mayoría necesaria, los diputados del Congreso eligieran al candidato que hubiera obtenido más votos.

En la elección directa, Máximo Fernández obtuvo 26.746 votos, Carlos Durán obtuvo 20.767 votos y Rafael Iglesias obtuvo 16.091 votos. Ninguno obtuvo la mayoría necesaria, por lo que correspondía al Congreso elegir al Presidente. El Partido Civil y el Partido Unión Nacional sumaban 24 diputados, contra 19 del Partido Republicano.

El 26 de abril de 1914, quince días antes de las votaciones en el Congreso, se produjo una inesperada alianza entre las cúpulas del Partido Civil y el Partido Republicano, bajo el pacto de elegir Rafael Iglesias. Pero no todos los diputados aceptaron esa alianza. En medio del caos y de las ambiciones de poder, se produjo un realineamiento a favor de un candidato de transacción: el 1 de mayo de 1914, el Congreso eligió al diputado Alfredo González Flores como primer designado para la presidencia de la república. Como Segundo y Tercer Designados a la Presidencia fueron elegidos Domingo González Pérez (Padre de Don Alfredo) y Francisco Aguilar Barquero.

Las repercusiones de la primera guerra mundial

Al estallar la primera guerra Mundial, en 1914, el 78% de los ingresos fiscales dependían de los impuestos a los productos de importación, los que disminuyeron drásticamente por la reducción del comercio mundial. El café costarricense ya no podía entrar al mercado de Inglaterra.

Para el 1° de mayo de 1915, los ingresos fiscales se habían reducido un 70%, en relación al año anterior. El gobierno no podía pagar los salarios de los empleados públicos. Del total del salario nominal, dos tercios se pagaban cada fin de mes, y la otra tercera parte era retenida, con el compromiso que sería pagada más adelante, y que ganaría el 1% de interés mensual. La crisis fiscal era dramática.

Una reforma tributaria progresista

Antes de iniciar la segunda guerra mundial, el presupuesto de Costa Rica era de apenas 9.612.533 colones. El 83% de los ingresos fiscales provenían de impuestos indirectos, es decir, pagados por los más pobres.

En un mensaje al Congreso, el 1 de mayo de 1915, el presidente González Flores planteó la necesidad de una reforma tributaria: “Por medio de las contribuciones indirectas la mayor parte de las cargas públicas agobian al pueblo consumidor, a la masa, a los menos pudientes, a los desheredados de la fortuna. Esto es un axioma universal admitido. Sin en cambio nos fijamos en los verdaderamente acomodados, en los capitalistas, vemos que ellos pagan impuestos en proporción inversa a sus rentas. Toda ganancia que pase de los gastos necesarios está absolutamente libre de impuestos. El capital que se acumula, los gastos de viaje en el extranjero, se sustrae completamente de la contribución (...) Pero más desfavorable para el fisco, más injusto para la masa contribuyente aún, es lo que se relaciona con las rentas que a capitalistas residentes en el extranjero producen sus negocios y empresas radicadas aquí. Estos favorecidos, no viviendo entre nosotros, no pagan nada en el país y, por consiguiente, no contribuyen en nada absolutamente para el sostenimiento de nuestras instituciones y de nuestra administración pública, que son la base y la garantía de sus negocios y, por lo mismo de sus ganancias (...)”

El proyecto de reforma tributaria contemplaba una Ley de Catastro Nacional, para medir el valor de las propiedades, y una Ley del Impuesto sobre la Renta, que gravaba los ingresos mayores a 1.200 colones con un impuesto del 1 al 15%, el que iba aumentando progresivamente hasta llegar a al ingreso de 40.000 colones anuales.

Después de muchas discusiones, vacilaciones y cabildeos de la oligarquía y los cafetaleros, la reforma tributaria fue aprobada en diciembre de 1916: se establecieron impuestos directos: sobre el valor de las tierras y sobre la renta, los que afectaban directamente a los capitalistas y cafetaleros. Evidentemente, estos sectores se aliaron para organizar el golpe de Estado

La concesión petrolera Pinto-Greulich

El 21 de agosto de 1916, el presidente Alfredo González Flores, firmó el veto de la ley No 51, aprobada el 23 de diciembre del 1915, por medio del cual el Congreso aprobaba el contrato firmado entre Enrique Pinto, secretario de Fomento, y el señor Leo Greulich, que permitía a la compañía petrolera norteamericana de este último, la exploración y explotación de yacimientos petrolíferos en la zona sur del país. El veto no fue necesariamente por una actitud antiimperialista, sino que a última hora otra empresa norteamericana, la West India Oíl Company, que había participado en la licitación, a última hora había presentado una mejor oferta desde el punto de vista de los beneficios económicos para Costa Rica.

El golpe de Estado de Tinoco Granados

Estos dos factores, la reforma tributaria y el veto a la concesión petrolera Pinto-Greulich, fueron los que desencadenaron el golpe de Estado del día 27 de enero de 1917, encabezado por Federico Tinoco Granados, ministro de guerra, ayudado por su hermano menor, el general José Joaquín Tinoco Granados. Ambos dirigieron una rebelión militar, se tomaron los principales cuarteles, y derrocaron al gobierno.

Inmediatamente después del golpe de Estado, Federico Tinoco convocó a elecciones para el 1° de abril de 1917, con el objeto de elegir una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución (la cual fue aprobada en junio de 1917), y para elegir, el día 23 de abril, nuevo presidente de la República. La conspiración cívico-militar se impuso y Federico Tinoco, candidato único, ganó la elección con 61.214 votos, en un proceso electoral fraudulento.

La lucha por el reconocimiento de Estados Unidos

Ejecutado el golpe de Estado, los golpistas y el derrocado presidente González Flores buscaron el reconocimiento del gobierno de Estados Unidos. El 17 de febrero de 1917, González Flores se reunió en Washington con el presidente Woodrow Wilson, y con Robert Lansing, secretario de Estado. Estados Unidos no reconoció al gobierno de Federico Tinoco.

La Conferencia de Paz del año 1907, realizada en Washington, no solo fue el primer gran intento de Estados Unidos por crear un orden regional, directamente bajo su tutela, sino que, además, instauró la doctrina Tobar, que obligaba mediante dicho Tratado a todos los países de Centroamérica a no reconocieran diplomáticamente gobiernos que surgieran de revoluciones o de golpes de Estado.

Federico Tinoco hizo múltiples maniobras, como declarar la guerra a Alemania y ofrece los puertos de Costa Rica a la marina de Estados Unidos, para no logró obtener el reconocimiento diplomático de esta potencia.

La revolución del Sapoa

Tinoco instauró una dictadura militar que fue rechazada por un importante sector. Hubo fuerte oposición en San Ramón, otro sector se alzó en armas y busco refugio en Nicaragua, recibiendo apoyo militar del presidente Emiliano Chamorro, iniciando con ello una corta guerra denominada “Revolución del Sapoá”, la que fue encabezada por los hermanos Alfredo y Jorge Volio Jiménez La dictadura de Tinoco se vio obligada a movilizar unos 5,000 soldados a la provincia de Guanacaste, para atacar a los rebeldes.

El 22 y 23 de febrero de 1918 hubo levantamiento armados en Atenas, Rio Grande, San Ramón, Escazú, Ochomogo y Turrialba. El 15 de marzo de 1918 se produjo el asesinato del periodista Enrique Fernández Guell y de otros estudiantes, lo que encendió la llama de la rebelión generalizada contra la dictadura de Tinoco.

El 5 de mayo de 1919 hubo combates en Liberia. Los rebeldes solicitaron a Estados Unidos el reconocimiento como fuerza beligerante, pero no obtuvieron resultados.

Trabajadores, maestros y estudiantes entran a la pelea

En mayo de 1919 los trabajadores de los gremios de panaderos, pureras, cigarreras, se declararon en huelga. Los empleados municipales, dirigidos por Carmen Lyra, tambien hicieron huelgas y exigieron aumento de salarios y que no hubiese más despidos. En junio de 1919 se incorporaron los maestros y estudiantes. En el liceo de Costa Rica y en el Colegio de Señoritas los estudiantes llamaban a apoyar a sus maestros.

El 11 y 12 de junio se produjeron manifestaciones estudiantiles que fueron disueltas por la Policía. Las condiciones estaban dadas para la caída de la dictadura: movimientos armados en la frontera con Nicaragua, y efervescencia social en las principales ciudades, incluida San José.

La caída de Tinoco y la intervención de Estados Unidos

El ambiente era tenso. El 10 de agosto de 1919, el general Joaquín Tinoco fue asesinado de un disparo en el ojo derecho. El 12 de agosto, el dictador Federico Tinoco, temeroso de correr la misma suerte, renuncio a la presidencia, y el día 20 de agosto el Congreso le aceptó la renuncia y fue obligado a marcharse al exilio, nombrando a Juan Bautista Quiros como sustituto, quien ejerció la presidencia del 20 de agosto al 2 de septiembre de 1919, siendo destituido por un ultimátum de Estados Unidos.

Juan Bautista Quiros representaba, en cierta medida, la continuidad de la dictadura tinoquista. El gobierno de Estados Unidos, preocupado por la evolución de los acontecimientos, intervino directamente, a través del nuevo cónsul Benjamín Chase.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos, el día 30 de agosto de 1919, telegrafió a Chase lo siguiente: “El Departamento se dirige por ese medio a usted a fin de que haga conocer públicamente sin demora, que el gobierno de los Estados Unidos no puede de ningún modo considerar al señor Juan Bautista Quirós como autorizado de manera alguna para actuar como presidente de la República. (…) El señor Francisco Aguilar Barquero, elegido designado bajo la legal constitución de Costa Rica cuando la elección de Alfredo González Flores, es el llamado hoy en San José para tomar el Poder Ejecutivo. El señor Barquero (sic) deberá lo más pronto posible convocar a elecciones libres y espontáneas para el cargo de presidente de la República, conforme a la Constitución bajo la cual fue elegido designado. (…)”

Una vez entregado el telegrama, el cónsul Chase le dio un plazo de 24 horas a Juan Bautista Quiros para que renunciara a la presidencia, lo que hizo de manera obediente. El plan de Estados Unidos para restaurar la democracia fue cumplido: Francisco Aguilar Barquero fue elegido presidente el 2 de septiembre de 1919, inmediatamente después derogó la espuria Constitución de 1917 y restableció la Constitución de 1871, algo que solo podia hacerlo una Asamblea Constituyente. Estados Unidos intervino al final, como un ave de rapiña, para evitar que la revolución contra los hermanos Tinoco instaurara un gobierno nacionalista revolucionario que hiciese peligrar sus intereses en Centroamérica.

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