Por Ricardo Patzán

Este 1 de mayo en Guatemala las organizaciones obreras protagonizaron una enorme marcha para conmemorar el día internacional de los trabajadores y la memoria de los mártires de Chicago. La manifestación salió, como es ya tradición, del monumento al trabajo en la zona 5 de la ciudad capital y, atravesando la zona 4, culminó en la Plaza de la Constitución de la zona 1.

Miles y miles de personas marcharon en los bloques correspondientes a los más diversos oficios: sindicatos de obreros de fábricas de alimentos (entre los que destacaron los de la Coca-Cola, Kerns y Frito Lays); sindicato de panificadores; de trabajadores de maquilas; numerosos sindicatos de empleados municipales, tanto del interior como de la municipalidad capitalina, cuyos militantes protestaron contra la candidatura por reelección del actual alcalde Ricardo Quiñónez; numerosos sindicatos de empleados de ministerios e instituciones del Estado; sindicato de trabajadoras domésticas; de empleados de universidades, de la USAC y de la Universidad Rafael Landívar; organizaciones de vendedores ambulantes y de la economía informal, tanto del interior como de la capital; choferes del transporte público; de trabajadores de plantaciones bananeras; organizaciones de jóvenes, etc. A estos se unieron grupos de estudiantes universitarios y partidos de izquierda.

La gran marcha conmemorativa fue organizada por las dos grandes coordinadoras sindicales del país: el Movimiento Sindical y Popular Autónomo Guatemalteco, integrado por la Confederación Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), la Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala (UNSITRAGUA Histórica), la Confederación de Unidad Sindical de Guatemala (CUSG) y el Movimiento de Trabajadores Campesinos de San Marcos; la otra coordinadora son los Sindicatos Globales, que agrupan sobre todo a organizaciones de trabajadores estatales.

Este magno evento se dio en el marco de una situación adversa para las y los trabajadores guatemaltecos. El enorme déficit de empleos formales merma significativamente la capacidad de lucha de los sindicatos por la defensa de los derechos laborales. Con harta frecuencia, los jóvenes que se incorporan a la población económicamente activa no tienen otras opciones que aceptar trabajos precarios, con salarios por debajo del mínimo de ley y sin prestaciones sociales, o bajo las nuevas modalidades de trabajo a tiempo parcial; o tienen que crear algún pequeño negocio informal para sobrevivir; o al final optan por migrar hacia Estados Unidos, en busca de un mejor futuro, creando a la postre un déficit de mano de obra en el sector agrícola, como suceda actualmente en el occidente del país.

Las organizaciones sindicales no están efectuando luchas coordinadas a nivel nacional, por reivindicaciones que incorporen al conjunto de los trabajadores. Los sindicatos llevan a cabo más bien una serie de pequeñas luchas heroicas a nivel parcial y local, por la firma de pactos colectivos y el cumplimiento del proceso que deben llevar en el Ministerio de Trabajo, por la reinstalación de trabajadores despedidos injustamente, por la sobrevivencia de los sindicatos ante los despidos de los compañeros que intentan crearlos, por el pago de salarios mínimos o aumentos salariales, etc.

Las dos grandes coordinadoras sindicales han optado por acudir a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para presionar a los gobiernos más recientes y plantear denuncias por violaciones a los derechos laborales, partiendo de que el Estado guatemalteco ha suscrito convenios de la OIT que protegen estos derechos y hay obligación de los gobiernos de dar cumplimiento a los mismos. Como resultado de estas denuncias, existe una hoja de ruta definida por la OIT en 2013 para el cumplimiento por parte del Estado de Guatemala, del Convenio 87 sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sindicación; además, en 2022 la Comisión de Aplicación de Normas de la OIT adoptó una resolución en la que pide al gobierno guatemalteco el cumplimiento de los derechos laborales y sindicales. De manera fraternal, y retomando las palabras del fallecido compañero Carlos Mancilla, exsecretario general de la CUSG, sugerimos a las dirigencias sindicales que se acompañe las denuncias ante la OIT con movilizaciones masivas en las calles y acciones de hecho, para presionar al gobierno a cumplir los derechos laborales.

Al llegar la marcha a la Plaza de la Constitución, los dirigentes sindicales dirigieron discursos y leyeron un comunicado conjunto. Se hizo referencia al proceso electoral en curso, exhortando a las y los trabajadores a dar su vota a los candidatos de izquierda. En este sentido, tomaron la palabra el candidato a diputado por la coalición URNG/WINAQ, Daniel Pascual, dirigente campesino e indígena; y habló también Bernardo Arévalo, candidato presidencial del Movimiento Semilla.

Por Martín Escobedo

A un año de la ocupación de las instalaciones por parte de la digna resistencia estudiantil, en contra del fraude consumado por Walter Mazariegos Biolis, y respaldado por el oficialismo del partido político VAMOS, no parece haber soluciones contundentes para el rescate de la única universidad pública del país

La usurpación de la rectoría de la Universidad San Carlos (USAC) es pieza clave para el control político del país, porque tiene incidencia en la toma de decisiones del Estado de Guatemala. Esta usurpación lleva décadas gestándose, no es novedoso, pero es hasta el año 2022 que se consuma una de las crisis más graves que ha vivido la universidad en décadas, a través de un fraude electoral en las elecciones a rector.

Esta acción reaccionaria y contrarrevolucionaria afecta directa e indirectamente, a estudiantes, docentes, trabajadores y trabajadoras y a todas las personas que se beneficiaban de la acción social de la USAC. Ahora, esta institución forma parte del sistema protofascista que se ha estado gestando en el país y que ahora pareciera consolidarse en las próximas elecciones generales.

La digna resistencia sabe que las tomas de las instalaciones, para prevenir el ingreso del usurpador y sus huestes, tiene que evolucionar y cambiar de estrategia. Están conscientes de que las aulas deben volver a abrirse para organizar al estudiantado en contra del fraude. Por eso durante inicios del año 2023, representantes de la resistencia universitaria convocaron a medios de comunicación para expresar la voluntad de entregar las instalaciones y citaron a las autoridades universitarias para entregarles las instalaciones y hacer constar que estas se encuentran en buenas condiciones.

Desde el día del fraude electoral, los centros universitarios del país fueron tomados por las resistencias estudiantiles como medida de protesta frente al proceso irregular de elección a rector de la universidad. Eventualmente, se notificó que las tomas debían dejarse atrás y comenzar una estrategia de articulación.

Mientras las reuniones y diálogos ocurrían entre las filas de las resistencias para llegar a acuerdos, el Centro Universitario de Occidente fue invadido por personas armadas quienes amenazaron a la resistencia estudiantil que ahí se encontraba. Afortunadamente no hubo heridos, pero las instalaciones fueron entregadas la mañana siguiente a las autoridades universitarias del mismo centro, exponiendo que las personas que usurparon las instalaciones no reciben las instalaciones de los estudiantes sino de grupos paramilitares

Por otro lado, la Coordinadora Estudiantil Museo de la USAC convocó a las autoridades universitarias para entregar las instalaciones del Museo de la universidad. El Consejo Superior Universitario, en contubernio con la rectoría, no se ha pronunciado al respecto, exponiendo su desinterés por resolver la crisis por medio del diálogo. Por el contrario, insisten en criminalizar, en una guerra judicial, a quienes han resistido y denunciado el fraude universitario y la violación a la autonomía universitaria.

Como ejemplo de ello, hemos atestiguado la criminalización contra estudiantes en resistencia, el acoso a trabajadoras y trabajadores honestos que se resisten a obedecer el espurio mandato de Mazariegos y también hemos visto la expulsión de Camilo García, representante estudiantil frente al Consejo Superior Universitario porque denunció el fraude en un acto de valentía frente a los usurpadores.

¿Por qué quienes usurparon la administración de la USAC se niegan a recibir las instalaciones y comenzar clases presenciales? Entre muchos análisis encontramos que temen a la organización estudiantil y porque no cuentan con las aptitudes para dirigir una universidad, pero sí cuentan con las aptitudes y la obediencia para acatar órdenes, que en su mayoría no son para el beneficio del pueblo y el estudiantado, sino para beneficiar a quienes les colocaron en esos puestos.

La región centroamericana debe estar vigilante a cómo se desarrolla esta crisis, para tomar consciencia, comprender el problema y tomar acciones, pues este fraude es el preludio de un potencial fraude en las próximas elecciones generales del país.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) expresamos nuestro apoyo a la digna resistencia por su valentía y devoción, pero también expresamos nuestra pesadumbre por quienes han colaborado lealmente con la cooptación de la USAC, porque son peones reemplazables, que eventualmente serán desechados y dejados a su suerte cuando enfrenten a la justicia. Un salario o una serie de pagos no valen nada cuando están matando los sueños de miles de estudiantes y hundiendo al país en una noche oscura de la que no sabemos cómo ni cuándo saldremos.

Por Armando Tezucún

El 30 de abril de 2023 finalizó en Guatemala uno de los negocios más emblemáticos de lo que la burguesía gusta llamar “alianzas público-privadas”; esta modalidad de inversión de capital se da en el marco de las políticas neoliberales, que limitan la intervención del Estado en la prestación de servicios y bienes a la población, cediendo el espacio a capitalistas voraces que obtienen elevadas ganancias a costa de los bolsillos de los trabajadores, que deben pagar por productos que los gobiernos deberían suplir de forma gratuita o a bajo costo. En el marco de estas “alianzas”, el estado aporta infraestructura y recursos que los empresarios utilizan a cambio de una inversión, para generar bienes, con frecuencia esenciales, por los que el pueblo deberá pagar elevadas cuotas.

La justificación que se da para avalar este tipo de transacciones, es que el Estado no tiene los recursos, la capacidad técnica o el personal apropiado para realizar estas inversiones; o que los gobiernos están plagados de funcionarios corruptos que se terminan robando los recursos. Por otro lado, se supone que los capitalistas sí están en capacidad de aportar recursos, tecnología y personal capacitado, y, además, son individuos honestos y probos que no tienen necesidad de parasitar los recursos del Estado. Estos argumentos rebosan de cinismo, pues los gobiernos burgueses deliberadamente limitan los recursos del Estado mediante presupuestos raquíticos, y rechazan a toda costa reformas tributarias que obliguen a los empresarios a pagar más impuestos. Además, los capitalistas son los principales corruptores de los funcionarios, tal como quedó demostrado en los enjuiciamientos a ministros y personeros del gobierno de Otto Pérez Molina, conducidos por la extinta Cicig.

El negocio al que nos referimos es el contrato de concesión de la autopista Palín-Escuintla, firmado en 1997 entre el expresidente Álvaro Arzú Irigoyen y la empresa mexicana Marhnos. Arzú es mal recordado por haber vendido a empresarios privados las principales empresas del Estado guatemalteco.

El contrato con Marhnos tuvo 25 años de duración, y Arzú entregó a la empresa una carretera de 22.8 kilómetros de longitud, construida con fondos del Estado, para que la convirtiera en una autopista que funcionaría mediante el cobro de peaje, la primera en el país bajo esta modalidad. El acuerdo estipulaba que el Estado guatemalteco recibiría un 1% de los ingresos del cobro, y se le dio a la empresa dos años de gracia (entre 1998 y 1999) antes de empezar a retribuir al Estado. En esos 25 años, el contrato solo fue modificado para cambiar la fórmula para el cálculo de las tarifas del peaje, nunca para modificar el porcentaje que recibía el Estado como regalías, que encima era calculado en base a los ingresos de la empresa sin el IVA.

El resultado final de este magnífico negocio, según la Dirección de Concesiones y Desincorporaciones del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV), es que, entre el 1 de mayo de 1998 y diciembre de 2022, Marhnos tuvo un ingreso bruto de Q 2 mil 442 millones 116 mil 236.76, incluyendo el IVA; el Estado guatemalteco recibió, en cambio, Q 21 millones 403 mil 74.88, correspondientes al 1% de regalías (Prensa Libre 19/04/2023).

Luego de algunas semanas de incertidumbre sobre el futuro de la autopista, el presidente Giammattei informó que a partir del 1 de mayo ya no habrá cobro de peaje, pero habría algunas restricciones en cuanto a límite de velocidad y el tipo de transporte pesado que circularía en la autopista. Las organizaciones empresariales, en especial la Cámara Guatemalteca de la Construcción, días antes habían empezado a advertir que el gobierno no está en capacidad de dar mantenimiento a la carretera, la cual rápidamente se verá seriamente deteriorada, por lo que se debe dar una nueva concesión: “Es imperativo poner en marcha un proceso competitivo riguroso y transparente para una nueva adjudicación de la operación y mantenimiento de la Autopista Palín-Escuintla a una entidad privada con la capacidad técnica y financiera adecuada para llevar a cabo dicho proyecto” (Prensa Libre 24/04/2023).

Los empresarios no se resignan a perder este jugoso negocio, y el gobierno suspendió el cobro convenientemente en una época electoral para atraer votos a los candidatos oficialistas. No es remoto que eventualmente el gobierno actual o el que asuma en 2024 ceda a las presiones empresariales y otorgue una nueva concesión. Consideramos que la población de Palín y Escuintla se debe organizar y declararse en asambleas permanentes, presionar a los alcaldes y exigir al gobierno a dar mantenimiento adecuado a la carretera, para prolongar al máximo su tiempo de vida, y así evitar que se de un nuevo negocio a costa de los recursos del Estado y de los impuestos que paga la población.

13 de septiembre de 1996: ultimo fusilamiento en Guatemala

Por Armando Tezucún

Es ya un tema recurrente que, en época de elecciones, los candidatos de los partidos burgueses hagan toda clase de promesas demagógicas a los incautos votantes para granjearse su apoyo. En especial este ha sido el caso con los tópicos de seguridad, ante el incremento de los robos, asaltos, asesinatos y en especial las actividades delictivas de las pandillas juveniles, mejor conocidas como maras. Recordemos el lema de campaña de Otto Pérez Molina en las elecciones de 2011, cuando prometió “mano dura” contra la delincuencia; claro, al final los delincuentes resultaron ser él, su vicepresidenta y buena parte de sus ministros, que terminaron en la cárcel por actos de corrupción.

Dentro de las problemáticas que giran en torno a la seguridad ciudadana, está el de las penas aplicables a los distintos delitos, y a lo largo de los años ha generado agudas polémicas el tema de la pena de muerte. En cada proceso electoral, esta demanda es levantada por más de algún candidato o algún sector para obtener el apoyo de una población hastiada de la violencia delictiva y ansiosa de aplicar el ojo por ojo y diente por diente a los culpables de delitos mayores.

Giammattei pidió la reactivación de la pena de muerte

La campaña electoral 2023 no es la excepción, y la discusión de la pena de muerte ya está en la palestra pública. El tema lo inició el propio presidente de la república, Alejandro Giammattei, cuando el 27 de enero pasado, durante un acto de graduación de agentes de la policía, pidió la reactivación de la pena de muerte: “ojalá el Congreso de la República le devolviera lo que la constitución le dice al presidente de la república, el derecho del recurso de gracia para que la aplicación de la pena de muerte en Guatemala pudiera ser efectiva”, manifestándose decididamente en favor de la aplicación de la pena capital (La Hora 10/03/2023).

Unos pocos días después, el 31 de enero, un grupo de diputados oficialistas presentó una iniciativa de ley para reactivar la aplicación del indulto a la pena de muerte. En la plenaria de diputados del 1 de febrero, la iniciativa, denominada 6189, recibió el visto bueno y fue enviada a comisiones del Congreso para su discusión; el 14 de febrero obtuvo el dictamen favorable de la Comisión de Defensa, quedando pendiente el de la Comisión de Derechos Humanos.

El estado de cosas de la pena de muerte en Guatemala

Para comprender mejor la discusión en torno a la pena capital, es necesario aclarar que ésta se encuentra vigente en el artículo 18 de la Constitución Política de la República, que especifica los casos en que no es aplicable, y estipula: “Contra la sentencia que imponga la pena de muerte, serán admisibles todos los recursos legales pertinentes, inclusive el de casación; éste siempre será admitido para su trámite. La pena se ejecutará después de agotarse todos los recursos. El Congreso de la República podrá abolir la pena de muerte” (https://www.oas.org/dil/esp/Constitucion_Guatemala.pdf.). Sin embargo, en 2016 y 2017 la Corte de Constitucionalidad declaró inconstitucionales los delitos a los que es aplicable la pena de muerte, mediante las resoluciones 1097-2015 y 5986-2016.

Estos delitos eran asesinato, parricidio, ejecución extrajudicial, plagio o secuestro, torturas seguidas de muerte o daños graves a la salud, desaparición forzada, magnicidio, violación a menores de 10 años y los contenidos en la Ley Contra la Narcoactividad.

Años antes, en 2000, durante el gobierno de Alfonso Portillo, el Congreso de la República derogó el decreto 159, que regulaba el procedimiento para el otorgamiento del indulto a los condenados a la pena de muerte, recurso de gracia que correspondía al presidente de la república. En 2001 el presidente Portillo impulsó un proyecto para abolir la pena de muerte, pero fue rechazado. La última ejecución se llevó a cabo en el año 2000, por inyección letal.

En resumen, la pena de muerte está contemplada en el ordenamiento jurídico guatemalteco, pero un aspecto complementario, que es la posibilidad de que el presidente otorgue un indulto a los condenados, cambiándolo por pena de cárcel, no está vigente, y los delitos a los cuales era aplicable la pena capital ya no están sujetos a tal aplicación. Es decir, no hay ya delitos a los cuales se pueda aplicar como condena la pena de muerte, y el presidente de la república ya no tiene la potestad de perdonar a los hipotéticos condenados a muerte.

La iniciativa 6189

Esta iniciativa se titula “Iniciativa que dispone aprobar ley para la aplicación del Recurso de Gracia o Indulto de la pena de muerte”. Como mencionamos, fue presentada por diputados del partido oficialista y sus aliados, los partidos Valor, FCN-Nación, Une, Vamos y Partido Humanista, incluyendo a la presidenta del Congreso Shirley Rivera.

De acuerdo a estos legisladores, “Esta ley tiene como única finalidad determinar si en un caso concreto, a juicio del Jefe de Estado y bajo su estricta responsabilidad, procede conmutar la pena de muerte contenida en sentencia firme dictada por los órganos jurisdiccionales competentes para sustituirla por la de privación de libertad…”; la derogación del indulto en el año 2000 creó un vacío legal “…que ocasiona falta de certeza jurídica al no contar el condenado a pena de muerte, con el debido recurso final que es el INDULTO o perdón presidencial, con lo cual se violenta el Debido Proceso y el Derecho de Petición, ambos establecidos en la Constitución Política de la República, vacío legal que constituye un obstáculo para la debida aplicación de dicha pena y al no existir un procedimiento adecuado para cumplir con normativa constitucional, resulta necesario crear el mecanismo legal idóneo para cumplir con la finalidad que esta persigue…” (https://www.congreso.gob.gt/detalle_pdf/iniciativas/5976).

Los diputados aducen que la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ambos firmados por el Estado de Guatemala) señalan que toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, “…no pudiéndose aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente” (Idem). En realidad, si leemos atentamente el Pacto de San José, su espíritu es el respeto a la vida de las personas, y en el caso de los países que no han abolido la pena de muerte, detalla una serie de restricciones para su aplicación; en el artículo 4, Derecho a la Vida, de seis acápites, cinco están destinado a poner limitantes a la aplicación de la pena de muerte.

Este énfasis en el derecho a la vida es ignorado por los ponentes de la iniciativa, y al parecer ignoran también que los delitos a los que era aplicable la pena capital ya no están afectos. Además, sabemos de sobra que la ley burguesa, en última instancia se aplica a los trabajadores y a las clases oprimidas, jamás a los capitalistas, tal como podemos observar en la aplicación de la pena de muerte en los estados de la Unión Americana donde la mayoría de ejecutados pertenecen a las minorías afroamericanas o latinos. Paradójicamente, los retrógrados diputados que propusieron la iniciativa no lo hicieron con la intención de que los futuros supuestos condenados a muerte puedan obtener el perdón presidencial, sino para que, al estar vigente este requisito, la pena de muerte tenga vía libre para ser aplicada.

La iniciativa 6189 sigue el camino hacia la aprobación por el Congreso

Si bien la Comisión de Defensa del Congreso de la República dio un dictamen favorable a la iniciativa, la Comisión de Derechos Humanos no lo ha hecho. Esta última anunció el 23 de febrero que realizaría una consulta a la Corte de Constitucionalidad antes de emitir su dictamen, además de citar al ministro de Gobernación y a expertos en temas de seguridad.

Dado que basta con que una de las comisiones de un dictamen favorable para que el pleno de diputados pueda conocer una propuesta de ley, el 22 de marzo en sesión plenaria los legisladores discutieron el primer debate de la iniciativa 6189. El 12 de abril avanzó el segundo debate de la misma. El tercer y final debate fue agendado para el 19 de abril, sin embargo, antes de que se conociera el punto, se rompió el cuórum, y no se pudo efectuar la votación.

El oficialismo está confiado en que la iniciativa será aprobada. El diputado Manuel Conde, candidato a presidente por el partido de gobierno Vamos, aseguró que una inmensa mayoría en el Congreso la respalda, “Es una discusión que debe de darse en el lugar adecuado y es el Congreso el lugar adecuado (…) yo espero que lo aprobemos porque este es un elemento más que nos va a permitir la llegada de la aplicación de la pena de muerte, tengamos el indulto y hagamos la denuncia total o parcial del pacto de San José y vamos poder aplicar la pena capital mientras tanto no es posible” (La Hora 12/04/2023).

Los candidatos de la extrema derecha apoyan completamente la reactivación del indulto. Zuri Ríos, candidata de la coalición Valor-Unionista e hija del exdictador genocida Efraín Ríos Montt, declaró: “Nosotros ya consultamos al pueblo de Guatemala, el pueblo quiere que se aplique la Pena de Muerte y de hecho, la Constitución la contempla, no hay que tener miedo de tomar decisiones firmes y menos cuando se trata de proteger la seguridad de nuestras familias, nadie está por encima de la ley” (La Hora 19/04/2023).

La tentativa de poner en vigencia la pena de muerte, si bien no tiene legalmente muchas posibilidades de éxito, es otra faceta de la intención de los grupos conservadores oligárquicos, militares y del crimen organizado, de limitar las libertades democráticas. Los trabajadores, campesinos, indígenas, jóvenes y mujeres debemos oponernos decididamente a este tipo de iniciativas, tomando las calles y carreteras para manifestar nuestro descontento.

 

Juan Francisco Solórzano Foppa

Por Ricardo Patzán

El 20 de abril del año en curso (2023), la Fiscalía Especial Contra la Corrupción (FECI), en acción con el Ministerio Público (MP), giró una orden de detención contra los abogados Juan Francisco Solórzano Foppa y Justino Brito Torrez. Es necesario recordar que la FECI actualmente forma parte de los aparatos de justicia del Estado, que paradójicamente se dedican a perseguir a quienes denuncian la corrupción.

Esta detención es el resultado de la consolidación de la persecución contra opositores políticos del Estado de Guatemala, que lejos de garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos, es el gran violentador de derechos humanos en el país. En el caso de Solórzano Foppa, cuando ejerció el cargo de Superintendente de Administración Tributaria logró que la empresa Aceros de Guatemala pagara un monto de Q 782.9 millones por concepto de reparos, intereses y multas debido a evasión fiscal.

Se puede considerar esta captura como un acto de venganza por parte de la élite empresarial del país que busca perpetuar la impunidad, el saqueo del Estado y la continuidad del inhumano modelo socioeconómico impuesto a la población. Además, Solórzano Foppa se postuló como candidato a alcalde de la Ciudad de Guatemala por parte de la coalición URNG, WINAQ y Semilla; con esta acción se busca impedir su participación política y electoral en el país y revertir todos los cambios que son resultado de la lucha anticorrupción de décadas anteriores e impedir que esos cambios se repitan.

Se sabe que al momento de su detención no existía aún una orden de captura, evidenciando la politización del sistema de justicia. Mencionamos la politización y ahora también la nula existencia de independencia de poderes en el Estado, porque sí se ha permitido la participación política y electoral de diputados con procesos de antejuicio y de personajes ligados a la corrupción. Paralelamente, el binomio presidencial del partido político Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) no fue inscrito por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) pese a cumplir todos los requisitos.

Los motivos de la orden de captura son falsificar documentos y justificar un presunto lavado de dinero que implica al periodista José Rubén Zamora, quien también ha sido encarcelado, lo cual se consideró como un ataque al periodismo crítico y a la libertad de expresión por muchos sectores populares. Otro proceso que también es muy cuestionable es la detención en contra de la exfiscal de la FECI Virginia Laparra, a quien se le acusa de revelación de información confidencial. Su proceso ha estado lleno de inconsistencias y se le ha abierto un segundo proceso en su contra, el cual se mantiene bajo reserva actualmente.

Al mismo tiempo en Europa, la ex abogada de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) Claudia González Orellana ha sido premiada junto al ex fiscal de la FECI Juan Francisco Sandoval con el premio “Abogados por Abogados” como reconocimiento por su lucha anticorrupción en Guatemala. Mientras se persigue y criminaliza a quienes denuncian la corrupción, estas mismas personas son reconocidas por su valentía para enfrentar a quienes se han enquistado en el Estado perpetuando sus malas prácticas.

Esto genera más desconfianza al proceso electoral del domingo 25 de junio del presente año, donde se elige al presidente y vicepresidente de la República, 160 diputados al Congreso, 340 corporaciones municipales y 20 diputados al Parlamento Centroamericano. Las juventudes no se ven motivadas a participar y se prevé un ambiente tenso en las próximas elecciones.

Por eso, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) manifestamos nuestra urgencia para reformar o cambiar el sistema judicial y socioeconómico del país. Guatemala, un país con más de la mitad de su población viviendo en pobreza, azotada por la violencia homicida y en donde 1 de cada 2 niños sufre desnutrición, necesita un nuevo sistema socioeconómico que dignifique al ser humano y al medio ambiente. Hacemos un llamado a las organizaciones sindicales y populares a movilizarse para protestar contra los continuos ataques del gobierno corrupto de Alejandro Giammattei contra las libertades democráticas.

Por último, manifestamos nuestra solidaridad al estudiantado en resistencia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, a la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional de Costa Rica (FEUCR) y a todas las personas y comunidades que valientemente salen en defensa de la única universidad pública de Guatemala, amenazada por un grupo de personas que utilizaron un fraude electoral como método para usurpar la toma de decisiones en la USAC y así beneficiarse a ellos mismos y a quienes pretenden utilizar los mismos métodos para seguir cooptando el Estado otros 4 y muchos años más. Pero los pueblos que habitan este país triunfarán y la verdad y la justicia prevalecerán.

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