Por Carlos M. Licona
En los últimos 12 años la educación hondureña ha tenido un terrible retroceso, un régimen que ha demostrado que la educación es lo que menos le importa al igual que la salud pública. Ya son 15 meses los que han pasado desde que se inició la cuarentena en el país y el régimen juanorlandista solo ha demostrado que son expertos en saquear al país, tal y como lo han hecho con los hospitales móviles o los insumos en salud pública.
¿Qué pasó con el decreto Casaña?
En agosto se cumple un año de que fue aprobado el decreto llamado “Casaña” y que debería otorgar internet gratis a los educandos de la los centros de educación pública. No obstante, casi nada se ha cumplido del mencionado decreto, con raros canales televisivos o radiales que siguen cumpliendo con la hora diaria para transmitir los contenidos respectivos, de ahí nada se cumple. Las empresas que ofrecen internet en el país le han doblado el brazo al régimen y sin mover un tan solo dedo, simplemente cumplen y tampoco se avizora algún indicio de que las obliguen a cumplir. De esta forma, la gran mayoría de los alumnos que viven en los límites de la miseria se ven impedidos de acceder a una educación que mínimamente les garantice las competencias mínimas de aprendizaje.
Con un régimen que obedeció al pie de la letra -las órdenes de los organismos de cooperación externa- sobre cambiar las leyes y tomar medidas ridículas enfocadas en elevar los índices de aprobación, rendimiento académico y retención escolar y que solo lograron desmejorar la educación, ya de por si deteriorada por las pésimas políticas educativas. Si bien es cierto que los índices eran malos, ahora lo son peor, principalmente en este tiempo de crisis por el COVID-19 en que los alumnos reciben los contenidos en forma desigual desde sus casas. No existe una forma objetiva de medir el nivel de aprendizaje de los educandos en esta coyuntura, sin embargo, se puede partir haciendo referencia a las condiciones de la mayoría de los educandos tanto del nivel preescolar, básico y media.
La Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) lleva alguna estadística que los mismos docentes informan a través de la aplicación ODK, no obstante, sería ser muy optimista el creer que esa información es fidedigna dada las mismas circunstancias en que el docente recolecta los datos, y quizás, como siempre, se trata de entregar información que refleje un mejor resultado del existente. En otras palabras, esa información no es confiable y los índices que brinda la UPN, sin duda alguna que son mucho más desalentadores.
¿Cuál es la realidad de los educandos?
La gran mayoría de los educandos de los centros educativos públicos provienen de hogares que colindan en los límites de pobreza extrema, la falta de empleo complica la situación y si en promedio existe en cada hogar dos niños matriculados en el sistema educativo, sin poseer las herramientas tecnológicas para recibir las clases, el resultado no es alentador . Buscar la forma de que los pocos contenidos lleguen a los alumnos y que estos a la vez, sean comprendidos, se vuelve muy engorroso y hasta imposible en muchos casos. Esta situación presenta un sombrío panorama para cuando pase la crisis y se regrese a los centros educativos, que de seguir la narco dictadura, no hay esperanza de confiar en que se apruebe una política coherente con la realidad nacional.
De esta situación también son culpables los cooperantes externos que se vuelven cómplices de la dictadura al otorgar dinero en calidad de préstamos o donaciones y que se lo roban y nunca llegan al destino final, fondos que solo garantizan el pago de asesores internacionales y nacionales o bien, asegurar el funcionamiento de ONG´S, que es más lo que se lucran que lo que ayudan a los muchachos.
¿Qué hacer?
El régimen solo ha demostrado que no le importa la educación, de no haber un cambio en las elecciones de noviembre esta situación se va empeorar en detrimento de quienes son el futuro de la patria. Es así que corresponde al magisterio junto a los colegios magisteriales iniciar un encuentro de maestros con experiencia y entregados a la educación para iniciar el debate que de origen a una propuesta educativa encaminada a superar este profundo agujero en el que se encuentra la educación pública. Es el momento de no pensar solamente en la lucha economicista, debemos promover e iniciar una revolución educativa.