Por Victoriano Sánchez
La oligarquía colombiana está furiosa por la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, dictada el 19 de Noviembre del 2012, que le asignó a Nicaragua más de 90,000 kilómetros de mar territorial, en detrimento de sus antiguas fronteras.
Al comienzo, el conflicto pareció solucionarse por la vía diplomática, pero el reciente discurso del presidente Juan Manuel Santos, a bordo de una fragata colombiana, en el paralelo 82 supuestamente derrumbado por la sentencia de19 de Noviembre del 2012, confirma que lejos de encontrar una salida diplomática el asunto puede terminar en cañonazos y el hundimiento de barcos.
El peso de Colombia como potencia regional
La posibilidad de un conflicto armado en el mar no es una exageración. Al finalizar una guerra contrainsurgente de más de 40 años, el ejército de Colombia es uno de los más grandes de América Latina con más de medio millón de soldados y una respetable fuerza naval.
La burguesía colombiana logró lavar los miles de millones de dólares del auge del narcotráfico, y hoy es una de las más fuertes de América Latina. Las empresas colombianas andan a la caza de activos en toda la región. Colombia compite directamente con México y Venezuela por su influencia comercial en Centroamérica y el Caribe. Desde hace 10 años el PIB de Colombia logró superar de manera individual a Venezuela, Chile, Perú y Argentina. Es la segunda economía de Sudamérica y la tercera de América latina, después de Brasil y México.
Los discursos y poses nacionalistas del presidente Juan Manuel Santos, no son solo maniobras electorales en búsqueda de la reelección, cuando Colombia ha sido sacudida por la enorme protesta social del Paro Agrario, sino que responden al orgullo, sino que reflejan el orgullo herido y un duro golpe a las aspiraciones de Colombia como subimperialismo regional.
El endurecimiento de la posición de Colombia
El endurecimiento de la posición colombiana se debió a que Nicaragua presentó una nueva demanda contra Colombia ante la CIJ, esta vez para delimitar las fronteras marítimas entre ambos países. Nicaragua se ampara en el derecho a las 200 millas náuticas de su plataforma continental.
El gran problema para Colombia no son los 90,000 kilómetros de mar asignados a Nicaragua, sino que las islas de San Andrés están solo a 90 millas de la costa nicaragüense, y la confirmación de las 200 millas de mar continental implicarían la perdida de las islas y cayos en disputa.
Un creciente conflicto regional
En este conflicto, el gobierno de Colombia ha logrado arrastrar a los gobiernos de Costa Rica y Panamá, quienes han constituido un frente diplomático contra Nicaragua, a quien acusa de “expansionismo”, a pesar que la sentencia de la CIJ dejó salvados los derechos de terceros países, como Costa Rica y Panamá.
Los sentimientos nacionalistas de estos gobiernos están directamente relacionados con el reciente anuncio de construcción del canal interoceánico por Nicaragua. Sin ese amplio mar de 90,000 kilómetros el proyecto de canal interoceánico no puede progresar, ya que los buques tendrían que entrar primero al mar colombiano y hasta después a las aguas nicaragüenses.
Abajo los nacionalismos reaccionarios
El conflicto con Colombia, Costa Rica y Panamá, está siendo hábilmente utilizado por el sandinismo para unificar al país en torno al presidente Daniel Ortega. La Asamblea Nacional acaba de emitir una declaración política, de apoyo al gobierno, con los votos de la oposición burguesa.
El espíritu patriotero se apodera de todos estos países, creando profundas divisiones entre los trabajadores. Los socialistas centroamericanos estamos
en contra de los nacionalismos reaccionarios. El nacionalismo es progresivo si las masas luchan contra la dominación imperialista, y se torna reaccionario cuando las diferentes burguesías pelean entre sí, arrastrando a los trabajadores al conflicto que no nos pertenece.
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) lamamos a la unidad de los trabajadores nicaragüenses y centroamericanos con los trabajadores colombianos. Esta imprescindible unidad pasa por desechar el discurso nacionalista reaccionario. Aspiramos a construir la patria grande de Simón Bolívar, la lucha por la definitiva independencia de América Latina pasa obligatoriamente por luchar por la independencia política de los trabajadores de Centroamérica y América Latina.