Por: Magdalena D. Paz       

Nuevamente El Salvador albergará otro evento internacional, ahora es el turno de la 72. ª edición del certamen de belleza Miss Universo, el cual se llevará a cabo en el Gimnasio Nacional José Adolfo Pineda, de San Salvador, el 18 de noviembre de 2023. Hace 48 años este mismo evento se realizó en el país en las vísperas de la guerra civil, aunque actualmente no está de por medio un ascenso revolucionario, sin embargo pueden haber algunas situaciones del bukelismo que son sinónimas con las intenciones de la dictadura militar de aquel entonces, por ejemplo que con la tentativa de encubrir las atrocidades de esta dictadura en ascenso, se recurra a la promoción del turismo con la marca país, con la diferencia que esta vez la seguridad es la deducción de toda esta amalgama.       

Mujeres, feminismo y capitalismo      

Este es un momento adecuado para indagar acerca de la situación de la mujer salvadoreña, bajo una lupa que supere las posturas del feminismo burgués, donde la mujer es colocada dentro de un boceto en el que aparece como un sujeto político homogéneo, cuando en realidad dentro del capitalismo, las condiciones de genero siempre van conforme a las condiciones de las clases sociales, por ejemplo, una mujer burguesa aspirará a tener mayor cuota de participación dentro de las instituciones del Estado capitalista, mientras que una mujer proletaria con conciencia de clase y organizada, pretenderá reformarlas hasta lograr igualdad e incluso abolirlas. La mujer en El Salvador, partiendo de concepciones jurídicas generales, es para el Estado un objeto de reproducción, y como tal es tratada durante el embarazo, siendo tal que no existen al menos eximentes de responsabilidad penal ante las complicaciones naturales que existen en cada etapa de gestación, ya no queda lugar de hablar sobre la interrupción del embarazo riesgoso, todas y todos recordaremos el caso Beatriz; por eso las cárceles y los cementerios son el triste destino de mucha mujeres víctimas del Estado.   

Hipocresía y cinismo      

El Salvador puede presumir de tener al 1,6% de su población dentro de sus recintos carcelarios, donde para el caso de las mujeres, solamente hasta enero de este año el número llegaba a las 16,411 reclusas, según datos de la Policía Nacional Civil (PNC). Parece algo burdo que sea precisamente en este país donde la mujer pobre que ha sido víctima de la violencia pandilleril, ahora también tenga que padecer a consecuencia del régimen de excepción, bajo la lupa clasista y discriminatoria que tienen las autoridades policiales y militares han sido detenidas muchas mujeres, siendo este uno de los efectos visibilizados por la propaganda del circo bukelista, en otra arista también están las mujeres que han tenido que asumir el cuidado y alimentación de niños, niñas, adolescentes y ancianos quienes han sido separados de sus responsables detenidos en este contexto.

Lo insólito es que quien amenice este espectáculo sea alguien cuya misoginia está expuesta y puede corroborarse de manera expedita; Bukele ha realizado violencia física y simbólica en contra de la mujer y eso no puede borrarse de los registros. Luego viene lo risible, que este misógino concrete la realización de Miss Universo, utilizando para ello dinero público, porque esta no es una dadiva. El certamen Miss Universo pertenece a la sociedad JKN Global Group Public Company Limited, propiedad de la tailandesa, Anne Jakrajutatip. Como todo negocio esta compañía vende los derechos de sede al país que será anfitrión, el que además de esto junto a las empresas patrocinadoras deben corren con los gastos implicados de la logística. En las últimas ediciones los costos económicos de los países anfitriones (Rusia, Filipinas y Brasil) se sitúan entre los $15 y $20 millones de dólares.   
 

La apuesta: gasto o inversión   

Ante la falta de información, no sabemos concretamente cuánto costará a El Salvador ser sede de este otro espectáculo internacional, el bukelismo lo intentará justificar como una inversión u apuesta para el turismo, como fue con el bitcoin. Lo que no se duda es que este espectáculo es otro número del circo, cuyos precios rondan los $500 y $2,000 dólares, gasto público para el ocio de la burguesía, por eso las mujeres proletarias deben mostrar una actitud de rechazo ante este espectáculo que además atomiza a la mujer bajo estándares de belleza eurocentristas.  

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