Por Leonardo Ixim
Tal como vaticinaban todas las encuestas, Michelle Bachelet, candidata de Nueva Mayoría (NM) con el 46.69 % y Evelin Mathei con 25.18 de la derechista Alianza por Chile, pasaron a la segunda vuelta a realizarse el 15 de diciembre próximo. Atrás quedaron candidatos como Francisco Parisi con 10,17 % y Marco Enríquez-Ominiani con 10,82 %, candidatos con perfiles centristas y, por lo menos este último, con un cierto discurso antineoliberal.
Sin embargo, para la candidata de Nueva Mayoría -la Concertación por la Democracia ahora con el Partido Comunista Chileno- el resultado fue una sorpresa porque Bachelet y su comando de campaña esperaban una victoria fácil en primera vuelta. Por otro lado, para la candidata de la derecha el pasar a segunda vuelta fue toda una sorpresa.
La causa de la sorpresa estriba en que las posibilidades de voto por la derecha eran reducidas comparadas con NM, debido al desgaste sufrido por el actual presidente Sebastián Piñera, el primer gobierno de la Alianza desde que Chile reinstaló la democracia burguesa en 1990. Recordemos el tumultuoso gobierno de Piñera, desde sus primeros días cuando se dio el terremoto y tsunami que afectó la región sur, el descontento de los afectados por el sismo hasta las movilizaciones multitudinarias de estudiantes y trabajadores desde 2011 hasta la fecha exigiendo principalmente educación gratuita, nacionalización total del cobre, de los sistemas de pensiones, la defensa del territorio mapuche de las trasnacionales, por mejoras salariales y en contra del trabajo en negro, derechos sociales básicos y una nueva constitución que rompa con todas estas herencias de la dictadura neoliberal de Augusto Pinochet.
Pese a la baja popularidad y los conflictos en la coalición gobernante, NM muestra un discurso triunfalista. Pero el resultado de las elecciones pone en aprietos las pretensiones de la Concertación reciclada. A nivel del parlamento, en el senado, según el Servicio de Elecciones (Servel) habrá una leve mayoría de la NM con 12 senadores, mientras que la Alianza tendrá 9; por su parte en la cámara baja de diputados NM tendrá 67 diputados y la Alianza tendrá 49. Por su parte en Consejos regionales -primera vez que se eligen- también hay una leve mayoría de NM.
Los partidos minoritarios entre ellos algunos candidatos con programas antineoliberales tales como Macel Claude del Partido Humanista (PH), aliado a una serie de partidos y grupos de izquierda, algunos troskistas y algunas escisiones del PCCH, así como la candidata del Partido por la Igualdad Roxana Miranda y Alfredo Sfeir de una agrupación ecologista, además de los pocos votos obtenidos, debido al forma del sistema electoral, conocido como binominal, quedan fuera del parlamento y apenas sacan representantes en los Consejos Regionales.
Las patas del modelo
Una de las grandes herencias de la dictadura es el sistema binominal, un complejo sistema creado para mantener “la estabilidad de la democracia” y por tanto excluir a fuerzas minoritarias aduciendo evitar la fragmentación política, lo que en efecto logra, pero sobre todo excluir a fuerzas con programas críticos al modelo neoliberal o de ruptura.
Sin adentrarnos a las particularidades del sistema electoral por su complejidad, este se caracteriza sobre todo por otorgar la representación en el parlamento a dos candidatos por circunscripción, que pueden ser tanto de un mismo partido o alianza o de las dos principales. Es decir el sistema fue creado para que con transición a la democracia dos fuerzas hegemonizaran los órganos de gobierno.
Las dos patas de la mesa han sido, la Concertación ahora NM y la Alianza. La primera ha gobernado desde el regreso a la democracia hasta el 2009, con Patricio Alwin primero, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet sucesivamente, hasta que asume Piñera de la Alianza. La Concertación ha estado formada por el Partido Demócrata Cristiano, (PDC), el Partido Socialista (PS), el Partido Radical Socialdemócrata (PRSD) y el Partido Por la Democracia (PPD)
El papel de la Concertación, ahora Nueva Mayoría con la inclusión de los comunistas y otras fuerzas pequeñas de izquierda, ha sido llevar a cabo esta transición o en palabras de Moreno, la reacción democrática, profundizando el modelo neoliberal impuesto desde Pinochet, caracterizado por la privatización de los servicios públicos, bienes estratégicos y la reprimarización de la economía, reconvirtiéndola en minero-exportadora. El cobre es el recurso más importante que se encuentra en el subsuelo chileno, y Chile es el principal exportador de cobre, al grado que más del 65 % de la producción mundial de cobre es chilena.
Los partidos que componen Nueva Mayoría
Entre los partidos que han conformado la Concertación  (Nueva Mayoría), sobresalen el Demócrata Cristiano, partido de larga data caracterizado por un tibio reformismo y parte del entramado anticomunista mundial de la guerra fría. Durante la década de los 60s gobernaron en solitario del 64-69 con Eduardo Frei Montalvo que en su llamada “revolución en libertad” impulsaron una leve reforma agraria que después profundizó Allende. Sin embargo el PDC fue opositor al gobierno de la Unidad Popular (UP) de Allende y cómplice del golpe de estado, aunque posteriormente fue perseguido por la dictadura. Fue parte de la coalición de partidos por el “No” en el referéndum de 1989 donde Pinochet pretendía reelegirse.
El PS tiene sus orígenes en la década de los 40s, es una escisión del PCCH por molestia de la militancia a la falta de democracia interna y, a diferencia de otros partidos denominados así en el mundo, no tiene su origen en las divisiones de las década del 20 entre la socialdemocracia y los partidos marxistas. Sin embargo, siempre priorizó coaliciones con los comunistas y otras fuerzas de izquierda, primero en los 40s con el Frente Popular y en los 60s con la UP; Salvador Allende era militante del PS. Fue parte del llamado por el “No” y luego en la Concertación Michelle Bachelet, militante socialista, llegó a ser presidenta. Su gobierno es recordado por la dura represión al movimiento estudiantil de secundaria conocida como la revolución pingüina y al movimiento indígena mapuche, así como su complacencia a los grandes monopolios trasnacionales.
El PRSD es la unificación del histórico Partido Radical -fundado a inicios del siglo XX-, un partido democrático radical de la pequeña burguesía y grupos socialdemócratas en el marco de la lucha contra la dictadura a finales de los 80s y en el marco de la lucha por el “No”. Ricardo Lagos, ex presidente por la Concertación, es parte del PRSD.
La Concertación se reestructuró y se incluyó al Partido Comunista. El PCCH, fundado en la década de los 20s, reproductor del estalinismo con la política frentepopulista, conformó con el PS en la década de los 60 la Unidad Popular y ganaron las elecciones presidenciales con Allende en 1970.
El gobierno de Allende, caracterizado por un reformismo con atisbos anticapitalistas, fue derrocado por el golpe de Pinochet organizado por EU. El gobierno de la UP, pese a los importantes logros como la nacionalización del cobre y la creación del una economía estatal y planificada, frenó las iniciativas obreras como los Cordones Industriales y confió en la institucionalidad burguesa, sobre todo en la supuesta “apoliticidad de las fuerzas armadas” y en el carácter “plural del congreso”.
El PCCH fue parte del llamado por el “No” a finales de la dictadura y al regreso de la democracia  conquistó influencia tanto en la Central Unitaria de Trabajadores como en distintas corrientes del movimiento estudiantil vía la Juventud Comunista (JJCC); de esa cantera saldrán Camila Vallejo y Karol Cariola.
Luchas sociales
El modelo neoliberal, pese a que se presenta como un éxito por los altos índices de crecimiento económico, está moldeado por la desigualdad en el acceso a servicios públicos y derechos básicos, por el cada vez mayor alto costo de la vida,  el despojo del territorio de comunidades indígenas y campesinas en el sur de Chile, la sobreexplotación y tercerización del trabajo, la contaminación minera, la desindustrialización de la economía, y la exclusión política de las fuerzas democráticas y populares en el sistema electoral. En sí el modelo se basa en la inclusión de algunos  entramados empresariales que compiten con sus productos en el mercado mundial. Chile es el país de América Latina con más acuerdos de libre comercio.
La crisis de este modelo se viene dando desde el gobierno de Bachelet, pero explotó durante el gobierno saliente. Fueron las movilizaciones estudiantiles de 2011 contra la privatización de todo el sistema educativo las que marcaron la crisis.
La semilla que inició con la revolución pingüina y que ha germinado nuevamente ahora en educación media caracterizó el 2013 con la toma de liceos secundarios, ahora despojado de las orientaciones oportunistas. La CUT por su parte en los últimos meses ha dado una serie de huelgas en distintas empresas privadas, en los puertos y recientemente en las administraciones municipales, exigiendo mejoras salarias y sobre todo contra el trabajo en negro, aunque tardíamente ha reaccionado en llamados a huelgas generales.  La movilización masiva del 11 de julio protagonizada por trabajadores, estudiantes, pobladores y mapuches, que sufre las constantes agresiones de paramilitares en sus territorios ha sido la única convocada desde las bases.  
A luchar por una Asamblea Nacional Constituyente
Las elecciones del 17 de noviembre fueron las segundas en las que el voto es libre (las primeras se realizaron a inicios del año para elegir alcaldes). El abstencionismo fue de un poco más de la mitad del padrón electoral, otro reflejo de la crisis del modelo  y del régimen. De igual forma los votos blancos y nulos, algunos con la sigla ANC, es decir Asamblea Nacional Constituyente son síntomas de esta crisis.
La posibilidad de que los candidaturas más abiertamente antineoliberales de Claude, Miranda y Sfeir presentaran un candidatura única o por lo menos listas compartidas en el parlamento, pese a las críticas sectarias de no ser lo suficientemente “anticapitalistas”, truncaron una ventana de cara a construir una opción auténticamente proletaria, que utilizara el parlamento como tribuna de denuncia al capitalismo. La candidatura del PH fue la que más aglutinó fuerzas de izquierda y que más retomó las banderas de las luchas sociales, pero los hubieras en historia y política son consuelo de tontos.
Desde Centroamérica el PSOCA saluda al pueblo chileno, al movimiento estudiantil, obrero, indígena, pobladores, etc., que ha mostrado la movilización en las calles y la auto organización como sustento para la independencia de clase del proletariado. Les llamamos a organizar instrumentos políticos que rompan con las intenciones oportunistas de los supuestos partidos de izquierda. Para eso es vital la unidad de todas las fuerzas revolucionarias y es un deber sobre todo de los organizaciones auténticas marxistas.
Este 13 de diciembre que se realizará la segunda vuelta entre Mathei y Bachelet, que son dos caras del neoliberalismo, una a ultranza mientras que la segunda supuestamente comprometida con las demandas populares “consuelo de los comunistas”. Nos sumamos a los llamados a votar nulo mostrando el repudio en el campo electoral, un terreno burgués y nos solidarizamos con la movilización para lograr la Asamblea Popular Constituyente.

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