Por José Angel Cruz
1.- La solución de la crisis demanda una nueva alternativa política nacional.
La crisis política que afronta el país desde la explosión cívica en abril del año pasado, que demanda una transformación democrática del régimen político opresivo y dictatorial de Daniel Ortega y su esposa. conduce, en caso de no resolverse en términos de tiempo relativamente cortos, a una catástrofe económica, social y humanitaria de grandes proporciones.
Una de las carencias fundamentales del pujante movimiento juvenil y popular que se ha venido movilizando contra la dictadura es la inexistencia de una alternativa política que, con una política y una táctica correcta, lo dirija hacia la victoria y, con ello, a la consumación de la revolución democrática.
Existe un buen número de organizaciones políticas que pretenden constituirse como esa alternativa política, sin embargo, para ello es fundamental que estas organizaciones se desarrollen y fortalezcan organizativamente en un corto tiempo, tal como requiere la crisis para resolverse.
Ello solo será posible si estas organizaciones implementan adecuadamente una correcta política de alianzas mediante la cual supere su debilidad organizativa.
2.- Las alianzas políticas
La alianza es la unidad entre dos o más fuerzas, movimientos o grupos para lograr un fin común. Existen alianzas en el plano militar, en el plano económico y en el plano político.
Dado que somos un movimiento político y pretendemos impulsar una alianza política entonces buscaremos la unidad con otros movimientos o grupos políticos en aras de un fin común.
En lo político existen principalmente dos tipos de alianza: las alianzas estratégicas y las alianzas tácticas.
Esto obedece a que la lucha de un partido político para alcanzar el poder es un proceso que avanza a través una serie de momentos donde tiene que enfrentar diversos problemas. En cada uno de esos momentos, el partido busca unir a la mayor cantidad de fuerzas para lograr sus propósitos y avanzar de manera incesante hacia el logro de sus objetivos.
Cada partido político define siempre y en todo momento dos tipos de objetivos. Objetivos a corto plazo y objetivos a largo y mediano plazo.
Generalmente los objetivos a largo y mediano plazo son aquellos que una vez alcanzados transformarán sustancialmente la sociedad. Estos se definen a partir de un análisis profundo de los males o problemas fundamentales que aquejan a la sociedad y de las soluciones que existen para enfrentar esos problemas. Los objetivos a mediano y largo plazo del partido en cuestión son de carácter estratégico y constituyen la base en que se sustenta su programa o su propuesta de solución a los problemas de la nación.
Sin embargo, estos objetivos a largo y mediano plazo se logran mediante el alcance o logro de una serie de objetivos a corto plazos o inmediatos que surgirán producto del análisis concreto en un momento dado de la correlación de fuerzas existente, del nivel de conciencia política de las masas que se intenta dirigir y de la urgencia de solución de un problema determinado. A estos objetivos se les denomina objetivos tácticos.
Dado que lo que persigue todo partido político serio es la transformación de la sociedad según su interpretación, es decir, según sus propuestas contenidas en su programa (objetivos estratégicos), los objetivos tácticos inmediatos o de corto plazo deben necesariamente estar en función de esos objetivos estratégicos.
De esos dos tipos de objetivos devienen los tipos de alianzas:
2.1.- Alianza Estratégica
Esta es la unidad de grupos, movimientos o partidos políticos alrededor de objetivos estratégicos comunes, en otras palabras, es la unidad alrededor de objetivos programáticos y de principios básicos. Por tanto, este tipo de alianza solo es posible entre organizaciones, movimientos o grupos políticos que tienen un nivel de afinidad importante sobre la interpretación de las causas de los problemas fundamentales de la nación y de las propuestas de solución. Este tipo de alianzas en la medida que se profundiza puede conllevar a la desaparición de las identidades de los diferentes organizaciones, grupos o movimientos políticos permitiendo que se integren o se diluyan y conformen un solo organismo, generalmente un partido político.
2.2.- Alianza Táctica
Es el tipo de unidad que se lleva a efecto para realizar acciones muy concretas y pueden establecerse entre movimientos, grupos o partidos políticos que tienen objetivos estratégicos diferentes. Este tipo de alianzas variará dependiendo del alcance de su actividad: puede ser para movilizarnos en una manifestación, para la realización de una protesta puntual, es decir, en tareas específicas. En este tipo de alianzas cada grupo, movimiento o partido político mantiene y preserva su identidad política y su estructura organizativa. Ningún partido o grupo tiene incidencia en la autonomía o decisiones de los integrantes de la alianza táctica. Son acciones de beneficio mutuo. Como se dice popularmente, “amigos en el camino”.
También puede darse de forma global en una amplia alianza de lucha contra el orteguismo compuesta por diferentes sectores con visiones políticas diferentes. A este tipo de alianza táctica es la que se conoce como Frente Único.
3.- Los tipos de oposición en nicaragua.
Para establecer nuestra política de alianzas es necesario clasificar a las fuerzas de oposición, entendidas estas como las fuerzas que dicen adversar al FSLN. Considero que hay tres tipos de oposición:
3.1.- Oposición Cómplice:
Está compuesta de aquellas fuerzas políticas que han venido actuando como agentes del FSLN y están plenamente desprestigiados ante el pueblo nicaragüense. Se ubican en este tipo de oposición todos los partidos zancudos que actualmente tienen representación en la Asamblea Nacional, partido político más representativo de este tipo de oposición es el Partido Liberal Constitucionalista.
3.2.- Oposición colaboracionista:
Está compuesta de aquellas fuerzas políticas que se sujetan y aceptan las arbitrariedades de la dictadura y la legitiman con su accionar y a través de las negociaciones que llevan a efecto con ella. Se pueden ubicar entre estas fuerzas a Ciudadanos por la Libertad, y otras corrientes políticas liberales y conservadoras.
3.3.- Oposición consecuente:
Está compuesta de aquellas fuerzas políticas que pretenden la salida inmediata del poder de parte de Ortega y su consorte, la conformación de un gobierno transitorio que disuelva el aparato orteguista (poderes del estado y otros) convoque a una Asamblea Nacional constituyente para refundar la nación. Aquí se pueden ubicar algunos grupos políticos surgidos al fragor de la lucha democrática en las gloriosas jornadas de abril. Algunos están dentro de la UNAB y otros se mantienen independientes.
La alianza estratégica que podría conllevar a la fusión solo puede ser posible con las fuerzas políticas que se ubican en la oposición consecuente.
La alianza táctica se puede establecer con las fuerzas políticas ubicadas en los dos últimos grupos, siempre y en caso muy excepcionales con los tipos de oposición del primer grupo.
4. La falta de organización: problema fundamental de la resistencia popular contra la dictadura.
El pujante movimiento de masas que irrumpió en abril fue en gran parte un movimiento espontáneo. Los amplios sectores que participaron en las jornadas de lucha estaban en su mayoría desorganizados. Se podría hablar de algunas expresiones organizativas, tales como el movimiento por la defensa de la tierra, donde participó un sector del campesinado y algunas ONG. Sin embargo, en su aplastante mayoría las masas en lucha estaban desorganizadas y, obviamente, carecían de una dirección política.
Esta debilidad, considerada por algunos corrientes anarquistas como una virtud, sigue sin superarse y más bien parece haberse profundizado con la escalada represiva de la dictadura. El problema de desorganización es de tal magnitud que las convocatorias de movilización nacional realizadas por la UNAB se han visto limitadas a unos descoordinados y escasos piquetes de protestas. El descontento social y el repudio a la dictadura de la gran mayoría del pueblo nicaragüense no encuentra cauces organizativos a través de los cuales expresarse y movilizarse de manera coordinada para enfrentar, burlar y vencer al dispositivo represivo que mantiene la dictadura desde el desmontaje de los tranques.
Superar esta debilidad es la tarea fundamental de las fuerzas que adversamos a la dictadura. Se requiere unir recursos, inteligencia y esfuerzos para crear las estructuras territoriales y sectoriales mediante las cuales el movimiento de masas impulsará las acciones necesarias de manera coordinada y efectiva para desembarazarse de la dictadura orteguista.
Las alianzas deben hacerse desde esta perspectiva, es decir, todas las organizaciones que estamos por una transformación democrática profunda, debemos estructurar alianzas que estén en función de organizar, para la resistencia o para elecciones, al pueblo nicaragüense a lo largo y ancho del territorio nacional.
5.- Prioricemos las alianzas estratégicas en esta coyuntura.
El bajo nivel de desarrollo de los grupos o movimientos políticos que apuestan por la revolución democrática (poca presencia política, falta de estructuras, recursos escasos y extremadamente limitados, etc.) hace que sus acciones organizativas sean extremadamente limitadas y sus alcances no estén a la altura de lo que demanda la situación. Esa brecha entre las limitadas capacidades de nuestras organizaciones y los requerimientos de organización que requiere la revolución democrática solo es posible superarla mediante el establecimiento de alianzas estratégicas entre organizaciones afines que caractericen de manera similar la crisis nacional y se dispongan a unir recursos y esfuerzos por lograr que los sectores populares, principal fuerza de la revolución democrática superen la crisis organizativa en la que se encuentran.
Este proceso organizativo, amplio y de grandes proporciones solo lo podrá impulsar un grupo de organizaciones que unifiquen recursos y esfuerzos en esa gigantesca tarea.
Esta unidad de recursos y esfuerzos solo podrá llevarse a efecto mediante una previa unidad programática y organizativa (alianza estratégica) creando como concreción de esa unidad un movimiento político que presenta ante la nación nicaragüense sus propuestas de solución y define y ejecuta una táctica efectiva para resistir los embates de la dictadura e intervenir con éxito en cualquiera de los escenarios posibles de la problemática nicaragüense.
Para la realización de la alianza estratégica es necesario identificar el mayor número posible de organizaciones afines para convocarlos en la perspectiva de unirnos estratégicamente para enfrentar con mayor capacidad y posibilidades de éxitos los retos que viene imponiendo el enfrentamiento diario contra la dictadura y la consumación de la revolución democrática.
Para ello sería fundamental llegar a los siguientes acuerdos: un programa común, una propuesta organizativa común, organismos de dirección comunes y una táctica de lucha común. Estos cuatros aspectos son los que se discutirían para unificar los diferentes criterios al respecto y actuar como una sola organización o movimiento político que se ponga a la altura de los acontecimientos actuales y por venir.