Por Leonardo Ixim

En los últimos días ha habido importantes movilizaciones de trabajadores de la administración pública, como salubristas, enfermeras y universitarios, que refleja un descontento por abajo sobre la situación económica.

Mientras por arriba hay una batalla a nivel superestructural en el proceso de selección de cortes entre candidatos vinculados a las mafias ligadas a los sectores conservadores y otros de orientación democrática, el cual es la apuesta del gobierno del Movimiento Semilla. Por abajo la presión económica obliga a las dirigencias sindicales a moverse.

Primero fue el Sindicato de Empleados del San Juan de Dios conformado por salubristas del sistema nacional de salud pública que realizaron una movilización de la sede del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social al occidente de la capital, al centro capitalino a la casa de gobierno.

Este sindicato había tenido un perfil bajo durante el actual gobierno, pues en los últimos años durante el gobierno de Giammattei se había movilizado exigido equipo de protección en el marco de la pandemia, descansos para trabajadoras embarazadas, mejoras salariales y traslado de plazas temporales a permanentes, en lo que se denomina renglón 011. Sobre esto último había el compromiso de diputados de la legislación pasada para presionar a las autoridades de salud del anterior gobierno.

Durante las elecciones parte de su dirigencia apoyó a la UNE un partido burgués enemigo de los trabajadores en parte por las promesas de los legisladores de esa bancada y en parte por intereses personales de algunos dirigentes en candidaturas.

Nuevamente se movilizan con un petitorio justo por las calles a lo cual saludamos y porque a diferencia de otros sindicatos no están peleando por control en cargos públicos como el STEG en educación, aunque concordamos en la defensa del pacto colectivo y su renovación para los docentes, algo que debe ser discutido en asamblea públicas de ese sindicato.

De igual forma Sindicato Nacional de Enfermería de Guatemala realizó un plantón en frente de la casa presidencial exigiendo reclasificación para técnico(a)s y licenciado(a)s en sistema público de salud. Además de mejoras salariales para este segmento de trabajadores.

Lo cual evidencia junto a las exigencias del sindicato de salubristas, sobre  las condiciones paupérrimas en que trabajan los empleados de salud, en algunos casos ganando menos del salario mínimo. Además de la poca inversión en que se encuentra la salud pública y que este gobierno ha prometido mejorar, centrándose en medidas anticorrupción pero sin decir nada de la necesidad de mejorar los ingresos fiscales.

Por último, también se han realizado movilizaciones y asambleas de parte del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Carlos (STUSC), en el campus central de la U. Aunque la causa inmediata fue que la administración central se negó a dar el feriado correspondiente al 15 de septiembre que se conmemora la independencia, tal como establece el Pacto de Condiciones Laborales entre este sindicato y autoridades universitarias, realizándose una asamblea el jueves 11 donde fue abucheado el secretario académico de la USAC y achichincle del mafioso de Walter Mazareigos, las y los trabajadores y docentes se tomaron de hecho el feriado el día siguiente.

El fondo es que la negociación de ese pacto lleva desde el 2015, al cual el STUSC ha realizado acciones legales para encaminar a una huelga, el juzgado de trabajo que lleva el caso ha dado largas. Aquí hay una visión burocrática de parte de las últimas dirigencias de ese sindicato,  pero también un temor de parte de las bases a realizar una huelga salvaje, sin el aval legal.

Otra cuestión de fondo ha sido la desmovilización que la administración está ocasionando contra trabajadores, con amenazas de despidos y algunos casos con despidos ilegales por haber apoyado la lucha democrática contra el fraude electoral de Mazareigos. Pues en los meses de esa lucha se conformaron asambleas de trabajadores en distintas unidades académicas -pese a que la universidad no tenía actividades presenciales- que junto a la dirigencia sindical apoyaron las acciones estudiantiles.

Estas luchas demuestran lo que siempre hemos planteado, la necesidad del frente único de organizaciones populares, como sindicatos, federaciones y centrales, juntos a organizaciones campesinas, asociaciones y grupos políticos estudiantiles, autoridades indígenas y comunitarias, etc, en lucha por una serie de reivindicaciones hacia el gobierno actual que pese a las ilusiones de muchos de estos organismos, está amarrado con facciones burguesas y de la oligarquía.

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