Por Felipe Erazo Suazo.
En las últimas semanas, Juan Antonio Hernández –comúnmente conocido como Tony Hernández (TH) – fue declarado culpable, de cuatro cargos, por la Corte Sur de Nueva York: conspirador, portación ilegal de armas, falso testimonio, y narcotráfico. La narco dictadura hondureña, ha querido limpiar su rostro. No obstante, el régimen de Juan Orlando Hernández (JOH), está herido; y ha empezado una cacería de brujas para no dejar cabos sueltos.
Asesinatos en cárceles de máxima seguridad
El día sábado 26 de octubre del 2019, fue asesinado con mucha alevosía, Magdaleno Meza, quien era un testigo clave, en toda esta coyuntura de destape sobre el narcotráfico en Honduras. A este personaje se le incautaron varias narco libretas, en donde aparecen los nombres de TH y JOH.
Es increíble cómo en las supuestas cárceles de máxima seguridad, se cometió este horrendo asesinato, donde se introdujeron armas blancas y de fuego, para asesinar a este narcotraficante hondureño. Sin embargo, desde nuestra óptica, el régimen nacionalista ha iniciado una etapa de limpieza y venganza contra personajes que pueden dañar la poca o nada credibilidad con la que cuentan. Es evidente el contubernio entre sicarios, policías penitenciarios y el estado, quienes han demostrado una vez más que tienen sus manos llenas de sangre.
Paramilitares, sicariato y persecución
Desde el año 2009, en Honduras se han activado diversos grupos de represión, al estilo de la década de los 80, cuando se asesinaban, torturaban y desaparecían (desaparición forzosa) líderes sociales.
El día lunes, 28 de octubre del año en curso, fue raptado misteriosamente el profesor Jaime Rodríguez, quien está enfrascado en una polémica interna dentro del Colegio Magisterial de Honduras, COPEMH. Jaime Rodríguez es un reconocido dirigente magisterial del movimiento popular hondureño.
Este fue encontrado, después de estar desaparecido por más de 24 horas, siendo objeto de tortura, y un intento degollamiento, por medio del cual, creyeron haberlo asesinado. El estado de Honduras, cuenta con paramilitares, sicarios, y escuadrones de la muerte; quienes están sembrando el miedo en la sociedad hondureña. Con estas acciones, el estado hondureño está enviando un mensaje directo: que le represión será más selectiva y brutal.
Un llamado a la organización
Frente a la escalada de represión en Honduras, el movimiento social debe de nuclearse más organizadamente. Durante la última década, no se ha podido estructurar una organización de masas que responda con efectividad ante las amenazas de la mayor organización criminal de Honduras: La narco dictadura del Partido Nacional. Sólo el pueblo salva al pueblo.