Por Victoriano Sánchez

La ofensiva militar de Daniel Ortega contra la revolución democrática parece no tener fin. Continúa asestando golpes a los tranques más importantes, sigue matando sin piedad y encarcelando luchadores. Desesperadamente necesita mostrar a la comunidad internacional que todavía tiene en sus manos firmemente las riendas del poder, y que ha recuperado los territorios de las ciudades que habían sido liberados, como León, Nagarote y una parte de Masaya, con la gloriosa excepción del barrio indígena de Monimbó y los pueblos aledaños.

Ortega-Murillo están usando métodos de guerra civil contra una insurrección desarmada. Esta ventaja militar ha obligado a retroceder a los luchadores. ¿Quién es aquel que en su sano juicio va a enfrentar, con el pecho descubierto, la metralla asesina? ¡Nadie! A sangre y fuego, el gobierno Ortega-Murillo ha impuesto la necesidad de replegarnos, debemos mantener intactas las fuerzas y reorganizarnos a la mayor brevedad posible.

En Juigalpa, departamento de Chontales, donde estaba el tranque más poderoso, los luchadores tuvieron que replegarse en orden.

Marchas y segundo paro nacional

Pero esta recuperación de fuerzas del orteguismo es aparente. A pesar de su ofensiva sangrienta, y de mantener cohesionada a la Policía Nacional bajo su mando, lo que le permite todavía contar con una impune fuerza móvil denominada “caravana de la muerte”, el día el jueves 12 de julio, se desarrollaron marchas en casi todos los municipios, siendo la más numerosa e importante la realizada en Managua.

El terror creado por los paramilitares tiene el objetivo preciso de atemorizar al pueblo, para que no asista a las marchas, para que no participe en ningún acto de protesta contra la dictadura, para que se mantengan temblando de miedo al interior de sus hogares. Por ello, las marchas realizadas el día 12 de julio, tienen una enorme importancia, porque reflejan que la rebeldía de mantiene.

El viernes 13 de julio del 2018 se desarrolló el segundo paro nacional que, a pesar de ser una masiva protesta pasiva, representó un éxito político para el movimiento democrático, porque envía el mensaje claro que la mayoría del pueblo está contra el gobierno Ortega-Murillo.

Llenando las cárceles con rehenes

A pesar de encontrarse en Nicaragua el MESENI y el GIEI, como organismos de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), el gobierno Ortega-Murillo ha comenzado a encarcelar a cualquier joven que participe en cualquier acto de protesta. Inmediatamente son enviados a los tribunales de justicia, controlados absolutamente por el FSLN, bajo el cargo de terrorismo que, conforme el Código Penal, implicaría penas de 15 a 20 años de prisión.

El día jueves 12 de julio, en el poblado de Morrito, departamento de Rio San Juan, una zona abiertamente antisandinista, el gobierno montó una provocación, atacando a balazos la marcha, produciéndose un confuso incidente, que dejo varios muertos y heridos, que ha servido de pretexto para iniciar una cacería de brujas contra los dirigentes del movimiento campesino anti canal, específicamente contra Medardo Mairena, quien es delegado ante el Dialogo Nacional. También fue encarcelado Pedro Mena, otro dirigente campesino.

El objetivo de esta represión contra los luchadores y sus dirigentes, es llenar las cárceles con rehenes que puedan ser intercambiados o liberados, más adelante, por medio de una ley de amnistía general que cubra a los luchadores injustamente encarcelados, pero que también libere de culpa a los paramilitares y a los jefes de la Policía Nacional.

La OEA suspendió la resolución de condena

La primera reunión del Consejo Permanente de la OEA, para darle seguimiento al informe de la CIDH, se realizó el miércoles 11 de Julio. La mayoría de los cancilleres expresaron sus condenas verbales contra el gobierno Ortega-Murillo, pero no hubo resolución de condena ni amenaza de sanciones contra la dictadura.

Sorpresivamente, dos días después, el viernes 13 de julio, fue convocada una reunión extraordinaria, para volver a discutir el tema de Nicaragua, impulsada por los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y Colombia. Todo parecía indicar que la OEA finalmente aprobaría una resolución de condena contra el gobierno Ortega-Murillo, similar a que se aprobó contra Somoza en 1979.

La reunión de cancilleres se realizó con la ausencia del canciller nicaragüense, Denis Moncada Colindres, quien fue enviado de emergencia desde Managua, llegando a Washington cuando la reunión ya estaba avanzada. En ese momento la reunión tomó otro rumbo. Al parecer, Moncada trajo alguna propuesta que no se dio a conocer, que impidió que fuera aprobada la resolución de condena contra el gobierno Ortega-Murillo.

Aquí tenemos un clásico ejemplo de la diplomacia secreta que impera en la OEA y que la convierte en un organismo inútil en la lucha contra las dictaduras de Nicaragua y Venezuela. Los cancilleres aplazaron la aprobación de la resolución, la que está en estudio, dando tiempo a que Ortega cumpla lo que prometió secretamente. Mientras las promesas negociadoras se cumplen, Ortega sigue su ofensiva criminal.

El discurso en Masaya

Para mostrar que sigue siendo el monarca, Daniel Ortega ordenó hacer el repliegue el día viernes 13 de julio, cuando se realizaba el Paro Nacional. Pero ya no es El Repliegue de los años anteriores, ahora es una caravana de vehículos y motos que muestra la enorme erosión social del FSLN.

Daniel Ortega llegó hasta el cuartel de la Policía Nacional en Masaya, y en el patio interior pronunció un insulso discurso a favor de la paz y la reconciliación. No hubo ningún anuncio trascendental.

Criminal ataque contra la UNAN

A pesar que los estudiantes estaban negociando con las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) para devolver las instalaciones, el gobierno Ortega-Murillo prefirió mostrar su puño sangriento y ordenó el asalto militar contra los estudiantes desarmados. Hay muertos y heridos, una parte de los estudiantes están refugiados en Iglesia “Jesús de la Divina Misericordia, siempre rodeados y asediados por los paramilitares.

Quiere negociar al borde del abismo

El estilo de negociación de Daniel Ortega es simple: solo negocia al borde del abismo, porque es la manera de asustar a los empresarios. No negocia en condiciones de debilidad, como estaba hace algunas semanas. Necesita defender su fortuna y la integridad física de su familia. Primero enseña los dientes y patea la mesa, y después, dependiendo de las circunstancias, podrá hacer las concesiones que exige Estados Unidos y los países de la OEA.

Inició su ofensiva criminal para sangrar a las masas, debilitarlas, cansarlas, creando la falsa visión que ha recuperado fuerzas y consenso social. Pero las masacres tienen consecuencias irreversibles en la conciencia de las masas. Cada día que pasa Ortega es más impopular, y sufre un enorme aislamiento internacional.

La única manera de revertir los efectos de la ofensiva militar, es subirle la parada al gobierno Ortega-Murillo. Debemos intensificar los esfuerzos para mantener la movilización y los actos de protesta. El Paro Nacional debe ser indefinido y convocado desde los trabajadores. En un contexto de rebeldía y resistencia de masas, la dictadura de Ortega no resistirá mucho tiempo. Tiene los días contados, hagamos ese plazo lo más corto posible.

Hemeroteca

Archivo