Por Maximiliano Fuentes

Recientemente nos ha llegado el nuevo ejemplar de El Trabajador,  prensa de una fraccion minoritaria del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), afiliado a la corriente Socialismo o Barbarie (SoB). Mismo que hemos estudiado sin prejuicios, con mentalidad crítica y receptiva. Actitud que ha sido parte de nuestra joven tradición. De igual manera y con el mismo ímpetu revolucionario damos lectura  a la prensa de las otras organizaciones de izquierda de Honduras, a saber: Los Necios, Nueva Democracia, URP y las distintas posiciones del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). Así como las distintas publicaciones de los compañeros y compañeras que con su esfuerzo aportan a la construcción de una teoría política revolucionaria.

Al dar lectura al periódico de los compañeros del PST, en uno de sus artículos encontramos algunas posiciones del camarada Carlos Amaya en relación a la ruptura con un sector mayoritario de ese partido. Entre tantas cosas, Amaya pretende justificar el rompimiento de la mayoría de los compañeros y justificar el descalabro de su organización. Hecho poco novedoso para los distintos sectores de la izquierda revolucionaria hondureña, dado que desde hace mucho tiempo la organización política conducida por el Carlos Amaya viene en un proceso de descomposición interna. Situación que se muestra en su prensa, posturas y publicaciones. Para resumir lo anterior, basta remitirnos a sus planteamientos durante las distintas luchas contra el golpe de estado, por cierto escasas y poco compartidas.

Al margen de sus orientaciones, nuestra actitud fue la de estrechar posiciones y abrir la discusión en el marco del respeto y la camaradería, pese  que en diversas ocasiones le prohibían a sus miembros intercambiar palabras con nuestros compañeros o secciones hermanas. En su aislamiento político, producto de posiciones sectarias y burocráticas de la dirección encabezada por Amaya, nuestra actitud fue la de acercarnos a los compañeros, realizar una amplia unidad de acción y posicionar políticas, pero el sector encabezado y representado por el compañero Amaya siempre se opuso y hizo caso omiso a nuestros llamados. No diremos que somos los mejores analistas o los mejores cuadros políticos, eso sería faltarle el respeto a las distintas organizaciones de la izquierda hondureña, que durante décadas han forjado su tradición y han contribuido en los distintos procesos de transformación de la sociedad hondureña.

Ante el reconocimiento de nuestros limites, experimentamos la necesidad de construir proyectos unitarios en el marco de la democracia obrera. Por eso nos extraña que el compañero señale tajantemente que el (PSOCA) “…..estuvo en contra de la Candidatura Popular Independiente”. Ninguna de nuestras posiciones o artículos de prensa manifiesta semejante juicio. Pensamos que el compañero hubiese sido explicito en la sustentación de su argumento. Por otro lado,  estamos seguros que ninguna organización de izquierda, gremialista o sindical -en principio- no debería de mostrar desacuerdos con la constitución de un partido político que represente y defienda los intereses de clase. Solo el hecho de pensarlo, sería un aberrante error. Pero si Carlos Amaya se refiere a nuestros emplazamientos por la no participación electoral en el marco de la ilegitimidad y de la violación profunda de los derechos humanos, durante el golpe de estado, en eso le concederemos la razón.

Siempre llamamos a boicotear las elecciones de los golpistas y a la no participación de las candidaturas obreras e independientes en el circo montado por los violadores del orden constitucional. Lastimosamente, en ese proceso vimos titubear a Carlos H. Reyes que siempre puso como condición única de su participación el retorno de Manuel Zelaya Rosales al poder.

Finalmente, el compañero Carlos H. Reyes desistió de sus aspiraciones electorales porque Roberto Michelletti se mantuvo en la presidencia hasta la asunción ilegitima y antidemocrática de Porfirio Lobo Sosa. Por otro lado, el camarada Amaya se refiere a nosotros como “ultraizquierdistas” y “oportunistas”. Si defender una política revolucionaria es “ultra izquierdismo” entonces lo aceptamos con responsabilidad. No ceder en nuestros principios es uno de las herencias históricas que deseamos conservar. Pero ser “ultraizquierdista” no significa ser sectario o compenetrarse de posturas dogmáticas y hacer de una de las visiones más sólidas de la realidad una religión ultra conservadora.

Anteponemos  la crítica como elemento epistémico, ontológico y gnoseológico. Pero sobre todo, reconocemos los errores que cometemos en los distintos procesos, ya que no nos consideremos los dueños de la verdad o los genios de la política. Esa es la tradición que estamos forjando. Esa es la herencia de Manuel Flores Arguijo y los demás compañeros que aportan para la consolidación del proyecto del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA). Sobre el injustificado epíteto de “oportunistas”, estamos convencidos que hasta el momento hemos sido fieles a los intereses de la clase obrera y los desposeídos de este mundo. Tal ha sido nuestro apego a los principios que nos ha costado la vida de un compañero. Porque si el camarada Amaya no lo recuerda, José Manuel Flores Arguijo fue asesinado por los entes represivos del Estado por su entrega, convicción y moral revolucionara.

Una organización que se doblega y agarra las migajas de sus enemigos no cuenta con mártires, por lo menos en su etapa de plena de beligerancia revolucionaria.  Hasta el momento no queríamos ser partícipes de la crisis, ruptura y de todo el polvo levantado por la disolución del PST. Pero cuando el camarada Amaya utilizan falsas caracterizaciones para esconder sus evidentes errores políticos nos sentimos comprometidos a asumir la legítima defensa de nuestro partido, el PSOCA. Sostenemos  que los camaradas que libraron una batalla contra los métodos sectarios y burocráticos, que ha llevado a la ruptura con su dirigente histórico, Carlos Amaya, son parte de una generación valiosa que atesoran los elementos fundamentales de nuestra historia revolucionaria.

A diferencia de lo manifestado por los compañeros de la corriente SoB que los llaman  un “sector sin principios”, “tragloditas”  y los “más atrasados”, nosotros pensamos que solo el hecho de haber emprendido la batalla contra el burocratismo les hace ser cualitativamente superiores. Así que, adelante compañeros y compañeras, dejemos atrás los errores cometidos y empecemos a fundar una nueva tradición.

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