Por Carlos M. Licona

Durante los últimos 10 años, en el sistema nacional educativo se ha afianzado un grupo de autoridades muy ligado al Partido Nacional. El único mérito de estas tristes personas es proliferarle vivas al dictador y distribuir la bolsa solidaria, pero de lo que menos entienden es de pedagogía, didáctica y estrategias. Pero, sobre todo, no saben nada de lo qué es dar clases y, en todo caso, si lo hicieron ya se les olvidó.

Estas personas, son las mismas que cuando estaba el ya olvidado ministro de educación, Marlon Escoto, se dedicaban a perseguir a los docentes como enemigos de guerra, sin importarles si los oficios emitidos por el ministro tenían vicios ilegales y dictatoriales. El arma a la que siempre acuden es la amenaza permanente de audiencias de descargo para luego suspender a alguien que no les cumpla al pie de la letra, de hecho, a varios maestros les suspendieron y aún se encuentran suspendidos como es el caso del profesor Roberto Ordóñez, director del Instituto Central de Tegucigalpa y quien aún ganando el caso judicialmente, no ha sido reintegrado a sus labores.

Alumnos hambrientos y clases virtuales

El Oficio Circular No. 018-SE-2020, con fecha 27 de marzo, el ministro de educación ordena en el inciso 2 “Durante este tiempo de emergencia nacional se han asignado tareas a los educandos para que las realicen con apoyo de los padres/madres de familia o algún familiar… no todos los niveles educativos y asignaturas se pueden evaluar mediante modalidad virtual ni todos los educandos cuentan con los medios para hacerlo”.

El oficio es preciso y claro, no obstante, directores departamentales, distritales y algunos directores de estos que se creen eminencias en educación, se han asignado voluntariamente la tarea insensible de hostigar a los docentes exigiendo unas “benditas evidencias” de las clases o avances vía digital. Están exigiendo que el docente haga vídeos y los envíe a los grupos de madres/padres de familia y a la vez, que las madres/padres de familia se tomen fotos con sus hijos e hijas y que hagan vídeos de los momentos en que trabajan con los niños, no puede haber algo más estúpido que el estar obligando a la población hambrienta a realizar selfis y vídeos de sus lugares miserables donde viven.

El mismo oficio, recoge en su esencia sobre asignación de trabajos acordes con las competencias tanto de madres como de sus hijos, e igual del docente. Además, bien claro lo dice que dichas asignaciones no serán sujetas de una evaluación sumativa. Estos personajes deberían ser denunciados antes los representantes de derechos humanos y ante la fiscalía de la familia por hostigar a los docentes y exigir sus tales evidencias a madres preocupadas por alimentar a sus hijos.

Las madres/padres deben llegar a un consenso con los docentes para que de acuerdo con sus posibilidades y nivel académico puedan trabajar con los muchachos, entre ellos deben establecer los parámetros de cómo se va a trabajar y sin estar exigiendo por ningún motivo las tales pruebas virtuales.

La emergencia no debe detener la organización y lucha

Los seis colegios magisteriales ya deberían haber aunado esfuerzos por sacar un comunicado donde se denuncie a estos aberrantes mandos intermedios del Partido Nacional e incrustados en el Ministerio de Educación, tras dos semanas de encierro la población ya no tiene dinero ni alimentos en sus casas, incluyendo a los docentes, lo que menos se desea es seguir aumentando la carga de estrés e incertidumbre, la comunicación entre madres/padres de familia que sea para generar conciencia y estrechar esa comunión perdida hace décadas.

Pero también las dirigencias ya deben estarse reuniendo por lo que se viene, en primer lugar, el régimen y la empresa privada van a pasar la factura a la población y a la clase trabajadora. Igual que con el golpe de estado nos cobraron la factura a todos los asalariados, incluyendo a los docentes, lo mismo harán ahora. Aunque no lo hayan dicho, es muy probable que salgan diciendo que por el Estado de Emergencia no darán el aumento de julio, o bien, que impongan cargas tributarias muy altas. La crisis la deben y tienen que pagarla los ricos, para los trabajadores deben aprobarse políticas económicas de alivio real y no engañosos. Ya han planteado, por ejemplo, que los días de cuarentena serán cargados a las vacaciones de los empleados bajo el pretexto de que no haya despidos.

Ardua lucha la que se viene encima.

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