Por Horacio Villegas

En Honduras ya es una costumbre urdir todo tipo de teoría conspirativa alrededor de los dictadores que no dimiten por presión popular. De ahí que existan nuevas suposiciones en boca de recientes horóscopos que dicen saber el futuro y la trama con la que se desenvolverán los acontecimientos entorno al gobierno nacionalista. “Juan Orlando es el objetivo principal, es el hombre que tarde o temprano va ser arrestado por los Estados Unidos” es la declaración principal del detective Ángel, un nuevo divulgador de sospechas que no acarrean ningún tipo de actividad movilizadora, sino todo lo contrario, desalienta al pueblo a salir a las calles, por la falsa idea promovida: que en cualquier momento nos quedamos sin narco-dictador por gracia de las cortes estadounidenses.

“Para asegurar el pedido de extradición y la captura del presidente Juan Orlando Hernández los Estados Unidos están en negociaciones con la defensa del Joaquín Guzmán Loera (El Chapo), uno de los jefes del Cártel de Sinaloa para tomarlo como testigo en contra del presidente de Honduras Juan Orlando Hernández” (18 de septiembre de 2020).

Si bien existen negociaciones y declaraciones que señalan a Juan Hernández en la narcoactividad, en el intercambio con carteles y en complicidad con su hermano Tony que fue detenido a finales del 2018, la tardanza en llevarlo a juicio en las cortes del país del norte se debe también a la conveniencia del gobierno de Trump en preferir a un tirano que ha impuesto control a la fuerza con ayuda de sus derivaciones militares, aunque sea un narcotraficante. La administración de los republicanos ha preferido gobiernos de derecha en Centroamérica que amansen a sus opositores con violencia para así evitar las revueltas e insurrecciones, aunque el costo sea el trasiego de droga.

Las teorías conspirativas basadas en suposiciones y juicios en cortes que aun no suceden, provocan falsas ilusiones en los hondureños, no contribuyen en nada a la lucha contra la dictadura, puesto que se ven debilidades de un gobierno donde no las hay y se encuentran aliados como EEUU, que históricamente nunca han cumplido ese papel en Centroamérica sino al contrario.

Entrega del territorio a las ZEDEs se inició hace 10 años

El viernes 18 de septiembre Erick Brimer, fundador de la Zona de Empleo y Desarrollo Económico - ZEDE “Próspera” anunció en la comunidad de Negros de habla inglesa Crawfish Rock en la isla de Roatán, el artículo referido a la expropiación del territorio de la Ley orgánica de las ZEDE, contenida en el Decreto Legislativo No.120-2013 aprobado por Juan Hernández cuando era presidente del Congreso Nacional. El extranjero Brimer fue interrumpido por policías municipales y pobladores que denunciaron la ausencia de los tratados suscritos por Honduras en el tema del derecho indígena, como las consultas previas a las comunidades.

La Zonas Especiales de Desarrollo (ZEDE) surgieron como propuesta luego del golpe de Estado del 2009, cuando la economía hondureña estaba colapsada y el gobierno de Porfirio Lobo Sosa consentía manotadas de ahogado para recuperar algo de estabilidad. En ese entonces Lobo acudió a discusiones con economistas neoliberales como Paul Romer, creador de la idea de charter cities, ciudades modelo, que en esencia violentan la soberanía de los estados nacionales y significan una especie de nuevo protectorado en pleno siglo XXI.

Las inminentes expropiaciones en Roatán son el rebrote de una tendencia que ha existido en nuestros países centroamericanos: las confiscaciones de las tierras indígenas destinadas al monocultivo del café por parte de terratenientes, las tierras que los gobiernos a inicios del siglo pasado entregaron a las bananeras, y la falsedad de las reformas agrarias.

Pelear ante las arremetidas del régimen

Ante el nuevo escenario electoral con una convocatoria a elecciones internas el domingo 13 de septiembre, en la cual quedaron desestimadas las reformas a la ley electoral, y mientras la oposición se prepara para entrarle al juego electoral “bajo protesta”, queda claro que solo las movilizaciones convocadas por los movimientos sociales y demás sectores pueden arrinconar a este narco-gobierno. Perder las ilusiones en la acción de las cortes estadounidenses, como las únicas que pueden sacar a un gobierno plagado de narcos y corruptos es el primer paso, la credibilidad debemos depositarla en la organización y las verdaderas acciones concretas que no sigan el carril de la democracia burguesa, otra ilusión depositada en urnas que no nos sacará de esta crisis.

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