Por Frandav Lifú
El departamento de Gracias a Dios se ubica en el oriente de Honduras, limita al sur con Nicaragua y al norte con el mar caribe, tiene una extensión territorial de 16,997 km² y una población de 109,689 habitantes (2023), con una densidad de 6.5 hab./km². Para una comparación, en el departamento de Francisco Morazán la densidad es de 202.1 hab./km², es decir; 31 veces más que, la de Gracias a Dios. El departamento oriental es una zona muy despoblada, habitada principalmente por grupos misquitos, mientras que, departamentos como Cortés y Francisco Morazán sufren las consecuencias de la sobrepoblación.
La construcción de una cárcel en las Islas del Cisne fue cancelada por el resultado de tres licitaciones desiertas. A consecuencia de ese fracaso, el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, ha decidido construir un Centro de Reclusión de Emergencia (CRE), en la comunidad de Mocorón, departamento de Gracias a Dios.
La noticia, inmediatamente ha movilizado a grupos misquitos, y, por otro lado, el emporio periodístico ha dirigido sus micrófonos y sus cámaras a estos grupos, acaparando la oposición a la construcción de la cárcel.
¿Hasta dónde llegan los tentáculos del narcotráfico?
Llama la atención el boom de la oposición a la construcción de la cárcel en el actual gobierno, cosa que no hicieron cuando el narcotraficante de Juan Orlando Hernández construyó tres cárceles sin consultarle a nadie; en El Porvenir, en El paraíso y en Santa Bárbara, y, remodeló varias más. Movilizar a los grupos misquitos no es fácil y no es barato ¿de dónde proviene el financiamiento para movilizarlos y darles cobertura?
A los grupos misquitos se suman ambientalistas y defensores de derechos humanos, entre las preocupaciones que exponen están “el potencial aumento de la criminalidad en los municipios, impactos ambientales negativos, alteraciones sociales y culturales, además, del riesgo de invasión y usurpación de territorios indígenas”. ¿Dónde estaban todos estos grupos cuando Juan Orlando Hernández?
La secretaria de defensa, Rixi Moncada, sobre toda esta oposición manifestó “En esa zona de La Mosquitia operan como mínimo cuatro redes de narcotráfico, y esas redes tienen grados de oposición porque quieren seguir operando con las concesiones de las cuatro mil hectáreas”. Esto no es nuevo, el departamento de Gracias a Dios por ser una zona muy grande y despoblada, además, sin vías de comunicación y con una extensa zona vegetal, por su posición geográfica es utilizada por los narcotraficantes que traen desde Sudamérica la droga que trasladan hasta el norte de América.
Rixi, agregó “Es fundamental esa presencia militar y policial… pero, se va a consultar con los pueblos y sus verdaderos líderes, no con líderes de la narcoactividad o con interesados en la narcoactividad porque los narcos tienen parientes y tienen nexos en todos lados”. Hondudiario (11/12/2024)
La dirigente misquita, Mirna Wood, manifestó en alusión a la secretaria de defensa “Rixi Moncada, usted y su gobierno son los únicos narcotraficantes, porque ustedes denunciaron la extradición, nosotros no defendemos narcotraficantes, nosotros estamos en el marco de una lucha indígena por sus derechos, por su libertad, porque ustedes pretenden profanar nuestras tumbas ancestrales”. Proceso Digital (11/12/2024).
Más allá de los derechos ancestrales de los misquitos, de los defensores del medio ambiente y de los defensores de los derechos humanos o de políticos oportunistas, hay una realidad de trasfondo en la oposición a la construcción en la cárcel: el paso de la droga por esa zona.
La DEA, el comando sur, el ejército hondureño, la policía nacional, los políticos y todos los habitantes de ese lado oriental del país, saben y son testigos directos de como se mueve la droga en esos lados, aventurarse a entrar desde el departamento de Colón al departamento de Gracias a Dios, sin tener una justificación de los motivos por los cuales se recorre ese lugar inhóspito, es aventurarse a no solo perder la vida, implica retar a las redes criminales que mandan en la zona para ser secuestrado, torturado y asesinado.
Otra verdad, dicha por la secretaria de defensa es que, una gran cantidad de los habitantes de esas zonas son familiares o son parte de las redes criminales que operan en esas zonas.
¿Modernización o barbarie?
Quienes mandan en la zona de la Mosquitia son los narcotraficantes, ahí no se mueve una hoja sin que estos lo sepan, de ahí que; desaparecer familias enteras, asesinatos múltiples, matar policías o militares es muy común, lo saben los gringos y lo saben las autoridades hondureñas, por eso, construir una cárcel en el Mocorón significa dirigir todos los radares hacia ahí, situación que les complicaría a los narcotraficantes trasegar la droga que viene desde el sur.
Y, la pregunta es ¿dónde se va a construir una cárcel sin oposición alguna? ¿Dónde se afecta menos?
Llevar la modernidad al departamento de Gracias a Dios beneficia a los más necesitados, sin embargo, los que se oponen son precisamente quienes están involucrados en actividades ilícitas. El gobierno debería contratar profesionales en el área y realizar un estudio exhaustivo para definir el lugar donde debe construirse una cárcel siempre y cuando se consulte con todos los sectores afectados. Por ahora, el narcotráfico aliado con los medios de comunicación le va ganando el pulso al Socialismo Democrático.