Por Oliverio Mejía

El 14 de abril de 1920, en la denominada “Semana Trágica”, una heterogénea fuerza de distintos sectores civiles y militares derrocaba al dictador José Manuel Estrada Cabrera, tras una serie de enfrentamientos con las fuerzas represivas leales a la dictadura, instaurando una serie de gobiernos de apariencia democrática hasta la instauración de otra dictadura, la de Jorge Ubico, en 1931.

Los antecedentes

Estrada Cabrera, conocido como Racaraca, fue un abogado formado en el Partido Liberal, que instauró un régimen político oligárquico desde 1871. Fue funcionario de los gobiernos de Justo Rufino Barrios, quien gobernaba desde 1873, así como del gobierno de José María Reina Barrios, siendo secretario de éste en la cartera de gobernación y justicia. Estos gobiernos, producto de la reforma liberal de 1871, rompieron con el orden instaurado por los conservadores y el gobierno Rafael Carrera en 1838 y modificaron el modelo económico, insertando a Guatemala en la división imperialista del trabajo.

Los liberales se caracterizaron por expropiar tierras de la iglesia y las órdenes católicas, así como de las comunidades indígenas (pilares del régimen conservador), cuyos ejidos se privatizaron, quedando algunos en mano de las municipalidades, pero la mayoría en manos de particulares. El objetivo de esto fue acelerar el cultivo de café, con el cual se buscaba competir en los mercados internacionales ante lo cotizado de este producto.

Esto agilizó el proceso de acumulación capitalista -durante los gobierno conservadores habían preservado las formas coloniales de producción-, lo que implicó un verdadero calvario para los pueblos mayas, convirtiéndose en un despojo más, porque además de la expropiación de los ejidos en manos de los denominados ladinos, implicó un sistema para garantizar el trabajo indígena en las fincas cafeteras de la Boca Costa del Pacifico, bajo formas laborales serviles pre capitalistas, así como para mantener fincas de mozos en la región occidental, que en cierta parte del año se volvían jornaleros. A éstos se les adelantaba parte de su salario endeudándolos, y obligándoles así a trabajar en la época de cultivo y de corte en las fincas del sur del país.

Surgió la figura del ladino que, producto del mestizaje entre indígena y europeo, fueron ubicándose por fuera de los llamados Pueblos de Indios de la época colonial. Con apoyo de las autoridades gubernamentales liberales, los ladinos se fueron apropiando de las tierras comunales, convirtiéndose en el sujeto dominante de la época liberal, que por medio de la expropiación fue adquiriendo propiedades comunales. Para sostener esta forma de producción, se instauraron dictaduras como la de Rufino Barrios y Reina Barrios, así como se formó un ejército profesional.

En 1897 se generó un golpe de Estado cívico-militar conocido como la revolución quetzalteca, porque sus instigadores provenían de la ciudad de Quetzaltenango, ante el intento de Reina Barrios de relegirse, hecho que violaba la Constitución de 1871, convocando a una nueva Asamblea Constituyente para eso. Para detenerlo, este movimiento asesinó al dictador; se ha comentado si Estrada Cabrera participó en la conspiración, pero lo cierto es que la aprovechó, pues había sido designado presidencial anteriormente, y, aunque no era ya parte de ese gobierno, logró que el consejo de ministros lo designara presidente provisional. Una de sus primeras acciones fue decretar amnistía a los participantes de la revolución quetzalteca.

La dictadura de Estrada Cabrera

En 1898 Cabrera convoca a elecciones donde participan otros tres candidatos; recordemos que en estas elecciones no participaba la mayoría de la población, sino solo los hombres que podían acreditar propiedades. En estas los opositores denunciaron persecución política, así como el hecho que los partidarios de Cabrera y personal militar cercano a éste, votaron varias veces. La entronización de este abanderado de la Unión Liberal fue tan evidente, que al terminar el evento electoral los otros tres candidatos, dos liberales disidentes y uno del Partido Conservador, tuvieron que huir al exilio.

Su gobierno se caracterizó por una clara restricción de los derechos y las libertades básicas, continuando con la tradición liberal de encabezar dictaduras con asambleas legislativas supeditadas al dictador. Así, el descontento se hizo patente, pues tan solo en los primeros dos años de su gobierno hubo dos rebeliones militares e intentos de invasión de parte de liberales opuestos a Racaraca. Otro ejemplo fue prohibir la recientemente inaugurada Huelga de Todos los Dolores, un desfile bufo de sátira política protagonizada por estudiantes universitarios.

Su dictadura se caracterizó por relegirse, con el respaldo de la Asamblea Legislativa, por tres periodos, 1905, 1911 y en 1917, en elecciones fraudulentas, llegando al grado del ridículo que la cantidad de votantes era mayor que la población guatemalteca de esta época, además con el agravante de que eran antidemocráticas como ya se mencionó más arriba.

En 1901 hubo un amague de guerra con El Salvador, gobernado por Tomas Regalado, por el intento de hegemonizar una unión centroamericana a la fuerza. En 1906 hubo otro intento de invasión de exiliados liberales desde México, en 1907 Cabrera sufrió un atentado terrorista por anarquistas guatemaltecos (los hermanos Echeverria, una familia acomodada). En 1908 un grupo de cadetes, aprovechando las procesiones de semana santa, donde estos iban a participar, ideó un golpe de Estado que fue rápidamente desarticulado. Ese mismo año un cadete, en venganza por el destino de sus compañeros, le disparó a quemarropa, pero, salvándose el dictador, reaccionó fusilando a la compañía de cadetes y disolviendo la Escuela Militar.

Otra característica de su gobierno fue el entreguismo a los intereses imperialistas; por un lado la continuación del despojo de tierras comunales a poblaciones indígenas entregando tierras a emigrados alemanes y belgas en menor medida, para cultivar café en la región de Las Verapaces en el norte del país, que lograron generar una alta productividad, a diferencia de las fincas de la Boca Costa. Por otro lado, en su gobierno inició la concesión de tierras en el departamento de Izabal, en el Atlántico, a empresas productoras de banano de capital gringo, que, en la segunda década del siglo anterior, se concentró en la tristemente célebre United Fruit Company, con presencia en toda la costa Atlántica centroamericana. Se otorgó el derecho a construir una línea de ferrocarriles hasta Puerto Barrios en ese océano a esta empresa, dando origen a la Internacional Railways of Central America y así como brindar energía eléctrica en la ciudad capital a una empresa también de capital estadunidense.

El derrocamiento del dictador Estrada Cabrera

El declive de Estrada Cabrera vino a raíz del terremoto del 17 de noviembre de 1917, que afectó gravemente la ciudad capital y las ciudades del centro del país, así como a raíz de la entrada al territorio de la llamada fiebre española, la primera pandemia globalizada, en parte debido a las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.

Recordemos que a nivel mundial, tras finalizar la Primera Guerra, y como consecuencia de la revolución bolchevique en la Rusia zarista, se instauró la primera revolución socialista, sucediéndose en varias partes del globo revoluciones sociales y políticas; además más cerca del país, se vivía la revolución mexicana, que había derrocado a Porfirio Diaz, un dictador de las mismas características, pero que para ese momento se consolidaban las facciones burguesas dirigidas por los constitucionalistas de Venustiano Carranza en el vecino país.

Todos estos hechos políticos y naturales, repercutieron en el ánimo de las masas cansadas del servilismo, la represión, el despotismo de Estrada Cabrera, que como se dijo, se había religado una cuarta vez en 1917, generando mucha oposición. Además, la naciente clase obrera, que en su mayoría eran trabajadores artesanales y de una que otra industria, como la de Textiles en Cantel o la de cerveza en la capital, que en 1917 había protagonizado una huelga por mejoras salariales, y en 1919 contaba con 39 organizaciones obreras.

Por otro lado, círculos democráticos de la pequeña burguesía y de antiguas familias aristocráticas conservadoras venidas a menos, también exigían derechos democráticos, las cuales, junto al Comité Patriótico de Obreros formaron el Partido Unionista (PU) bajo un derrotero progresista y centroamericanista. Un sector fuerte de esto eran los estudiantes de la universidad pública, cuyo nombre Estrada Cabrera había cambiado, bautizándola con el suyo propio; en los universitarios se reflejaban las reformas de Córdoba, exigiendo una transformación democrática al interior y la autonomía para la universidad, demanda que se mantuvo durante toda la década posterior. Así se fueron generando Círculos Unionistas en las principales cabeceras y la Ciudad de Guatemala.

Por su parte, la Asamblea Constituyente legalizaría el 11 de marzo el PU, el cual convocó a una movilización que concitó el apoyo de toda la población de la capital, la cual fue respondida por disparos de elementos de la policía secreta, mas no así del ejército. El ocho de abril, en parte por la presión del gobierno de Carranza y el de Woodrow Wilson, la Asamblea Constituyente declaró mentalmente incapacitado a Cabrera, rompiéndose así el bloque cabrerista y estableciendo una alianza con los unionistas. Ese órgano eligió a Carlos Herrera, un conservador, como presidente.

El 8 y el 14 de abril de 1920 sucedió lo que la historiografía ha denominado como la Semana Trágica. Ante la negativa de Cabrera de renunciar, éste se refugia en su residencia en La Palma, y con el apoyo de los cuarteles de Matamoros y San José, atacó la base de los Unionistas en la finca El Zapote. Sin embargo, la población organizó barricadas y puestos de control en toda la ciudad, sucediendo una batalla cruenta con una gran cantidad de muertos y con el apoyo de soldados insurrectos que hicieron sublevar a Matamoros, y obligaron a los cabreristas reducidos en San José a rendirse. Así, Cabrera renunció y salió hacia México, mientras varios esbirros de la dictadura fueron linchados en las plazas públicas del país.

El gobierno de Herrera fue débil y asumió cierto discurso nacionalista, negándose a firmar la prórroga a contratos con empresas norteamericanas; por su parte, el Unionismo se desintegró por la incompatibilidad de intereses entre sectores burgueses y obreros; estos últimos aprendieron la lección, formando su propio partido, el Partido Comunista Centroamericano, matriz de los partidos comunistas iniciales en Guatemala, EL Salvador y Honduras y que se adhirió a la Internacional Comunista.

El gobierno de Herrera fue depuesto el 5 de diciembre por un golpe de Estado orquestado por la embajada gringa, imponiendo a un títere de ésta, José María Orellana.

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