Por Carlos M. Licona        

El proceso electoral interno de los partidos; Libre, Nacional y Liberal no ha dejado sorpresas, excepto, la gran diferencia con la que Salvador Nasralla ha derrotado a Jorge Cálix en el Partido Liberal, sin embargo, el proceso electoral realizado el domingo nueve de marzo ha sido matizado por el “boicot” inesperado que ha dejado sin aliento a propios y extraños, principalmente en las dos ciudades más importantes del país; Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Las elecciones internas de los tres partidos se realizan simultáneamente, de tal forma que, los representantes acreditados de los movimientos internos de cada partido desde horas de la madrugada se hicieron presentes en los centros de votación. Las horas fueron transcurriendo y el material electoral no llegaba, los votantes esperaban pacientemente, pero, muy pronto la incertidumbre fue invadiendo a la población a medida que avanzaba la mañana, mientras los medios de comunicación, como ya es costumbre, entrevistaban a los personajes visibles de la oposición que, con un guion aprendido culpaban a la familia Zelaya y a la candidata del Partido Libre, Rixi Moncada.

¿Qué pasaba con las urnas?

Los principales detractores del gobierno muy pronto comenzaron a mencionar un fraude planificado desde el mismo gobierno, pero, la pregunta era ¿fraude contra quién? En todo caso, al planificar un fraude, este debe hacerse desde el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE) conformado por Cossette López del partido Nacional, Ana Paola Hall del partido Liberal y Marlon Ochoa del partido Libre, actualmente, la consejera presidenta es la abogada Cossette López del PN, ella escribió en su cuenta X “…hay reportes de buses estacionados en ciertos lugares de la ciudad, no avanza la distribución. Activamos grupos para ir a buscar las urnas y hacer que se reanudaran las rutas a sus destinos…”. Es decir, el boicot se hizo desde los mismos buses que transportaban las urnas, las cuales retuvieron hasta largas horas del día, pero ¿quién contrató estos medios de transporte?

En todas las elecciones anteriores sin excepción, las maletas electorales han sido transportadas por las Fuerzas Armadas, sin embargo, en esta ocasión, el CNE contrató transporte privado para que realizaran esta función, sucediendo lo que ya en todo el mundo se sabe; retuvieron el material lo más que pudieron. Corresponde a los órganos competentes realizar las respectivas investigaciones de esta situación, judicializando a los culpables.   

¿Cuál fue el propósito de esconder las urnas?

En estas elecciones se implementó el aparato biométrico, el votante al presentarse a la Junta Receptora de Votos (JRV) coloca su huella en el aparato quedando registrado inmediatamente, evitando que, fuera a votar a una JRV de otro partido, es decir, el aparato evita que una misma persona vote varias veces, o, que, en una JRV se llenaran las urnas con votos.

El lunes diez de marzo todos los noticieros hablan de “fraude”, entrevistan a los mismos personajes opositores de siempre quienes se desbocan culpando al gobierno, pero, esconden una realidad tan grande como el sol; el verdadero caudal electoral que siempre inflaron desde el 2009 cuando ganó Porfirio Lobo Sosa. Los partidos Nacional y Liberal inflaron las votaciones en las elecciones internas del 2012, 2017 y 2021, quedando ya en evidencia con el uso del aparato biométrico, realidad que no es noticia hoy, porque la invisibilizan con el supuesto “boicot” realizado con la llegada tarde de las urnas a las JRV

¿Fraude? ¿boicot? ¿o maniobra?

Un fraude electoral es una acción ilegal para favorecer a un candidato que no ha ganado un proceso, tal y como lo hizo Juan Orlando Hernández en el 2017 con los “votos rurales”, el boicot es realizar una acción para impedir que el ciudadano no ejerza su voto, lo sucedido el nueve de marzo no es lo uno ni lo otro, ya que, al final, las JRV aunque fueron retrasadas no se evitó la votación, ya una vez instalada la población ejerció el sufragio en su gran mayoría. Sin lugar a dudas que, cuando la izquierda pretenda boicotear un proceso electoral burgués ya tiene una estrategia; mandar a los buses a turistear por todo el país.

Con las enormes diferencias porcentuales entre los ganadores y perdedores de cada partido queda totalmente desvirtuado la denuncia de fraude, el boicot queda dilucidado con la apertura de las JRV y la participación de los votantes hasta altas horas de la noche, lo que sí es evidente es que nadie habla del caudal electoral de cada partido, en el que; la candidata Rixi Moncada aventaja a Nasri Asfura y Salvador Nasralla con bastante diferencia.

Mientras todo este circo sucede, la población vuelve a la realidad esperanzados en seguridad, trabajo, educación, salud y techo.

La izquierda debe iniciar un trabajo de organización desde la base para presentarse como una propuesta realmente revolucionaria, por ahora; todo se mueve en lo que la democracia burguesa desea ofrecer.

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