Por Leonardo Ixim
El pasado 5 de diciembre se realizaron elecciones legislativas para renovar el total de la Asamblea Nacional en Venezuela; la alianza oficialista, el Gran Polo Patriótico (GPP), se impuso sobre distintas alianzas opositoras, pero bajo un alto abstencionismo, uno de los mas altos en la historia reciente del país.
En unas elecciones atípicas, marcadas por la presión imperialista, la Unión Europea (UE) pidió al gobierno de Nicolás Maduro que las pospusiera y aceptara una misión de observación, para que se permitiera algunos partidos opositores participar.
El GPP, un armado conformado por el Partido Socialista Unido de Venezuela, el Movimiento Electoral del Pueblo de origen en la cuarta republica, una parte de Patria Para Todos (PPT) y del Movimiento Tupamaro y Somos Venezuela, logró el 69.25 por ciento de los votos, consiguiendo 198 escaños de 253.
Pero el gran ganador fue el abstencionismo. De un padrón total de un poco mas de 20 millones de votantes inscritos, participaron 6 millones 250 mil votantes, es decir el 30.5 %. Aquí se muestra un repudio, tanto al gobierno como al sistema político en general; la antigua MUD con el sector mas pro-yanqui conocidos como el G4 del autoproclamado presidente Juan Guaidó, se abstuvo y está realizando una consulta con tres preguntas de cajón, que además del repudio a Maduro, deja abierta nuevamente la salida intervencionista.
Además, participó Alianza Venezuela, ligada a Avanzada Progresista del ex gobernador del estado Lara, Henry Falcón, un ex militar aliado de Hugo Chávez y antiguo miembro del oficialismo, junto a los tradicionales partidos Acción Democrática (socialdemócrata) y COPEI (socialcristiano) que fueron parte de la extinta MUD y ahora participan con una dirección intervenida, mas proclive a negociar con el gobierno. Esta coalición logró el 18.76 % de los votos y unos 18 escaños.
Por otro lado, participó otra alianza, Venezuela Unida, ligada a los partidos Voluntad Popular y Primero Justicia, también ex integrantes de la MUD y con direcciones intervenidas, que consiguieron el 4.19 % de los votos y dos escaños. Otra participación fue la de Alternativa Popular Revolucionaria (APR) armazón ligada al Partido Comunista Venezuela (PCV), junto a una parte PPT y los Tupamaros que también fueron intervenidos, separándose de la coalición oficialista; consiguieron 2.73 % de los votos y un escaño.
Ante el gran abstencionismo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de mayoría oficialista retrasó el cierre de los centros de votación, mientras que las fuerzas maduristas chantajearon con negar la ayuda asistencial de alimentos y otros víveres, por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción controlado por funcionarios gubernamentales. Estos son el reflejo, de la escasez de bienes, producto del modelo rentista que favorece a una nueva burguesía ligada a Maduro y Cabello. Así como la guerra y bloque económico impuesto por el imperialismo gringo, acompañada de amenazas militares e intentonas de levantamientos en el ejército, junto al sector de Guaidó.
Por un lado, los empresarios de la oligarquía tradicional, que poco han sido tocados, piden más medidas de liberalización y por el otro, el gobierno prioriza el pago de la deuda externa y acaba de aprobar una ley denominada contra el bloqueo. Esta abre a sectores de la producción, sobre todo estratégicos, que fueron nacionalizados durante los gobiernos de Chávez, a inversionistas extranjeros procedentes, de Rusia, China, Irán y Turquía; pero, aunque se niega, se sigue garantizando otras inversiones existentes de capitales estadounidenses y europeos, como Chevron, por ejemplo.
La otrora unidad de la oposición derechista no es mas que una quimera ya; sus intentos insurreccionales y los llamados intervencionistas no tienen eco en la población. La mayoría que consiguió en las urnas hace seis años y en algún momento en las calles, con algunos sectores desafectos al chavismo, se quedó atrás. Los imperialistas buscan lograr mas concesiones, algunos como los sectores duros del imperialismo esperando que el ejército, el verdadero sostén de Maduro, se rebele.
La izquierda continental y los movimientos sociales deben aprender de esta tragedia; cómo terminó la revolución bolivariana, con un régimen político cada vez mas autoritario y bonapartista. El hecho que la APR formada por el histórico PCV y camaradas fieles de Chávez desde sus épocas dentro del ejército, conformaran una coalición separada, es una llamado de atención. También los es la existencia de otras agrupaciones menores con presencia en sindicatos que han sido perseguidas por tener una política independiente de clase, como el Partido Socialismo y Libertad (PSL) y Marea Socialista.