Por: Salvador Belloso

Nayib Bukele, se perfila a ser reelecto en 2024. Poco se duda de que, a menos que sucediera algo realmente extraordinario a última hora, su victoria esté asegurada. Las encuestas así lo indican, y la falta de uno o más competidores le fortalecen aún más, la campaña permanente que sostiene, desde que ganara las elecciones en 2019, le han rendido buenos frutos. Por eso se entiende que él representa la estabilidad de las relaciones internacionales en el próximo quinquenio, y, ante el ya avanzado establecimiento de China en Centroamérica, la administración de Joe Biden, haya cambiado respecto a Nayib Bukele, justamente antes de que renuncie, pues este es un requisito formal de cara a las elecciones del próximo año.       

El imperialismo chino pasó de malo a bueno y el yanqui viceversa      

“China no juega por las reglas, no respetan las reglas, no respetan las reglas del comercio, hacen proyectos que no son viables y dejan a los países con enormes préstamos que no se pueden pagar y usan eso como apalancamiento financiero. Ellos manipulan su divisa y luego quieren que uno respete su manipulación de la divisa. Ellos no son una democracia pero se meten en tu democracia”. Esto decía Bukele antes de asumir la presidencia en 2019, sin embargo obedecía a una fugas de ideas que tres años después fueron cambiadas por: "La cooperación china viene sin ataduras, y no lo digo por hacerles propaganda porque estoy seguro que no la necesitan, pero es la realidad, al menos a nosotros jamás nos han puesto una atadura". 

Esto lo decía Bukele en el contexto cuando recibía críticas desde EEUU por su proceder antidemocrático y autoritario. Las sanciones a través de la Lista Engels, fue otro punto de inflexión que lo mantuvo un tanto distante con Biden, en cambio muy cercano a la República Popular de China, con quien en 2019, valga la redundancia, Nayib Bukele, suscribió un convenio que ratificado por los diputados de la bancada cyan en la Asamblea Legislativa (AL). En un inicio el convenio era de $62 millones de dólares, los que iban ser destinados la construcción de un estadio, una biblioteca, una planta potabilizadora y otros proyectos en la zona costera de El Salvador. Tras la ratificación de dicho convenio marco, Bukele agregó que ahora los fondos ascendían a “$500 millones en inversión pública no reembolsable y sin condiciones”. Además de decir que equivalía a dos Fomilenios, menospreciando este financiamiento de a Corporación Reto del Milenio adscrita al Congreso de Estados Unidos.        

El porqué de la normalización de relaciones 

China sin participar públicamente en la vida política de El Salvador, sigue desarrollando las obras y al mismo tiempo que invierte de manera gradual, algo que coincide al mismo tiempo con el complejo de inversiones en Latinoamérica, lo cual ya es un fenómeno regional que no deja de preocupar a EEUU. Según un análisis del  Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (CEIUC), del año pasado, China se ha convertido en el principal socio comercial de desenas de países. Tras su llegada a El salvador el pasado 25 de octubre, alto funcionario de EUA, Brian Nichols, dio apertura al fin de las tensiones y la normalización de las relaciones entre EEUU y El Salvador, previamente en enero había dado luz verde la administración Biden a esta apertura con el envío como embajador a William Dunca, es de recordar que desde 2021 no había nombrado ninguno para El Salvador. El embajador al ser preguntado sobre la reelección de Bukele dijo: “Ustedes ya tienen una tradición de elecciones libres y calmadas, yo no veo ningún problema por eso’’.

Lo que demuestra que EEUU ha cambiado la política de ejercer presión que antes tenía, pues con la presencia de China, eso solo hace que este último se beneficie al presentarse como el mejor socio comercial, y necesita recuperar el terreno perdido en el Triángulo Norte. Ninguno de estos imperialismos es amigo de nuestros pueblos, ambos representan en diferente forma la explotación y destrucción de los recursos naturales, el saqueo, la explotación laboral a través de la mano de obra barata que encuentran en nuestros países sometidos a su dominio. No celebremos ningún tratado o convenio con los diferentes imperialismos, preparemos en cambio la defensa organizada de los intereses populares.   

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