Por Sebastián Chavarría Domínguez
Las tensiones entre el gobierno sandinista y la Iglesia Católica parecen haber llegado a su fin. Son muchos los factores que han incidido en este repentino acercamiento. La crisis económica, la elección del nuevo Papa Francisco que tiene un discurso populista de derecha, la elección de monseñor Leopoldo Brenes como nuevo cardenal y la presencia del nuevo nuncio apostólico, monseñor Fortunatus Nwachukwu, son los factores que se han combinado para producir una distensión.
Acercamiento en la Nunciatura
En ocasión de la celebración del centenario de la Provincia Eclesiástica de Nicaragua, en diciembre del 2013, el Papa Francisco envió como delegado especial a monseñor Nicolás de Jesús López, cardenal de Santo Domingo. La presencia de éste y la de Fortunatus Nwachukwu, creó un ambiente de acercamiento, al grado que el presidente Daniel Ortega y la primera dama Rosario Murillo, asistieron a un almuerzo en la Nunciatura Apostólica, en presencia de todos los obispos de la Conferencia Episcopal.
El entonces monseñor Brenes, rememora el ambiente hermoso de esa ocasión: “Es verdad que (en aquel almuerzo) no tocamos puntos cruciales de la problemática nacional; sin embargo, hubo un ambiente muy hermoso en el cual creo que hay indicios de que en unos meses no muy lejanos podamos tener un encuentro, en el cual podamos aportar nuestras sugerencias” (La Prensa, 10/3/2014).
Durante años la Iglesia Católica había solicitado al Instituto de Telecomunicaciones y Correos (TELCOR) que le autorizara un canal de televisión, pero toda gestión había sido en vano. Sin embargo, en diciembre del 2013 el gobierno dio un giro repentino y autorizó sorpresivamente el Canal de la Iglesia Católica, el cual ya está en el aire. Con ello creó condiciones para un mayor acercamiento.
El viejo planteamiento de diálogo
Desde el año 2007, la Iglesia Católica ha insistido en la necesidad de un diálogo. Sobre este planteamiento se han montado, por supuesto, los partidos de la oposición burguesa, para plantear la necesidad de un Diálogo Nacional, es decir, una mesa de negociación política con el gobierno sandinista. El problema ha sido que la oposición burguesa no ha tenido la fuerza suficiente para imponerlo. La Iglesia se ha quedado sola, predicando en el desierto.
Pero a partir del acercamiento ocurrido en diciembre del 2013, ha vuelto a resurgir la abandonada idea del diálogo. El nombramiento de monseñor Brenes como nuevo cardenal, y el recibimiento que le hicieron Daniel Ortega y Rosario Murillo, resucitaron la idea del diálogo. A partir de ese momento, la crítica de la Iglesia bajó de tono, y el gobierno cesó sus ataques mediáticos.
La Conferencia Episcopal se reunió durante 3 días a comienzos de Marzo para analizar la propuesta de diálogo con el gobierno. Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, y uno de los críticos más agresivos contra el gobierno, también cambió su discurso: “Cuando nosotros pedimos diálogo (hace tres años) habían muchas cosas que pudimos haber evitado y resuelto en común acuerdo por el bien del país, ahora ya muchas cosas están decididas, las cosas han cambiado.” (La Prensa, 7/3/2014.
Si, muchas cosas están decididas. El sandinismo logró imponer con su mayoría parlamentaria la reforma constitucional, el nuevo régimen político bonapartista se ha institucionalizado, y ahora se prepara para elegir a 53 altos funcionarios de poderes e instituciones del Estado.
Oportunidad de negociación para la oposición burguesa
La propuesta de diálogo que hizo Ortega a los obispos el pasado 18 de Marzo, coincide en el tiempo con el periodo en que la Asamblea Nacional elegirá a los 53 altos funcionarios. Por ello la oposición burguesa ha aprovechado el momento para exigir un Diálogo Nacional previo a la elección de los 53 altos funcionarios.
Pero la oposición burguesa continúa resquebrajándose ante las maniobras del FSLN. La alianza PLI, en la que participan el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), está dividida ante el problema de la elección. Mientras el PLI tiende a conciliar y exigir su cuota de magistrados en base a su caudal electoral, el MRS es mucho más radical y plantea una negociación global, montándose en los hombros de los obispos.
Víctor Hugo Tinoco, diputado del MRS, insiste en una negociación previa: “Yo creo que si Daniel Ortega quiere demostrar que quiere un Consejo Electoral independiente, tiene que sentarse ya con la Conferencia Episcopal, porque va a ser una payasada sentarse con los obispos después de que ya hayan elegido a los miembros del Consejo Supremo Electoral (CSE) (…) Si aquí no hay Consejo Electoral independiente, aquí no se ha cambiado nada.” (La Prensa, 20/3/2014).
En un tono más conciliador, Wilber López, jefe de la Bancada de la Alianza PLI, declaró: “no solo se encierra en los nombramientos de funcionarios públicos (…) Lo que se debe proponer es que se respeten las leyes en este país.” (La Prensa, 25/3/2014).
¿Cuáles son los temas del diálogo?
Mientras las cartas de invitación van y vienen, la realidad es que los obispos no han dicho cuáles serán los temas de agenda del diálogo con el gobierno. Hasta el momento todo se ha manejado bajo un estricto hermetismo.
La agenda es secreta, aunque los diferentes obispos han hablado de temas distintos: El desempleo, el secretismo de la información pública, el monopolio de los medios de comunicación, la denuncia de grupos violentos en el norte de Nicaragua y la administración de justicia. Incluso el obispo Mata se refirió a la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.
Al parecer hay un acuerdo para que el diálogo se realice después de semana santa, es decir, después de la elección de los 53 altos funcionarios que se realizará el 10 y 11 de abril.
La Iglesia se distancia de la oposición burguesa
Los partidos burgueses pensaron montarse en la Iglesia para obligar al sandinismo a negociar cuotas de poder, pero los obispos han mantenido una actitud mucho más moderada.
El cardenal Leopoldo Brenes aclaró que “Nosotros vamos a exponer nuestros temas desde nuestra posición de pastores no desde posiciones políticas. Nuestro diálogo va desde las inquietudes como pastores, lo político que lo vean los políticos, y lo económico que lo vean los economistas. Nosotros vamos como pastores.” (La Prensa. 26/3/2014).
El nuevo régimen bonapartista ha avanzado arrolladoramente, primero negociando con los grandes grupos empresariales y el COSEP, y ahora impulsa la reconciliación con la Iglesia Católica. Algo grave prevé el sandinismo para actuar de esa manera.
Repasando los conflictos con la Iglesia Católica
Antes del triunfo electoral del año 2006, el FSLN se apresuró a buscar una reconciliación con la jerarquía de la Iglesia Católica. Ese año, los diputados sandinistas votaron a favor de derogar la figura del aborto terapéutico del Código Penal, negando a las mujeres el derecho a decidir sobre su cuerpo.
A pesar del acercamiento, la jerarquía de la Iglesia Católica no avaló la candidatura de Daniel Ortega, salvo el caso excepcional del antiguo archi enemigo Cardenal Miguel Obando y Bravo, que dio un giro de 180 grados en su tradicional oposición al sandinismo.
Durante los primeros meses del segundo gobierno de Daniel Ortega, se mantuvo un expectante status quo entre el gobierno y la Iglesia. Pero ante la denuncia de fraude electoral en las elecciones municipales del 2008, la Iglesia Católica se tornó beligerante, avalando las denuncias de la oposición burguesa, denunciando las tendencias totalitarias y antidemocráticas del gobierno de Daniel Ortega.
Ante la debilidad y fragmentación de la oposición burguesa, la Iglesia Católica comenzó a sustituir, en los hechos, a los maltrechos partidos burgueses.
En mayo del 2009 se reunió en Managua la 32 asamblea ordinaria de la Consejo Episcopal de América Latina (CELAM), el cual emitió una resolución de apoyo a los obispos nicaragüenses. La principal exigencia de la Iglesia Católica fue la de convocar a un “diálogo nacional”; con ello pretendían obligar al gobierno sandinista a adquirir algunos compromisos mínimos para evitar la consolidación de la hegemonía del FSLN sobre el conjunto de la sociedad.
El enfrentamiento entre la Iglesia Católica y el gobierno de Daniel Ortega fue adquiriendo características de guerra total. En los años 2008 y 2009, la posición y el rol del ultraderechista obispo Abelardo Mata se fortaleció de manera acelerada, convirtiéndose en el defensor de grupos armados que resurgían en las montañas del norte.
Pese a la retórica agresiva del obispo Mata, la Conferencia Episcopal no perdió la brújula y siempre planteó la necesidad de un diálogo entre la Iglesia Católica y el gobierno, pero este diálogo no se materializó porque la política del FSLN era la de consolidar el nuevo régimen bonapartista de Daniel Ortega, quebrando en los hechos la institucionalidad del periodo anterior (1990-2007).
Entre las principales y verdaderas causas del conflicto con el gobierno sandinista podemos mencionar: la conversión del Cardenal Miguel Obando y Bravo en ícono gubernamental; el crecimiento de la influencia de las iglesias protestantes, alentadas por el gobierno; el recorte del subsidio estatal a los colegios católicos, el control sobre las donaciones y ayudas a los organismos de beneficencia que son controlados por la Iglesia, etc.
En diferentes Cartas Pastorales los obispos criticaron el endurecimiento del régimen político bajo el segundo gobierno de Daniel Ortega.
En la Carta Pastoral, emitida el 1 de Junio del 2010, la Conferencia Episcopal Nicaragüense llamó a “superar los miedos” en un claro y subliminal llamado a su feligresía a votar por los candidatos de la oposición.
La elección del nuevo Papa Francisco, y el nombramiento de monseñor Leopoldo Brenes como nuevo Cardenal, ha dado un giro a esta situación de prolongado enfrentamiento entre la Iglesia Católica y el gobierno de Daniel Ortega