Por Alberto Castro
El caso de los grupos de exterminio sigue dando de qué hablar, esta vez retomamos el tema debido a la publicación de la revista Factum: ’’En la intimidad del escuadrón de la muerte de la policía’’, donde detalló la las operaciones de un grupos al cual le siguió la pista durante varios meses, que para la vergüenza de la institucionalidad burguesa, está dentro de la Policía Nacional Civil, PNC. Este tipo de publicaciones no es exclusivo de dicha revista, porque tanto La Prensa Gráfica como El Faro han abordado esta situación con anterioridad.
La publicación y sus repercusiones
Fueron tres meses de seguimiento a las conversaciones del grupo de exterminio al que tuvo acceso la revista Factum. La publicación en mención es extensa, detallada y da seguimiento a ejecuciones extrajudiciales y otras actividades que asemejan a las de las maras y pandillas (agresiones sexuales a niñas y al menos una extorción) perpetuadas por un grupo de agentes de la Fuerza Especializada de Reacción de El Salvador (FES), la FES fue creada por el Presidente Sánchez Cerén en abril de 2016. Factum desnudó públicamente al grupo de la PNC, pero no fue sino conforme a la denuncia realizada ante la Fiscalía General de la Republica por un miembro del grupo de exterminio que decidió por ciertas razones delatarles, con esto la publicación de la revista fue sustentada.
El miembro disidente proporciono basta información a los reporteros que incluye, chats de dos grupos de WHATSAPP donde participan al menos 40 agentes de diferentes unidades de la PNC (que van desde el nivel básico a unidades especializadas y varios colaboradores civiles), de contenido de audios, videos y fotografías, amenazas e inclusive la alteración de escenas donde habían ocurrido ejecuciones extrajudiciales y se habían hecho pasar según la versión oficial como enfrentamientos. Posterior a la difusión y conmoción en las redes sociales que provoco la publicación especial de Factum, en una entrevista televisiva, el director de la PNC Howard Cotto manifestó que los agentes mencionados en la publicación han sido detenidos preventivamente. Después de la publicación tanto Factum como El Faro recibieron amenazas en las páginas de redes sociales, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), ordeno medidas de protección al director de la PNC para los reporteros de Factum que firmaron la publicación y para el periódico en general, por si fuera poco después de la resolución de la PDDH a las oficinas de Factum se presentaron cuatro hombres haciéndose pasar como miembros de la PDDH para pedir información de los reporteros. La FGR no se ha expresado, guarda silencio.
La mutación en PNC y demás aparatos de seguridad
Si bien, las ejecuciones extrajudiciales no son una práctica que nace con la llegada de los gobiernos del FMLN, ya que durante el segundo Gobierno de ARENA apareció la Sombra Negra, pero es necesario reconocer que es a partir de los últimos dos gobiernos que, la PNC ha tenido un cambio en su naturaleza, iniciándose bajo el Gobierno de Mauricio Funes cuando el general Munguía Payés asumió el mando en el Ministerio de Seguridad Publica, y posterior a ello continuo la incorporación de oficiales militares en la PNC y demás aparatos de inteligencia de Estado, a lo que le continua por consiguiente un trato a la problemática de violencia en el país con métodos de guerra civil; porque al frente están los militares que dirigen operaciones acorde a su profesión.
Los datos dicen mucho
Se podría decir que la violencia en El Salvador justifica el empleo de métodos de guerra civil para apabullar al accionar pandilleril, creyendo que el combate frontal contra la delincuencia significa aniquilar físicamente a través de masacres a miembros de las maras y pandillas, pero cuando vemos que a más de un año de las medidas extraordinarias y demás políticas de seguridad, los índices de homicidios no confirman que esta sea la solución, los planes de seguridad han alimentado la violencia. Para este año el promedio de asesinatos en el país es de 10.1 cada día, con esta tendencia el año cerraría con 3,700 asesinatos, es decir, 58 homicidios por cada 100,000 habitantes, una de las tasas más altas del mundo, el ’’buen vivir’’ es una aberrante burla, entre tanto en las últimas semanas se han multiplicado los asesinatos de policías, soldados y algunos de sus familiares. Tal parece que el FMLN intenta borrar todo vestigio de su pasado vinculado a las maras y pandillas, mediante la extinción física de sus miembros, sin tomar en cuenta otras pérdidas humanas de entre civiles, elementos policiales y militares. Para combatir la delincuencia hace falta atender el problema estructural crónico que radica en la exclusión social, debe garantizársele a la juventud de los estratos populares el acceso a la educación e inserción laboral. No en base a existencialismo populista que solo compra eventuales clientelas de votación, procuremos algo serio.