Por: Alberto Castro

En El salvador tanto el Gobierno, algunos gobiernos municipales y la empresa privada se están dando un festín de la clase trabajadora salvadoreña, por un lado el Gobierno de Bukele-Gana-NI, logró imponer  la continuación del neoliberalismo en el sistema de pensiones; la reforma al Sistema de Ahorro de Pensiones (SAP), no ha resuelto para la clase trabajadora el problema de jubilación e invalidez, en cambio le ha permitido oxigenar al Gobierno con dichos fondos quien ha utilizado el régimen de excepción para disolver las protestas e impedir la continuidad de las luchas, encarcelando y asesinando dirigentes sindicales.        

Algunas alcaldías como las de Mejicanos, San salvador y Soyapango han sido noticias por violentar derechos laborales,  lo que evidencia un problema de fondo, el cual es efecto subsecuente de arremetidas sistemáticas por parte del Gobierno central, donde incide de manera directa la centralización, destino de los fondos y gastos de las alcaldías del país, aunque esto no exime de ninguna responsabilidad a los ediles.

La empresa privada se favorece de la dispersión y poca coordinación de las organizaciones sindicales para violar Derechos laborales, según el Observatorio de Derechos Laborales del  Servicio Social Pasionista, en cuanto a la juventud comprendida entre los 18-29 años sufren de violaciones como: salarios injustos que no se ajustan al Salario Mínimo Vigente; tampoco se respetan las horas laboradas comprendidas en el Código de Trabajo; sin prestaciones de ley, pero eso sí, allí sobran irregularidades con la seguridad ocupacional.

Pese a estas acometidas sufridas por la clase trabajadora, el movimiento sindical no responde adecuadamente a las circunstancias, y es aquí donde surge la necesidad de encontrar soluciones. los sectores populares están siendo víctima de una política fascista enfocada volcada contra los sectores populares.

Autonomía e independencia de clase

En la década de los Gobiernos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), hubo un sindicalismo apéndice a dicho partido, el sindicalismo independiente fue menor en cuanto a lo cuantitativo en este periodo de tiempo. Con el cambio de Gobierno en 2019 a la fecha esto no ha cambiado en cuanto a su esquema, muy por el contrario, se ha degenerado en algo más perverso donde el Ministro de Trabajo, Rolando Castro, tiene un rol determinante.

Con la entrada de la dictadura se abrió paso más allá de la influencia del Ejecutivo, siendo posible su injerencia descarada dentro de algunas organizaciones sindicales, esto ha sido posible mediante la colaboración de sus dirigentes, estos son los mismos que están a la cabeza de la Unidad Sindical Salvadoreña y de Poder popular, espacios donde se aglutina buena parte del movimiento sindical salvadoreño. Al otro extremo tenemos organizaciones sindicales independientes respecto a la dictadura, pero que sin embargo políticamente sufren la influencia de la oposición del bukelismo, en un claro ejemplo podemos contemplar cómo a la Alianza Nacional por un El salvador en Paz, como el Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, no debemos desechar que aquí es donde se ha aglutinado resistencia contra la dictadura, y donde se están realizando esfuerzos unitarios al punto de coordinar las reivindicaciones generales (por ejemplo las pensiones), y muestras de solidaridad con las víctimas de la dictadura, sin embargo con el propósito de fortalecer la independencia y unidad de clase dentro de estos espacios, es oportuno advertir que al carecer de política de clase e independencia como tal, caen en el error de retomar la política reformista y burocrática de la oposición oficial, que no es más que otra variante burguesa. 

Organicémonos contra la dictadura

Es importante dar saltos de calidad en cada uno de los esfuerzos unitarios actuales, para ello debemos imponer la necesidad de organizar la lucha contra la dictadura, a través de la coordinación dentro de una planificación operativa, para lo cual se requiere del cambio del modo actual de organización, que deje atrás el burocratismo de los directorios y acuerdos entre direcciones alejadas de las bases, por juntas sectoriales donde se discuta y se definan acciones concretas. 

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