Por Oliverio Mejía
El resultado de las elecciones en Argentina en el balotaje el pasado 19 de noviembre con el triunfo del ultraderechista Javier Milei contra el peronista Sergio Massa, así como de las elecciones de segunda vuelta en Ecuador el 15 de octubre, donde un candidato derechista, Daniel Noboa, derrotó a la correísta Luisa González, marcan el escenario político.
Elecciones y luchas de clases
En Chile, el 17 de diciembre se votará para aprobar o desaprobar nuevamente un proyecto de Constitución Política ahora impregnado de agenda conservadora. Éste sustituyó al proyecto presentado Convención Constitucional, con cierto tinte progresista; ese proyecto fue hegemonizado por fuerzas de izquierda reformista y candidaturas apoyadas por organizaciones populares, producto de las movilizaciones contra el anterior presidente derechista Piñeira, pero que ganó el rechazo en septiembre de 2022.
Un nuevo proceso fue impulsado por el gobierno progresista de Gabriel Boric para conformar un Consejo Constitucional, ahora solo con la participación de partidos políticos, donde el ultraderechista Partido Republicano obtuvo mas escaños, que junto a los partidos de la derecha tradicional es mayoritario. Sin embargo, algunas encuestas muestran que de nuevo ese proyecto será rechazado.
A nivel de movilizaciones sociales, en los años previos o aun durante la pandemia, se registraron en varios paises, como las que hubo con fuerza en Chile, Colombia y Ecuador, en menor medida en Honduras, Puerto Rico, Ecuador, Nicaragua, Puerto Rico, Panamá y otros, retomando la dinámica de lucha de clases
Este año se registraron protestas tras el golpe de Estado contra Pedro Castillo -tras su intento de cerrar el Congreso- imponiendo a su vicepresidente Dina Buluarte. Grandes masas populares se movilizaron, cercando varias veces Lima, pero después de meses de movilizaciones, los factores burgueses de poder que respaldan a Buluarte con el apoyo de Estados Unidos se impusieron, a lo cual se sumó la incapacidad de la Central General de Trabajadores Peruanos y toda la izquierda imbuida en el reformismo, de convocar una huelga general.
Guatemala fue protagonista de movilizaciones sociales a raíz del intento de golpe de Estado contra el gobierno electo del Movimiento Semilla, impulso que se retoma desde las movilizaciones contra el fraude electoral a partir de la imposición de un rector en la universidad pública en 2022. La coyuntura sigue abierta y en este caso EU respalda al gobierno electo, pero éste ha encausado las protestas dentro de la institucionalidad burguesa.
El 15 de septiembre en El Salvador, en el marco del día de la independencia, varios sectores populares se movilizaron contra las pretensiones autoritarias de Bukele. En Costa Rica el 26 de octubre, estudiantes, trabajadores y otros sectores populares se manifestaron masivamente en San José contra las políticas neoliberales de Rodrigo Chaves.
Recientemente en Panamá, país donde en los últimos años se registraron movilizaciones, nuevamente diversos sectores populares lograron derrotar la concesión de un proyecto minero bajo un contrato lesivo para los intereses públicos y con grandes efectos medioambientales y sociales.
El resultado electoral en Ecuador
Este país andino viene de una serie movilizaciones populares, primero contra el gobierno de Lenin Fernández en 2019 y después contra Guillermo Lasso en 2022, por una serie de políticas neoliberales impulsadas a partir de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional; tales acciones fueron impulsadas por la Confederación Nacional Indígena de Ecuador (CONAIE) y el Frente Unido Popular (FUP), pero en ambas ocasiones estas direcciones, pese a la fuerza que acumularon, se encauzaron en la institucionalidad burguesa. Ambas expresiones tienen instrumentos electorales, Pachacuti de CONAIE y Union Popular del FUP de origen maoísta, sin embargo, los parlamentarios del primero, que en las elecciones anteriores se situaron como tercera fuerza más votada y tercera bancada en el Legislativo, no lograron ser una oposición real a Lasso
Sin embargo, la crisis al gobierno continuó y ante las amenazas de la oposición en la Asamblea Nacional de abrir un proceso de destitución por casos de corrupción a Lasso, éste respondió aplicando la muerte cruzada el 17 de mayo, una figura constitucional donde se cierra el Congreso y se realizan elecciones para renovar éste y el Ejecutivo. Pese a algunas protestas, las fuerzas de izquierda le apostaron a las elecciones.
Este descontento fue aprovechado por el correísta Revolución Ciudadana, que ya en las elecciones quedó en segundo lugar. En la primera vuelta la candidata Luisa González por ese tinglado ganó con el 33.61% sobre el candidato derechista, el magnate con estilo populista Gustavo Noboa, que sacó el 23.47 %. La tendencia parecía que iba a ser una victoria segura del correísmo, pero desde la publicación de encuestas para levantar el voto anti Correa e influir en la opinión pública, los grupos de poder coronaron en un resultado cerrado a Noboa, en segunda vuelta el 15 de octubre con el 51.83 % sobre González con el 48.17 %. Pese a eso, RC fue la fuerza que mas escaños obtuvo en el Legislativo, con 52 bancas de 152 en total.
El balotaje en Argentina
Con el voto de diversos sectores populares, sobre todo en la informalidad económica, colonizado por la visión extremadamente liberal y a la vez conservadora en temas sociales como el aborto, obtiene la victoria el presidenciable de la coalición La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, sobre el peronista Sergio Massa. El pasado 19 de noviembre obtuvo el 55.54 %, algo mas de 14 millones de votos sobre Massa, candidato de la coalición Unión por la Patria (UxP) hegemonizado por el peronista Partido Justicialista, que obtuvo 44.35 %, como 11 millones y medio de votos aproximadamente.
El proceso electoral de este año Argentina estuvo marcado por la variabilidad del voto. Si en el balotaje Milei gano con 10 puntos de diferencia de votos a Massa, en la primera vuelta la diferencia fue a favor de Massa por siete puntos; contrariamente en la Primarias, Abiertas, Simultaneas y Obligatorias (PASO), Massa se ubicó en tercer lugar con el 21 %, consiguiendo la candidatura sobre otro candidato peronista, encima quedaron las dos candidaturas de la coalición de derecha tradicional Juntos por el Cambio; mientras que Milei gano la PASO con 29.86 %.
Esa tendencia se mostró en las provincias ganadas por cada coalición. Mientras que en las PASO LLA gano la mayoría, en la primera vuelta fue UXP quien ganó mas provincias y en la segunda vuelta nuevamente LLA se vuelve mayoritaria. Los niveles de abstencionismo en la PAS0 fueron del 29 %, en la primera vuelta, disminuyó al 22 y en el balotaje al 24 %, lo cual quiere decir que la variable determinante fue que además de los votos de las coaliciones de Milei y JxC marcadamente antiperonistas, hubo peronistas que en la segunda vuelta votaron por LLA.
Entre las propuestas destacadas de Milei, las cuales rompen el status quo, pero bajo un matiz descaradamente neoliberal, están dolarizar la circulación monetaria y una mayor liberalización de la economía, así como un discurso demagógico contra la casta política. Por su parte, el peronista Sergio Massa, con su discurso de unidad nacional pretendía sumar tanto a las distintas fracciones de la burguesía con diversas capas del proletariado, mostrándose como el candidato de la normalidad.
Pero ¿cómo se puede explicar eso al calor de la lucha de clases? En Argentina, un país con gran tradición organizativa y obrera, desde 2001 existe un proceso abierto de movilizaciones. En 2017 adquirió fuerza contra las políticas de ajuste hacia las pensiones en el gobierno de Macri, como parte de un programa dictado por el FMI. Eso influye a que Fernández y el peronismo retomara el gobierno; después vino la pandemia y al salir de eso, el peronismo continuó con la agenda de esa instancia internacional a cambio de conseguir financiamiento para el funcionamiento estatal y de la economía, traduciéndose en una inflación galopante y una disminución de los ingresos de la clase trabajadora.
De allí el vuelco por las propuestas a Milei se amplios sectores populares, pero que no implica un vuelco a la derecha, menos cuando éste aplique la continuación del programa neoliberal, el cual podría ser mas gradual debido a los acuerdos alcanzados con Macri y una parte de JxC, pero no por eso menos doloroso para la clase trabajadora.
Recordemos que este año también fue escenario de luchas, sobre todo en la provincia de Jujuy al noreste, cuando el gobernador de esa provincia, Gerardo Morales, con el apoyo de todos los partidos burgueses (peronistas, radicales, macristas, etc.), con la oposición de la izquierda revolucionaria del FITU, hizo una reforma constitucional provincial que implicaba el ataque al derecho a la protesta, la pérdida de derechos para los pueblos indígenas y la privatización de su propiedad colectiva para la explotación de bienes naturales, el control mas estricto por parte de los grupos de poder de los órganos públicos de justicia, entre otras.
Diversos sectores como docentes, trabajadores estatales, sindicatos, comunidades indígenas, estudiantes, realizaron varias jornadas de protesta, sufriendo una fuerte represión. Por su parte, las centrales sindicales reaccionaron tardíamente, convocando una huelga general que no se le dio continuidad y al final Morales logró imponerse
Ante las amenazas de Milei y compañía de iniciar un proceso de privatizaciones de empresas estatales, de una mayor desregulación de la economía, así como de un ataque aun mayor a las condiciones de vida, los partidos que forman parte del FITU como el PTS y el PO, que tienen presencia en sectores de trabajadores estatales, de empresas privadas, de desempleados y pobladores de los llamados piqueteros, están realizando asambleas para preparar planes de lucha. Lo cual vislumbra a ese país en el epicentro de la lucha de clases en América Latina para 2024.