Por Melchor Benavente
Un hecho político de enorme importancia acaba de ocurrir en las recientes elecciones legislativas en Argentina. El peronismo, a pesar de ser una dirección burguesa, ha sido tradicionalmente el partido de los sectores obreros y populares. Esa enorme contradicción política y social explica la actual debacle de Argentina, que a comienzos del siglo XX era uno de los países más ricos del mundo, y ahora está sumido en una crisis crónica que arroja a los trabajadores al abismo de la barbarie y la marginalidad social.
La crisis del peronismo y Kirchnerismo
El peronismo ha sido tradicionalmente el partido hegemónico en Argentina. Sus diversas corrientes se han alternado en el gobierno, a veces luchando abiertamente entre sí.
Cristina Fernández de Kirchner es actualmente la máxima representante del Kirchnerismo, corriente política dentro del peronismo, que ha mantenido el control del gobierno en los últimos diez años. Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández de Kirchner después, mantuvieron un discurso populista de izquierda que permitió reconfigurar al peronismo y acceder al poder. El Frente de la Victoria es el partido de esta corriente peronista.
Después del fallecimiento de Néstor Kirchner, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es visto en América Latina como un gobierno de izquierda, aliado de Venezuela, pero con cierta autonomía, a tal grado que no forma parte del proyecto del ALBA.
A pesar que Cristina Fernández de Kirchner ha mantenido roces con el imperialismo y con algunas trasnacionales, en realidad ha aplicado a lo interno de Argentina una cruda política neoliberal, mezclada con programas de asistencia social, que tiene sumido al país en una crisis pavorosa. El país se degrada constantemente provocando una enorme cantidad de luchas de resistencia por parte de los trabajadores.
La crisis económica provoca un desgaste político del peronismo y del Kirchnerismo como corriente dominante y en el gobierno.
La constitución del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT)
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) es una alianza electoral de partidos trotskistas, creada el 14 de abril de 2011, con el objetivo de presentar una alternativa electoral independiente de izquierda de cara a las elecciones presidenciales del 2011.
El FIT fue constituido por el Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e Izquierda Socialista (IS). Este tipo de alianzas son cruciales para superar la tradicional dispersión de las fuerzas que se reclaman del trotskismo. La gravedad de la crisis económica hizo que se superaran tradiciones sectarias.
Ya ha habido otras experiencias unitarias en el plano electoral. En 1987, se formó la alianza Izquierda Unida (IU) entre el Partido Comunista de Argentina (PCA) y el antiguo Movimiento al Socialismo (MAS). Esta alianza electoral obtuvo 400,000 votos en las elecciones de 1989 y logró meter a Luis Zamora como diputado en el Congreso Nacional
La crisis del MAS en 1990 contribuyó al dispersión de IU en 1991, volviendo a conformarse en el periodo 1997-2005, como una alianza electoral entre el Partido Comunista de Argentina (PCA) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), una de las corrientes que surgieron de la atomización del antiguo MAS. IU desapreció cuando el PCA decidió formar una alianza muchos más amplia, con sectores empresariales, abandonando criterios de independencia de clase que mantuvo tímidamente durante la existencia de IU.
IS surgió como una repuesta a la degeneración oportunista del MST. Y después de un largo periodo de derrotas de los trabajadores y de dispersión de la izquierda, la constitución del FIT en el año 2011 representó una esperanza para la construcción de una alternativa independiente de los trabajadores y la izquierda.
Las elecciones internas
A dos años y medio de la constitución del FIT, el pasado 11 de agosto del 2013 se realizaron las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), conforme la legislación argentina, que obliga a escoger los candidatos por medio de elecciones primarias simultaneas.
En agosto del 2013 el FIT obtuvo 732.925 votos, el 3,22% de los votos totales. En las internas del año 2011 el FIT había obtenido 520.000 votos. El aumento de votos fue significativo. Un sector importante de la vanguardia obrera y juvenil se sintió motivada con la creación de esta nueva alternativa electoral, y los resultados fueron halagadores.
Otras organizaciones que se reclaman trotskistas, como el Nuevo MAS, principal partido de la corriente Socialismo o Barbarie (Sob), no forman parte del FIT pero obtuvieron de manera independientes unos 120.000 votos.
Lo anterior indica que la crisis del capitalismo en Argentina está creando condiciones para una corriente de masas, que se encuentra en proceso de ruptura con la conducción peronista, en sus diversas variantes.
El programa del FIT
El programa del FIT plantea una salida socialista a la actual crisis del capitalismo en Argentina: escala móvil de salarios, contra la burocracia sindical, por la nacionalización de los servicios públicos que fueron privatizados, cesar el pago de la deuda externa usuraria, en defensa de la educación y salud públicas, defensa de los derechos de la mujer, contra la entrega de los recursos naturales y la megaminería.
El FIT planteó la pelea por la defensa del salario y las jubilaciones iguales a la canasta familiar; la derogación del impuesto al salario, el fatídico 82% móvil. Planteó la necesidad de una YPF (petrolera) 100% estatal y la nacionalización del petróleo y el gas. La re estatización del ferrocarril y del metro (subte), poniéndolo a funcionar bajo control y gestión de trabajadores y usuarios.
El resultado de las elecciones del 27 de Octubre
Mientras el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se revolcaba en la crisis, y la propia Cristina estaba convaleciente en un hospital, se realizaron las pasadas elecciones legislativas del 27 de Octubre del 2013.
La votación del FIT en las elecciones de octubre fue de 1.200.000 votos. Nunca en la historia de Argentina, la izquierda había obtenido semejante triunfo electoral. El FIT obtuvo tres diputados nacionales, 7 legisladores provinciales (que se suman a los dos existentes en Neuquén y Córdoba) y todavía está peleando contra el fraude la diputación de Liliana Olivera en la provincia de Córdoba.
Hubo regiones en donde la votación del FIT fue muy alta, si se toma en consideración que es una alianza de reciente creación. La votación en provincia fue significativa. En Salta obtuvo el 20% de los votos, en Mendoza el 14%, en Santa Cruz el 13%, en Jujuy el 11%, en Neuquen el 9,9% y en Córdoba el 7,5%.
La ruptura con el peronismo.
Durante 60 años el peronismo ha sido el partido que cautiva a la clase trabajadora y las masas populares. Esta influencia política viene desde la época en que el general Juan Domingo Perón, en una época de bonanza capitalista, concedió muchas conquistas a clase trabajadora “descamisada”.
Pero esa época de bonanza terminó hace décadas y después de un largo periodo de desilusiones, comienza el proceso de ruptura política con el peronismo. Esto ha sido posible por una confluencia de factores: Enorme crisis del capitalismo en Argentina, unidad de los principales partidos trotskistas, experiencia que ha vivido la vanguardia obrera y juvenil bajo el Kirchnerismo, y la necesidad objetiva de buscar una alternativa independiente de la patronal y los partidos tradicionales.
Esta ruptura es apenas incipiente. En el proceso electoral salieron fortalecidas opciones derechistas. La crisis del peronismo produce sangría por ambos lados, derecha e izquierda.
La enorme responsabilidad del FIT
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) saludamos y felicitamos a la heroica militancia de los partidos hermanos que conforman el FIT, por el gran triunfo obtenido. Pero no es momento de cantar victoria o caer en la borrachera electoral. El desafío del FIT es enorme. La vanguardia obrera y juvenil ha puesto sus ilusiones en esta alianza electoral.
El FIT no debe ser solo una alianza electoral, debe avanzar mucho más: hacia la constitución de un Partido de los Trabajadores, con democracia interna, para atraer a más sectores a la construcción de un partido revolucionario con influencia de masas.
Las diferencias de método, que son las que dividen a los partidos trotskistas deben ser superadas con la experiencia unitaria. Se debe acabar con el método sectario de ver la realidad a través de los esquematismos ideológicos de cada corriente. De la misma manera que en diversos países reclamamos la constitución de un partido de los trabajadores, de esa misma manera los partidos trotskistas que hoy forman el FIT deben avanzar hacia la constitución de una organización unitaria, no por efectos de la votación, sino por medio de la lucha cotidiana de los trabajadores.
A veces se nos olvida que el Partido Social Demócrata de Alemania, a finales del siglo XIX, fue el producto de la fusión de los grupos marxistas con la corriente de Ferdinand Lasalle. Fusión que Marx criticó por su programa endeble, pero a veces un enorme paso en la práctica, que permita la organización de decenas de miles de trabajadores, es más importante que un buen programa o que una buena votación.
Es nuestro humilde consejo desde la distancia, confiados en que las condiciones objetivas son más fuertes que los esquemas sectarios.