Por Horacio Villegas

Los últimos acontecimientos políticos en Honduras, han hecho resurgir a uno de los espacios que albergan a los actores combativos que asumieron la lucha por la democratización durante la crisis post-electoral en el 2017: los barrios populares; las grandes filas de jóvenes que viven de cerca las arremetidas de la pobreza y la represión estatal, condujeron las acciones de protestas que rebasaron los sonados “comandos insurreccionales”.

Los barrios populares han acogido a diferentes estratos de la sociedad hondureña, entre ellos maestros, estudiantes, trabajadores estatales, trabajadores informales y una gran cantidad de jóvenes sin ocupaciones que viven sin oportunidades, y que además son adiestrados por pandillas y el crimen organizado. Algunos de estos barrios y colonias fueron en su momento inicial, “recuperaciones” de grandes propiedades de terratenientes, por parte de familias completas que migraron del interior del país con dirección a la capital.

Las ciudades fueron creciendo al mismo ritmo de la incipiente modernización del Estado, y ya para los años 70s del siglo XX, los militares atrincherados en los gobiernos, acometieron reformas que dieron vida a varios proyectos de barrios y colonias populares, hoy numerosas como el Hato de Enmedio, la 21 de octubre, el Sitio, entre otros.

Las mismas condiciones políticas que agobiaban antes del nacimiento de los barrios y colonias populares, operan hoy en las situaciones políticas que se presentan: un clima de injusticias provenientes de los gobiernos que acentúan sus políticas en contra de las grandes mayorías que exigen tierras y viviendas, y, por consiguiente, mejores servicios públicos que garanticen el bienestar social.

Si bien es cierto que en los barrios se encuentran quizá la mayoría de activistas de los partidos tradicionales, es allí también, donde se sienten más las arremetidas neoliberales promovidas por los gobiernos de turno. La marginalidad en su faceta más extrema, se ubica precisamente allí, en las viviendas de cartón que apenas poseen un techo y abundan en niños desnutridos y enfermedades causadas por la misma pobreza. ¿Provendrán de aquí los auténticos reclamos populares contra gobiernos nefastos como el que actualmente tenemos? ¡Desde luego!

Las actuales situaciones en marcha, como ser las tomas de carreteras llevadas a cabo por los conductores de camiones de carga pesada, y la pequeña escaramuza a lo interno de las Fuerzas Especiales Cobras, han vuelto a reactivar la lucha en cada barrio y colonia tanto de la capital como de otros departamentos del país. La dinámica de las tomas de calles y puntos estratégicos llevó a situaciones prerrevolucionarias durante el golpe de Estado de 2009, y a condiciones insurreccionales ―solamente detenidas por la falta de claridad y determinaciones de la Oposición encabezada por Salvador Nasralla y Manuel Zelaya― en el fraude electoral de 2017.

El Hato de Enmedio, la Kennedy, la San Miguel, la 21 de octubre, Villa Nueva y Villa Vieja, etcétera, todas colonias estratégicas en el flujo de automóviles que circulan la capital y las salidas al interior, se vieron prendidas en llantas y obstáculos de cualquier tipo, hace algunos días mientras se gestaba de nuevo la insurrección popular.

Es momento de organizar los barrios y colonias populares, pues en su interior se encuentran los próximos revolucionarios que no tienen nada que perder ante una dictadura que ha incrementado la pobreza, y que además promueve la desigualdad y el servilismo a los Estados Unidos de Norteamérica.

La dinámica del gobierno ante las jornadas de protestas y el accionar de la Plataforma

Al estallar la lucha de médicos y maestros, y al derogarse, consecuentemente, los dos decretos ejecutivos PCM, el gobierno lanzó luego la propuesta de diálogo para sentarse con estos sectores en varias mesas de negociación, que pretendían darle fin a la justa huelga de los gremios en lucha. Los nacionalistas han desplegado paralelamente a las movilizaciones de la Plataforma, a su base social, los fines de semana bajo el lema “queremos paz”, que no es más que una estrategia que pretende hacer medición de fuerza. La mesa de diálogo se instaló el jueves 13 de junio del presente año, en donde la gran mayoría de funcionarios del gobierno aglomeraba los asientos de semejante embuste o monólogo.

“El presidente de Honduras Juan Orlando Hernández fue el encargado de liderar este jueves la instalación de la mesa de diálogo convocada para tratar la problemática que viven los sectores de Salud y Educación a nivel nacional, y que ha mantenido en las calles a maestros, estudiantes y médicos en las últimas cinco semanas… fueron invitados los dirigentes magisteriales, el gremio médico, sociedad civil, empresa privada, líderes diplomáticos y delegados del G16, así como Igor Garafulic, representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)…” (El Heraldo, 13 de junio de 2019).

La Plataforma de defensa de la salud y la educación propuso, ante la común falsedad que el gobierno manifiesta en los medios de comunicación, un diálogo alternativo, que tuvo como principal tarea, afianzar la comunicación con demás sectores que tienen gran interés en la resolución de los problemas que aquejan el sector salud y educación.

“Sobre el primer ejercicio del diálogo alternativo, Figueroa dijo que el resultado será establecer un diagnóstico situacional de ambos sistemas. Esto permitirá revelar la real situación y profundizar en las transformaciones institucionales que se requieran en el corto, mediano y largo plazo.” (El Tiempo Digital, 10 de junio de 2019).

Hasta el momento, las movilizaciones aun forman parte de las convocatorias de la Plataforma. En varias discusiones que surgieron en el momento de la lucha gremialista y en el curso de las protestas barriales, se ha colocado sobre la mesa la política de ensanchar el espacio que la Plataforma ha manejado hasta el momento con cautela. Las preguntas que rondan entre los que seguimos esta lucha de profesionales de la medicina y la educación de cerca, es: ¿hasta dónde llegará la lucha estrictamente gremialista?, ¿será el momento de preparar un programa de transición que reclame la salida del gobierno y ponga sobre el centro de la discusión la convocatoria a elecciones? Las propuestas tienen que surgir de los sectores que han asumido la lucha permanente en contra de la dictadura, y que además creen en la conformación de una Plataforma que albergue a los movimientos sociales, a los estudiantes organizados, a colectivos de mujeres, a organizaciones civiles distantes del gobierno y partidos de izquierda.

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