Por Armando Tezucún

Tal como había sido anticipado, el 22 de diciembre, en un mensaje pregrabado, el presidente Bernardo Arévalo, acompañado de la ministra de trabajo Miriam Roquel, anunció un incremento de los salarios mínimos del 10% para el año 2025. Lo que no estaba anticipado es que, para las actividades de exportación y maquila, el aumento será menor, alcanzando solo el 6%. Según el mensaje, al no haberse dado un acuerdo entre los sectores representados en el Comisión Nacional del Salario (empresarios, trabajadores y gobierno), el presidente tomó la decisión en base a análisis de informes del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y el Banco de Guatemala (la banca central del país). De esta manera, se tomó en cuenta la evolución de la inflación, el mercado laboral y el producto interno bruto (PIB) de 2024, que creció un 3.7%.

Así pues, los nuevos salarios mínimos, que entrarán en vigencia el 1 de enero de 2025, quedaron de la siguiente manera:

Para la circunscripción económica 1 (el departamento de Guatemala), los salarios mensuales serán, (incluyendo el bono-incentivo de Q 250): para las actividades agrícolas Q 3,843.50 (unos US$ 499.15 a la tasa de cambio del 29 de diciembre); para las actividades no agrícolas, Q 3,973 (unos US$ 516); para las actividades de maquila y exportación Q 3,651 (unos US$ 474).

Para la circunscripción económica 2 (el resto de departamentos del país), serán: para las actividades agrícolas, Q 3,686 (unos US$ 478.7); para actividades no agrícolas, Q 3,880.6 (unos US$ 504); y para actividades de exportación y maquila, Q 3,464 (unos US$ 450).

La decisión del presidente Arévalo estuvo lejos de la propuesta inicial de las centrales sindicales, que planteaban un incremento de más del 70% en todas las categorías, para unificar todos los salarios en Q 200 diarios, llegando a Q 6,000 mensuales (casi US$ 780). La propuesta de los compañeros sindicalistas trataba de que los salarios mínimos se acercaran a cubrir las necesidades alimentarias y de pago de servicios de las familias trabajadoras; esto si tomamos en cuenta que, para el mes de noviembre, la canasta básica ampliada (que cubre alimentación y pago de servicios) ascendió a Q 10,806 (US$ 1,403,37) en el área urbana, y a Q 6,793.75 (US$ 882.3) en el área rural, para familias de 5 miembros. Estos son datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística. Los compañeros planteaban también la eliminación de las dos circunscripciones y de la diferenciación entre trabajo agrícola, no agrícola y de maquila/exportación. Todas estas categorías de salarios mínimos son artilugios para favorecer a los diferentes sectores de la burguesía, en especial a los poderosos oligopolios de exportación agrícola, como los azucareros, palmeros y a los maquileros.

Lamentablemente, los compañeros sindicalistas retrocedieron en su planteamiento, y aceptaron la propuesta del gobierno de un incremento del 10%, con el argumento de que sería el mayor aumento salarial de los últimos años. Aún no conocemos algún pronunciamiento oficial de los sindicatos sobre el decreto gubernamental de los nuevos salarios mínimos, en especial sobre la inesperada deferencia de Arévalo hacia los empresarios exportadores y maquileros, al haber otorgado un incremento menor a sus trabajadores.

La propuesta de los representantes de la burguesía en el seno de la Comisión del Salario Mínimo era de un mísero aumento del 3% en el departamento de Guatemala, y un más mísero aún 1.5% para el resto de departamentos.   

A pesar de que la burguesía exportadora reconoció que “afortunadamente el gobernante escuchó la recomendación” y no fue tan duro con este sector (Prensa Libre 24/12/2024), el conjunto del empresariado se rasgó las vestiduras y anunció la llegada del apocalipsis con los nuevos salarios mínimos. “Incrementar el salario mínimo sin criterios técnicos adecuados compromete el aparato productivo principal de Guatemala, representado por las micro, pequeñas y medianas empresas y la fuerza laboral trabajadora”, declaró la coordinadora de cámaras empresariales, CACIF (Ídem). La Cámara de Industria declaró “Solamente el 30% de los guatemaltecos trabaja en la economía formal y esta medida ocasionará que la cifra se reduzca, teniendo un impacto en los beneficios de un empleo formal para miles de guatemaltecos” (Ídem). Todas las cámaras empresariales pronosticaron incremento de precios e inflación como producto de los nuevos salarios mínimos.

Hacemos un llamado a los compañeros de las centrales sindicales a que se quiten la venda de los ojos y rompan con sus ilusiones sobre el gobierno de Arévalo y Semilla, que tuvo preferencias hacia los maquileros y exportadores, en detrimento de este sector de trabajadoras y trabajadores. Las dirigencias sindicales tienen la tarea de enfrentar las amenazas de los empresarios de aumentar los precios, exigiendo al gobierno que tome medidas de control de precios, creando almacenes populares con productos de primera necesidad a bajo costo en los centros de trabajo y barrios populares, en coordinación con organizaciones comunitarias. Los sindicatos deben luchar por nuevos pactos colectivos que contemplen aumentos salariales mayores que el decretado por el gobierno.

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