Por Sebastián Ernesto González

No hay duda de que la base mantiene las esperanzas de luchar nuevamente, y no es para menos; los paquetazos fiscales aprobados durante los gobiernos de Porfirio Lobo y de Juan Orlando Hernández, tienen al borde de la miseria a la clase trabajadora, que es el sector más golpeado en esta arremetida neoliberal postgolpista.

Como es costumbre desde el 2009, el 15 de septiembre, día en que se celebra el aniversario de la independencia de Centroamérica, en Honduras, el Frente Nacional de Resistencia Popular convoca a movilización en las principales ciudades del país; en el caso de Tegucigalpa en el Boulevard Morazán, de forma paralela al desfile oficialista que se realiza partiendo del Boulevard Suyapa hacia el Estadio Nacional.

Campaña desmovilizadora del gobierno de JOH

Temiendo que este año el FNRP opacara el desfile oficial como en los años anteriores, el gobierno de JOH derrochó una millonaria cantidad de dinero para motivar a los ciudadanos a que llegaran al Estadio Nacional. Según algunos informantes se obsequiaron hasta 200 lempiras a las personas que asistieron, se acaparó un gran porcentaje del transporte público para trasladar a las personas y se cerraron muchas calles que daban acceso al Boulevard Morazán, lugar donde había convocado el FNRP.

Pero también entró en escena el Ministro de educación Pública. Marlon Escoto amenazó constantemente a los docentes y alumnos integrantes de bandas de colegios, diciendo que todo aquel que se presentara a la movilización del FNRP con distintivos de los institutos sería sancionado. Por otro lado, obligó a todos los institutos y escuelas a participar en los desfiles, en caso contrarios habrían despidos. Como hay que recordar, en el 2013, el Director del Instituto Central, Roberto Ordóñez, fue despedido ilegalmente por el Ministro Escoto, bajo el argumento de que no había desfilado con el Instituto Central. Roberto Ordóñez aún pelea administrativamente el caso.

Bases rebasan las expectativas del FNRP

A la par de la campaña represiva del gobierno, se notó la poca publicidad hecha por la dirigencia del FNRP para convocar a la movilización. Tal y como es costumbre en las diferentes dirigencias del sindicalismo y de organizaciones de masas del país, se quedaron con la creencia de que con la lectura de un documento basta y sobra para que la base se movilice.

Sin embargo, la movilización fue multitudinaria, las personas participantes buscaron sus propios medios para trasladarse al lugar convocado y poder repudiar el gobierno de JOH; la base se movilizó por el deseo permanente de luchar, de protestar y de exigir. De condenar a los que venden al país a pedazos, de condenar a los que aprueban políticas económicas inhumanas, de condenar a los que han eliminado conquistas a los trabajadores. Nuevamente, renació el anhelo de transformar el país, de lanzar a los cuatro vientos un ¡Basta de tanto atropello!

¡A movilizarnos sistemáticamente por un aumento general de salarios!

La dirigencia ha visto cómo el día del trabajador y el 15 de septiembre la base ha salido masivamente a movilizarse para condenar al régimen, sin embargo, la coyuntura actual no permite una movilización como las logradas en la lucha en contra del golpe de Estado. Una vez consolidado el sector golpista, a los gobernantes ya no les importa violentar las leyes para mantener inmovilizados a los trabajadores mediante la amenaza del despido. Así lo han demostrado la Rectora de la UNAH, Julieta Castellanos o el Ministro Escoto.

Actualmente, el gobierno se encuentra sacrificando al pueblo para lograr la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre las exigencias del Fondo está el congelamiento de salarios y el encarecimiento de la energía eléctrica; a la par de estas medidas sigue la devaluación del lempira, que termina encareciendo muchos productos como el combustible. Es el momento para que el sector trabajador elabore una estrategia de lucha con la exigencia de un aumento general de salarios y la rebaja a los precios de los servicios públicos y de la canasta básica.

Se debe ir preparando con las bases, mediante jornadas de discusión, protestas después de las jornadas de trabajo, para que culminen en una jornada nacional y general de movilización, emulando la del 26 de agosto del 2003.

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