Por Leonardo Ixim
El primero de julio de 1984 se realizó la elección para conformar la Asamblea Nacional Constituyente hito que marco la historia actual y que sería el marco en que se realizaría la denominada apertura democrática que daría pie a la firma de los Acuerdos de Paz entre el Estado y la insurgencia.
Al igual que toda Centroamérica, Guatemala sufría desde finales de la década de los setenta del siglo pasado una crisis orgánica de dominación poniendo entre dicho el modelo neo-colonial y en general el sistema capitalista. La crisis mundial del capitalismo provocada por el aumento del precio del petróleo a mediados de la década de los setenta, el aumento de las tasas interés en los países centrales y con ello la deuda de los países subdesarrollados, que además en el caso de los no exportadores de petróleo sufrían grandes déficit en sus balanzas de pagos ajuste que lo pagaba el pueblo ante la pérdida de las ganancias de la burguesía; junto el descalabro el modelo de sustitución de importaciones y los procesos de industrialización mediana, logrando una clase obrera y capas medias con cierto nivel de poder adquisitivo en la sub-región hacia mella en ese momento.
Con ello las luchas sociales y políticas sobre todo del movimiento obrero y campesino y en el caso de Guatemala de las comunidades mayas, estaban al orden del día. Esto se traducía políticamente en una lucha contra las dictaduras militares que en el caso de Guatemala y El Salvador se revestía de un multipartidismo anti-comunista, en el caso de Honduras y Nicaragua compuesto por los partidos tradicionales existente desde hace casi un siglo, aunque en este último era una dictadura unipersonal.
Mientras que en los tres primeros era el ejército como corporación y de carácter bonapartista el ejercía el poder real, en los cuatro países eran regímenes políticos que se podían denominar de Seguridad Nacional, bajo la tutela de Estados Unidos en el marco de la guerra fría donde el control militar de la vida civil y de los servicios de inteligencia financiados y controlados por los gringos, era total. Existieron expresiones socialdemócratas y algunas con horizontes revolucionarios legales, pero generalmente fueron golpeados por la represión; por su parte en el caso de El Salvador, Guatemala y Nicaragua había distintas expresiones guerrilleras con frentes de masas fuertes.
La reacción democrática
El ascenso de la lucha de clases en la sub-región, así como el accionar de una vanguardia política y militar con horizonte en el derrocamiento de las oligárquicas y los regímenes militares, tal como se realiza en Nicaragua en 1979 hecho que asusto a los factores de poder y al imperialismo; pero que para el después no planteaban el socialismo sino enmarcados dentro de la revolución democrática dentro del capitalismo tal como sucedió en este último país. Obligando a los centros de poder del imperialismo a ponerle fin a este ascenso revolucionario a partir de una combinación de tácticas y acciones como la creación de democracias formales capitalistas en toda la sub-región, denominado por la academia reformista como de apertura o transición democrática.
Esta estrategia que nosotros en línea con Nahuel Moreno denominamos de reacción democrática consistió en otorgar algunas concesiones a las masas con el fin de derrotar la movilización revolucionaria de las masas bajo un régimen político con formalidades democráticas. Para tal fin era necesario desmontar los regímenes militares y evitar los escandalosos fraudes que los ejércitos realizaron para mantenerse en los gobiernos, creando nuevas instituciones que garantizaran elecciones libres.
Un paso necesario en esa vía fueron la convocatoria y conformación de asambleas constituyentes aunque en el caso de Nicaragua, el gobierno revolucionario que convoco a una tenía sus características especiales por el asedio militar del imperialismo gringo, asedio que también se completaba en el apoyo al ejército salvadoreño y debajo de agua al guatemalteco pues Jimmy Carter lo había descertificado por graves violaciones a los derechos humanos en 1979, así que la ayuda era por medio de terceros países como Israel, Argentina, Chile, Taiwán y los instructores franceses.
Por tanto la estrategia de derrota a la insurgencia consistía en la derrota militar bajo los Conflictos de Baja Intensidad y la creación de instituciones para un reorganización de los regímenes políticos ahora bajo la fachada de democracias liberales. Esa estrategia global tenía el apoyo levemente de los círculos más guerristas del gobierno de Ronald Reagan, pero sobre todo del apoyo del ala demócrata del establecimiento gringo, las burguesías de la región como México, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica que temían un contagio revolucionario conformando el Grupo de Contadora en 1982 y el respaldo de las burguesías europeas, el establecimiento socialdemócrata y conservador de esos países; la Unión Soviética en proceso de implosión y la burocracia cubana que buscaba como acomodarse en ese contexto y consolidarse al interior de su país. O sea que por varios motivos todos estos factores fueron confluyendo convirtiendo en los hechos en un frente contra-revolucionario.
Las elecciones de 1984 y el proyecto militar
En Guatemala revistió características especiales, lo que se denominó como el proyecto político militar por académicos como Schimmer, Rosada o Torres Rivas, que fue el artificie del retiro del ejército del poder formal inicio contradictoriamente con un golpe de Estado el 23 de marzo de 1982 con el apoyo yanqui quien lo encabezo Enfrían Ríos Montt. El objeto de esta asonada fue arrebatar le el poder a una dirección militar corrupta e inepta que no podía hacerle frente al accionar militar de la recién fundada Unidad Revolucionaria Nacional Guatemala (URNG) y a una posible insurreccione las comunidades mayas del altiplano.
El proyecto en cuestión consistía en la derrota militar de la insurgencia o por lo menos, su neutralización disminuyendo su capacidad ofensiva, la destrucción de las bases sociales de esta sobre todo en regiones mayas de los departamentos de Quiche, Huehuetenango, Sololá, Chimaltenango por medio del terror estatal, la conversión de estas en bases paramilitares del ejército y la apertura política convocando a una nueva asamblea constitucional. Sin embargo, Ríos Montt acusado de genocidio, pretendió mantenerse en el poder en contra del libreto de Washington y fue derrocado por otro golpe de estado en agosto de 1983, pese a contar con alguna base dentro del ejército a partir de una visión tenuemente nacionalista, pero de derecha.
El objetivo fue elaborar una nueva ley de partidos políticos, un organismo electoral “independiente”, un registro de ciudadanos confiable, la convocatoria y realización de las elecciones en cuestión y las generales de 1985, resultando electo el democristiano Vinicio Cerezo.
En las elecciones para la constituyente de 1984 participó el 78.8 por ciento del padrón electoral de un poco más de dos y medio millones de votantes habilitados, eligiéndose diputados para listado nacional y distritales. Coronándose como mayoritario el pronto-fascista Movimiento de Liberación Nacional con 26.14 % con 23 diputados electos en alianza de otro pequeño partido extrema derecha, la conservadora Unión del Centro Nacional con el 23.86 % y 21 diputados, la centro-izquierdista Democracia Cristiana Guatemalteca con 22.73 % y 20 diputados. Otros partidos que consiguieron menos votos fueron los conservadores Partido Revolucionario con 10 diputados, Partido Nacional Renovador y el Partido Institucional Democrático con 5 y el Partido Unificado Anticomunista con uno diputado. Todos estos partidos fueron desapareciendo cerrando un ciclo político.
Participaron comités cívicos departamentales sin lograr ningún resultado sobre saliente, el Frente Unido de la Revolución que representaba la izquierda democrática con un magro resultado y se registraron un altísimo voto nulo y blanco 439,120 para listados distritales y 459,379 para listado nacional; voto que respondió a la política de boicot militar de la URNG mostrado en el repudio de buena parte de la población a la recomposición de las fuerzas conservadoras.
La Asamblea Nacional Constituyente emitió una nueva Constitución Política, varias leyes constituciones como la Electoral y de Partidos Políticos, con carácter de garantista en lo que respecta al cumplimiento de derechos humanos, políticos y sociales. Con un carácter de derivada al no asumir el poder ejecutivo manteniendo al general Oscar Mejía Victores en la presidencia quien siendo ministro de defensa dio el golpe de 1983 y de reconocimiento a los decretos ejecutivos de los gobiernos militares. Así como el predominio de fuerzas conservadoras donde ni siquiera se reconoció el carácter social de la propiedad privada, ni se discutió el carácter atrasado y agrario del capitalismo guatemalteca, fue su naturaleza.
El retorno a la constitucionalidad
El primer hecho fue las elecciones donde resulto victorioso Cerezo de la Democracia Cristiana Guatemalteca en segunda vuelta con 68.37 % sobre Roberto Carpio Nicole de la Unión del Centro Nacional con el 31.63 % de los votos, en ambas vueltas se redujo el voto nulo y el blanco, pero aumento el abstencionismo.
Este candidato y su partido que levantaron un perfil de centro-izquierda logro generar la expectativa para la clase trabajadora de revertir las políticas conservadoras y aunque con enfrentamientos -similares a los gobiernos militares- con el empresariado por el tema fiscal y el papel del Estado en la economía, estableció un pacto con un sector del ejército que se vuelve mayoritario comprometido con el retiro, aunque sea formal de la dirección de este en el Estado. Sector dirigido quien fue unos de los cerebros del proyecto político de los militares y manchado con la represión obviamente, Alejandro Gramajo siendo célebre por su frase, que la política debía ser la guerra por otros medios y lograr así meter a la insurgencia, al redil de la política burguesa.
Este gobierno se caracterizó por mayor nivel de libertades, aunque la represión más selectiva continuó, además se dieron los primeros diálogos con la insurgencia, sin embargo la situación económica del pueblo empeoro registrando al final de su gobierno una inflación altísima marcada por el enfrentamiento con la oligarquía. Posteriormente siguió el gobierno de Jorge Serrano Elías cercano a los círculos protestantes de extrema derecha quien quiso repetir la acción de Fujimori y fue retirado del poder por sectores empresariales y militar, continuo el gobierno provisional del quien era procurador de los derechos humanos, Ramiro de León Carpio. Hasta Álvaro Arzú quien llega al gobierno en 1995 cuando por primera vez una fuerza de izquierda medianamente revolucionaria participa en elecciones el Frente Democrático Nueva Guatemala, en este gobierno termina las negociaciones de paz con la Urng quien firma la paz en enero de 1996.