Por Armando Tezucún

Durante la primera semana de febrero se instalaron las Comisiones Paritarias de Salarios Mínimos, que deberán discutir y presentar propuestas sobre los salarios mínimos que regirán en el año 2025. Estas comisiones son tripartitas, es decir, están integradas por representantes del gobierno, de los sindicatos de trabajadores y de las organizaciones de empresarios. Los acuerdos a los que lleguen estas comisiones debían ser trasladados a la Comisión Nacional de Salario (CNS) el 15 de septiembre.

Desde que fue creado el Código de Trabajo de Guatemala en 1947, se estableció una diferencia entre el salario mínimo para actividades agrícolas y no agrícolas, en detrimento de los trabajadores del campo. En 2008 el entonces presidente Álvaro Colom decidió crear otra categoría, más baja que las otras dos, para salarios de actividades de exportación y maquila, con la obvia intención de favorecer a los empresarios exportadores y maquileros. En 2021 el presidente Alejandro Giammattei agregó otra diferenciación, creando dos “Circunscripciones Económicas”, la CE1, que corresponde al departamento de Guatemala, y la CE2, que corresponde al resto de departamentos del país; esta nueva clasificación cobró vigencia en 2023, fijándose salarios mínimos más elevados para la CE1.

De esta manera, existen seis comisiones paritarias, tres para la CE1 y tres para la CE2, que corresponden a actividades agrícola, no agrícola y de exportación y maquila, respectivamente. En diciembre de 2023, al no haber un acuerdo en las comisiones paritarias sobre los nuevos salarios mínimos, el entonces presidente Giammattei decidió incrementar en un 6.6% los sueldos para la CE1 y en un 3.6 para la CE2.

El actual gobierno de Bernardo Arévalo, en el cual las centrales sindicales pusieron sus esperanzas desde que asumió su mandato, continuó con la injusta modalidad de salarios diferenciados por actividad económica y circunscripciones. Esto levantó dudas entre los sindicatos; según declaraciones del dirigente sindical Francisco Mendoza: “Cuando escuchamos el discurso de las nuevas autoridades que hablan de justicia social, esperaríamos que haya cambios y no se establezcan regiones, porque lo que se va a hacer es tener salarios menores en algunas áreas” … “talvez nos estamos anticipando a algunas cosas, pero con este marco de referencia no creo que vayan a haber muchas cosas buenas para los trabajadores en particular” (Prensa Libre 13/02/2024). En cambio, el representante de los empresarios, Guido Ricci, se manifestó de acuerdo con las circunscripciones, insinuando que se debería crear otras (Idem).

Al vencer el plazo en que las comisiones debían presentar sus propuestas a la CNS, al igual que ha sucedido desde hace años, no hubo acuerdos entre los representantes de los trabajadores y los de los empresarios. Las propuestas de los capitalistas en las comisiones oscilaron entre cero aumento y un aumento de Q 200 en la comisión de exportación y maquila.

En cambio, las principales centrales sindicales, agrupadas en el Movimiento Sindical y Popular Autónomo Guatemalteco y los Sindicatos Globales de Guatemala, convocaron a una conferencia de prensa y publicaron un extenso comunicado dando a conocer su postura. En sus declaraciones los compañeros denunciaron los bajísimos salarios de los trabajadores del campo, el nivel de pobreza que afecta a la población según cifras oficiales (56%, incluyendo 16.2% de pobreza extrema), los salarios diferenciados y las circunscripciones económicas, el trabajo a tiempo parcial, el trabajo por productividad, la situación discriminatoria del trabajo de las mujeres y otras situaciones. Los compañeros demandan al presidente Arévalo que derogue los acuerdos que crearon los salarios diferenciados por circunscripciones y actividad económica, y la nivelación de todos los salarios a Q 200 diarios, es decir Q 6 mil quetzales mensuales (U$ 780 dólares).

Arévalo tendrá que decidir el monto de los salarios mínimos para 2025, y entonces verificaremos si está del lado de los empresarios con los que ha hecho pactos y acuerdos, o del lado del pueblo trabajador. Apoyamos totalmente la propuesta de las centrales sindicales, de un radical incremento que cubra las necesidades de las familias trabajadoras. Sugerimos a los compañeros que gestionen la incorporación de una nueva disposición en los salarios: que se den incrementos automáticos de acuerdo al ritmo de la inflación, que podrían ser bimensuales o trimestrales; de esta manera, el alza en el precio de los alimentos, por ejemplo, no afectaría a los trabajadores.

  

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